En Colombia está ocurriendo un fenómeno demográfico que pasa casi desapercibido, pero que marcará nuestro futuro como nación. El último informe del DANE confirma lo que ya se venía advirtiendo. En 2024 se registraron 453.901 nacimientos, la cifra más baja en diez años y un 12% menos que en 2023.
Entre enero y julio de este 2025 la tendencia no mejora: apenas 243.870 nacimientos, un 6% por debajo del mismo periodo del año anterior. La tasa global de fecundidad en 2024 fue de 1.1 hijos por mujer, por debajo del nivel de reemplazo poblacional (2.2 hijos por mujer).
En 2024, se reportaron 275,778 defunciones, un aumento del 2.7% respecto a 2023. En 2025, entre (enero y julio) se han registrado 163.711 muertes, lo que representa un incremento preliminar del 1%. La principal causa de muerte en Colombia sigue siendo el infarto agudo de miocardio con 42.142 casos en 2024 y en lo que va de 2025 alrededor de 25.246.
Le siguen el EPOC, las agresiones con arma de fuego, las neumonías y la diabetes tipo 2. Para el departamento del Cesar la variación 2015-2024 fue de -28.7 y la variación 2023-2024 fue de -19.4.
Esta caída en el nacimiento de niños en nuestro país genera preocupación en muchos sectores, en razón de las incidencias que trae la baja natalidad. Según entrevistas analizadas por radio, televisión, prensa escrita y lo que podemos observar en nuestro diario vivir, se podría decir que son muchas las causas que explican este fenómeno.
La familia tradicional conformada por padre, madre e hijos ha sufrido un cambio cultural, ya no se percibe como un mandato social obligatorio, especialmente entre la población juvenil. Es muy común ver que en nuestras ciudades, las mascotas han ganado un espacio protagónico en esa generación, que con mayor frecuencia prefiere un perro, gato u otro animal de compañía en lugar de un hijo. Los hogares unipersonales también han venido en aumento, fenómeno que no es exclusivo de los jóvenes, cada vez más adultos mayores viven solos, lo que también incide en la baja natalidad.
Una segunda causa es la incertidumbre financiera. El palo no está para hacer cucharas, diríamos en el Caribe colombiano. La situación del país no es la mejor, el alto costo de la vida, dificultad en adquirir vivienda, falta de estabilidad laboral, entre muchas causas, genera incertidumbre. Por eso, muchas parejas no tienen como opción ampliar su familia ante los temores a un mañana incierto.
Aunado a esta coyuntura existe una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral y en el acceso a la educación universitaria, lo cual retrasa la edad promedio para tener su primer hijo. Estas y otras razones explican las causas de la baja natalidad.
Si en Colombia llueve en otras latitudes no escampa. La misma problemática se ve reflejada en países desarrollados y en vías de desarrollo. Tal es el caso de Japón, Corea del Sur, España e Italia. Han presentado similar fenómeno a niveles históricos, con menos de 1,3 hijos por mujer. En América Latina, Chile, Brasil y México también registran descensos significativos. Diferente estadística encontramos en algunos países africanos como Nigeria, Níger o Etiopía, donde las tasas de fecundidad siguen siendo altas, superando los 4 o 5 hijos por mujer.
El gobierno en todos sus niveles (nacional, territorial y local) debe trabajar de manera inmediata en la formulación de políticas públicas para atacar esta problemática. La investigadora de la Universidad Javeriana, Ángela Vega, destaca que el envejecimiento de la pirámide poblacional pone en jaque la sostenibilidad del sistema de pensiones del país.
Como son los trabajadores activos los que financian el retiro de los jubilados, es una mala noticia que cada vez menos jóvenes ingresen a la fuerza laboral para cotizar a pensiones, y que cada vez sea más grande la masa de adultos mayores demandando su jubilación.
La salud pública también deberá adaptarse a una población más envejecida, con enfermedades crónicas y más necesidades de cuidado, lo que encarece el sistema de salud. Desde el punto de vista social, una baja natalidad trae consigo una transformación del mercado interno ya que se demandarán menos bienes y servicios para la niñez y juventud, en aumento hacia los adultos mayores.
También habrá cambios en la educación, la vivienda y la planeación urbana. En lo económico al haber menos fuerza laboral joven, el crecimiento de la economía se verá afectado
¿Estamos preparados para una Colombia con menos niños y más adultos mayores?
Por Wynter Díaz











