Por ser un género literario, en el vallenato también podemos encontrar sagas o series.
En el mundo literario contemporáneo, una saga es una serie de obras narrativas unidas a través de un hilo conductor que comparten personajes, una trama continua o ambientación a lo largo de todos los libros, algo así como una historia extendida y suministrada en varias entregas.
Muchas de estas obras literarias se han adaptado con mucho éxito al cine, por ejemplo, la serie de libros de Harry Potter de J. K. Rowling se convirtió en ocho películas; El Padrino de Mario Puzo, en una trilogía cinematográfica; y la heptología Las Crónicas de Narnia de C. S. Lewis hasta ahora lleva tres películas producidas por Disney.
Las canciones vallenatas de antaño (que no las de ahora, con poquísimas excepciones) conforman, en sí mismas, un género literario: están repletas de metáforas, analogías, personificaciones, descripciones y muchos recursos más. Por eso, en más de una ocasión, Gabriel García Márquez declaró su admiración por los juglares y compositores vallenatos (por los de antes, que no los de ahora), por su capacidad de síntesis y su riqueza poética.
Por ser un género literario, en el vallenato también podemos encontrar sagas o series, veamos algunas:
Antes, en un tiempo no muy lejano, las agrupaciones vallenatas publicaban dos LP por año. Corría el año 1974 cuando Los Hermanos Zuleta lanzaron Río crecido y Río seco, discos que titularon a partir de dos canciones de la autoría de Julio Fontalvo.
En Río crecido, Fontalvo describe un afluente embravecido a causa de la lluvia, y que tiene tanta fuerza que arrastra piedras y troncos, y su zumbido infunde miedo. El compositor entonces le da un giro a la letra y aprovecha para pedirle a su enamorada ausente que regrese, que no se ponga como el río cuando se pone rebelde, tanto como yo he sufrido mi vida, pero tú no te condueles.
Alfredo Gutiérrez grabó Río crecido ese mismo año. Después en Río seco, Julio Fontalvo le da la bienvenida a la mujer que tanto esperaba, regreso que coincidió con la llegada del verano que ha secado el río.
Calixto Ochoa le ha entregado al vallenato varias sagas de las que podemos destacar:
1. La saga de Diana compuesta por Diana donde el músico se presenta dándole la vuelta al mundo en su búsqueda y Buscando a Diana donde se lamenta la ingratitud de aquella mujer a la que sigue esperando.
2. La saga de Marily integrada por la canción Marily donde Calixto confiesa que si lo ven cantar alegre es para disipar el guayabo de estar lejos de ella, la mujer a la que no puede olvidar desde que la conoció aquella tarde de sábado. La segunda parte de esta serie es el son La muerte de Marily, donde el cantor expresa el dolor por la desaparición física de su musa y le pide a Dios que la acoja en su seno.
3. La saga del padre Pachito compuesta en los años cincuenta cuando el padre capuchino Francisco de Mendizábal intentó llevarse los altares de la iglesia de Valencia de Jesús que hoy es catalogada como Bien de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura. Esta serie está conformada por la canción Los altares de Valencia en la que Calixto pide hasta un celador para la iglesia y afirma que el cura iba a vender los altares como hizo Judas con Jesucristo. Después de aclarado el caso, a Calo no le quedó más remedio que hacer la canción Perdón padre Pachito para excusarse con el presbítero que solo iba a mandar a restaurar los retablos.
4. La saga de Remanga donde cuenta las peripecias de un campesino al que le suceden mil cosas.
5. La saga de la compañerita integrada por La compañerita y Adiós a la compañerita, ambas grabadas por Los hermanos Zuleta.
Rafael Escalona también compuso varias sagas, por ejemplo, La Brasilera tiene una continuación en La resentida que fue la canción que hizo el maestro para pedirle perdón a La Maye:
Por causa e La Brasilera
que no ha sido culpa mía
La Maye está resentida
y yo apenado con ella
De igual manera, Aunque Escalona compuso varias canciones donde el protagonista es un armadillo, la saga del jerre jerre está conformada por las canciones El jerre jerre II donde compara a Sabita con el animalito, La demanda donde cuenta que Sabita lo demandó por la chanza y La patillalera que inicia así:
Yo había resuelto no hacer más cantos
desde el suceso del jerre jerre
porque Sabita me demandó
pero resulta que ocurren casos
que los he visto y que no me aguanto
como al que a Juana Arias le pasó
Por su parte, Diomedes Díaz tiene la saga del cóndor constituida por El cóndor herido que anuncia que va a alzar el vuelo y se va lejos donde nadie sepa de él y El regreso del cóndor donde dice que al fin no se fue.
También encontramos canciones, creadas por compositores distintos, que dialogan entre sí, por ejemplo Los recuerdos de Alicia, canción con la que Duque Palomino reacciona a Alicia Adorada de Juancho Polo Valencia; o Contestación a la Brasilera en la que Armando Zabaleta aconseja a Escalona que no se vuelva a fijar en las extranjeras porque ellas enloquecen a los hombres solo con su mirar; o Por Dios que sí de Rafael Manjarrez que es la continuación de Esta es mi historia de Roberto Calderón.
Podríamos añadir más, incluyendo las canciones de ida y venida en las distintas piquerias o enemistades musicales que eran comunes entre los juglares vallenatos, pero eso ya es otra historia.
Carlos Luis Liñán Pitre
@CarlosLinan
Por ser un género literario, en el vallenato también podemos encontrar sagas o series.
En el mundo literario contemporáneo, una saga es una serie de obras narrativas unidas a través de un hilo conductor que comparten personajes, una trama continua o ambientación a lo largo de todos los libros, algo así como una historia extendida y suministrada en varias entregas.
Muchas de estas obras literarias se han adaptado con mucho éxito al cine, por ejemplo, la serie de libros de Harry Potter de J. K. Rowling se convirtió en ocho películas; El Padrino de Mario Puzo, en una trilogía cinematográfica; y la heptología Las Crónicas de Narnia de C. S. Lewis hasta ahora lleva tres películas producidas por Disney.
Las canciones vallenatas de antaño (que no las de ahora, con poquísimas excepciones) conforman, en sí mismas, un género literario: están repletas de metáforas, analogías, personificaciones, descripciones y muchos recursos más. Por eso, en más de una ocasión, Gabriel García Márquez declaró su admiración por los juglares y compositores vallenatos (por los de antes, que no los de ahora), por su capacidad de síntesis y su riqueza poética.
Por ser un género literario, en el vallenato también podemos encontrar sagas o series, veamos algunas:
Antes, en un tiempo no muy lejano, las agrupaciones vallenatas publicaban dos LP por año. Corría el año 1974 cuando Los Hermanos Zuleta lanzaron Río crecido y Río seco, discos que titularon a partir de dos canciones de la autoría de Julio Fontalvo.
En Río crecido, Fontalvo describe un afluente embravecido a causa de la lluvia, y que tiene tanta fuerza que arrastra piedras y troncos, y su zumbido infunde miedo. El compositor entonces le da un giro a la letra y aprovecha para pedirle a su enamorada ausente que regrese, que no se ponga como el río cuando se pone rebelde, tanto como yo he sufrido mi vida, pero tú no te condueles.
Alfredo Gutiérrez grabó Río crecido ese mismo año. Después en Río seco, Julio Fontalvo le da la bienvenida a la mujer que tanto esperaba, regreso que coincidió con la llegada del verano que ha secado el río.
Calixto Ochoa le ha entregado al vallenato varias sagas de las que podemos destacar:
1. La saga de Diana compuesta por Diana donde el músico se presenta dándole la vuelta al mundo en su búsqueda y Buscando a Diana donde se lamenta la ingratitud de aquella mujer a la que sigue esperando.
2. La saga de Marily integrada por la canción Marily donde Calixto confiesa que si lo ven cantar alegre es para disipar el guayabo de estar lejos de ella, la mujer a la que no puede olvidar desde que la conoció aquella tarde de sábado. La segunda parte de esta serie es el son La muerte de Marily, donde el cantor expresa el dolor por la desaparición física de su musa y le pide a Dios que la acoja en su seno.
3. La saga del padre Pachito compuesta en los años cincuenta cuando el padre capuchino Francisco de Mendizábal intentó llevarse los altares de la iglesia de Valencia de Jesús que hoy es catalogada como Bien de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura. Esta serie está conformada por la canción Los altares de Valencia en la que Calixto pide hasta un celador para la iglesia y afirma que el cura iba a vender los altares como hizo Judas con Jesucristo. Después de aclarado el caso, a Calo no le quedó más remedio que hacer la canción Perdón padre Pachito para excusarse con el presbítero que solo iba a mandar a restaurar los retablos.
4. La saga de Remanga donde cuenta las peripecias de un campesino al que le suceden mil cosas.
5. La saga de la compañerita integrada por La compañerita y Adiós a la compañerita, ambas grabadas por Los hermanos Zuleta.
Rafael Escalona también compuso varias sagas, por ejemplo, La Brasilera tiene una continuación en La resentida que fue la canción que hizo el maestro para pedirle perdón a La Maye:
Por causa e La Brasilera
que no ha sido culpa mía
La Maye está resentida
y yo apenado con ella
De igual manera, Aunque Escalona compuso varias canciones donde el protagonista es un armadillo, la saga del jerre jerre está conformada por las canciones El jerre jerre II donde compara a Sabita con el animalito, La demanda donde cuenta que Sabita lo demandó por la chanza y La patillalera que inicia así:
Yo había resuelto no hacer más cantos
desde el suceso del jerre jerre
porque Sabita me demandó
pero resulta que ocurren casos
que los he visto y que no me aguanto
como al que a Juana Arias le pasó
Por su parte, Diomedes Díaz tiene la saga del cóndor constituida por El cóndor herido que anuncia que va a alzar el vuelo y se va lejos donde nadie sepa de él y El regreso del cóndor donde dice que al fin no se fue.
También encontramos canciones, creadas por compositores distintos, que dialogan entre sí, por ejemplo Los recuerdos de Alicia, canción con la que Duque Palomino reacciona a Alicia Adorada de Juancho Polo Valencia; o Contestación a la Brasilera en la que Armando Zabaleta aconseja a Escalona que no se vuelva a fijar en las extranjeras porque ellas enloquecen a los hombres solo con su mirar; o Por Dios que sí de Rafael Manjarrez que es la continuación de Esta es mi historia de Roberto Calderón.
Podríamos añadir más, incluyendo las canciones de ida y venida en las distintas piquerias o enemistades musicales que eran comunes entre los juglares vallenatos, pero eso ya es otra historia.
Carlos Luis Liñán Pitre
@CarlosLinan