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Informes Especiales - 23 agosto, 2015

Aguachica, precursora de paz territorial

En la Consulta Popular por la Paz que hace dos décadas se realizó en este municipio del Cesar, la ciudadanía inválido el accionar de los violentos y hoy es considerada un modelo de paz territorial.

A Luis Fernando Rincón lo asesinaron el 15 de agosto de 2000, cinco años después de su gesta política por la paz, cuando era candidato nuevamente a la alcaldía de Aguachica. Foto Archivo Particular.
A Luis Fernando Rincón lo asesinaron el 15 de agosto de 2000, cinco años después de su gesta política por la paz, cuando era candidato nuevamente a la alcaldía de Aguachica. Foto Archivo Particular.

Aguachica, un municipio que en la década de los noventa contaba con unos 60 mil habitantes en 16 calles y 50 carreras que conformaban 56 barrios, era un escenario de miedo por las confrontaciones entre grupos guerrilleros, paramilitares y la fuerza pública.

Quienes vivieron esa época aseguran que la gobernabilidad tocó fondo por culpa de la violencia. En menos de un año hubo tres alcaldes; el mandatario elegido por el pueblo para el periodo 1992-1994, Manuel Claro Santiago, no terminó su último año de gobierno al ser suspendido y su reemplazo Patricia Rojas Domínguez, amenazada por la guerrilla del Eln, renunció el 31 de mayo, a lo que el Gobierno Nacional respondió con el nombramiento de un alcalde militar, el mayor John Carlos Vigoya, que tampoco pudo contener la ola de violencia.

Dos meses después de su designación Aguachica tuvo uno de sus peores episodios con la masacre de tres campesinos en el corregimiento Norean, a cinco minutos del casco urbano.

Paradójicamente la violencia desató el deseo de paz de los aguachiquenses que en las elecciones de ese año eligieron como alcalde a Luis Fernando Rincón, exguerrillero del M-19 que venía del proceso de paz suscrito entre ese grupo subversivo y el Gobierno Nacional.

Fue así como el primero de enero de 1995, en un hecho sin precedentes, un alcalde militar le entregó a un alcalde elegido democráticamente proveniente de una guerrilla desmovilizada un municipio para el ejercicio del mandato constitucional del periodo1995-1997.

“Ese día se posesionaron Elías Ochoa como alcalde de Valledupar y Mauricio Pimiento como gobernador del Cesar, pero el ministro de Gobierno Horacio Serpa Uribe hizo presencia en Aguachica y no en Valledupar, de ese tamaño era como el país estaba mirando lo que estaba ocurriendo en Aguachica”, recordó Antonio María Calvo Silva, asesor jurídico de Luis Fernando Rincón.

Sin embargo, la esperanza de paz parecía perderse, siguieron los homicidios y empezaron las amenazas contra el alcalde por parte de todos los bandos.

“Los guerrilleros lo veían como un traidor y los paramilitares y la fuerza pública lo veían como un guerrillero, todos pretendiendo que él renunciara”, aseguró Calvo Silva.

Comenzando el mandato de Rincón, en marzo de 1995, sicarios asesinaron al médico José David Padilla Villafañe, que era el director regional del hospital de Aguachica. Aunque se desconocían los motivos del homicidio, este crimen ‘rebosó la copa’ de las autoridades municipales que insistentemente realizaban consejos de seguridad en búsqueda de un mecanismo para frenar la ola de violencia generada por guerrilleros, paramilitares y otros grupos armados en la zona.

Aunque Aguachica era considerada unas de las ciudades más violentas de Colombia y pese a todos los homicidios que tenía a diario, la muerte del médico generó un sentimiento especial en gran parte de los habitantes de la población que trasladaron el féretro de Padilla Villafañe a la plaza San Roque, frente a la alcaldía, y no gritaron arengas ni lanzaron improperios en contra las autoridades de turno, sino que ondearon pañuelos blancos en señal de que lo único que anhelaban era la paz.

El alcalde Luis Fernando Rincón y sus asesores observaron desde el segundo piso del palacio municipal esa manifestación del pueblo y luego acordaron que no harían más consejos de seguridad inoficiosos para intentar frenar la violencia. En cambio se convocó a una asamblea de la sociedad civil en la que con la misma comunidad concertarían las medidas a tomar y así con el apoyo del constituyente del 91, Héctor Pineda, surgió la idea de una consulta popular por la paz.

“Se necesitaba una salida básica a la crisis, por ello se convocó a una muestra representativa de la sociedad civil y se llegó a la conclusión de que debían deslegitimar a los violentos que supuestamente operan a nombre de la comunidad”, así explicó la iniciativa Rincón, días antes de la consulta popular en entrevista concedida a EL PILÓN.

El día de la consulta llegó, domingo 27 de agosto de 1995. Una ceiba fue sembrada en la plaza San Roque, frente a la Alcaldía de Aguachica, por líderes políticos y de la sociedad civil. Ese día 10.422 personas participaron de la consulta popular por la paz, votando para deslegitimar a los grupos armados e invalidar la violencia, por lo que la ceiba fue llamada el árbol de la paz.

La consulta fue sintetizada así: ¿Rechaza usted la violencia y está de acuerdo con convertir a Aguachica en un municipio modelo de paz? Con las opciones de respuesta sí y no.

“La guerrilla o los paramilitares cada vez que mataban no tenían problema en decir que mataban en nombre del pueblo, porque a quien habían matado supuestamente había traicionado al pueblo, pero después de la consulta ese argumento quedó sin asidero”, explicó Antonio María Calvo, que también presenció el reconocimiento a la autonomía territorial que hizo el Gobierno Nacional a Aguachica por su esfuerzo por consolidar la paz territorial. El 20 de enero de 1996, el presidente Ernesto Samper y nueve de sus ministros firmaron un pacto político por la convivencia con el alcalde Luis Fernando Rincón.

La iniciativa logró llamar la atención de los colombianos y de la comunidad internacional sobre ese proyecto bautizado Aguachica, Modelo de Paz. La violencia disminuyó sustancialmente, llegaron aportes internacionales para fortalecer ese proceso. Se construyó el barrio Ciudadela de la Paz, un coliseo, 76 aulas escolares y se pavimentaron vías del municipio.

Sin embargo, el gobierno se desentendió del compromiso con Aguachica para dedicarse a defenderse en el escándalo del proceso 8.000 (nombre atribuido al proceso judicial emprendido contra el entonces presidente de Colombia, Ernesto Samper, bajo la acusación de recibir financiación del narcotráfico para su campaña presidencial) y así se agudizó el conflicto.

“Se trataba de validar la voluntad del pueblo en el territorio que es lo que ahora apenas empieza a dibujarse con lo que el presidente (Juan Manuel Santos) ahora ha venido diciendo de paz territorial”, así sintetizó el exasesor jurídico de la Alcaldía de Aguachica el hecho de que la consulta popular no hubiese cumplido todos los objetivos planteados en el momento de su concepción.

Exterminio a gestores de la consulta

Aguachica quedó sin acompañamiento, circunstancia que fue aprovechada por los actores del conflicto que arreciaron contra los promotores de la paz en el municipio. El 5 de octubre de 1996, el Eln mató a Álvaro Payares Ropero, uno de los cinco gerentes de la consulta popular y gerente de la empresa de servicios públicos.

Luego de la derrota del grupo político de Rincón en las elecciones municipales de 1997, varias de las personas que lo acompañaron en la iniciativa popular fueron asesinadas en los años siguientes: César Paso Torres, Edinson Duarte, Arsenio Obregón, Domingo Molano, Luis Cubides y a los que no mataron les tocó desplazarse de Aguachica.

Las amenazas de los paramilitares se agudizaron cuando Rincón decidió lanzarse nuevamente como candidato a la alcaldía con el objetivo de profundizar su modelo de participación ciudadana por la paz.

El martes 15 de agosto de 2000, las Autodefensas Unidas de Colombia lo llevaron a la finca El Palmar, de la vereda Buturama. Los guardaespaldas, que ya habían sido desarmados, fueron separados y llevados a 10 metros de donde transcurría la tensa reunión de los jefes paramilitares y Rincón, en la que este último tenía la esperanza de que nada le iba a pasar y que luego tendría más garantías para las elecciones.

En ese mismo lugar, Luis Fernando fue encontrado horas después con un tiro en la nuca.

El desmovilizado jefe paramilitar ‘Juancho’ Prada aceptó dentro del proceso de Justicia y Paz que fue él quien ordenó la muerte del exalcalde. En diligencia de versión libre rendida el 4 de diciembre de 2009, relató que dio la orden de asesinar a Luis Fernando Rincón López a su subalterno Faber de Jesús Atehortúa Gómez, alias ‘Julio Palizada’, quien a su vez delegó su cumplimiento en el grupo de patrulleros que operaban en el municipio de Aguachica, en razón a que la víctima solía referirse por los medios de comunicación a las actividades ilícitas de las autodefensas en la zona. Adicionalmente, ante la fiscalía delegada, ‘Juancho’ Prada sostuvo que ordenó el asesinato de Rincón López porque éste fue guerrillero del M-19.

Su memoria sigue viva

Aunque fue muy cercano al exalcalde, Antonio Calvo Silva asegura que nunca recibió amenazas, pero todos los que habían participado en la estructuración de la consulta sabían que eran objetivos militar de los grupos armados ilegales.

“La muerte de Luis Fernando Rincón fue el resultado de la intolerancia de los grupos ilegales y de las castas políticas de la región que no les cabía en la cabeza la posibilidad de que alguien desde ese territorio pudiera abordar un tema tan complicado como el de la paz”, dijo este abogado que luego de asesorar a Rincón fue asesor de paz de la Gobernación del Cesar, coordinador de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, y actualmente coordinador de Pax Holanda en esta región de Colombia, ONG que lucha por la defensa de los derechos humanos.

Por último destacó que mientras en Cuba se está discutiendo entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc la terminación del conflicto, en Aguachica solo hubo la acción sociedad civil procurando construir normas de convivencia de paz y reconciliación desde el territorio “partiendo del compromiso del pueblo con sus autoridades locales y por ello lo ocurrido en Aguachica sería un complemento para lo que se está haciendo en La Habana”.

El próximo jueves se cumplirán dos décadas de la histórica consulta popular por la paz y también se cumplen 20 de la siembre del árbol de la paz en el parque San Roque, único protagonista de esa gesta política que se mantiene más firme que en el primer día, cobijando con su sombra a los aguachiquenses y pasando desapercibido a diferencia de los mártires de la paz que han sufrido los embates de los violentos.

El discurso de Luis Fernando Rincón no ha muerto, como ha ocurrido durante las últimas dos décadas este año se conmemorará el aniversario de la Consulta Popular por la Paz en Aguachica, con una serie de eventos programados por representantes de la administración municipal, la Corporación Aguachica Modelo de Paz, el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, la Fundación Pershulogia y la Agencia Colombiana para la Reintegración.

El 26 de agosto se realizará una votación simbólica con la participación de los estudiantes de los colegios del municipio.

El 27 de agosto está previsto el foro “Aguachica, precursora de la paz territorial”, con la presentación del informe de Memoria Histórica de la Consulta Popular por la Paz de Aguachica y la participación del padre Francisco de Roux (sacerdote jesuita que fundó y dirigió el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio) y Marianne Moor (coordinadora del Programa para América Latina de Pax, antes Pax Christi), entre otros expertos en temas de Paz. En este mismo espacio se presentará la galería fotográfica de la Consulta Popular.

Posteriormente habrá una marcha que terminará con una toma cultural y muestra folclórica en el parque San Roque.

“Se necesitaba una salida básica a la crisis, por ello se convocó a una muestra representativa de la sociedad civil y se llegó a la conclusión de que debían deslegitimar a los violentos que supuestamente operan a nombre de la comunidad”: Luis Fernando Rincón, alcalde de Aguachica, Q.E.P.D.

Por Martín Elías Mendoza

 

 

Informes Especiales
23 agosto, 2015

Aguachica, precursora de paz territorial

En la Consulta Popular por la Paz que hace dos décadas se realizó en este municipio del Cesar, la ciudadanía inválido el accionar de los violentos y hoy es considerada un modelo de paz territorial.


A Luis Fernando Rincón lo asesinaron el 15 de agosto de 2000, cinco años después de su gesta política por la paz, cuando era candidato nuevamente a la alcaldía de Aguachica. Foto Archivo Particular.
A Luis Fernando Rincón lo asesinaron el 15 de agosto de 2000, cinco años después de su gesta política por la paz, cuando era candidato nuevamente a la alcaldía de Aguachica. Foto Archivo Particular.

Aguachica, un municipio que en la década de los noventa contaba con unos 60 mil habitantes en 16 calles y 50 carreras que conformaban 56 barrios, era un escenario de miedo por las confrontaciones entre grupos guerrilleros, paramilitares y la fuerza pública.

Quienes vivieron esa época aseguran que la gobernabilidad tocó fondo por culpa de la violencia. En menos de un año hubo tres alcaldes; el mandatario elegido por el pueblo para el periodo 1992-1994, Manuel Claro Santiago, no terminó su último año de gobierno al ser suspendido y su reemplazo Patricia Rojas Domínguez, amenazada por la guerrilla del Eln, renunció el 31 de mayo, a lo que el Gobierno Nacional respondió con el nombramiento de un alcalde militar, el mayor John Carlos Vigoya, que tampoco pudo contener la ola de violencia.

Dos meses después de su designación Aguachica tuvo uno de sus peores episodios con la masacre de tres campesinos en el corregimiento Norean, a cinco minutos del casco urbano.

Paradójicamente la violencia desató el deseo de paz de los aguachiquenses que en las elecciones de ese año eligieron como alcalde a Luis Fernando Rincón, exguerrillero del M-19 que venía del proceso de paz suscrito entre ese grupo subversivo y el Gobierno Nacional.

Fue así como el primero de enero de 1995, en un hecho sin precedentes, un alcalde militar le entregó a un alcalde elegido democráticamente proveniente de una guerrilla desmovilizada un municipio para el ejercicio del mandato constitucional del periodo1995-1997.

“Ese día se posesionaron Elías Ochoa como alcalde de Valledupar y Mauricio Pimiento como gobernador del Cesar, pero el ministro de Gobierno Horacio Serpa Uribe hizo presencia en Aguachica y no en Valledupar, de ese tamaño era como el país estaba mirando lo que estaba ocurriendo en Aguachica”, recordó Antonio María Calvo Silva, asesor jurídico de Luis Fernando Rincón.

Sin embargo, la esperanza de paz parecía perderse, siguieron los homicidios y empezaron las amenazas contra el alcalde por parte de todos los bandos.

“Los guerrilleros lo veían como un traidor y los paramilitares y la fuerza pública lo veían como un guerrillero, todos pretendiendo que él renunciara”, aseguró Calvo Silva.

Comenzando el mandato de Rincón, en marzo de 1995, sicarios asesinaron al médico José David Padilla Villafañe, que era el director regional del hospital de Aguachica. Aunque se desconocían los motivos del homicidio, este crimen ‘rebosó la copa’ de las autoridades municipales que insistentemente realizaban consejos de seguridad en búsqueda de un mecanismo para frenar la ola de violencia generada por guerrilleros, paramilitares y otros grupos armados en la zona.

Aunque Aguachica era considerada unas de las ciudades más violentas de Colombia y pese a todos los homicidios que tenía a diario, la muerte del médico generó un sentimiento especial en gran parte de los habitantes de la población que trasladaron el féretro de Padilla Villafañe a la plaza San Roque, frente a la alcaldía, y no gritaron arengas ni lanzaron improperios en contra las autoridades de turno, sino que ondearon pañuelos blancos en señal de que lo único que anhelaban era la paz.

El alcalde Luis Fernando Rincón y sus asesores observaron desde el segundo piso del palacio municipal esa manifestación del pueblo y luego acordaron que no harían más consejos de seguridad inoficiosos para intentar frenar la violencia. En cambio se convocó a una asamblea de la sociedad civil en la que con la misma comunidad concertarían las medidas a tomar y así con el apoyo del constituyente del 91, Héctor Pineda, surgió la idea de una consulta popular por la paz.

“Se necesitaba una salida básica a la crisis, por ello se convocó a una muestra representativa de la sociedad civil y se llegó a la conclusión de que debían deslegitimar a los violentos que supuestamente operan a nombre de la comunidad”, así explicó la iniciativa Rincón, días antes de la consulta popular en entrevista concedida a EL PILÓN.

El día de la consulta llegó, domingo 27 de agosto de 1995. Una ceiba fue sembrada en la plaza San Roque, frente a la Alcaldía de Aguachica, por líderes políticos y de la sociedad civil. Ese día 10.422 personas participaron de la consulta popular por la paz, votando para deslegitimar a los grupos armados e invalidar la violencia, por lo que la ceiba fue llamada el árbol de la paz.

La consulta fue sintetizada así: ¿Rechaza usted la violencia y está de acuerdo con convertir a Aguachica en un municipio modelo de paz? Con las opciones de respuesta sí y no.

“La guerrilla o los paramilitares cada vez que mataban no tenían problema en decir que mataban en nombre del pueblo, porque a quien habían matado supuestamente había traicionado al pueblo, pero después de la consulta ese argumento quedó sin asidero”, explicó Antonio María Calvo, que también presenció el reconocimiento a la autonomía territorial que hizo el Gobierno Nacional a Aguachica por su esfuerzo por consolidar la paz territorial. El 20 de enero de 1996, el presidente Ernesto Samper y nueve de sus ministros firmaron un pacto político por la convivencia con el alcalde Luis Fernando Rincón.

La iniciativa logró llamar la atención de los colombianos y de la comunidad internacional sobre ese proyecto bautizado Aguachica, Modelo de Paz. La violencia disminuyó sustancialmente, llegaron aportes internacionales para fortalecer ese proceso. Se construyó el barrio Ciudadela de la Paz, un coliseo, 76 aulas escolares y se pavimentaron vías del municipio.

Sin embargo, el gobierno se desentendió del compromiso con Aguachica para dedicarse a defenderse en el escándalo del proceso 8.000 (nombre atribuido al proceso judicial emprendido contra el entonces presidente de Colombia, Ernesto Samper, bajo la acusación de recibir financiación del narcotráfico para su campaña presidencial) y así se agudizó el conflicto.

“Se trataba de validar la voluntad del pueblo en el territorio que es lo que ahora apenas empieza a dibujarse con lo que el presidente (Juan Manuel Santos) ahora ha venido diciendo de paz territorial”, así sintetizó el exasesor jurídico de la Alcaldía de Aguachica el hecho de que la consulta popular no hubiese cumplido todos los objetivos planteados en el momento de su concepción.

Exterminio a gestores de la consulta

Aguachica quedó sin acompañamiento, circunstancia que fue aprovechada por los actores del conflicto que arreciaron contra los promotores de la paz en el municipio. El 5 de octubre de 1996, el Eln mató a Álvaro Payares Ropero, uno de los cinco gerentes de la consulta popular y gerente de la empresa de servicios públicos.

Luego de la derrota del grupo político de Rincón en las elecciones municipales de 1997, varias de las personas que lo acompañaron en la iniciativa popular fueron asesinadas en los años siguientes: César Paso Torres, Edinson Duarte, Arsenio Obregón, Domingo Molano, Luis Cubides y a los que no mataron les tocó desplazarse de Aguachica.

Las amenazas de los paramilitares se agudizaron cuando Rincón decidió lanzarse nuevamente como candidato a la alcaldía con el objetivo de profundizar su modelo de participación ciudadana por la paz.

El martes 15 de agosto de 2000, las Autodefensas Unidas de Colombia lo llevaron a la finca El Palmar, de la vereda Buturama. Los guardaespaldas, que ya habían sido desarmados, fueron separados y llevados a 10 metros de donde transcurría la tensa reunión de los jefes paramilitares y Rincón, en la que este último tenía la esperanza de que nada le iba a pasar y que luego tendría más garantías para las elecciones.

En ese mismo lugar, Luis Fernando fue encontrado horas después con un tiro en la nuca.

El desmovilizado jefe paramilitar ‘Juancho’ Prada aceptó dentro del proceso de Justicia y Paz que fue él quien ordenó la muerte del exalcalde. En diligencia de versión libre rendida el 4 de diciembre de 2009, relató que dio la orden de asesinar a Luis Fernando Rincón López a su subalterno Faber de Jesús Atehortúa Gómez, alias ‘Julio Palizada’, quien a su vez delegó su cumplimiento en el grupo de patrulleros que operaban en el municipio de Aguachica, en razón a que la víctima solía referirse por los medios de comunicación a las actividades ilícitas de las autodefensas en la zona. Adicionalmente, ante la fiscalía delegada, ‘Juancho’ Prada sostuvo que ordenó el asesinato de Rincón López porque éste fue guerrillero del M-19.

Su memoria sigue viva

Aunque fue muy cercano al exalcalde, Antonio Calvo Silva asegura que nunca recibió amenazas, pero todos los que habían participado en la estructuración de la consulta sabían que eran objetivos militar de los grupos armados ilegales.

“La muerte de Luis Fernando Rincón fue el resultado de la intolerancia de los grupos ilegales y de las castas políticas de la región que no les cabía en la cabeza la posibilidad de que alguien desde ese territorio pudiera abordar un tema tan complicado como el de la paz”, dijo este abogado que luego de asesorar a Rincón fue asesor de paz de la Gobernación del Cesar, coordinador de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, y actualmente coordinador de Pax Holanda en esta región de Colombia, ONG que lucha por la defensa de los derechos humanos.

Por último destacó que mientras en Cuba se está discutiendo entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc la terminación del conflicto, en Aguachica solo hubo la acción sociedad civil procurando construir normas de convivencia de paz y reconciliación desde el territorio “partiendo del compromiso del pueblo con sus autoridades locales y por ello lo ocurrido en Aguachica sería un complemento para lo que se está haciendo en La Habana”.

El próximo jueves se cumplirán dos décadas de la histórica consulta popular por la paz y también se cumplen 20 de la siembre del árbol de la paz en el parque San Roque, único protagonista de esa gesta política que se mantiene más firme que en el primer día, cobijando con su sombra a los aguachiquenses y pasando desapercibido a diferencia de los mártires de la paz que han sufrido los embates de los violentos.

El discurso de Luis Fernando Rincón no ha muerto, como ha ocurrido durante las últimas dos décadas este año se conmemorará el aniversario de la Consulta Popular por la Paz en Aguachica, con una serie de eventos programados por representantes de la administración municipal, la Corporación Aguachica Modelo de Paz, el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, la Fundación Pershulogia y la Agencia Colombiana para la Reintegración.

El 26 de agosto se realizará una votación simbólica con la participación de los estudiantes de los colegios del municipio.

El 27 de agosto está previsto el foro “Aguachica, precursora de la paz territorial”, con la presentación del informe de Memoria Histórica de la Consulta Popular por la Paz de Aguachica y la participación del padre Francisco de Roux (sacerdote jesuita que fundó y dirigió el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio) y Marianne Moor (coordinadora del Programa para América Latina de Pax, antes Pax Christi), entre otros expertos en temas de Paz. En este mismo espacio se presentará la galería fotográfica de la Consulta Popular.

Posteriormente habrá una marcha que terminará con una toma cultural y muestra folclórica en el parque San Roque.

“Se necesitaba una salida básica a la crisis, por ello se convocó a una muestra representativa de la sociedad civil y se llegó a la conclusión de que debían deslegitimar a los violentos que supuestamente operan a nombre de la comunidad”: Luis Fernando Rincón, alcalde de Aguachica, Q.E.P.D.

Por Martín Elías Mendoza