El miembro de la comunidad indígena fue asesinado por un pelotón del Batallón La Popa que lo presentó como un guerrillero de las extintas FARC.
Dos días después de haber sido retenido por los soldados profesionales Yeris Gómez Coronel y Alex José Mercado Sierra, el joven kankuamo Daiber José Mendoza Montero se encontraba golpeado y a la espera de su suerte a manos de aquellos hombres que injustamente lo torturaron en el corregimiento de Guatapurí, zona rural de Valledupar.
Una cuerda que rodeaba su cintura lo mantenía inmovilizado para que no escapara mientras los uniformados lo interrogaban; estaban empeñados en que confirmara los señalamientos sobre su presunta pertenencia a la guerrilla, pese a que el joven no hacía parte de ninguna ni como miliciano ni como cooperante.
El sufrimiento de Daiber José Mendoza terminó en la vereda Avingüe donde los soldados comenzaron a pensar quién daría muerte al miembro de la etnia kankuama.
“Discutieron entre los soldados Mercado y el soldado Gómez Yeris, ya que el comando del batallón acostumbraba a otorgar un millón de pesos al soldado que daba una baja en combate. Estas eran las motivaciones falsas (…) para los resultados operacionales (…) discutían «yo lo mato. No, (…) lo mato yo (…)». Por último, decidieron que era Mercado supuestamente el (…) que lo iba a matar (…) ni hubo permiso ni hubo recompensa [sic]”, dijo Jaime Buenahora Galvis en versión voluntaria el 17 de diciembre de 2018.
El entonces teniente Jaime Eduardo Buenahora Galvis, comandante del pelotón Albardón 1, reportó la muerte de Daiber José Mendoza Montero como un “bandido dado de baja” el 3 de julio del año 2005. El informe de patrullaje sobre la misión táctica del operativo ‘Espada’ precisó que el grupo disparó contra el joven cuando este se les acercó armado para disparar.
Una versión que contrastó con el reporte de lecciones aprendidas suscrito en aquel tiempo por el coronel Juan Carlos Figueroa Suárez, comandante del Batallón de Artillería N°2 La Popa, en el que relató que un grupo se acercó a la tropa con armas cortas que obligó a los uniformados a lanzar la consigna: “Alto somos tropas del Batallón La Popa”, y al ser ignorada y disparar hacia donde se encontraba Buenahora Galvis, procedieron a responder con disparos.
El kankuamo Daiber José Mendoza Montero fue retenido en cercanías de la finca La Alemana del corregimiento el 1 de julio de 2005, según declararon los responsables de su rapto.
“Su madre, al enterarse que su hijo había sido retenido por personal del Batallón La Popa, se acercó a la unidad táctica para obtener información del joven. En la unidad táctica solo recibió información de un combate en la zona de Avingüe, sin precisar si se trataba de su hijo, quien había sido ejecutado y presentado como baja en combate por Albardón 2”, precisó la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, en un auto.
La dependencia también recogió que la madre de la víctima manifestó que el 3 de marzo de 2005 el Ejército llegó a su casa buscando a sus hijos Jair Tobías y Daiber José, acusándolos de milicianos. Lo cierto es que a Daiber Mendoza lo presentaron como un guerrillero de las FARC que murió en combate.
EL INCENTIVO
La iniciativa de la ejecución extrajudicial, según varias versiones, surgió por los soldados Mercado y Gómez que buscaban obtener dinero y un permiso. No obstante, el excomandante del Batallón de Artillería N°2 La Popa, Publio Hernán Mejía Gutiérrez, aseguró a la JEP que no entregaban directamente dinero a los militares por resultados.
“Después de que se posesionó el presidente Uribe y se instaló la famosa red de cooperantes, se emitió una directiva presidencial en la cual decían que si estos informantes o la persona que diera información para ubicar una (…) arma larga recibía como recompensa un millón y medio de pesos y por armas cortas entre quinientos mil pesos y un millón. No, y repito no era por baja con fusil o baja con pistola, no, era una directiva presidencial que asignaba esas recompensas. Normalmente en mi jurisdicción, creo que unas dos o tres veces pagaron recompensa a informantes, pero lo hizo directamente el comando operativo, que era el que manejaba esas partidas, nunca el comandante del batallón, ni ningún comandante de batallón lo vi haciendo eso”, dijo Mejía Gutiérrez, en versión voluntaria el 16 de enero de 2020.
Contrario, otros comparecientes como Eduart Álvarez Mejía, que también rindieron versión ante la Jurisdicción para la Paz, precisaron que estos dineros fueron entregados a los militares y sirvieron de estímulo para la presentación de bajas y armamento.
“Por ejemplo, indicó que las sumas de dinero eran anunciadas directamente a la tropa por los comandantes durante la formación, para incentivar el reporte de resultados. Así, “a los soldados se les ofrecía plata por bajas. (…) Sí daban una baja con un arma corta, eran quinientos mil pesos. Sí daban una baja con un arma larga era un millón de pesos”, reza el auto de la JEP.
LOS INVOLUCRADOS
La muerte del kankuamo fue reconocida por los militares Jaime Buenahora, Yeris Andrés Gómez, Harold Enrique Clausen, Yoledison Beleño, Alex José Mercado y Jairo Cañaveral Cano.
De ellos, Yeris Andrés Gómez y Alex José Mercado comparecieron en la reciente audiencia de reconocimiento que hizo la JEP. Mercado aceptó que acabó con la vida del joven por orden de su superior.
Marllelys Salinas/ EL PILÓN
El miembro de la comunidad indígena fue asesinado por un pelotón del Batallón La Popa que lo presentó como un guerrillero de las extintas FARC.
Dos días después de haber sido retenido por los soldados profesionales Yeris Gómez Coronel y Alex José Mercado Sierra, el joven kankuamo Daiber José Mendoza Montero se encontraba golpeado y a la espera de su suerte a manos de aquellos hombres que injustamente lo torturaron en el corregimiento de Guatapurí, zona rural de Valledupar.
Una cuerda que rodeaba su cintura lo mantenía inmovilizado para que no escapara mientras los uniformados lo interrogaban; estaban empeñados en que confirmara los señalamientos sobre su presunta pertenencia a la guerrilla, pese a que el joven no hacía parte de ninguna ni como miliciano ni como cooperante.
El sufrimiento de Daiber José Mendoza terminó en la vereda Avingüe donde los soldados comenzaron a pensar quién daría muerte al miembro de la etnia kankuama.
“Discutieron entre los soldados Mercado y el soldado Gómez Yeris, ya que el comando del batallón acostumbraba a otorgar un millón de pesos al soldado que daba una baja en combate. Estas eran las motivaciones falsas (…) para los resultados operacionales (…) discutían «yo lo mato. No, (…) lo mato yo (…)». Por último, decidieron que era Mercado supuestamente el (…) que lo iba a matar (…) ni hubo permiso ni hubo recompensa [sic]”, dijo Jaime Buenahora Galvis en versión voluntaria el 17 de diciembre de 2018.
El entonces teniente Jaime Eduardo Buenahora Galvis, comandante del pelotón Albardón 1, reportó la muerte de Daiber José Mendoza Montero como un “bandido dado de baja” el 3 de julio del año 2005. El informe de patrullaje sobre la misión táctica del operativo ‘Espada’ precisó que el grupo disparó contra el joven cuando este se les acercó armado para disparar.
Una versión que contrastó con el reporte de lecciones aprendidas suscrito en aquel tiempo por el coronel Juan Carlos Figueroa Suárez, comandante del Batallón de Artillería N°2 La Popa, en el que relató que un grupo se acercó a la tropa con armas cortas que obligó a los uniformados a lanzar la consigna: “Alto somos tropas del Batallón La Popa”, y al ser ignorada y disparar hacia donde se encontraba Buenahora Galvis, procedieron a responder con disparos.
El kankuamo Daiber José Mendoza Montero fue retenido en cercanías de la finca La Alemana del corregimiento el 1 de julio de 2005, según declararon los responsables de su rapto.
“Su madre, al enterarse que su hijo había sido retenido por personal del Batallón La Popa, se acercó a la unidad táctica para obtener información del joven. En la unidad táctica solo recibió información de un combate en la zona de Avingüe, sin precisar si se trataba de su hijo, quien había sido ejecutado y presentado como baja en combate por Albardón 2”, precisó la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, en un auto.
La dependencia también recogió que la madre de la víctima manifestó que el 3 de marzo de 2005 el Ejército llegó a su casa buscando a sus hijos Jair Tobías y Daiber José, acusándolos de milicianos. Lo cierto es que a Daiber Mendoza lo presentaron como un guerrillero de las FARC que murió en combate.
EL INCENTIVO
La iniciativa de la ejecución extrajudicial, según varias versiones, surgió por los soldados Mercado y Gómez que buscaban obtener dinero y un permiso. No obstante, el excomandante del Batallón de Artillería N°2 La Popa, Publio Hernán Mejía Gutiérrez, aseguró a la JEP que no entregaban directamente dinero a los militares por resultados.
“Después de que se posesionó el presidente Uribe y se instaló la famosa red de cooperantes, se emitió una directiva presidencial en la cual decían que si estos informantes o la persona que diera información para ubicar una (…) arma larga recibía como recompensa un millón y medio de pesos y por armas cortas entre quinientos mil pesos y un millón. No, y repito no era por baja con fusil o baja con pistola, no, era una directiva presidencial que asignaba esas recompensas. Normalmente en mi jurisdicción, creo que unas dos o tres veces pagaron recompensa a informantes, pero lo hizo directamente el comando operativo, que era el que manejaba esas partidas, nunca el comandante del batallón, ni ningún comandante de batallón lo vi haciendo eso”, dijo Mejía Gutiérrez, en versión voluntaria el 16 de enero de 2020.
Contrario, otros comparecientes como Eduart Álvarez Mejía, que también rindieron versión ante la Jurisdicción para la Paz, precisaron que estos dineros fueron entregados a los militares y sirvieron de estímulo para la presentación de bajas y armamento.
“Por ejemplo, indicó que las sumas de dinero eran anunciadas directamente a la tropa por los comandantes durante la formación, para incentivar el reporte de resultados. Así, “a los soldados se les ofrecía plata por bajas. (…) Sí daban una baja con un arma corta, eran quinientos mil pesos. Sí daban una baja con un arma larga era un millón de pesos”, reza el auto de la JEP.
LOS INVOLUCRADOS
La muerte del kankuamo fue reconocida por los militares Jaime Buenahora, Yeris Andrés Gómez, Harold Enrique Clausen, Yoledison Beleño, Alex José Mercado y Jairo Cañaveral Cano.
De ellos, Yeris Andrés Gómez y Alex José Mercado comparecieron en la reciente audiencia de reconocimiento que hizo la JEP. Mercado aceptó que acabó con la vida del joven por orden de su superior.
Marllelys Salinas/ EL PILÓN