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Comunidad - 7 mayo, 2018

Así está el panorama por ventas y consumo de licor en Hurtado

La restricción que se sujeta a lo establecido por el Código de Policía y que prohíbe la venta y el consumo de licor en el espacio público, ha generado controversia entre la administración, los vendedores y la comunidad en general.

Quienes han seguido llegando como es costumbre los domingos hasta Hurtado y quienes lo visitan por primera vez, se han debido sujetar a la norma que prohíbe el consumo de licor.
Quienes han seguido llegando como es costumbre los domingos hasta Hurtado y quienes lo visitan por primera vez, se han debido sujetar a la norma que prohíbe el consumo de licor.
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Desde que se puso en marcha la restricción de venta y consumo de bebidas alcohólicas en el Balneario Hurtado, ubicado al norte de Valledupar, el panorama en dicho lugar ha cambiado bastante con relación a lo que era tradicionalmente.

Aunque durante algunos fines de semana y especialmente en los días que se llevó a cabo el Festival de la Leyenda Vallenata se hizo una excepción de la norma, que ha prohibido el comercio y consumo de licor en la zona con el fin de hacer recuperación del espacio público como está contemplado en la Ley 1801 bajo la que opera el Código de Policía, la medida ha vuelto a entrar en vigencia.

De hecho, a partir del pasado miércoles dos de mayo, día en que ya habían finalizado por completo las festividades de la ciudad, se retomó la orden que restringe la mencionada actividad.

Para Gonzalo Arzuza, secretario de Gobierno del Municipio, esta decisión se ha tomado “atendiendo a la ley propiamente, al Código de Policía, que nos obliga por supuesto a acatarlo de esa manera y no permite el consumo de bebidas alcohólicas en el espacio público. Eso lo venimos hablando desde hace rato y es una concertación que se hizo. Incluso la Personería medió hace unos dos meses y en eso quedamos, que a partir del dos de mayo no se vendía más licor en el balneario y así se establece. Pudieron vender licor en los fines de semana, pero ya ni los fines de semana ahora todo el tiempo cero venta de licor”, explicó, a la vez que hizo referencia a que otra zona en la que se hace efectiva la norma es en La Fuente, ubicada en la carrera novena.

Sin embargo, la discrepancia entre la decisión de la administración local y los vendedores permanece; desde un principio, cuando se estipuló un decreto a través del cual hubo un cierre temporal del balneario y posteriormente se dio la orden para limitar el comercio de licor en la zona, mostraron su inconformidad.

“Durante el Festival Vallenato nos dejaron vender licor, pero este año por la manera de acoger la norma, tuvimos pérdidas materiales, muchísimas. No hay gente, los negocios están vacíos, prácticamente vivimos del domingo que es el día de la venta donde todo el mundo venía a tomarse un sancocho, una cerveza, pasar un rato e irse a su casa. Entonces pues, el balneario está muerto totalmente y nosotros con las manos en la cabeza”, expresó Héctor Altamar, un comerciante ubicado en una de las casetas que se encuentran en el balneario, con relación a la situación que ahora viven.

Así como el negocio de Altamar, son en total 13 locales que pertenecen al municipio y en los cuales sustentaban su actividad comercial de la venta de bebidas alcohólicas, por lo cual cancelan servicios públicos mensualmente y hacen el pago de impuestos de manera anual por la labor que tienen.

Para muchos el panorama es bastante desolador y solo esperan poder llegar a algún acuerdo con las autoridades que les permita estabilizar su situación.

Otros en cambio, ya están buscando algunas alternativas como migrar con sus ventas a otras zonas donde haya afluencia de personal, puesto que lo devengado actualmente no les resulta suficiente para su sustento y el de sus familias y por el contrario les representa pérdidas.

En cuanto, a la opinión que tiene la comunidad que es la principal protagonista en el movimiento comercial que tiene el balneario, las opiniones también se encuentran divididas.

“Me parece bueno con relación al tema de la contaminación y las basuras porque muchas personas no tienen en cuenta esos efectos y perjudican el río. Pero es desfavorable en la medida que hay muchos vendedores que viven de esto”, manifestó Carlos Ropero, uno de los visitantes que en el día de ayer hacia presencia en el Balneario Hurtado.

En un sentido similar se expresó Eduardo Gonzáles, para quien la restricción resulta bien aunque cambia la dinámica que se venía presentando, a la vez que aseguró que hay que sujetarse a la norma porque había problemas con la gente borracha y el riesgo que representaban estando bajo ese estado en el lugar.

Por otra parte y como muestra de las discrepancias en las percepciones de la gente para Edgardo Ferreira, un visitante asiduo del Balneario Hurtado desde hace más de 20 años declaró que “me parece una mala medida, estamos tomando gaseosa porque no hay más, no se puede deleitar uno sanamente con una cerveza”.

Otros también consideran que la aplicación de la norma ha sido extrema puesto que quienes se acercaban hasta el balneario y consumían alguna bebida, lo hacían con responsabilidad y ya se había convertido en una actividad común sobre todo en los fines de semana.

Entre tanto, la medida sigue siendo efectiva y las autoridades mantienen el control a través del patrullaje permanente de la policía que ayer tenía una presencia bastante notable en la zona para vigilar y mantener el orden.

Daniela Rincones Julio / EL PILÓN
[email protected]

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7 mayo, 2018

Así está el panorama por ventas y consumo de licor en Hurtado

La restricción que se sujeta a lo establecido por el Código de Policía y que prohíbe la venta y el consumo de licor en el espacio público, ha generado controversia entre la administración, los vendedores y la comunidad en general.


Quienes han seguido llegando como es costumbre los domingos hasta Hurtado y quienes lo visitan por primera vez, se han debido sujetar a la norma que prohíbe el consumo de licor.
Quienes han seguido llegando como es costumbre los domingos hasta Hurtado y quienes lo visitan por primera vez, se han debido sujetar a la norma que prohíbe el consumo de licor.
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Desde que se puso en marcha la restricción de venta y consumo de bebidas alcohólicas en el Balneario Hurtado, ubicado al norte de Valledupar, el panorama en dicho lugar ha cambiado bastante con relación a lo que era tradicionalmente.

Aunque durante algunos fines de semana y especialmente en los días que se llevó a cabo el Festival de la Leyenda Vallenata se hizo una excepción de la norma, que ha prohibido el comercio y consumo de licor en la zona con el fin de hacer recuperación del espacio público como está contemplado en la Ley 1801 bajo la que opera el Código de Policía, la medida ha vuelto a entrar en vigencia.

De hecho, a partir del pasado miércoles dos de mayo, día en que ya habían finalizado por completo las festividades de la ciudad, se retomó la orden que restringe la mencionada actividad.

Para Gonzalo Arzuza, secretario de Gobierno del Municipio, esta decisión se ha tomado “atendiendo a la ley propiamente, al Código de Policía, que nos obliga por supuesto a acatarlo de esa manera y no permite el consumo de bebidas alcohólicas en el espacio público. Eso lo venimos hablando desde hace rato y es una concertación que se hizo. Incluso la Personería medió hace unos dos meses y en eso quedamos, que a partir del dos de mayo no se vendía más licor en el balneario y así se establece. Pudieron vender licor en los fines de semana, pero ya ni los fines de semana ahora todo el tiempo cero venta de licor”, explicó, a la vez que hizo referencia a que otra zona en la que se hace efectiva la norma es en La Fuente, ubicada en la carrera novena.

Sin embargo, la discrepancia entre la decisión de la administración local y los vendedores permanece; desde un principio, cuando se estipuló un decreto a través del cual hubo un cierre temporal del balneario y posteriormente se dio la orden para limitar el comercio de licor en la zona, mostraron su inconformidad.

“Durante el Festival Vallenato nos dejaron vender licor, pero este año por la manera de acoger la norma, tuvimos pérdidas materiales, muchísimas. No hay gente, los negocios están vacíos, prácticamente vivimos del domingo que es el día de la venta donde todo el mundo venía a tomarse un sancocho, una cerveza, pasar un rato e irse a su casa. Entonces pues, el balneario está muerto totalmente y nosotros con las manos en la cabeza”, expresó Héctor Altamar, un comerciante ubicado en una de las casetas que se encuentran en el balneario, con relación a la situación que ahora viven.

Así como el negocio de Altamar, son en total 13 locales que pertenecen al municipio y en los cuales sustentaban su actividad comercial de la venta de bebidas alcohólicas, por lo cual cancelan servicios públicos mensualmente y hacen el pago de impuestos de manera anual por la labor que tienen.

Para muchos el panorama es bastante desolador y solo esperan poder llegar a algún acuerdo con las autoridades que les permita estabilizar su situación.

Otros en cambio, ya están buscando algunas alternativas como migrar con sus ventas a otras zonas donde haya afluencia de personal, puesto que lo devengado actualmente no les resulta suficiente para su sustento y el de sus familias y por el contrario les representa pérdidas.

En cuanto, a la opinión que tiene la comunidad que es la principal protagonista en el movimiento comercial que tiene el balneario, las opiniones también se encuentran divididas.

“Me parece bueno con relación al tema de la contaminación y las basuras porque muchas personas no tienen en cuenta esos efectos y perjudican el río. Pero es desfavorable en la medida que hay muchos vendedores que viven de esto”, manifestó Carlos Ropero, uno de los visitantes que en el día de ayer hacia presencia en el Balneario Hurtado.

En un sentido similar se expresó Eduardo Gonzáles, para quien la restricción resulta bien aunque cambia la dinámica que se venía presentando, a la vez que aseguró que hay que sujetarse a la norma porque había problemas con la gente borracha y el riesgo que representaban estando bajo ese estado en el lugar.

Por otra parte y como muestra de las discrepancias en las percepciones de la gente para Edgardo Ferreira, un visitante asiduo del Balneario Hurtado desde hace más de 20 años declaró que “me parece una mala medida, estamos tomando gaseosa porque no hay más, no se puede deleitar uno sanamente con una cerveza”.

Otros también consideran que la aplicación de la norma ha sido extrema puesto que quienes se acercaban hasta el balneario y consumían alguna bebida, lo hacían con responsabilidad y ya se había convertido en una actividad común sobre todo en los fines de semana.

Entre tanto, la medida sigue siendo efectiva y las autoridades mantienen el control a través del patrullaje permanente de la policía que ayer tenía una presencia bastante notable en la zona para vigilar y mantener el orden.

Daniela Rincones Julio / EL PILÓN
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