El órgano enfermo es la economía que tiene ocluidas la producción y la distribución.
Colombia se presenta como país mundialmente situado en la parte más septentrional de Sudamérica, cuenta con una geografía variada, es decir, es un país de regiones tiene una abundancia de recursos naturales, entre ellos energéticos, es una franja verde del mundo y cuenta con una población heterogénea, inteligente, hábil, recursiva y dinámica.
Colombia cuenta con condiciones suficientes, solo debe procurar utilizar bien sus recursos para que así pueda transformarse en una despensa mundial. Pero nuestro país rico y bien situado, con costa en los océanos atlántico y pacífico, pero está enfermo, Colombia se puede decir depende del exterior no en condiciones de interdependencia sino de dependencia histórica.
Internamente está desastrosamente organizada, especialmente desde el punto de vista económico, por la concentración de riqueza que ha producido y la marginación consecuente que experimenta la mayoría de la población. Nosotros los colombianos, nos debatimos entre el individualismo, la concentración y desunión que han producido una sociedad enferma, obviamente, que una sociedad enferma produce asociados también enfermos como quien dice, el daño ha hecho metástasis, invade sin excepción todos los órganos del cuerpo nacional.
Ojalá que el presidente en ejercicio asuma este reto con responsabilidad como para que no se produzca un derrumbe nacional, el daño más que social es económico, como quien dice, sintéticamente podemos diagnosticar que el órgano de la nación colombiana es la economía. Es como un hígado hinchado, algunos de cuyos componentes, muy pocos se apropian de la riqueza, o sea, de los glóbulos rojos, de acuerdo con el símil el cuerpo social es anémico, como quien dice, nos parecemos en el color a los japoneses, claro que nosotros estamos amarillentos, pero de hambre.
De acuerdo con lo anterior a cualquier ángulo del panorama social que se le mire, la situación resulta desconsoladora. La desnutrición invade progresivamente mayores porciones de población y la asistencia social y hospitalaria se restringe a la protección de cada vez más a limitados sectores, el déficit educativo en todas sus escalas crece alarmantemente, la falta de vivienda, la carencia de oportunidades y los índices de la pobreza envuelven a ritmo inquietante, vasta mayoría y ensanchan sin pausa los linderos de desigualdad de nuestra Patria.
Se puede decir que la organización económica colombiana, en efecto es deficitaria lo que es lo mismo, está hecha para un país de 25 millones de habitantes y tiene ya 50 millones, ya se enrumbará a los 60 que anuncian para el 2030. Como dicen los médicos hay una estrechez coronaria que se ha hecho crónica. La economía se administra para atender simples demandas para los que tienen con qué pagar y para exportar. El resto que se funda.
Estamos frente a un país con sus fuerzas productivas completamente encadenadas, importando comida tan elemental como maíz y frijol que es de lo que tradicionalmente hemos vivido, a esos límites hemos llegado.
La organización económica colombiana esta artificialmente consternada. La maneja una minoría de financistas y capitanes de industria y comercio largamente establecidos apoyados por economistas monetaristas formados en el exterior, dedicados a mover dinero en tramites especulativos, a producir bienes y servicios en beneficio de sí mismos a exportar todo lo que encuentran, ocasionalmente a especular con las facilidades que le dan los gobiernos para que muevan su economía.
Así concentran los beneficios de una nación en desacuerdo de una mayoría tradicionalmente marginada.
Unos concentran, mientras que la población queda sin nada. Entonces el órgano enfermo es la economía que tiene ocluidas la producción y la distribución. La producción aniquilada por importaciones de productos corrientes al lado de productos suntuarios, la distribución por la concentración del dinero y su manipulación especulativa, francamente concupiscente.
Esperemos para vivir el manejo económico que pueda desarrollarse en nuestro país con las reformas que lleguen a ser implementadas. Ojalá sea para bien. Finalmente concluir que en todo el mundo hay que cambiar las estrategias de producción, lo que nos llevará a aplicar la economía circular y al uso racional de los recursos naturales lo que en resumidas cuentas preservará y recuperará a la naturaleza con toda su biodiversidad para bienestar de todos los habitantes de la tierra, cabe aquí promocionar lo que tanto preconiza el ingeniero amigo Gustavo Arregocés: “Pensar globalmente y actuar localmente”, basado a que en la tierra no todas las naciones presentan las mismas condiciones de contaminación que contribuyen al cambio climático y este problema no conoce frontera ni admite tregua por nuestra supervivencia en el planeta.
Por: Hernán Maestre Martínez/ ESPECIAL PARA EL PILÓN
El órgano enfermo es la economía que tiene ocluidas la producción y la distribución.
Colombia se presenta como país mundialmente situado en la parte más septentrional de Sudamérica, cuenta con una geografía variada, es decir, es un país de regiones tiene una abundancia de recursos naturales, entre ellos energéticos, es una franja verde del mundo y cuenta con una población heterogénea, inteligente, hábil, recursiva y dinámica.
Colombia cuenta con condiciones suficientes, solo debe procurar utilizar bien sus recursos para que así pueda transformarse en una despensa mundial. Pero nuestro país rico y bien situado, con costa en los océanos atlántico y pacífico, pero está enfermo, Colombia se puede decir depende del exterior no en condiciones de interdependencia sino de dependencia histórica.
Internamente está desastrosamente organizada, especialmente desde el punto de vista económico, por la concentración de riqueza que ha producido y la marginación consecuente que experimenta la mayoría de la población. Nosotros los colombianos, nos debatimos entre el individualismo, la concentración y desunión que han producido una sociedad enferma, obviamente, que una sociedad enferma produce asociados también enfermos como quien dice, el daño ha hecho metástasis, invade sin excepción todos los órganos del cuerpo nacional.
Ojalá que el presidente en ejercicio asuma este reto con responsabilidad como para que no se produzca un derrumbe nacional, el daño más que social es económico, como quien dice, sintéticamente podemos diagnosticar que el órgano de la nación colombiana es la economía. Es como un hígado hinchado, algunos de cuyos componentes, muy pocos se apropian de la riqueza, o sea, de los glóbulos rojos, de acuerdo con el símil el cuerpo social es anémico, como quien dice, nos parecemos en el color a los japoneses, claro que nosotros estamos amarillentos, pero de hambre.
De acuerdo con lo anterior a cualquier ángulo del panorama social que se le mire, la situación resulta desconsoladora. La desnutrición invade progresivamente mayores porciones de población y la asistencia social y hospitalaria se restringe a la protección de cada vez más a limitados sectores, el déficit educativo en todas sus escalas crece alarmantemente, la falta de vivienda, la carencia de oportunidades y los índices de la pobreza envuelven a ritmo inquietante, vasta mayoría y ensanchan sin pausa los linderos de desigualdad de nuestra Patria.
Se puede decir que la organización económica colombiana, en efecto es deficitaria lo que es lo mismo, está hecha para un país de 25 millones de habitantes y tiene ya 50 millones, ya se enrumbará a los 60 que anuncian para el 2030. Como dicen los médicos hay una estrechez coronaria que se ha hecho crónica. La economía se administra para atender simples demandas para los que tienen con qué pagar y para exportar. El resto que se funda.
Estamos frente a un país con sus fuerzas productivas completamente encadenadas, importando comida tan elemental como maíz y frijol que es de lo que tradicionalmente hemos vivido, a esos límites hemos llegado.
La organización económica colombiana esta artificialmente consternada. La maneja una minoría de financistas y capitanes de industria y comercio largamente establecidos apoyados por economistas monetaristas formados en el exterior, dedicados a mover dinero en tramites especulativos, a producir bienes y servicios en beneficio de sí mismos a exportar todo lo que encuentran, ocasionalmente a especular con las facilidades que le dan los gobiernos para que muevan su economía.
Así concentran los beneficios de una nación en desacuerdo de una mayoría tradicionalmente marginada.
Unos concentran, mientras que la población queda sin nada. Entonces el órgano enfermo es la economía que tiene ocluidas la producción y la distribución. La producción aniquilada por importaciones de productos corrientes al lado de productos suntuarios, la distribución por la concentración del dinero y su manipulación especulativa, francamente concupiscente.
Esperemos para vivir el manejo económico que pueda desarrollarse en nuestro país con las reformas que lleguen a ser implementadas. Ojalá sea para bien. Finalmente concluir que en todo el mundo hay que cambiar las estrategias de producción, lo que nos llevará a aplicar la economía circular y al uso racional de los recursos naturales lo que en resumidas cuentas preservará y recuperará a la naturaleza con toda su biodiversidad para bienestar de todos los habitantes de la tierra, cabe aquí promocionar lo que tanto preconiza el ingeniero amigo Gustavo Arregocés: “Pensar globalmente y actuar localmente”, basado a que en la tierra no todas las naciones presentan las mismas condiciones de contaminación que contribuyen al cambio climático y este problema no conoce frontera ni admite tregua por nuestra supervivencia en el planeta.
Por: Hernán Maestre Martínez/ ESPECIAL PARA EL PILÓN