Aunque hay incertidumbre sobre la capacidad que tengan las disidencias de las FARC de garantizar un cese al fuego integral, que por la política de apaciguamiento del Gobierno del presidente Petro se fortalecieron militar y territorialmente, valoramos que se hayan dado los primeros acuerdos.
Aunque hay incertidumbre sobre la capacidad que tengan las disidencias de las FARC de garantizar un cese al fuego integral, que por la política de apaciguamiento del Gobierno del presidente Petro se fortalecieron militar y territorialmente, valoramos que se hayan dado los primeros acuerdos. Aunque no opera en nuestro departamento ni en la costa Caribe, sí sabemos de su presencia en el limítrofe departamento de Norte de Santander, región del Catatumbo. De hecho, fue en este lugar donde se verificó la reunión del Gobierno nacional y sus negociadores con el autodenominado Estado Mayor Central de las FARC.
Esos acuerdos se suman a los que están en desarrollo con el ELN, que adelantarán hasta mayo de 2025 un conjunto de diálogos con la sociedad civil. Y luego se entrará en el periodo de las duras negociaciones de los elementos esenciales de la paz y el cese definitivo del fuego.
Queda pendiente el tratamiento que se dará a los grupos como el Clan del Golfo, o autodenominadas autodefensas gaitanistas, sujetas a una legislación, actualmente en ciernes, que permita un adecuado sometimiento. Se ha llegado a plantear que se podría aproximar a una fórmula similar a la de ‘Justicia y Paz’ que en el pasado se adelantó con las autodefensas unidas (paramilitares).
Hacemos votos para que se cristalicen todos esos esfuerzos pues consideramos que el principal problema nacional es la violencia. Es suficiente para el legado del gobierno Petro, que, desistido el afán de reformas, se logre firmar, perfeccionar y desarrollar la llamada Paz Total.
Ese es el primer propósito de esta nación martirizada para darle ejemplo a las otras naciones y ahorrarle sangre y dolor a los compatriotas; antes de pretender convertirnos, con los más plausibles propósitos, en voceros de causas de paz frente a conflictos como los de Rusia y Ucrania e Israel y Palestina, como lo sostuvo Petro en las Naciones Unidas.
Y de caer en un liderazgo frágil, que omite censurar las acciones violentas de los otros. Es lo que ha sucedido en el caso de la masacre del movimiento palestino radical Hamás contra centenares de indefensas personas, entre ellas, una pareja colombiana y decenas de latinoamericanas en Israel, y sobre lo cual el escritor Enrique Santos Calderón en su columna en la revista Cambio afirma:
“Lamentable la salida en falso del presidente Petro, que mancilla la política exterior de Colombia. No solo no condenó de manera franca la masacre sino hizo una absurda comparación de la franja de Gaza con el campo de concentración de Auschwitz, donde el nazismo exterminó fría y metódicamente a 1.2 millones de personas, 900 mil de ellas judías. Una ofensa para el Estado de Israel y su pueblo que no borrarán ni mil trinos de rectificación presidencial. Aunque tampoco se producirá”.
El presidente no debe ser un analista de opinión ni un agitador incansable de causas en redes sociales en el orbe, sino un jefe de Estado que nos represente a todos los colombianos. Ni la acción probablemente desproporcionada de defensa legítima de Israel en Gaza, con miles de muertes palestinos, va a borrar el desacierto.
Aunque hay incertidumbre sobre la capacidad que tengan las disidencias de las FARC de garantizar un cese al fuego integral, que por la política de apaciguamiento del Gobierno del presidente Petro se fortalecieron militar y territorialmente, valoramos que se hayan dado los primeros acuerdos.
Aunque hay incertidumbre sobre la capacidad que tengan las disidencias de las FARC de garantizar un cese al fuego integral, que por la política de apaciguamiento del Gobierno del presidente Petro se fortalecieron militar y territorialmente, valoramos que se hayan dado los primeros acuerdos. Aunque no opera en nuestro departamento ni en la costa Caribe, sí sabemos de su presencia en el limítrofe departamento de Norte de Santander, región del Catatumbo. De hecho, fue en este lugar donde se verificó la reunión del Gobierno nacional y sus negociadores con el autodenominado Estado Mayor Central de las FARC.
Esos acuerdos se suman a los que están en desarrollo con el ELN, que adelantarán hasta mayo de 2025 un conjunto de diálogos con la sociedad civil. Y luego se entrará en el periodo de las duras negociaciones de los elementos esenciales de la paz y el cese definitivo del fuego.
Queda pendiente el tratamiento que se dará a los grupos como el Clan del Golfo, o autodenominadas autodefensas gaitanistas, sujetas a una legislación, actualmente en ciernes, que permita un adecuado sometimiento. Se ha llegado a plantear que se podría aproximar a una fórmula similar a la de ‘Justicia y Paz’ que en el pasado se adelantó con las autodefensas unidas (paramilitares).
Hacemos votos para que se cristalicen todos esos esfuerzos pues consideramos que el principal problema nacional es la violencia. Es suficiente para el legado del gobierno Petro, que, desistido el afán de reformas, se logre firmar, perfeccionar y desarrollar la llamada Paz Total.
Ese es el primer propósito de esta nación martirizada para darle ejemplo a las otras naciones y ahorrarle sangre y dolor a los compatriotas; antes de pretender convertirnos, con los más plausibles propósitos, en voceros de causas de paz frente a conflictos como los de Rusia y Ucrania e Israel y Palestina, como lo sostuvo Petro en las Naciones Unidas.
Y de caer en un liderazgo frágil, que omite censurar las acciones violentas de los otros. Es lo que ha sucedido en el caso de la masacre del movimiento palestino radical Hamás contra centenares de indefensas personas, entre ellas, una pareja colombiana y decenas de latinoamericanas en Israel, y sobre lo cual el escritor Enrique Santos Calderón en su columna en la revista Cambio afirma:
“Lamentable la salida en falso del presidente Petro, que mancilla la política exterior de Colombia. No solo no condenó de manera franca la masacre sino hizo una absurda comparación de la franja de Gaza con el campo de concentración de Auschwitz, donde el nazismo exterminó fría y metódicamente a 1.2 millones de personas, 900 mil de ellas judías. Una ofensa para el Estado de Israel y su pueblo que no borrarán ni mil trinos de rectificación presidencial. Aunque tampoco se producirá”.
El presidente no debe ser un analista de opinión ni un agitador incansable de causas en redes sociales en el orbe, sino un jefe de Estado que nos represente a todos los colombianos. Ni la acción probablemente desproporcionada de defensa legítima de Israel en Gaza, con miles de muertes palestinos, va a borrar el desacierto.
Aunque hay incertidumbre sobre la capacidad que tengan las disidencias de las FARC de garantizar un cese al fuego integral, que por la política de apaciguamiento del Gobierno del presidente Petro se fortalecieron militar y territorialmente, valoramos que se hayan dado los primeros acuerdos.
Aunque hay incertidumbre sobre la capacidad que tengan las disidencias de las FARC de garantizar un cese al fuego integral, que por la política de apaciguamiento del Gobierno del presidente Petro se fortalecieron militar y territorialmente, valoramos que se hayan dado los primeros acuerdos. Aunque no opera en nuestro departamento ni en la costa Caribe, sí sabemos de su presencia en el limítrofe departamento de Norte de Santander, región del Catatumbo. De hecho, fue en este lugar donde se verificó la reunión del Gobierno nacional y sus negociadores con el autodenominado Estado Mayor Central de las FARC.
Esos acuerdos se suman a los que están en desarrollo con el ELN, que adelantarán hasta mayo de 2025 un conjunto de diálogos con la sociedad civil. Y luego se entrará en el periodo de las duras negociaciones de los elementos esenciales de la paz y el cese definitivo del fuego.
Queda pendiente el tratamiento que se dará a los grupos como el Clan del Golfo, o autodenominadas autodefensas gaitanistas, sujetas a una legislación, actualmente en ciernes, que permita un adecuado sometimiento. Se ha llegado a plantear que se podría aproximar a una fórmula similar a la de ‘Justicia y Paz’ que en el pasado se adelantó con las autodefensas unidas (paramilitares).
Hacemos votos para que se cristalicen todos esos esfuerzos pues consideramos que el principal problema nacional es la violencia. Es suficiente para el legado del gobierno Petro, que, desistido el afán de reformas, se logre firmar, perfeccionar y desarrollar la llamada Paz Total.
Ese es el primer propósito de esta nación martirizada para darle ejemplo a las otras naciones y ahorrarle sangre y dolor a los compatriotas; antes de pretender convertirnos, con los más plausibles propósitos, en voceros de causas de paz frente a conflictos como los de Rusia y Ucrania e Israel y Palestina, como lo sostuvo Petro en las Naciones Unidas.
Y de caer en un liderazgo frágil, que omite censurar las acciones violentas de los otros. Es lo que ha sucedido en el caso de la masacre del movimiento palestino radical Hamás contra centenares de indefensas personas, entre ellas, una pareja colombiana y decenas de latinoamericanas en Israel, y sobre lo cual el escritor Enrique Santos Calderón en su columna en la revista Cambio afirma:
“Lamentable la salida en falso del presidente Petro, que mancilla la política exterior de Colombia. No solo no condenó de manera franca la masacre sino hizo una absurda comparación de la franja de Gaza con el campo de concentración de Auschwitz, donde el nazismo exterminó fría y metódicamente a 1.2 millones de personas, 900 mil de ellas judías. Una ofensa para el Estado de Israel y su pueblo que no borrarán ni mil trinos de rectificación presidencial. Aunque tampoco se producirá”.
El presidente no debe ser un analista de opinión ni un agitador incansable de causas en redes sociales en el orbe, sino un jefe de Estado que nos represente a todos los colombianos. Ni la acción probablemente desproporcionada de defensa legítima de Israel en Gaza, con miles de muertes palestinos, va a borrar el desacierto.
Aunque hay incertidumbre sobre la capacidad que tengan las disidencias de las FARC de garantizar un cese al fuego integral, que por la política de apaciguamiento del Gobierno del presidente Petro se fortalecieron militar y territorialmente, valoramos que se hayan dado los primeros acuerdos.
Aunque hay incertidumbre sobre la capacidad que tengan las disidencias de las FARC de garantizar un cese al fuego integral, que por la política de apaciguamiento del Gobierno del presidente Petro se fortalecieron militar y territorialmente, valoramos que se hayan dado los primeros acuerdos. Aunque no opera en nuestro departamento ni en la costa Caribe, sí sabemos de su presencia en el limítrofe departamento de Norte de Santander, región del Catatumbo. De hecho, fue en este lugar donde se verificó la reunión del Gobierno nacional y sus negociadores con el autodenominado Estado Mayor Central de las FARC.
Esos acuerdos se suman a los que están en desarrollo con el ELN, que adelantarán hasta mayo de 2025 un conjunto de diálogos con la sociedad civil. Y luego se entrará en el periodo de las duras negociaciones de los elementos esenciales de la paz y el cese definitivo del fuego.
Queda pendiente el tratamiento que se dará a los grupos como el Clan del Golfo, o autodenominadas autodefensas gaitanistas, sujetas a una legislación, actualmente en ciernes, que permita un adecuado sometimiento. Se ha llegado a plantear que se podría aproximar a una fórmula similar a la de ‘Justicia y Paz’ que en el pasado se adelantó con las autodefensas unidas (paramilitares).
Hacemos votos para que se cristalicen todos esos esfuerzos pues consideramos que el principal problema nacional es la violencia. Es suficiente para el legado del gobierno Petro, que, desistido el afán de reformas, se logre firmar, perfeccionar y desarrollar la llamada Paz Total.
Ese es el primer propósito de esta nación martirizada para darle ejemplo a las otras naciones y ahorrarle sangre y dolor a los compatriotas; antes de pretender convertirnos, con los más plausibles propósitos, en voceros de causas de paz frente a conflictos como los de Rusia y Ucrania e Israel y Palestina, como lo sostuvo Petro en las Naciones Unidas.
Y de caer en un liderazgo frágil, que omite censurar las acciones violentas de los otros. Es lo que ha sucedido en el caso de la masacre del movimiento palestino radical Hamás contra centenares de indefensas personas, entre ellas, una pareja colombiana y decenas de latinoamericanas en Israel, y sobre lo cual el escritor Enrique Santos Calderón en su columna en la revista Cambio afirma:
“Lamentable la salida en falso del presidente Petro, que mancilla la política exterior de Colombia. No solo no condenó de manera franca la masacre sino hizo una absurda comparación de la franja de Gaza con el campo de concentración de Auschwitz, donde el nazismo exterminó fría y metódicamente a 1.2 millones de personas, 900 mil de ellas judías. Una ofensa para el Estado de Israel y su pueblo que no borrarán ni mil trinos de rectificación presidencial. Aunque tampoco se producirá”.
El presidente no debe ser un analista de opinión ni un agitador incansable de causas en redes sociales en el orbe, sino un jefe de Estado que nos represente a todos los colombianos. Ni la acción probablemente desproporcionada de defensa legítima de Israel en Gaza, con miles de muertes palestinos, va a borrar el desacierto.