EL PILÓN dialogó con la lideresa arhuaca, Leonor Zalabata, sobre el significado de su designación en la ONU, el proceso de paz y la política colombiana.
Leonor Zalabata Torres, oriunda del municipio de Pueblo Bello, o ‘Kwakumuke’, departamento del Cesar, fue designada embajadora de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas, ONU, por el presidente electo Gustavo Petro.
La lideresa arhuaca de 77 años reemplazará a Guillermo Fernández en la organización internacional más grande del mundo, cuya sede principal está en la ciudad de Nueva York, noreste de Estados Unidos.
Zalabata Torres participó en la Asamblea Constituyente de 1991 y se ha destacado por ser activista de los derechos humanos de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, por lo cual ha sido exaltada a nivel nacional e internacional.
Tiene un título en auxiliar de Odontología Social en la Universidad de Antioquia en Medellín y según contó a EL PILÓN realizó estudios sobre Derechos Humanos en el exterior.
¿Se esperaba la designación como embajadora ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York?
A mí me han hecho reconocimientos desde la Alcaldía de Valledupar, la Gobernación del Cesar, el Gobierno nacional y otros países como Suecia, también la designación que me hizo la Organización de las Naciones como defensora de derechos humanos marcan una historia pública y quizá estos elementos fueron los que tuvo en cuenta el presidente electo para la designación.
La seriedad de Gustavo Petro como presidente de Colombia nos deja claro que su gobierno va a ser de inclusión social, de reconocimiento de la multiculturalidad del país y eso permite que todas las personas tengan esperanzas porque además se cumple uno de los derechos de la Constitución Política como lo es nombrar a representantes de comunidades indígenas.
Usted dijo hace unos años que la política sería distinta si el poder se usa como una llave que le abre las puertas a la gente para entrar a las instituciones y acceder a lo que ofrecen, ¿cree que eso se cumple con su designación como embajadora?
Sí. El arte de gobernar, dirigir y hacer actividades de inclusión y reconocimiento a muchas personas y sus capacidades es importante para la solución de los problemas de manera dialogada, no bajo la presión de armas o conflictos.
Por eso considero que la llegada de las personas de movimientos sociales y de base de las comunidades ayudan mucho a generar cambios que causan impacto al interior de los pueblos.
Es que no ha habido un desarrollo real de nuestros derechos, nosotros deberíamos pertenecer a la ley orgánica de ordenamiento territorial del país, pero nos han dejado por fuera.
También ha dicho que el pueblo arhuaco se distingue por pensar, ¿qué conceptos filosóficos pueden aportar al nuevo Gobierno y a la forma de hacer política en Colombia?
Nuestra tradición nos enseña que cuando apareció la luz todos vivíamos aquí, tenemos nuestras raíces de espíritu, y salió a poblar otros mundos que tienen sus propios derechos y valores, nosotros fuimos llamados a conservar esas raíces porque pensamos que somos hermanos en la humanidad.
La base más importante es reconocer los derechos de todas las personas, aunque sean distintos, para convivir y compartir.
El pueblo arhuaco tiene un legado de milenios en Colombia y el mundo porque ha podido permanecer, aunque sea en la resistencia, cuidando y tratando de conservar nuestras tradiciones, lo cual debe continuar.
Sabemos de sus luchas por la paz y la justicia, ¿qué diagnóstico puede hacer del proceso de paz en Colombia y específicamente en el departamento del Cesar?
En el tema del Acuerdo de Paz creo que lo más importante es lograr terminar con el conflicto armado y realmente empezar la construcción de paz, que sea firme, duradera y aplicable para toda la sociedad colombiana.
Ha presentado su nombre en dos ocasiones para cargos de elección popular, ¿cree que ya pasó esa etapa?
Las dos oportunidades que he tenido han sido gracias a la decisión de movimientos sociales que han considerado mi nombre para esas campañas. El último tuvo que ver con la llegada al Parlamento Andino, el potencial de votos fue de 203 mil y no se tuvo la oportunidad de llegar porque nos robaron las curules.
Usted es madre de cinco personas y abuela de siete más, ¿cree que les deja un legado en la política?
No porque esto no es una herencia familiar como sí ocurre en los partidos políticos tradicionales con la administración pública, puede que haya otros miembros de esta comunidad que sigan una causa política, pero eso sería un tema de visión que defina cada miembro.
Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN.
EL PILÓN dialogó con la lideresa arhuaca, Leonor Zalabata, sobre el significado de su designación en la ONU, el proceso de paz y la política colombiana.
Leonor Zalabata Torres, oriunda del municipio de Pueblo Bello, o ‘Kwakumuke’, departamento del Cesar, fue designada embajadora de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas, ONU, por el presidente electo Gustavo Petro.
La lideresa arhuaca de 77 años reemplazará a Guillermo Fernández en la organización internacional más grande del mundo, cuya sede principal está en la ciudad de Nueva York, noreste de Estados Unidos.
Zalabata Torres participó en la Asamblea Constituyente de 1991 y se ha destacado por ser activista de los derechos humanos de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, por lo cual ha sido exaltada a nivel nacional e internacional.
Tiene un título en auxiliar de Odontología Social en la Universidad de Antioquia en Medellín y según contó a EL PILÓN realizó estudios sobre Derechos Humanos en el exterior.
¿Se esperaba la designación como embajadora ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York?
A mí me han hecho reconocimientos desde la Alcaldía de Valledupar, la Gobernación del Cesar, el Gobierno nacional y otros países como Suecia, también la designación que me hizo la Organización de las Naciones como defensora de derechos humanos marcan una historia pública y quizá estos elementos fueron los que tuvo en cuenta el presidente electo para la designación.
La seriedad de Gustavo Petro como presidente de Colombia nos deja claro que su gobierno va a ser de inclusión social, de reconocimiento de la multiculturalidad del país y eso permite que todas las personas tengan esperanzas porque además se cumple uno de los derechos de la Constitución Política como lo es nombrar a representantes de comunidades indígenas.
Usted dijo hace unos años que la política sería distinta si el poder se usa como una llave que le abre las puertas a la gente para entrar a las instituciones y acceder a lo que ofrecen, ¿cree que eso se cumple con su designación como embajadora?
Sí. El arte de gobernar, dirigir y hacer actividades de inclusión y reconocimiento a muchas personas y sus capacidades es importante para la solución de los problemas de manera dialogada, no bajo la presión de armas o conflictos.
Por eso considero que la llegada de las personas de movimientos sociales y de base de las comunidades ayudan mucho a generar cambios que causan impacto al interior de los pueblos.
Es que no ha habido un desarrollo real de nuestros derechos, nosotros deberíamos pertenecer a la ley orgánica de ordenamiento territorial del país, pero nos han dejado por fuera.
También ha dicho que el pueblo arhuaco se distingue por pensar, ¿qué conceptos filosóficos pueden aportar al nuevo Gobierno y a la forma de hacer política en Colombia?
Nuestra tradición nos enseña que cuando apareció la luz todos vivíamos aquí, tenemos nuestras raíces de espíritu, y salió a poblar otros mundos que tienen sus propios derechos y valores, nosotros fuimos llamados a conservar esas raíces porque pensamos que somos hermanos en la humanidad.
La base más importante es reconocer los derechos de todas las personas, aunque sean distintos, para convivir y compartir.
El pueblo arhuaco tiene un legado de milenios en Colombia y el mundo porque ha podido permanecer, aunque sea en la resistencia, cuidando y tratando de conservar nuestras tradiciones, lo cual debe continuar.
Sabemos de sus luchas por la paz y la justicia, ¿qué diagnóstico puede hacer del proceso de paz en Colombia y específicamente en el departamento del Cesar?
En el tema del Acuerdo de Paz creo que lo más importante es lograr terminar con el conflicto armado y realmente empezar la construcción de paz, que sea firme, duradera y aplicable para toda la sociedad colombiana.
Ha presentado su nombre en dos ocasiones para cargos de elección popular, ¿cree que ya pasó esa etapa?
Las dos oportunidades que he tenido han sido gracias a la decisión de movimientos sociales que han considerado mi nombre para esas campañas. El último tuvo que ver con la llegada al Parlamento Andino, el potencial de votos fue de 203 mil y no se tuvo la oportunidad de llegar porque nos robaron las curules.
Usted es madre de cinco personas y abuela de siete más, ¿cree que les deja un legado en la política?
No porque esto no es una herencia familiar como sí ocurre en los partidos políticos tradicionales con la administración pública, puede que haya otros miembros de esta comunidad que sigan una causa política, pero eso sería un tema de visión que defina cada miembro.
Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN.