En la capital del Cesar se comercializan al aire libre conejos, ‘periquitos’, gallinas, patos, pavos reales, pollos y demás animales. Algunos de ellos son considerados exóticos debido a que provienen de otros países.
Valledupar no es ajena a la venta de animales en el mercado de la ciudad; esta actividad se practica desde décadas pasadas y no ha perdido vigencia. Las autoridades ambientales han luchado contra ella puesto que pone en riesgo la existencia de la fauna silvestre de la región.
Al transitar por las calles del mercado de Valledupar se observa cantidad de personas que se acercan a los sitios que comercializan aves, peces, mamíferos y demás animales, con diferentes motivaciones, donde la principal de ellas es la tenencia de mascotas, cría, el consumo de carne y huevos. César Eglis, quien trabaja hace 12 años comercializando animales vivos, manifestó que con la llegada de la pandemia las ventas se han visto afectadas y han bajado más del 30 %.
Informó que los animales más vendidos son la gallina y el conejo, que usualmente son para consumo; y el segundo en algunas ocasiones es comprado para mascotas de los niños. Sus precios oscilan de 20 mil pesos en adelante; se encuentran enjaulados y exhibidos. “La policía molesta cuando ve que hay animales que no se pueden, o sea aquellos que están en vía de extinción como los loros, guacamayas y demás”, acotó.
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Ante esta actividad, la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, creó el Comité Interinstitucional de Control al Tráfico Ilegal de Fauna y Flora Silvestre, que está constituido por funcionarios de la corporación, Alcaldía Municipal, Secretaría de Ambiente Departamental, Policía Nacional, Ejército Nacional, DIAN, ICA, Procuraduría, Fiscalía y Contraloría. Por medio de este buscan preservar y conservar los animales nativos.
Cabe mencionar que el tráfico ilegal de la biodiversidad está tipificado como delito en el artículo 328 del Código Penal y se considera “ilícito aprovechamiento de los recursos naturales renovables” y su pena oscila entre los 60 a 135 meses de prisión; de igual manera el artículo 101 de la Ley 1801 lo establece como un comportamiento contrario a la convivencia que genera amonestación, participación en programas comunitarios o actividades pedagógicas de convivencia, suspensión temporal y multas tipo 3 y 4 dependiendo el caso.
Por su parte, la Policía Ambiental de la capital del Cesar realiza controles en ejes viales del departamento, entradas y salidas de Valledupar, actividades de prevención en vías públicas, establecimientos educativos, centros comerciales y demás estrategias. Esto se da debido a que en este territorio es común el traslado de reptiles como la iguana y mamíferos como los conejos, especialmente para el consumo.
En diálogo con el veterinario Marino Zuleta contó que estos animales requieren de alimento especializado y variado que solo consiguen en la naturaleza, además que cumplen una función biológica en su hábitat natural, que repercute en beneficio directo de los seres humanos. Uno de los ejemplos expuestos fueron las guacamayas, que son dispensadoras de semillas y como resultado de esto siembran árboles los cuales producen oxígeno, elemento vital para los seres humanos. Lo que quiere decir que esta especie ayuda a la existencia de la especie humana.
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Otra de las restricciones para no contar con aminales nativos como mascotas es que estas necesitan espacio y ambientes naturales para reproducirse y evitar su extinción. Les es indispensable la compañía y enseñanzas de individuos de su misma especie para estimular su supervivencia y demás factores.
El comercio de vida silvestre mueve tanto dinero que sigue creciendo; la fauna exótica, proveniente de otros países, al no ser considerada un delito se ha convertido en una alta tendencia en Valledupar y sus lugares aledaños.
“¿Si nosotros quitáramos la fauna exótica a donde la vamos a llevar? porque no hay un plan de manejo nacional. Lo correcto sería regresarla a su país de origen, pero no hay recursos. La fauna exótica no se puede liberar porque sería un problema y una amenaza para nuestra fauna nativa. El único consejo que se les puede dar a las personas que tienen fauna exótica es que no se les ocurra liberarlos porque comenzarían a competir con nuestra fauna nativa y dentro de muchos años lo que veremos será fauna exótica, lo cual no es el objetivo”, añadió Zuleta.
Por: Ketty Gutiérrez Maestre/EL PILÓN
En la capital del Cesar se comercializan al aire libre conejos, ‘periquitos’, gallinas, patos, pavos reales, pollos y demás animales. Algunos de ellos son considerados exóticos debido a que provienen de otros países.
Valledupar no es ajena a la venta de animales en el mercado de la ciudad; esta actividad se practica desde décadas pasadas y no ha perdido vigencia. Las autoridades ambientales han luchado contra ella puesto que pone en riesgo la existencia de la fauna silvestre de la región.
Al transitar por las calles del mercado de Valledupar se observa cantidad de personas que se acercan a los sitios que comercializan aves, peces, mamíferos y demás animales, con diferentes motivaciones, donde la principal de ellas es la tenencia de mascotas, cría, el consumo de carne y huevos. César Eglis, quien trabaja hace 12 años comercializando animales vivos, manifestó que con la llegada de la pandemia las ventas se han visto afectadas y han bajado más del 30 %.
Informó que los animales más vendidos son la gallina y el conejo, que usualmente son para consumo; y el segundo en algunas ocasiones es comprado para mascotas de los niños. Sus precios oscilan de 20 mil pesos en adelante; se encuentran enjaulados y exhibidos. “La policía molesta cuando ve que hay animales que no se pueden, o sea aquellos que están en vía de extinción como los loros, guacamayas y demás”, acotó.
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Ante esta actividad, la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, creó el Comité Interinstitucional de Control al Tráfico Ilegal de Fauna y Flora Silvestre, que está constituido por funcionarios de la corporación, Alcaldía Municipal, Secretaría de Ambiente Departamental, Policía Nacional, Ejército Nacional, DIAN, ICA, Procuraduría, Fiscalía y Contraloría. Por medio de este buscan preservar y conservar los animales nativos.
Cabe mencionar que el tráfico ilegal de la biodiversidad está tipificado como delito en el artículo 328 del Código Penal y se considera “ilícito aprovechamiento de los recursos naturales renovables” y su pena oscila entre los 60 a 135 meses de prisión; de igual manera el artículo 101 de la Ley 1801 lo establece como un comportamiento contrario a la convivencia que genera amonestación, participación en programas comunitarios o actividades pedagógicas de convivencia, suspensión temporal y multas tipo 3 y 4 dependiendo el caso.
Por su parte, la Policía Ambiental de la capital del Cesar realiza controles en ejes viales del departamento, entradas y salidas de Valledupar, actividades de prevención en vías públicas, establecimientos educativos, centros comerciales y demás estrategias. Esto se da debido a que en este territorio es común el traslado de reptiles como la iguana y mamíferos como los conejos, especialmente para el consumo.
En diálogo con el veterinario Marino Zuleta contó que estos animales requieren de alimento especializado y variado que solo consiguen en la naturaleza, además que cumplen una función biológica en su hábitat natural, que repercute en beneficio directo de los seres humanos. Uno de los ejemplos expuestos fueron las guacamayas, que son dispensadoras de semillas y como resultado de esto siembran árboles los cuales producen oxígeno, elemento vital para los seres humanos. Lo que quiere decir que esta especie ayuda a la existencia de la especie humana.
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Otra de las restricciones para no contar con aminales nativos como mascotas es que estas necesitan espacio y ambientes naturales para reproducirse y evitar su extinción. Les es indispensable la compañía y enseñanzas de individuos de su misma especie para estimular su supervivencia y demás factores.
El comercio de vida silvestre mueve tanto dinero que sigue creciendo; la fauna exótica, proveniente de otros países, al no ser considerada un delito se ha convertido en una alta tendencia en Valledupar y sus lugares aledaños.
“¿Si nosotros quitáramos la fauna exótica a donde la vamos a llevar? porque no hay un plan de manejo nacional. Lo correcto sería regresarla a su país de origen, pero no hay recursos. La fauna exótica no se puede liberar porque sería un problema y una amenaza para nuestra fauna nativa. El único consejo que se les puede dar a las personas que tienen fauna exótica es que no se les ocurra liberarlos porque comenzarían a competir con nuestra fauna nativa y dentro de muchos años lo que veremos será fauna exótica, lo cual no es el objetivo”, añadió Zuleta.
Por: Ketty Gutiérrez Maestre/EL PILÓN