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Cultura - 15 abril, 2024

Antolín Arias buscó por 30 años la corona de Rey Vallenato

El juglar nacido Los Tupes, jurisdicción de San Diego, Cesar, quien cuenta con 75 años a cuestas y se retiró de la competencia festivalera el 28 de abril de 2018, se sentó a reflexionar sacando un rápido balance de su trajinar en el campo festivalero.

Antolín Arias, el acordeonero persistente del Festival de la Leyenda Vallenata.
Antolín Arias, el acordeonero persistente del Festival de la Leyenda Vallenata.

El acordeonero Antolín Antonio Arias López nunca declinó en busca de la corona en el Festival de la Leyenda Vallenata, y a pesar de no lograrla le encantaba subirse a la tarima Francisco El Hombre de la Plaza Alfonso López, donde en su mayoría interpretaba canciones de su autoría.

El juglar nacido Los Tupes, jurisdicción de San Diego, Cesar, quien cuenta con 75 años a cuestas y se retiró de la competencia festivalera el 28 de abril de 2018, se sentó a reflexionar sacando un rápido balance de su trajinar en el campo festivalero.

Comenzó diciendo: “Esa fue mucha carga de notas que tiré en el Festival Vallenato en esa cantidad de años, 30 en total, al lado de nuevos y reconocidos acordeoneros. Nunca me amilané, sino que  aprendí y me gané un espacio que me hizo conocer en el mundo vallenato, logrando grabar varias producciones musicales. También tengo más de 50 canciones inéditas”.

Ahora Antolín Arias se la pasa tocando, cantando y contando sus gestas musicales en el Festival de la Leyenda Vallenata

Entre la cantidad de anécdotas que se pasean por su memoria relató la referente a la fecha cuando cumplió dos décadas de estarse presentando en el evento. Lo hizo con una canción, donde pidió su pensión. “Tanto como he batallado, alegrando el festival, estoy cumpliendo 20 años, me deben de jubilar”.

Durante la charla no dejó de referir detalles jocosos cuando la mayoría de veces se inscribía de primero, pero también era el primero en salir de la competencia. “Yo le ponía color y sabor a todo. Nunca me frustré, ni me puse bravo porque había las opciones de perder o ganar. Siempre me agradó presentarme hasta que las fuerzas me respondieron y tuve el dinero para pagarle al cajero y al guacharaquero, porque el único que tocaba gratis era yo”, señala Arias.

La risa no se hizo esperar y enseguida comentó que nunca se salvó de ser el primero que llamaban para presentarse en la tarima. “Imagínese era por orden alfabético y tengo tres A. Antolín Antonio Arias”.

Además, anotó que en su primera participación llegó a las rondas eliminatorias acompañado por los hermanos Enrique y Jesús Barrera, recordando que los sacaron porque ellos se pusieron a beber licor y no llegaron a la hora señalada al sitio de la competencia. “Me dejaron con el acordeón en el pecho y chiflando iguana”, se lamentó.

ÚNICO TRIUNFO

Antolín Arias en medio de tantas derrotas, ganó en el año 1971 cuando en el Festival de la Leyenda Vallenata abrieron la categoría de Adolescentes, derrotando a Rafael Salas y Enrique Murgas, segundo y tercer puesto, respectivamente. Únicamente ese año estuvo abierta esa categoría porque después pasó a ser acordeón aficionado. De todas maneras fui el único Rey Vallenato y nadie me quitó la corona. Tengo ese honor”.

De igual manera, contó que en la categoría semiprofesional realizada entre los años 1972 a 1976 llegó a la final, pero no ganó. En acordeón profesional únicamente estuvo en la final del año 1984, cuando ganó la corona Orangel ‘El Pangue’ Maestre.

Hoy como ayer me siento satisfecho porque dejé mi nombre en la historia del Festival Vallenato, un evento que ha sabido darnos la importancia a los acordeoneros, cantantes, compositores y verseadores. Es lo mejor que le ha podido suceder a Valledupar”, aseveró muy convencido.

Desde la tarima ‘Francisco El Hombre’, Antolín Arías escribió su propia historia musical

Claro, que era tanta su perseverancia que lo llevó a componer la canción ‘A empezar de nuevo’, para darse ánimo. Ahí relató que hasta se le cayó su cabellera en busca de la corona, pero las ganas nunca decayeron sino que tuvieron la nota más alta.

A Antolín la corona de acordeón profesional le fue esquiva, pero no se arrepiente porque estaba agarrado de esa alegría que produce el acordeón cuando suena, la cual le generó satisfacciones para pasar una vida no tan difícil. Enseguida, citó una famosa frase: Perder es ganar un poco”.

La despedida

Cuando el juglar determinó colgar su acordeón y no subirse más a una tarima, también hizo la canción titulada ‘Mi retiro indefinido’. Cuando llega el mes de abril se me alegra el corazón, porque esta es la mejor fiesta que hacemos en Valledupar, y con mucha gratitud he venido a concursar, y por motivos de salud me tengo que retirar. Ahí les dejo 30 años para que quede en la historia”.

Con su hablar pausado, con la nostalgia pegada hasta en su piel y contando historia tras historia, se despidió el hombre que más veces ha tocado el acordeón en la tarima ‘Francisco El Hombre’. El mismo que nunca declinó ante las derrotas y solamente el paso de los años lo obligaron a retirarse, para ahora ver los toros desde la barrera.

Soy el único que dejé seis canciones dedicadas al Festival Vallenato. Dos paseos, dos merengues y dos sones, donde resalto su importancia y su valor musical para todos los que amamos esta música”, resaltó Arias.

Actualmente, la vida de “Anto”, como lo llaman sus más allegados, trascurre en San Diego, desde donde cuenta que hace más de tres meses no toca su acordeón. “Estoy quieto. No me llaman ni para una parranda, y solamente con mucho esfuerzo grabé una producción musical que estoy vendiendo puerta a puerta. Son 11 canciones”.

No había lugar a más preguntas, solamente elogios y aplausos para este ciudadano del folclor vallenato, nacido el 20 de septiembre de 1948, quien desde muy joven supo que su destino era estar acompañado de un acordeón. Sí, ese acordeón que le cambió la vida y lo hizo contar en cantos sus vivencias costumbristas con algunos toques de jocosidad. 

Gracias viejo “Anto” porque sus lágrimas son la vitamina con que se mojan los recuerdos y brillan sus ojos. Claro, que a él todavía lo sacude la nostalgia cuando escucha a lo lejos un acordeón bien tocado…

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Cultura
15 abril, 2024

Antolín Arias buscó por 30 años la corona de Rey Vallenato

El juglar nacido Los Tupes, jurisdicción de San Diego, Cesar, quien cuenta con 75 años a cuestas y se retiró de la competencia festivalera el 28 de abril de 2018, se sentó a reflexionar sacando un rápido balance de su trajinar en el campo festivalero.


Antolín Arias, el acordeonero persistente del Festival de la Leyenda Vallenata.
Antolín Arias, el acordeonero persistente del Festival de la Leyenda Vallenata.

El acordeonero Antolín Antonio Arias López nunca declinó en busca de la corona en el Festival de la Leyenda Vallenata, y a pesar de no lograrla le encantaba subirse a la tarima Francisco El Hombre de la Plaza Alfonso López, donde en su mayoría interpretaba canciones de su autoría.

El juglar nacido Los Tupes, jurisdicción de San Diego, Cesar, quien cuenta con 75 años a cuestas y se retiró de la competencia festivalera el 28 de abril de 2018, se sentó a reflexionar sacando un rápido balance de su trajinar en el campo festivalero.

Comenzó diciendo: “Esa fue mucha carga de notas que tiré en el Festival Vallenato en esa cantidad de años, 30 en total, al lado de nuevos y reconocidos acordeoneros. Nunca me amilané, sino que  aprendí y me gané un espacio que me hizo conocer en el mundo vallenato, logrando grabar varias producciones musicales. También tengo más de 50 canciones inéditas”.

Ahora Antolín Arias se la pasa tocando, cantando y contando sus gestas musicales en el Festival de la Leyenda Vallenata

Entre la cantidad de anécdotas que se pasean por su memoria relató la referente a la fecha cuando cumplió dos décadas de estarse presentando en el evento. Lo hizo con una canción, donde pidió su pensión. “Tanto como he batallado, alegrando el festival, estoy cumpliendo 20 años, me deben de jubilar”.

Durante la charla no dejó de referir detalles jocosos cuando la mayoría de veces se inscribía de primero, pero también era el primero en salir de la competencia. “Yo le ponía color y sabor a todo. Nunca me frustré, ni me puse bravo porque había las opciones de perder o ganar. Siempre me agradó presentarme hasta que las fuerzas me respondieron y tuve el dinero para pagarle al cajero y al guacharaquero, porque el único que tocaba gratis era yo”, señala Arias.

La risa no se hizo esperar y enseguida comentó que nunca se salvó de ser el primero que llamaban para presentarse en la tarima. “Imagínese era por orden alfabético y tengo tres A. Antolín Antonio Arias”.

Además, anotó que en su primera participación llegó a las rondas eliminatorias acompañado por los hermanos Enrique y Jesús Barrera, recordando que los sacaron porque ellos se pusieron a beber licor y no llegaron a la hora señalada al sitio de la competencia. “Me dejaron con el acordeón en el pecho y chiflando iguana”, se lamentó.

ÚNICO TRIUNFO

Antolín Arias en medio de tantas derrotas, ganó en el año 1971 cuando en el Festival de la Leyenda Vallenata abrieron la categoría de Adolescentes, derrotando a Rafael Salas y Enrique Murgas, segundo y tercer puesto, respectivamente. Únicamente ese año estuvo abierta esa categoría porque después pasó a ser acordeón aficionado. De todas maneras fui el único Rey Vallenato y nadie me quitó la corona. Tengo ese honor”.

De igual manera, contó que en la categoría semiprofesional realizada entre los años 1972 a 1976 llegó a la final, pero no ganó. En acordeón profesional únicamente estuvo en la final del año 1984, cuando ganó la corona Orangel ‘El Pangue’ Maestre.

Hoy como ayer me siento satisfecho porque dejé mi nombre en la historia del Festival Vallenato, un evento que ha sabido darnos la importancia a los acordeoneros, cantantes, compositores y verseadores. Es lo mejor que le ha podido suceder a Valledupar”, aseveró muy convencido.

Desde la tarima ‘Francisco El Hombre’, Antolín Arías escribió su propia historia musical

Claro, que era tanta su perseverancia que lo llevó a componer la canción ‘A empezar de nuevo’, para darse ánimo. Ahí relató que hasta se le cayó su cabellera en busca de la corona, pero las ganas nunca decayeron sino que tuvieron la nota más alta.

A Antolín la corona de acordeón profesional le fue esquiva, pero no se arrepiente porque estaba agarrado de esa alegría que produce el acordeón cuando suena, la cual le generó satisfacciones para pasar una vida no tan difícil. Enseguida, citó una famosa frase: Perder es ganar un poco”.

La despedida

Cuando el juglar determinó colgar su acordeón y no subirse más a una tarima, también hizo la canción titulada ‘Mi retiro indefinido’. Cuando llega el mes de abril se me alegra el corazón, porque esta es la mejor fiesta que hacemos en Valledupar, y con mucha gratitud he venido a concursar, y por motivos de salud me tengo que retirar. Ahí les dejo 30 años para que quede en la historia”.

Con su hablar pausado, con la nostalgia pegada hasta en su piel y contando historia tras historia, se despidió el hombre que más veces ha tocado el acordeón en la tarima ‘Francisco El Hombre’. El mismo que nunca declinó ante las derrotas y solamente el paso de los años lo obligaron a retirarse, para ahora ver los toros desde la barrera.

Soy el único que dejé seis canciones dedicadas al Festival Vallenato. Dos paseos, dos merengues y dos sones, donde resalto su importancia y su valor musical para todos los que amamos esta música”, resaltó Arias.

Actualmente, la vida de “Anto”, como lo llaman sus más allegados, trascurre en San Diego, desde donde cuenta que hace más de tres meses no toca su acordeón. “Estoy quieto. No me llaman ni para una parranda, y solamente con mucho esfuerzo grabé una producción musical que estoy vendiendo puerta a puerta. Son 11 canciones”.

No había lugar a más preguntas, solamente elogios y aplausos para este ciudadano del folclor vallenato, nacido el 20 de septiembre de 1948, quien desde muy joven supo que su destino era estar acompañado de un acordeón. Sí, ese acordeón que le cambió la vida y lo hizo contar en cantos sus vivencias costumbristas con algunos toques de jocosidad. 

Gracias viejo “Anto” porque sus lágrimas son la vitamina con que se mojan los recuerdos y brillan sus ojos. Claro, que a él todavía lo sacude la nostalgia cuando escucha a lo lejos un acordeón bien tocado…

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv