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Las huellas de los 'falsos positivos' - 24 agosto, 2022

Adalberto Vásquez, la historia de una desaparición, búsqueda y muerte 

El pelotón Contera 2, adscrito al Batallón de Artillería Nº2 La Popa, presentó al hombre falsamente como un guerrillero. 

Adalberto Vásquez Torres, víctima.
Adalberto Vásquez Torres, víctima.
Boton Wpp

El 16 de marzo del año 2005 siendo aproximadamente las 11:00 a.m., Adalberto Vásquez Torres salió de la casa de su madre a buscar una cubeta de hielo para luego regresar, pero en el camino algo se interpuso en sus planes y no volvió más. 

El joven vestido con pantalón verde claro, camisa blanca con cordón en la abertura del cuello, zapatos y cachucha negra, residía con la familia en la vereda Pekín del municipio de El Copey donde horas después lo comenzaron a buscar. 

“Yo me había ido a Valledupar para atender a una hermana de él y cuando regresé: me dijeron que él estaba perdido; entonces, con mi dolor comencé a buscarlo y me dijeron que en Bosconia había un muerto, pero al acudir ya no estaba (el cadáver)”, recordó Rita Torres Jiménez, madre de Adalberto. 

No obstante, ella sospechaba que algo terrible había sucedido con Adalberto Vásquez, pues personas vecinas a la finca Campo Alegre comentaban que su hijo había muerto en un sector cercano ubicado en los cerros del municipio. 

Por el pueblo se extendió la noticia que el pelotón Contera 2, adscrito al Batallón de Artillería Nº2 La Popa, había dado de baja a un guerrillero en un combate. Los uniformados dijeron que se trataba de un miliciano de las Farc no identificado que fue dado de baja en la operación ‘Espada’ de la misión táctica ‘Misionero’. 

En el operativo, según lo reportado, habrían frustrado un atentado contra una torre de energía en la vereda Pekín del corregimiento de Chimila, área rural del El Copey. En el sitio habrían incautado un arma corta con munición de diferentes calibres, una granada de fusil, cuatro proveedores para fusil calibre 7.62, cuarenta metros de cordón detonante y dos estopines eléctricos, según lo reportado a los medios de comunicación. 

Como aquí lo conocían mucho para que no lo fueran a identificar y me fueran a avisar dijeron que fue un combate del Ejército y lo bajaron como N.N., una señora que me conocía supo del muerto, pero no fue a verlo”, agregó Torres Jiménez. 

Los señalados por la muerte de Adalberto no estuvieron en las audiencias de reconocimiento de la JEP realizadas en Valledupar

EL RECONOCIMIENTO

Es así que el 3 de agosto del 2005 la mujer decidió ir a la Fiscalía de Valledupar a interponer la denuncia por la desaparición de su hijo y solo hasta el 22 de octubre de 2008 identificó su cuerpo. Según el acta de levantamiento, el cadáver fue inspeccionado en la finca Campo Alegre que estaba deshabitada en la parte alta de la vereda Pekín de El Copey. 

Después Rita Torres aclaró que su hijo no hacía parte de ningún grupo al margen de la ley. Una denuncia que reforzó la ciudadana Marlys Mendoza quien aseguró que había visto al joven hablando con un soldado antes del día del hecho.

El sujeto que contactó la víctima, quien responde al alias de niche [sic], es una persona que está plenamente identificada en otro proceso de la fiscalía [sic] de derechos [sic] humanos [sic] de Bucaramanga como reclutador de personas para entregarlas al ejército y luego hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate”, indicó el Auto 1907 de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, donde se recopila lo investigado por la justicia ordinaria.

Además, las autoridades no tuvieron registro de pruebas para corroborar que el joven haya disparado y mucho menos para pensar que en verdad estuvo en un enfrentamiento armado.

LOS INVOLUCRADOS 

La Fiscalía en la investigación determinó que los soldados Juan Carlos Puello Vergara, Ronys Enrique Zapata Torres, Jorge Enrique Sánchez Sánchez y Alexander Enrique Sosa Peñaloza, entre otros, participaron en los hechos. 

De ellos, Ronys Zapata y Juan Puello lo reconocieron, pero aseguraron que se defendieron de un ataque inminente de la víctima hacia ellos. Una versión destruida por su compañero Alexander Sosa que reconoció a la víctima como un joven que estuvo con ellos en una base militar. 

Adalberto Vásquez es el mismo hombre referido por Alexander Sosa en su declaración como aquel que estuvo en la base militar que ellos tenían en la subestación eléctrica, que les cortó el pelo a los soldados y que mataron esa misma noche; habrá de recordarse que Sosa manifestó también haberse enterado que este hombre no murió en un enfrentamiento armado sino que fue ejecutado y reportado falsamente como si hubiera muerto en combate”, reza la resolución de acusación en contra del soldado(r) Ronys Enrique Zapata Torres proferida el 20 de diciembre de 2018 por la Fiscalía 89 Especializada de DDHH y DIH de Bucaramanga. 

Aunque Adalberto Vásquez Torres es una de las 127 víctimas reconocidas en el subcaso Costa Caribe de la JEP, los señalados responsables de su muerte no comparecieron en las audiencias de reconocimiento celebradas el pasado 18 y 19 de julio en Valledupar. 

Por Marllelys Salinas / EL PILÓN 

[email protected] 

Las huellas de los 'falsos positivos'
24 agosto, 2022

Adalberto Vásquez, la historia de una desaparición, búsqueda y muerte 

El pelotón Contera 2, adscrito al Batallón de Artillería Nº2 La Popa, presentó al hombre falsamente como un guerrillero. 


Adalberto Vásquez Torres, víctima.
Adalberto Vásquez Torres, víctima.
Boton Wpp

El 16 de marzo del año 2005 siendo aproximadamente las 11:00 a.m., Adalberto Vásquez Torres salió de la casa de su madre a buscar una cubeta de hielo para luego regresar, pero en el camino algo se interpuso en sus planes y no volvió más. 

El joven vestido con pantalón verde claro, camisa blanca con cordón en la abertura del cuello, zapatos y cachucha negra, residía con la familia en la vereda Pekín del municipio de El Copey donde horas después lo comenzaron a buscar. 

“Yo me había ido a Valledupar para atender a una hermana de él y cuando regresé: me dijeron que él estaba perdido; entonces, con mi dolor comencé a buscarlo y me dijeron que en Bosconia había un muerto, pero al acudir ya no estaba (el cadáver)”, recordó Rita Torres Jiménez, madre de Adalberto. 

No obstante, ella sospechaba que algo terrible había sucedido con Adalberto Vásquez, pues personas vecinas a la finca Campo Alegre comentaban que su hijo había muerto en un sector cercano ubicado en los cerros del municipio. 

Por el pueblo se extendió la noticia que el pelotón Contera 2, adscrito al Batallón de Artillería Nº2 La Popa, había dado de baja a un guerrillero en un combate. Los uniformados dijeron que se trataba de un miliciano de las Farc no identificado que fue dado de baja en la operación ‘Espada’ de la misión táctica ‘Misionero’. 

En el operativo, según lo reportado, habrían frustrado un atentado contra una torre de energía en la vereda Pekín del corregimiento de Chimila, área rural del El Copey. En el sitio habrían incautado un arma corta con munición de diferentes calibres, una granada de fusil, cuatro proveedores para fusil calibre 7.62, cuarenta metros de cordón detonante y dos estopines eléctricos, según lo reportado a los medios de comunicación. 

Como aquí lo conocían mucho para que no lo fueran a identificar y me fueran a avisar dijeron que fue un combate del Ejército y lo bajaron como N.N., una señora que me conocía supo del muerto, pero no fue a verlo”, agregó Torres Jiménez. 

Los señalados por la muerte de Adalberto no estuvieron en las audiencias de reconocimiento de la JEP realizadas en Valledupar

EL RECONOCIMIENTO

Es así que el 3 de agosto del 2005 la mujer decidió ir a la Fiscalía de Valledupar a interponer la denuncia por la desaparición de su hijo y solo hasta el 22 de octubre de 2008 identificó su cuerpo. Según el acta de levantamiento, el cadáver fue inspeccionado en la finca Campo Alegre que estaba deshabitada en la parte alta de la vereda Pekín de El Copey. 

Después Rita Torres aclaró que su hijo no hacía parte de ningún grupo al margen de la ley. Una denuncia que reforzó la ciudadana Marlys Mendoza quien aseguró que había visto al joven hablando con un soldado antes del día del hecho.

El sujeto que contactó la víctima, quien responde al alias de niche [sic], es una persona que está plenamente identificada en otro proceso de la fiscalía [sic] de derechos [sic] humanos [sic] de Bucaramanga como reclutador de personas para entregarlas al ejército y luego hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate”, indicó el Auto 1907 de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, donde se recopila lo investigado por la justicia ordinaria.

Además, las autoridades no tuvieron registro de pruebas para corroborar que el joven haya disparado y mucho menos para pensar que en verdad estuvo en un enfrentamiento armado.

LOS INVOLUCRADOS 

La Fiscalía en la investigación determinó que los soldados Juan Carlos Puello Vergara, Ronys Enrique Zapata Torres, Jorge Enrique Sánchez Sánchez y Alexander Enrique Sosa Peñaloza, entre otros, participaron en los hechos. 

De ellos, Ronys Zapata y Juan Puello lo reconocieron, pero aseguraron que se defendieron de un ataque inminente de la víctima hacia ellos. Una versión destruida por su compañero Alexander Sosa que reconoció a la víctima como un joven que estuvo con ellos en una base militar. 

Adalberto Vásquez es el mismo hombre referido por Alexander Sosa en su declaración como aquel que estuvo en la base militar que ellos tenían en la subestación eléctrica, que les cortó el pelo a los soldados y que mataron esa misma noche; habrá de recordarse que Sosa manifestó también haberse enterado que este hombre no murió en un enfrentamiento armado sino que fue ejecutado y reportado falsamente como si hubiera muerto en combate”, reza la resolución de acusación en contra del soldado(r) Ronys Enrique Zapata Torres proferida el 20 de diciembre de 2018 por la Fiscalía 89 Especializada de DDHH y DIH de Bucaramanga. 

Aunque Adalberto Vásquez Torres es una de las 127 víctimas reconocidas en el subcaso Costa Caribe de la JEP, los señalados responsables de su muerte no comparecieron en las audiencias de reconocimiento celebradas el pasado 18 y 19 de julio en Valledupar. 

Por Marllelys Salinas / EL PILÓN 

[email protected]