He decidido desempolvar uno de mis escritos sobre el Río Guatapurí, para unirme a los voces que vienen clamando por su recuperación, en especial este Diario, la emisora Maravilla Stereo, Amigos del Río Gutapurí, las campaña que han desarrollado los directivos del Centro Comercial Plaza Guatapurí (Balneario Hurtado) vecino al centro comercial en mención, que incluye […]
He decidido desempolvar uno de mis escritos sobre el Río Guatapurí, para unirme a los voces que vienen clamando por su recuperación, en especial este Diario, la emisora Maravilla Stereo, Amigos del Río Gutapurí, las campaña que han desarrollado los directivos del Centro Comercial Plaza Guatapurí (Balneario Hurtado) vecino al centro comercial en mención, que incluye variedad de actividades: recreativas, lúdicas, culturales.
Esta arteria fluvial es parte de nuestra esencia, uno de los elementos que nos identifica, como patrimonio ecológico, entorno geográfico que al lado de la Sierra Nevada de Santa Marta, del río Badillo y Cesar son motivo de inspiración de nuestros compositores.
A propósito Eduardo Galeano en su obra ‘Los hijos de los días’, habla sobre el agua y dice:
De agua somos
Del agua brotó la vida, los ríos son la sangre que nutre la tierra,
Y están hechas de agua las células que nos piensan
Las lágrimas que nos lloran y la memoria que nos recuerda.
La memoria nos cuenta que los desiertos de hoy, fueron los bosques de ayer,
Y que el mundo seco, supo ser mundo mojado,
En aquellos remotos tiempos en que el agua y la tierra eran de nadie
Y eran de todos.
¿Qué haremos nosotros presenciando la agonía de nuestros ríos en quienes se han inspirado nuestros cantautores con bellas canciones?, Caso de Nicolás Maestre Martínez con ‘El Rey del Valle’, una de cuyas estrofas, dice:
Bajando desde lo alto de la Sierra majestuosamente viene deslizándose hasta aquí / cruzando montes, valles y praderas / y regando arroceras, nos baña el Guatapurí / Él viene desde la Sierra Nevada / y todas sus aguas arhuacas se las dona al Río Cesar / y jugando contra sus orillas choca / y sus aguas que van locas se ríen de Valledupar / De día la lavandera lo besa / Y de noche la luna lo abraza / Y si arriba le cae un aguacero crujen los peruétanos de miedo.
Desde la fundación de la ciudad, la historia nos habla de su importancia, así como los viajeros que llegaron en la primera mitad del siglo XVII.
En La Floresta Nicolás De la Rosa, dice “Tiene la ciudad del Valle por la parte de Oriente y en distancia de media legua, cuatro ríos de riquísima agua que, fertilizando todos aquellos llanos, montes y vegas deleitosas y dilatadas, desaguan en Cesar, los cuales se nombran la Pedregosa, Zagarriga, la Canoa y Guatapurí, Este es el inmediato de que se provee la ciudad, y sin embargo de ser agua clara, fresca y delgada…”Es ese el río Guatapurí, ligado , a las distintas etapas de nuestra historia. Forma parte del sistema hidrográfico de la Sierra Nevada de Santa Marta. Nace en noble cuna en la parte alta de la Sierra a una altura de 4.400 metros sobre el nivel del mar, en unas pequeñas lagunas: la Naboba y Curigua. Es el sitio sagrado denominado Abusiyiwa. Sus aguas recorren las montañas hacia la planicie conservando la temperatura propia del páramo, en un área de 90 mil hectáreas. En su recorrido recibe las aguas de los ríos Capitanejo, Curiba, Los Mangos, Donachui el más caudaloso de sus tributarios.
Sus aguas están distribuidas en todos los pisos térmicos así: En la parte alta mide 42 kilómetros y se extiende desde la laguna Naboba hasta San José Cominos de Valerio. La parte media mide 22 kilómetros, va desde Cominos de Valerio hasta el puente del balneario Hurtado. La parte baja va (iba la mayor parte del tiempo permanece seco) de Hurtado hasta la desembocadura del río Cesar, mide 14 kilometros. (Fuente-. Corpocesar).
Si el Maestro Rafael Escalona estuviese aún entre nosotros, quizá no hubiera podido inspirarse para crear “la creciente del Cesar:” Ta lloviendo en la Nevada arriba e’ Valledupar / apuesto a que el río Cesar crece por la madrugada/ Maye no le tengas miedo…
Todos conocemos su importancia para Valledupar y las demás poblaciones por donde hace su recorrido por su utilidad y privilegiada situación geográfica, además por el uso intensivo para el riego de arrozales, potreros, cultivos de pan coger en las zonas planas. Para la recreación, deleite de su belleza, en especial en el balneario Hurtado el más cercano a la ciudad, muy apreciado además por los turistas. Hay otros motivos que se me escapan. Para que nuestro río no muera y supere su lenta agonía, está pidiendo a gritos un plan integral de conservación y mantenimiento cuya responsabilidad está a cargo de los organismos del ramo.
Es importante el uso social del agua. La presión demográfica y la mala utilización y contaminación del agua, la tala indiscriminada de bosques, las quemas traen consigo la erosión, disminución de los caudales, extinción de las especies nativas. Por esto las autoridades ambientales deben estar atentas a este deterioro progresivo para lo cual además de adoptar acciones de control que permitan evitar la degradación del ecosistema.
Giomar Lucía Guerra Bonilla
He decidido desempolvar uno de mis escritos sobre el Río Guatapurí, para unirme a los voces que vienen clamando por su recuperación, en especial este Diario, la emisora Maravilla Stereo, Amigos del Río Gutapurí, las campaña que han desarrollado los directivos del Centro Comercial Plaza Guatapurí (Balneario Hurtado) vecino al centro comercial en mención, que incluye […]
He decidido desempolvar uno de mis escritos sobre el Río Guatapurí, para unirme a los voces que vienen clamando por su recuperación, en especial este Diario, la emisora Maravilla Stereo, Amigos del Río Gutapurí, las campaña que han desarrollado los directivos del Centro Comercial Plaza Guatapurí (Balneario Hurtado) vecino al centro comercial en mención, que incluye variedad de actividades: recreativas, lúdicas, culturales.
Esta arteria fluvial es parte de nuestra esencia, uno de los elementos que nos identifica, como patrimonio ecológico, entorno geográfico que al lado de la Sierra Nevada de Santa Marta, del río Badillo y Cesar son motivo de inspiración de nuestros compositores.
A propósito Eduardo Galeano en su obra ‘Los hijos de los días’, habla sobre el agua y dice:
De agua somos
Del agua brotó la vida, los ríos son la sangre que nutre la tierra,
Y están hechas de agua las células que nos piensan
Las lágrimas que nos lloran y la memoria que nos recuerda.
La memoria nos cuenta que los desiertos de hoy, fueron los bosques de ayer,
Y que el mundo seco, supo ser mundo mojado,
En aquellos remotos tiempos en que el agua y la tierra eran de nadie
Y eran de todos.
¿Qué haremos nosotros presenciando la agonía de nuestros ríos en quienes se han inspirado nuestros cantautores con bellas canciones?, Caso de Nicolás Maestre Martínez con ‘El Rey del Valle’, una de cuyas estrofas, dice:
Bajando desde lo alto de la Sierra majestuosamente viene deslizándose hasta aquí / cruzando montes, valles y praderas / y regando arroceras, nos baña el Guatapurí / Él viene desde la Sierra Nevada / y todas sus aguas arhuacas se las dona al Río Cesar / y jugando contra sus orillas choca / y sus aguas que van locas se ríen de Valledupar / De día la lavandera lo besa / Y de noche la luna lo abraza / Y si arriba le cae un aguacero crujen los peruétanos de miedo.
Desde la fundación de la ciudad, la historia nos habla de su importancia, así como los viajeros que llegaron en la primera mitad del siglo XVII.
En La Floresta Nicolás De la Rosa, dice “Tiene la ciudad del Valle por la parte de Oriente y en distancia de media legua, cuatro ríos de riquísima agua que, fertilizando todos aquellos llanos, montes y vegas deleitosas y dilatadas, desaguan en Cesar, los cuales se nombran la Pedregosa, Zagarriga, la Canoa y Guatapurí, Este es el inmediato de que se provee la ciudad, y sin embargo de ser agua clara, fresca y delgada…”Es ese el río Guatapurí, ligado , a las distintas etapas de nuestra historia. Forma parte del sistema hidrográfico de la Sierra Nevada de Santa Marta. Nace en noble cuna en la parte alta de la Sierra a una altura de 4.400 metros sobre el nivel del mar, en unas pequeñas lagunas: la Naboba y Curigua. Es el sitio sagrado denominado Abusiyiwa. Sus aguas recorren las montañas hacia la planicie conservando la temperatura propia del páramo, en un área de 90 mil hectáreas. En su recorrido recibe las aguas de los ríos Capitanejo, Curiba, Los Mangos, Donachui el más caudaloso de sus tributarios.
Sus aguas están distribuidas en todos los pisos térmicos así: En la parte alta mide 42 kilómetros y se extiende desde la laguna Naboba hasta San José Cominos de Valerio. La parte media mide 22 kilómetros, va desde Cominos de Valerio hasta el puente del balneario Hurtado. La parte baja va (iba la mayor parte del tiempo permanece seco) de Hurtado hasta la desembocadura del río Cesar, mide 14 kilometros. (Fuente-. Corpocesar).
Si el Maestro Rafael Escalona estuviese aún entre nosotros, quizá no hubiera podido inspirarse para crear “la creciente del Cesar:” Ta lloviendo en la Nevada arriba e’ Valledupar / apuesto a que el río Cesar crece por la madrugada/ Maye no le tengas miedo…
Todos conocemos su importancia para Valledupar y las demás poblaciones por donde hace su recorrido por su utilidad y privilegiada situación geográfica, además por el uso intensivo para el riego de arrozales, potreros, cultivos de pan coger en las zonas planas. Para la recreación, deleite de su belleza, en especial en el balneario Hurtado el más cercano a la ciudad, muy apreciado además por los turistas. Hay otros motivos que se me escapan. Para que nuestro río no muera y supere su lenta agonía, está pidiendo a gritos un plan integral de conservación y mantenimiento cuya responsabilidad está a cargo de los organismos del ramo.
Es importante el uso social del agua. La presión demográfica y la mala utilización y contaminación del agua, la tala indiscriminada de bosques, las quemas traen consigo la erosión, disminución de los caudales, extinción de las especies nativas. Por esto las autoridades ambientales deben estar atentas a este deterioro progresivo para lo cual además de adoptar acciones de control que permitan evitar la degradación del ecosistema.
Giomar Lucía Guerra Bonilla