Amas de casa, transeúntes y hasta propietarios de talleres señalaron que en el barrio las ratas se han multiplicado ostensiblemente, situación que obligó a los propietarios a poner rejas en puertas y ventanas para evitar el ingreso de estos animales.
Con 53 años de historia, el barrio cuyo nombre es un homenaje al presidente número 35 de los Estados Unidos, Jhon F. Kennedy, con el tiempo pasó de ser una zona residencial a comercial, donde los almacenes y talleres son el común denominador en las calles de este sector ubicado en el centro de la ciudad.
En el barrio Kennedy la actual problemática es la proliferación de roedores, los cuales se han ‘incrustado’ en los tejados, entre el cielo raso y techos de PVC. Esto ha perturbado la tranquilidad de los moradores, quienes fueron obligados a, literalmente, cerrar todas las puertas de sus casas, poner rejas y hasta esconder muy bien la ropa, pues los roedores dañan todo lo que encuentran a su paso.
La comunidad del sector aduce que la proliferación de roedores se debe a la acumulación de basuras y otros elementos en algunas zonas aledañas, lo que permitió la creación de nidos.
Una de las casas invadidas es la de Sandra Milena Toro, quien señala que la situación se salió de control. Agrega que pese a que aplicó “todos los métodos conocidos, no ha podido erradicar a estos animales de su casa”. Por eso, le pidieron a la propietaria de la vivienda que cambiara el techo, el cual está elaborado con machimbre, material aprovechado por los roedores para armar sus nidos.
Por su parte, el veterinario y encargado de los planes de erradicación de roedores que adelanta la Secretaría de Salud, Jorge Lacouture, manifestó que los ratones y ratas se reproducen en lugares como las casas de familia, ya que pueden estar cerca de los alimentos y sobras, lo cual facilita su reproducción y comodidad.
“En ambientes como el de los talleres no hay tanta multiplicación porque no existen elementos que le ayuden a la supervivencia”, dijo Lacouture.
Gonzalo Ricardo Teherán Arroyo es el propietario de un taller de reparación de motores estacionarios, tales como plantas eléctricas, motobombas, guadañadoras, motosierras, turbinas, entre otros. También ha tenido problemas con los roedores.
“Aquí en el taller teníamos un gato y por eso no había ratones, pero ahora que se fue (el felino) las ratas volvieron y nos han causado daños materiales. Es un peligro porque tenemos dos niños pequeños que están de visita, además de eso los ratones corren por la cocina y eso es desagradable”, dijo Gonzalo Teherán, quien agregó que los roedores han causado afectaciones en su taller, dañando algunos repuestos, incluso recién comprados.
Según el laborante de la Secretaría de Salud de Valledupar, anteriormente el ente territorial realizaba campañas masivas de control a través de la erradicación de los roedores. Sin embargo, el Ministerio de Salud puso limitantes entendiendo que los controles de las ratas y ratones al interior de los hogares dependen de los propietarios.
“El Ministerio veía que los entes territoriales compraban rodenticida (raticida), y se consideró que esto era patrocinar el control del propietario, cuando son ellos los que deben hacer el control de estos roedores en sus viviendas”, agregó Lacouture.
POR: ROBERT CADAVID / EL PILÓN
[email protected]
Amas de casa, transeúntes y hasta propietarios de talleres señalaron que en el barrio las ratas se han multiplicado ostensiblemente, situación que obligó a los propietarios a poner rejas en puertas y ventanas para evitar el ingreso de estos animales.
Con 53 años de historia, el barrio cuyo nombre es un homenaje al presidente número 35 de los Estados Unidos, Jhon F. Kennedy, con el tiempo pasó de ser una zona residencial a comercial, donde los almacenes y talleres son el común denominador en las calles de este sector ubicado en el centro de la ciudad.
En el barrio Kennedy la actual problemática es la proliferación de roedores, los cuales se han ‘incrustado’ en los tejados, entre el cielo raso y techos de PVC. Esto ha perturbado la tranquilidad de los moradores, quienes fueron obligados a, literalmente, cerrar todas las puertas de sus casas, poner rejas y hasta esconder muy bien la ropa, pues los roedores dañan todo lo que encuentran a su paso.
La comunidad del sector aduce que la proliferación de roedores se debe a la acumulación de basuras y otros elementos en algunas zonas aledañas, lo que permitió la creación de nidos.
Una de las casas invadidas es la de Sandra Milena Toro, quien señala que la situación se salió de control. Agrega que pese a que aplicó “todos los métodos conocidos, no ha podido erradicar a estos animales de su casa”. Por eso, le pidieron a la propietaria de la vivienda que cambiara el techo, el cual está elaborado con machimbre, material aprovechado por los roedores para armar sus nidos.
Por su parte, el veterinario y encargado de los planes de erradicación de roedores que adelanta la Secretaría de Salud, Jorge Lacouture, manifestó que los ratones y ratas se reproducen en lugares como las casas de familia, ya que pueden estar cerca de los alimentos y sobras, lo cual facilita su reproducción y comodidad.
“En ambientes como el de los talleres no hay tanta multiplicación porque no existen elementos que le ayuden a la supervivencia”, dijo Lacouture.
Gonzalo Ricardo Teherán Arroyo es el propietario de un taller de reparación de motores estacionarios, tales como plantas eléctricas, motobombas, guadañadoras, motosierras, turbinas, entre otros. También ha tenido problemas con los roedores.
“Aquí en el taller teníamos un gato y por eso no había ratones, pero ahora que se fue (el felino) las ratas volvieron y nos han causado daños materiales. Es un peligro porque tenemos dos niños pequeños que están de visita, además de eso los ratones corren por la cocina y eso es desagradable”, dijo Gonzalo Teherán, quien agregó que los roedores han causado afectaciones en su taller, dañando algunos repuestos, incluso recién comprados.
Según el laborante de la Secretaría de Salud de Valledupar, anteriormente el ente territorial realizaba campañas masivas de control a través de la erradicación de los roedores. Sin embargo, el Ministerio de Salud puso limitantes entendiendo que los controles de las ratas y ratones al interior de los hogares dependen de los propietarios.
“El Ministerio veía que los entes territoriales compraban rodenticida (raticida), y se consideró que esto era patrocinar el control del propietario, cuando son ellos los que deben hacer el control de estos roedores en sus viviendas”, agregó Lacouture.
POR: ROBERT CADAVID / EL PILÓN
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