“Normalmente los viejos juglares del ayer utilizaban cuartetas para construir sus puyas sin utilizar ningún tipo de coro o estribillo. Esto en Sergio Moya es pues una novedad”.
Cuando Alejandro Durán en el primer festival vallenato de 1968 interpretó la puya ‘Pedazo de acordeón’, los interesados en la música de ‘Francisco el Hombre’ se enteraron que este era uno de los cuatro ritmos tradicionales del folclor vallenato y que por sus patrones rítmicos estaba muy cerca del merengue, pero mostrando cierta vivacidad en el fraseo y notas más cortas y ágiles que le daban un poco más de andante en la ejecución. Desde entonces ‘El pedazo de acordeón’ es la puya mayormente interpretada y más popular que se escucha en los concursos de acordeón.
Un año después se corona como segundo rey ‘Colacho’ Mendoza, tocando la puya ‘Cuando el tigre está en la cueva’, un tema del folclor que en el curso de los años ha sido reclamado por varios autores quienes a la vez le han incorporado letra convirtiéndose en autores derivados de la melodía original. Encontramos ‘La puya rayá’. de Calixto Ochoa, ‘La patoquilla’ de Aniceto Molina, ‘La puya provinciana’, de Bienvenido Martínez, el que compuso ‘Berta Caldera’ y ‘El tigre en la cueva’, de Juan Muñoz, a cuyo nombre se encuentra registrada esta obra.
Calixto Ochoa, con su ‘Puya regional’, ganadora en el tercer festival siguió conservando una cadencia moderada en su ejecución, que fácilmente podría interpretarse como un merengue, teniendo su letra una mayor extensión que las dos anteriores.
Alberto Pacheco obtiene la cuarta corona con la puya ‘La cacería’, de Sergio Moya Molina, cuya estructura estrófica está enmarcada en sextetos con una viva y ágil melodía que le permitió a pacheco acelerar el ritmo, sin perder el sabor tradicional, iniciándose con esto un movimiento tendiente a darle más velocidad a la puya en su ejecución
Yo Salí de cacería
Con mi escopeta terciada
Salí bien de madrugada
Antes que empezara el día
Para que mi correría
Fuera bien aprovechada,
-Estribillo-
Muchacha deja la bulla
Y ven a baila la puya
Normalmente los viejos juglares del ayer utilizaban cuartetas para construir sus puyas sin utilizar ningún tipo de coro o estribillo. Esto en Sergio Moya es pues una novedad.
Miguel López, el quinto rey con la puya de Juan Muñoz ‘La vieja Gabriela’ sigue los pasos de Pacheco y con igual velocidad sostiene que la puya se puede tocar más rápido para el mejor lucimiento del acordeonero.
Luis Enrique Martínez en 1973 toma un reposo en la ejecución de la puya ‘Francisco El Hombre’, recordando la cadencia de los juglares de antaño y con gran maestría deja en su impronta musical, la tarea en la que se apoyan muchísimos acordeoneros de todas las épocas.
En 1974 cobra nuevamente protagonismo Sergio Moya Molina y con la puya ‘La fiesta de los pájaros’ le facilita a Alfredo Gutiérrez la conquista del primer lugar en ese festival. La melodía, ligera en su pronunciación y muy alegre le abre la vela a Alfredo, y este le pisa el acelerador al ritmo, que según el musicólogo e investigador guajiro Roger Bermúdez le da una mayor velocidad metronómica a la ejecución de esta puya. El metrónomo es en el ejercicio musical lo que el cronómetro para los velocistas. De aquí en adelante no obstante la altanería ritmatica que le imprime Alfredo, conserva esta puya su auténtica expresión tradicional, llevada a niveles de espectáculo como los realizados en Alemania en los años 1994 y 1995 en el Festival Mundial de Música Folclórica, siendo quizás ‘La fiesta de los pájaros’ la puya de mayor resonancia mundial y que junto con ‘La cacería’ le dan a este compositor gran protagonismo en la evolución de la puya desde el punto de vista ritmático.
POR JULIO CÉSAR OÑATE /ESPECIAL PARA EL PILÓN
“Normalmente los viejos juglares del ayer utilizaban cuartetas para construir sus puyas sin utilizar ningún tipo de coro o estribillo. Esto en Sergio Moya es pues una novedad”.
Cuando Alejandro Durán en el primer festival vallenato de 1968 interpretó la puya ‘Pedazo de acordeón’, los interesados en la música de ‘Francisco el Hombre’ se enteraron que este era uno de los cuatro ritmos tradicionales del folclor vallenato y que por sus patrones rítmicos estaba muy cerca del merengue, pero mostrando cierta vivacidad en el fraseo y notas más cortas y ágiles que le daban un poco más de andante en la ejecución. Desde entonces ‘El pedazo de acordeón’ es la puya mayormente interpretada y más popular que se escucha en los concursos de acordeón.
Un año después se corona como segundo rey ‘Colacho’ Mendoza, tocando la puya ‘Cuando el tigre está en la cueva’, un tema del folclor que en el curso de los años ha sido reclamado por varios autores quienes a la vez le han incorporado letra convirtiéndose en autores derivados de la melodía original. Encontramos ‘La puya rayá’. de Calixto Ochoa, ‘La patoquilla’ de Aniceto Molina, ‘La puya provinciana’, de Bienvenido Martínez, el que compuso ‘Berta Caldera’ y ‘El tigre en la cueva’, de Juan Muñoz, a cuyo nombre se encuentra registrada esta obra.
Calixto Ochoa, con su ‘Puya regional’, ganadora en el tercer festival siguió conservando una cadencia moderada en su ejecución, que fácilmente podría interpretarse como un merengue, teniendo su letra una mayor extensión que las dos anteriores.
Alberto Pacheco obtiene la cuarta corona con la puya ‘La cacería’, de Sergio Moya Molina, cuya estructura estrófica está enmarcada en sextetos con una viva y ágil melodía que le permitió a pacheco acelerar el ritmo, sin perder el sabor tradicional, iniciándose con esto un movimiento tendiente a darle más velocidad a la puya en su ejecución
Yo Salí de cacería
Con mi escopeta terciada
Salí bien de madrugada
Antes que empezara el día
Para que mi correría
Fuera bien aprovechada,
-Estribillo-
Muchacha deja la bulla
Y ven a baila la puya
Normalmente los viejos juglares del ayer utilizaban cuartetas para construir sus puyas sin utilizar ningún tipo de coro o estribillo. Esto en Sergio Moya es pues una novedad.
Miguel López, el quinto rey con la puya de Juan Muñoz ‘La vieja Gabriela’ sigue los pasos de Pacheco y con igual velocidad sostiene que la puya se puede tocar más rápido para el mejor lucimiento del acordeonero.
Luis Enrique Martínez en 1973 toma un reposo en la ejecución de la puya ‘Francisco El Hombre’, recordando la cadencia de los juglares de antaño y con gran maestría deja en su impronta musical, la tarea en la que se apoyan muchísimos acordeoneros de todas las épocas.
En 1974 cobra nuevamente protagonismo Sergio Moya Molina y con la puya ‘La fiesta de los pájaros’ le facilita a Alfredo Gutiérrez la conquista del primer lugar en ese festival. La melodía, ligera en su pronunciación y muy alegre le abre la vela a Alfredo, y este le pisa el acelerador al ritmo, que según el musicólogo e investigador guajiro Roger Bermúdez le da una mayor velocidad metronómica a la ejecución de esta puya. El metrónomo es en el ejercicio musical lo que el cronómetro para los velocistas. De aquí en adelante no obstante la altanería ritmatica que le imprime Alfredo, conserva esta puya su auténtica expresión tradicional, llevada a niveles de espectáculo como los realizados en Alemania en los años 1994 y 1995 en el Festival Mundial de Música Folclórica, siendo quizás ‘La fiesta de los pájaros’ la puya de mayor resonancia mundial y que junto con ‘La cacería’ le dan a este compositor gran protagonismo en la evolución de la puya desde el punto de vista ritmático.
POR JULIO CÉSAR OÑATE /ESPECIAL PARA EL PILÓN