Angelic Schrieder, guía y mentora, se dedica a ayudar a las mujeres a descubrir su poder y libertad a través de la conexión con su sexualidad. En una entrevista para EL PILÓN, comparte su perspectiva sobre la sexualidad, el autoconocimiento y la importancia de la energía femenina.

Angelic comienza enfatizando que la sexualidad va más allá del acto físico. “La sexualidad es tu forma de ser, de expresarte, de vestirte; es la energía que transmites”. Para ella, esta energía es una luz que las mujeres poseen intrínsecamente. “Nosotras damos luz; parimos vida”, explica, sugiriendo que cada mujer tiene una chispa única que debe ser reconocida y celebrada.

El 29 de noviembre, el Colectivo de Mujeres Emprendedoras de Valledupar llevó a cabo el Primer Encuentro de Emprendedoras 2024 en el Salón de Reuniones de la Cámara de Comercio de Valledupar. En este evento, Angelic Schrieder ofreció una charla inspiradora dirigida a mujeres que buscaban conocer más sobre su energía sexual. 

El viaje del autodescubrimiento

Al preguntarle sobre su viaje personal hacia la liberación, Angelic comparte sus temores iniciales al abordar estos temas: “Cuando yo comencé a descubrir esto, me daba terror mostrarme y exponerme al hablar de esto porque pensaba: ‘Soy menor, estoy muy joven para hablar de esta manera’. Temía que las personas mayores me dijeran: ‘¿Y tú qué puedes enseñarme a mí?’. A menudo, se asocia la edad con la experiencia, pero eso es una falacia. Tener más años no garantiza que hayas superado tus propias experiencias. Muchas personas adultas, de 50 a 70 años, aún llevan sus dolores ocultos bajo la alfombra y no han procesado lo que han vivido”.

“Siempre busqué respuestas sobre quién soy y qué hago aquí”, dice. A través de esta búsqueda se dio cuenta de que muchas mujeres y hombres, independientemente de su edad, llevan cargas emocionales sin procesar. “La experiencia no se mide solo por los años vividos; se trata de cómo superamos esas experiencias”, expresa la guía.

La energía sexual como herramienta de empoderamiento

“Cuando conectas con tu energía sexual, te vuelves selectiva en cómo y con quién compartes tu energía. Esta transformación permite vivir una vida plena y llena de entusiasmo”, destaca Shrieder sobre la importancia de reconocer y utilizar la energía sexual como una herramienta que alivia las cargas de la vida. 

Llegar a esa conclusión le permitió liberarse de relaciones dañinas y entender que su bienestar emocional depende de sus propias decisiones.

“La sexualidad consciente se convierte en sagrada; ya no es vacía ni banal. Es una unión que permite una comunicación profunda con uno mismo y con los demás”, explica. Esta transformación le permitió experimentar una vida plena, llena de entusiasmo y pasión.

Cuando se le pregunta si estas herramientas deberían enseñarse antes de llegar a momentos críticos en la vida, Angelic responde con firmeza: “Rotundamente sí. Es fundamental enseñar herramientas de autoconocimiento desde temprana edad, como la meditación y la conexión con las emociones, para evitar que las personas caigan en patrones destructivos”. Propone que la meditación, la conexión con la respiración y el autoconocimiento deberían ser parte del currículo educativo en todos los niveles. 

Angelic Schrieder invita a las mujeres a embarcarse en un viaje de autodescubrimiento y empoderamiento. Al conectar con su sexualidad y emociones, pueden encontrar su luz interior y vivir una vida plena. “Este viaje no solo transforma a la mujer; inspira a otros a hacer lo mismo”, resalta. 

Además, comparte detalles sobre sus mentorías: “Tengo mentorías personalizadas que duran una hora; sin embargo, la primera sesión, para quienes no me conocen o no están familiarizados con mis servicios, suele extenderse a una hora y veinte minutos. Ofrecemos sesiones tanto virtuales como presenciales, y también dictamos charlas en ambos formatos. También realizamos transmisiones en vivo en mis redes sociales, donde compartiré más información para que puedan seguirme y conocer más sobre mis propuestas“, invita Schrieder.

Por: Redacción EL PILÓN.