Clínicas y lavaderos de carros hacen parte de la lista que tiene la autoridad ambiental porque con sus desechos contaminan al emblemático río Cesar.
En la mira de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, están clínicas y lavaderos de carros de Valledupar por la alta contaminación que envían al alcantarillado y cuyos residuos van a parar al río Cesar.
En total son 40 empresas a las que Corpocesar les inició un proceso preliminar para constatar qué tanto contaminan al Cesar, un afluente que está sobrediagnosticado por su alta contaminación.
“Son unas 40 empresas que vierten al alcantarillado de Valledupar y ese vertimiento finalmente es el que va a Emdupar y no se logra hacer un buen tratamiento, ya tenemos el listado de esas empresas”, dijo el director de Corpocesar, Kaleb Villalobos Brochel.
Según explicó, la Corporación abrió una indagación preliminar y va hacer un recorrido para monitorear cada una de éstas.
Villalobos Brochel aseguró que en este listado hay muchos lavaderos y clínicas que por lo general envían al alcantarillado grasas, aceites, residuos de sangre, entre otros.
El proceso sancionatorio para estas empresas es largo, debido a que Corpocesar debe entregar cada caso a los abogados con los que cuenta y estos inician con la recolección de pruebas y siguen el trámite normal en el que el indagado también puede defenderse de lo que lo acusan.
El estudio lo dice todo
El año anterior la Empresa de Servicios Públicos de Valledupar, Emdupar, contrató un estudio en el que tomaron muestras de alrededor 60 empresas, para lo cual escogió las que contempla la norma que deben entregar información de la caracterización de las aguas residuales que vierten al alcantarillado.
Para elaborar el estudio visitaron clínicas, lavanderías, lavaderos de carros, restaurantes, hoteles importantes, entre otros y encontraron que todos perdieron el año en cultura ambiental, porque ninguna posee sistemas de tratamiento de sus aguas residuales.
Todas estas empresas deben cumplir con las normas de vertimiento, pero la mayoría no lo hace porque no tienen un sistema de agua residual, “algunas creen que por tener una cajilla ese es su sistema y no es así”, dijo uno de los profesionales de Emdupar.
La mayor prueba de que no cumplen es la cantidad de grasas y aceites que mandan al alcantarillado, porque no cuentan siquiera con una trampa de grasa, que es el instrumento básico que debe tener un restaurante, un hotel y una clínica.
Sin embargo, existe una que otra empresa que tiene trampas de grasa, pero están mal operadas, por lo que no cumplen la función que debería y eso influye en la caracterización de las mismas.
Trampas
Si los vallenatos y en especial los empresarios propietarios de clínicas, restaurantes y grandes hoteles, tuvieran conciencia ambiental y entendieran que el agua es un recurso que debe protegerse porque en el futuro las guerras serán por este líquido, tendrían en cuenta que deben instalar trampas y sistemas de vertimientos de aguas residuales.
Los restaurantes por ejemplo, lo mínimo que deben tener es un control de grasas que le baje la carga contaminante a esos aceites que utilizan.
Las clínicas por su parte deben tener trampas compactas, por los desechos que generan en las salas de operación que van al sistema de alcantarillado, incluso utensilios de laboratorio y por ello deben tener este sistema que les permitiría darle un tratamiento. Sin embargo, ocurre lo contrario, todos sus desechos lo envían al alcantarillado para que sea Emdupar la que les haga el tratamiento.
Sanciones
La indagación que inició Corpocesar permitirá conocer cuáles empresas cumplen y cuáles no, aquellas que no tengan, por ejemplo, permiso de vertimiento, es decir que vierten al alcantarillado sin permiso, serían sancionadas con el cierre del establecimiento.
“Las que tengan permiso de vertimiento pero no estén cumpliendo con lo estipulado, se sancionan y se les pone medida preventiva y la sanción es económica”, afirmó Kaleb Villalobos Brochel.
Esta sanción puede ir de uno a cinco mil salarios mínimos.
Afectación
Estos vertimientos generan una contaminación al río Cesar, debido a que son sustancias químicas que llegan al afluente generando una afectación directa en la calidad de su agua y a su fauna ictiológica. Es una cadena de contaminación, si se tiene en cuenta que la contaminación llega hasta la desembocadura del río en el complejo cenagoso de la Zapatosa, situación que le preocupa a Corpocesar.
No hacen esfuerzo
Para el ambientalista Miguel Ángel Sierra en Valledupar no hay ningún tipo de conciencia ni ambiental ni empresarial, porque muchos empresarios prefieren pagar la multa en vez de tomar medidas sobre los vertimientos.
Para Sierra, Valledupar requiere de un horno de reducción de desechos en el caso de las clínicas, pero debido a que no lo hay, estos procesos los contratan con Barranquilla o Bucaramanga.
Para ambientalista, las empresas que más contaminan son las dedicadas a la ganadería, debido a que las queseras son las que más vierten suero al alcantarillado, afectando el afluente.
Debido a esto, la capacidad que tienen las lagunas de oxidación no es la misma, según Sierra porque se afecta su retención y la posibilidad de recuperar sólidos suspendidos y apartarlo del agua, debido a que es muy ínfima por la cantidad de sólidos y se colmata, “es decir se llena de basura abajo y la capacidad de agua no se retiene y pasa derecho, la razón es que no tenemos suficiente espacio por la cantidad de material orgánica que llega”.
Según una fuente de Emdupar, las lagunas están diseñadas para cierta carga contaminante y cuando la sobrepasan, se aminora, no cumplen el objetivo para el cual fueron diseñadas.
Es así como las lagunas no remueven los residuos contaminantes y llegan al río, afectando sus aguas, daño que se agudiza en época de verano cuando el caudal del Cesar baja, situación que es más tolerante en invierno con el aumento del caudal.
Era la más contaminante
Una de las empresas que más contaminación generaba con sus desechos era Coolesar, incluso en años anteriores fue acusada por la comunidad por el rebosamiento de alcantarillas en el barrio San Martín donde se encuentra ubicada, pero debido a un llamado de atención de Corpocesar esto cambió.
Según Villalobos Brochel esta empresa era la que más contaminado tenía el río Cesar, “pero le sacamos una medida preventiva y le dimos tres meses para que presentara un plan de manejo y mejoramiento de vertimiento o se le cerraba definitivamente, Coolesar presentó su plan y le tocó construir un sistema de tratamiento moderno, nuevo, que en los seguimientos que le hemos hecho está demostrando que realmente mejoró sustancialmente”.
De esta manera, Coolesar libró de su contaminación al río Cesar, pero esto no lo hacen las demás empresas que en el caso de los lavaderos de carros arrojan el aceite al piso que luego va al afluente.
Preocupación
Además de que estas 40 empresas estén vertiendo sus desechos al río, está la preocupación que el 27 de febrero se venció el convenio que permitía aplicarle biotecnología o bacterias al Cesar para bajarle o minimizar la carga contaminante.
“Desde el 27 de febrero se dejó de aplicar una biotecnología que al menos mantiene el río y mitiga, minimizando los olores removiendo la carga contaminante”, dijo Villalobos Brochel.
El convenio se firmará de nuevo en mayor, pero son dos meses sin aplicarle la bacteria para minimizar el impacto.
Tratamiento
Entre las soluciones definitivas estaría la construcción de más lagunas de oxidación o una planta de tratamiento de residuos sólidos. Para Sierra esta planta sería adecuada por la tecnología de punta que plantea, pero es un contrato que está enredado porque fue firmado por el gobierno municipal del exalcalde Fredys Socarrás y el actual mandatario Augusto Ramírez Uhía lo denunció como una nueva concesión.
También piden que Corpocesar sea más estricto y sancione a los que no cumplen, “porque a estos empresarios les duele el bolsillo y por allí debería entrar a tomar medidas”.
Además sugiere que cada empresa tenga su sistema de tratamiento para que minimice la carga contaminante, “si controlamos la fuente, al tener cada uno su sistema propio que incluso permita reutilizar esa agua en los jardines, las cosas serían diferente”, explicó la fuente de Emdupar.
Normatividad
El Decreto 1594 de 1984 estableció hasta el año pasado los usos del agua y residuos líquidos, y estableció los parámetros para los diversos tratamientos de aguas de acuerdo a su uso y disposición.
“Una agua residual debe haber tenido una remoción de la carga orgánica del 80% como mínimo para ser vertida a una fuente superficial”, ordenaba este decreto.
Contempla además que ninguna actividad industrial, proyecto minero ni obra podrá comenzar sin haber presentado a las autoridades ambientales garantías suficientes de que su operación o etapa de construcción tendrá un impacto mínimo sobre el medio ambiente con una remoción adecuada de la carga orgánica.
En marzo 17 de 2015 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible emitió la Resolución 0631, en la que establece los parámetros y los valores máximos permisibles en los vertimientos a cuerpos de agua superficiales y a los sistemas de alcantarillado público.
Esta resolución indica que las cargas son por kilogramo y entre otras disposición tiene que en los parámetros microbiológicos de análisis y reporte en los vertimientos puntuales de aguas residuales a cuerpos de aguas superficiales, se debe realizar el análisis y reporte de los valores de la concentración en número más probable (NMP/100 ml) de los coliformes tolerantes presentes en los vertimientos puntuales de aguas residuales mediante las cuales se gestionen excretas humanas o de animales a cuerpos de aguas superficiales, cuando la carga másica en las aguas residuales antes del sistema de tratamiento es mayor a 125,00m kg de demanda biológica de oxígeno.
La Resolución contempla cada uno de los usos en el caso de minería, ganadería, tratamiento de metales, entre otros.
En Valledupar hay clínicas y restaurantes que no le dan buen uso a sus aguas residuales, por lo que Corpocesar les abrió indagación preliminar.
La mayoría de clínicas, restaurantes, lavaderos y hoteles no tienen trampas de grasas, por lo que éstas contaminan el río Cesar.
Sandra Santiago B.
[email protected]
Clínicas y lavaderos de carros hacen parte de la lista que tiene la autoridad ambiental porque con sus desechos contaminan al emblemático río Cesar.
En la mira de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, están clínicas y lavaderos de carros de Valledupar por la alta contaminación que envían al alcantarillado y cuyos residuos van a parar al río Cesar.
En total son 40 empresas a las que Corpocesar les inició un proceso preliminar para constatar qué tanto contaminan al Cesar, un afluente que está sobrediagnosticado por su alta contaminación.
“Son unas 40 empresas que vierten al alcantarillado de Valledupar y ese vertimiento finalmente es el que va a Emdupar y no se logra hacer un buen tratamiento, ya tenemos el listado de esas empresas”, dijo el director de Corpocesar, Kaleb Villalobos Brochel.
Según explicó, la Corporación abrió una indagación preliminar y va hacer un recorrido para monitorear cada una de éstas.
Villalobos Brochel aseguró que en este listado hay muchos lavaderos y clínicas que por lo general envían al alcantarillado grasas, aceites, residuos de sangre, entre otros.
El proceso sancionatorio para estas empresas es largo, debido a que Corpocesar debe entregar cada caso a los abogados con los que cuenta y estos inician con la recolección de pruebas y siguen el trámite normal en el que el indagado también puede defenderse de lo que lo acusan.
El estudio lo dice todo
El año anterior la Empresa de Servicios Públicos de Valledupar, Emdupar, contrató un estudio en el que tomaron muestras de alrededor 60 empresas, para lo cual escogió las que contempla la norma que deben entregar información de la caracterización de las aguas residuales que vierten al alcantarillado.
Para elaborar el estudio visitaron clínicas, lavanderías, lavaderos de carros, restaurantes, hoteles importantes, entre otros y encontraron que todos perdieron el año en cultura ambiental, porque ninguna posee sistemas de tratamiento de sus aguas residuales.
Todas estas empresas deben cumplir con las normas de vertimiento, pero la mayoría no lo hace porque no tienen un sistema de agua residual, “algunas creen que por tener una cajilla ese es su sistema y no es así”, dijo uno de los profesionales de Emdupar.
La mayor prueba de que no cumplen es la cantidad de grasas y aceites que mandan al alcantarillado, porque no cuentan siquiera con una trampa de grasa, que es el instrumento básico que debe tener un restaurante, un hotel y una clínica.
Sin embargo, existe una que otra empresa que tiene trampas de grasa, pero están mal operadas, por lo que no cumplen la función que debería y eso influye en la caracterización de las mismas.
Trampas
Si los vallenatos y en especial los empresarios propietarios de clínicas, restaurantes y grandes hoteles, tuvieran conciencia ambiental y entendieran que el agua es un recurso que debe protegerse porque en el futuro las guerras serán por este líquido, tendrían en cuenta que deben instalar trampas y sistemas de vertimientos de aguas residuales.
Los restaurantes por ejemplo, lo mínimo que deben tener es un control de grasas que le baje la carga contaminante a esos aceites que utilizan.
Las clínicas por su parte deben tener trampas compactas, por los desechos que generan en las salas de operación que van al sistema de alcantarillado, incluso utensilios de laboratorio y por ello deben tener este sistema que les permitiría darle un tratamiento. Sin embargo, ocurre lo contrario, todos sus desechos lo envían al alcantarillado para que sea Emdupar la que les haga el tratamiento.
Sanciones
La indagación que inició Corpocesar permitirá conocer cuáles empresas cumplen y cuáles no, aquellas que no tengan, por ejemplo, permiso de vertimiento, es decir que vierten al alcantarillado sin permiso, serían sancionadas con el cierre del establecimiento.
“Las que tengan permiso de vertimiento pero no estén cumpliendo con lo estipulado, se sancionan y se les pone medida preventiva y la sanción es económica”, afirmó Kaleb Villalobos Brochel.
Esta sanción puede ir de uno a cinco mil salarios mínimos.
Afectación
Estos vertimientos generan una contaminación al río Cesar, debido a que son sustancias químicas que llegan al afluente generando una afectación directa en la calidad de su agua y a su fauna ictiológica. Es una cadena de contaminación, si se tiene en cuenta que la contaminación llega hasta la desembocadura del río en el complejo cenagoso de la Zapatosa, situación que le preocupa a Corpocesar.
No hacen esfuerzo
Para el ambientalista Miguel Ángel Sierra en Valledupar no hay ningún tipo de conciencia ni ambiental ni empresarial, porque muchos empresarios prefieren pagar la multa en vez de tomar medidas sobre los vertimientos.
Para Sierra, Valledupar requiere de un horno de reducción de desechos en el caso de las clínicas, pero debido a que no lo hay, estos procesos los contratan con Barranquilla o Bucaramanga.
Para ambientalista, las empresas que más contaminan son las dedicadas a la ganadería, debido a que las queseras son las que más vierten suero al alcantarillado, afectando el afluente.
Debido a esto, la capacidad que tienen las lagunas de oxidación no es la misma, según Sierra porque se afecta su retención y la posibilidad de recuperar sólidos suspendidos y apartarlo del agua, debido a que es muy ínfima por la cantidad de sólidos y se colmata, “es decir se llena de basura abajo y la capacidad de agua no se retiene y pasa derecho, la razón es que no tenemos suficiente espacio por la cantidad de material orgánica que llega”.
Según una fuente de Emdupar, las lagunas están diseñadas para cierta carga contaminante y cuando la sobrepasan, se aminora, no cumplen el objetivo para el cual fueron diseñadas.
Es así como las lagunas no remueven los residuos contaminantes y llegan al río, afectando sus aguas, daño que se agudiza en época de verano cuando el caudal del Cesar baja, situación que es más tolerante en invierno con el aumento del caudal.
Era la más contaminante
Una de las empresas que más contaminación generaba con sus desechos era Coolesar, incluso en años anteriores fue acusada por la comunidad por el rebosamiento de alcantarillas en el barrio San Martín donde se encuentra ubicada, pero debido a un llamado de atención de Corpocesar esto cambió.
Según Villalobos Brochel esta empresa era la que más contaminado tenía el río Cesar, “pero le sacamos una medida preventiva y le dimos tres meses para que presentara un plan de manejo y mejoramiento de vertimiento o se le cerraba definitivamente, Coolesar presentó su plan y le tocó construir un sistema de tratamiento moderno, nuevo, que en los seguimientos que le hemos hecho está demostrando que realmente mejoró sustancialmente”.
De esta manera, Coolesar libró de su contaminación al río Cesar, pero esto no lo hacen las demás empresas que en el caso de los lavaderos de carros arrojan el aceite al piso que luego va al afluente.
Preocupación
Además de que estas 40 empresas estén vertiendo sus desechos al río, está la preocupación que el 27 de febrero se venció el convenio que permitía aplicarle biotecnología o bacterias al Cesar para bajarle o minimizar la carga contaminante.
“Desde el 27 de febrero se dejó de aplicar una biotecnología que al menos mantiene el río y mitiga, minimizando los olores removiendo la carga contaminante”, dijo Villalobos Brochel.
El convenio se firmará de nuevo en mayor, pero son dos meses sin aplicarle la bacteria para minimizar el impacto.
Tratamiento
Entre las soluciones definitivas estaría la construcción de más lagunas de oxidación o una planta de tratamiento de residuos sólidos. Para Sierra esta planta sería adecuada por la tecnología de punta que plantea, pero es un contrato que está enredado porque fue firmado por el gobierno municipal del exalcalde Fredys Socarrás y el actual mandatario Augusto Ramírez Uhía lo denunció como una nueva concesión.
También piden que Corpocesar sea más estricto y sancione a los que no cumplen, “porque a estos empresarios les duele el bolsillo y por allí debería entrar a tomar medidas”.
Además sugiere que cada empresa tenga su sistema de tratamiento para que minimice la carga contaminante, “si controlamos la fuente, al tener cada uno su sistema propio que incluso permita reutilizar esa agua en los jardines, las cosas serían diferente”, explicó la fuente de Emdupar.
Normatividad
El Decreto 1594 de 1984 estableció hasta el año pasado los usos del agua y residuos líquidos, y estableció los parámetros para los diversos tratamientos de aguas de acuerdo a su uso y disposición.
“Una agua residual debe haber tenido una remoción de la carga orgánica del 80% como mínimo para ser vertida a una fuente superficial”, ordenaba este decreto.
Contempla además que ninguna actividad industrial, proyecto minero ni obra podrá comenzar sin haber presentado a las autoridades ambientales garantías suficientes de que su operación o etapa de construcción tendrá un impacto mínimo sobre el medio ambiente con una remoción adecuada de la carga orgánica.
En marzo 17 de 2015 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible emitió la Resolución 0631, en la que establece los parámetros y los valores máximos permisibles en los vertimientos a cuerpos de agua superficiales y a los sistemas de alcantarillado público.
Esta resolución indica que las cargas son por kilogramo y entre otras disposición tiene que en los parámetros microbiológicos de análisis y reporte en los vertimientos puntuales de aguas residuales a cuerpos de aguas superficiales, se debe realizar el análisis y reporte de los valores de la concentración en número más probable (NMP/100 ml) de los coliformes tolerantes presentes en los vertimientos puntuales de aguas residuales mediante las cuales se gestionen excretas humanas o de animales a cuerpos de aguas superficiales, cuando la carga másica en las aguas residuales antes del sistema de tratamiento es mayor a 125,00m kg de demanda biológica de oxígeno.
La Resolución contempla cada uno de los usos en el caso de minería, ganadería, tratamiento de metales, entre otros.
En Valledupar hay clínicas y restaurantes que no le dan buen uso a sus aguas residuales, por lo que Corpocesar les abrió indagación preliminar.
La mayoría de clínicas, restaurantes, lavaderos y hoteles no tienen trampas de grasas, por lo que éstas contaminan el río Cesar.
Sandra Santiago B.
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