La mayoría de las empresas tienen necesidades en control de calidad y liderazgo, aspectos en los que hay muy poca formación académica en el Cesar. Así mismo, en el área digital para los sectores de la salud, educación y administración pública.
La formación académica de los habitantes de un departamento influye en el desarrollo económico, empresarial y social, por lo que los programas de estudio deben ir en concordancia a la cultura del territorio y a la demanda laboral del mismo. En ese sentido, Valledupar presenta un déficit académico que no le permite cubrir los puestos de empleo que más demandan las empresas del municipio y del resto del Cesar.
Así lo dieron a conocer los profesionales María Fernanda Ruíz y Fernando Herrera en el libro ‘Diversificación productiva para el post-carbón’, publicado por el Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, Cesore. En el capítulo seis que tiene por nombre ‘Capital Humano Necesario para un Cesar Post-carbón’, puntualizan que por medio de un estudio de Fedesarrollo-Cesore identificaron seis programas que tienen déficit de oferta educativa y dos en sobreoferta.
Los déficits se identificaron en administración pública, educación, salud; ocupaciones de técnicos y profesionales del nivel medio; y ocupaciones de trabajadores de los servicios y vendedores del comercio. Por su parte, la sobreoferta está en administración pública profesional, científicos e intelectuales.
De acuerdo con las Instituciones de Formación para el Trabajo y Desarrollo Humano, Ietdh, lo anterior evidencia una falla estructural que genera un desequilibrio en la demanda laboral porque hay un número significativo de vacantes que están sin cubrir en el sector de los servicios públicos y del comercio.
Así mismo, los expertos señalaron que la mayoría de los empresarios entrevistados aseveraron que hay una baja calidad en la educación primaria, media y secundaria, lo cual podría ser producto del bajo nivel de algunos docentes y del contenido que reciben los estudiantes.
Lea también: ¿Cómo alcanzar la innovación y la competitividad en el Cesar?
Otro aspecto que también repercute de manera negativa en la formación del capital humano en Valledupar, es que la ciudad no cuenta con una oferta educativa que garantice los cupos para todos los bachilleres que se gradúan en el año, por lo que un alto porcentaje de jóvenes no continúan sus estudios al finalizar la secundaria.
Según el Sistema de Información de la Educación Superior, Snies, en el 2019 se graduaron 11.801 bachilleres. De ese grupo solo 4.063 (34,4 %) ingresaron a programas de educación superior, incluyendo técnicos y tecnológicos. Los resultados evidencian que la tasa de tránsito inmediato a la educación superior en el Cesar es inferior a la nacional, que es del 39,7 %.
“Los bachilleres tienen dificultades en habilidades básicas de escritura, redacción y matemáticas. También hay un rezago en la formación de habilidades blandas como la puntualidad y el trabajo en equipo, aspectos que deben subsanarse porque los empresarios buscan personal con competencias en el control de calidad y liderazgo”, puntualizó el texto.
De acuerdo con los profesionales, en el 2020, 341.000 personas que residían en Valledupar hacían parte de la Población en Edad de Trabajar, PET. De ese grupo, 185.000 participaban en el mercado laboral (54 %), lo que significa que había 156.000 inactivos (estudiantes, cuidadores, etc.).
Entre los 185.000 que participaron en el mercado laboral, 146.000 estaban en actividades asalariadas y 39.000 desempleados, lo que da una tasa de desempleo del 21 %, superior a la del país que fue del 15,9 % en el 2020.
Por las medidas para controlar la propagación de la covid-19, en el 2020 el desempleo en Valledupar subió del 16 % al 21 %, lo que provocó que 7.000 personas cayeran en condiciones de pobreza, número superior al reportado en el 2019.
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Con este preocupante panorama, los expertos señalaron que para disminuir las cifras los jóvenes deben prepararse académicamente en los sectores que tienen mayor demanda en la ciudad. En ese sentido, precisaron que los de mayor potencial económico en cuanto a oferta laboral son: educación y salud, actividades financieras y de seguros, actividades inmobiliarias y el comercio.
Para aumentar el capital humano en el Cesar, los expertos aseveraron que se deben generar incentivos, apoyos y becas para que los jóvenes sigan estudiando cuando finalicen el bachillerato. De igual manera, invitar a más instituciones técnicas y entidades de formación académica que amplíen los programas de estudios del territorio, y que tengan los que son de mayor demanda en el departamento.
También señalaron que se deben implementar en todos los niveles educativos un programa para disminuir y erradicar el analfabetismo digital. Así mismo, fomentar el desarrollo de habilidades blandas, especialmente puntualidad, comunicación y trabajo en equipo.
“Se recomienda reactivar el Consejo Regional de Competitividad o un colectivo equivalente que sea un ente de prospectiva de la actividad económica y social del departamento, el cual cuente con la participación del sector privado, el público, el académico y la sociedad civil”, manifestaron los profesionales.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN
@namiibb
La mayoría de las empresas tienen necesidades en control de calidad y liderazgo, aspectos en los que hay muy poca formación académica en el Cesar. Así mismo, en el área digital para los sectores de la salud, educación y administración pública.
La formación académica de los habitantes de un departamento influye en el desarrollo económico, empresarial y social, por lo que los programas de estudio deben ir en concordancia a la cultura del territorio y a la demanda laboral del mismo. En ese sentido, Valledupar presenta un déficit académico que no le permite cubrir los puestos de empleo que más demandan las empresas del municipio y del resto del Cesar.
Así lo dieron a conocer los profesionales María Fernanda Ruíz y Fernando Herrera en el libro ‘Diversificación productiva para el post-carbón’, publicado por el Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, Cesore. En el capítulo seis que tiene por nombre ‘Capital Humano Necesario para un Cesar Post-carbón’, puntualizan que por medio de un estudio de Fedesarrollo-Cesore identificaron seis programas que tienen déficit de oferta educativa y dos en sobreoferta.
Los déficits se identificaron en administración pública, educación, salud; ocupaciones de técnicos y profesionales del nivel medio; y ocupaciones de trabajadores de los servicios y vendedores del comercio. Por su parte, la sobreoferta está en administración pública profesional, científicos e intelectuales.
De acuerdo con las Instituciones de Formación para el Trabajo y Desarrollo Humano, Ietdh, lo anterior evidencia una falla estructural que genera un desequilibrio en la demanda laboral porque hay un número significativo de vacantes que están sin cubrir en el sector de los servicios públicos y del comercio.
Así mismo, los expertos señalaron que la mayoría de los empresarios entrevistados aseveraron que hay una baja calidad en la educación primaria, media y secundaria, lo cual podría ser producto del bajo nivel de algunos docentes y del contenido que reciben los estudiantes.
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Otro aspecto que también repercute de manera negativa en la formación del capital humano en Valledupar, es que la ciudad no cuenta con una oferta educativa que garantice los cupos para todos los bachilleres que se gradúan en el año, por lo que un alto porcentaje de jóvenes no continúan sus estudios al finalizar la secundaria.
Según el Sistema de Información de la Educación Superior, Snies, en el 2019 se graduaron 11.801 bachilleres. De ese grupo solo 4.063 (34,4 %) ingresaron a programas de educación superior, incluyendo técnicos y tecnológicos. Los resultados evidencian que la tasa de tránsito inmediato a la educación superior en el Cesar es inferior a la nacional, que es del 39,7 %.
“Los bachilleres tienen dificultades en habilidades básicas de escritura, redacción y matemáticas. También hay un rezago en la formación de habilidades blandas como la puntualidad y el trabajo en equipo, aspectos que deben subsanarse porque los empresarios buscan personal con competencias en el control de calidad y liderazgo”, puntualizó el texto.
De acuerdo con los profesionales, en el 2020, 341.000 personas que residían en Valledupar hacían parte de la Población en Edad de Trabajar, PET. De ese grupo, 185.000 participaban en el mercado laboral (54 %), lo que significa que había 156.000 inactivos (estudiantes, cuidadores, etc.).
Entre los 185.000 que participaron en el mercado laboral, 146.000 estaban en actividades asalariadas y 39.000 desempleados, lo que da una tasa de desempleo del 21 %, superior a la del país que fue del 15,9 % en el 2020.
Por las medidas para controlar la propagación de la covid-19, en el 2020 el desempleo en Valledupar subió del 16 % al 21 %, lo que provocó que 7.000 personas cayeran en condiciones de pobreza, número superior al reportado en el 2019.
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Con este preocupante panorama, los expertos señalaron que para disminuir las cifras los jóvenes deben prepararse académicamente en los sectores que tienen mayor demanda en la ciudad. En ese sentido, precisaron que los de mayor potencial económico en cuanto a oferta laboral son: educación y salud, actividades financieras y de seguros, actividades inmobiliarias y el comercio.
Para aumentar el capital humano en el Cesar, los expertos aseveraron que se deben generar incentivos, apoyos y becas para que los jóvenes sigan estudiando cuando finalicen el bachillerato. De igual manera, invitar a más instituciones técnicas y entidades de formación académica que amplíen los programas de estudios del territorio, y que tengan los que son de mayor demanda en el departamento.
También señalaron que se deben implementar en todos los niveles educativos un programa para disminuir y erradicar el analfabetismo digital. Así mismo, fomentar el desarrollo de habilidades blandas, especialmente puntualidad, comunicación y trabajo en equipo.
“Se recomienda reactivar el Consejo Regional de Competitividad o un colectivo equivalente que sea un ente de prospectiva de la actividad económica y social del departamento, el cual cuente con la participación del sector privado, el público, el académico y la sociedad civil”, manifestaron los profesionales.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN
@namiibb