Colombia protege a través del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, SINAP, más de 31 millones de hectáreas, equivalentes al 16.6 % de la superficie terrestre del país y al 13.4 % de la superficie marina de la nación, contando con más de 1.300 áreas protegidas entre públicas y privadas del orden nacional, regional y local, con representación de al menos el 80 % de los ecosistemas naturales, entre las cuales el departamento del Cesar aporta aproximadamente 184.376 hectáreas establecidas en 19 áreas protegidas, según reporta el Registro Único Nacional de Áreas Protegidas (RUNAP).

Las áreas protegidas ofrecen una gran cantidad de beneficios para el ser humano. Por un lado, permiten que la biodiversidad sea protegida garantizando procesos ecológicos que determinan su viabilidad en el tiempo y que garantizan la provisión permanente de servicios ecosistémicos vitales para el bienestar humano y el desarrollo económico, así como la provisión de agua potable, la regulación hídrica, el control de erosión, la regulación del clima, la absorción de gases de efecto invernadero, la provisión de espacios para la recreación y el sano esparcimiento, entre otros.

El departamento del Cesar, además de tener 184.376 hectáreas como áreas protegidas, también cuenta con 234.143 hectáreas como zonas de protección y desarrollo de los recursos naturales y del medio ambiente declaradas por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a través de la resolución 1628 de julio del 2015, ubicadas en la Serranía del Perija entre los municipios de San Diego, La Paz, Agustín Codazzi, Becerril, La Jagua de Ibirico y Manaure, prorrogando el tiempo determinado, mediante varias resoluciones, hasta julio del año 2023.

Tenemos entonces, 418.519 hectáreas protegidas y conservadas, lo que representa más del 20 % del departamento del Cesar, sin embargo, la situación actual nos muestra otra cosa. Según el IDEAM, la deforestación en el departamento del Cesar alcanza 1.100 ha por año. 

Además, se evidencia en estas zonas expansión desordenada de la frontera agrícola, cambio de uso del suelo, perdida de cobertura vegetal, sobreexplotación de recursos naturales, tala ilegal de bosques naturales, debilidad institucional para ejercer control territorial, etc., generando grandes focos de deforestación y trasformación de estos territorios, poniendo en peligro inminente la biodiversidad que alberga estas áreas y la pérdida de sus servicios ambientales, mostrando un panorama del medio ambiente en un constante deterioro, por lo que considero que algo estamos haciendo mal o en algo estamos fallando con relación a la conservación de la biodiversidad, lo cual en un futuro no muy lejano estaríamos en un escenario de áreas protegidas y de conservación de papel.Aprovecho la oportunidad para invitar al ministro de Ambiente, Carlos Correa, y entidades territoriales del Cesar a fortalecer las estrategias para la conservación de la biodiversidad, entre las cuales me permito proponer: otorgar incentivos económicos o en especies a los dueños de predios en áreas protegidas; crear la Red de Vigías Ambientales del Cesar; mayor inversión en la restauración ecológica de áreas degradadas; modificación de la Ley 99 de 1993 en su artículo 44 donde se permita un menor porcentaje del impuesto predial en terrenos que hacen parte de las áreas protegidas y de conservación; focalización de predios identificados en el Registro Único de Ecosistemas y Áreas Ambientales, REAA, para financiar proyectos de PSA en la modalidad de Conservación de la Biodiversidad en el marco de la resolución 0708 de julio del 2021.