“El Cemento construye ciudades, genera empleos y ofrece bienestar a la gente”, dice Rafael Santo Domingo Ochoa, gerente de Cemento vallenato, al sumarse a la campaña nacional ‘compre lo nuestro’ al tiempo que habla de las bondades de su producto fabricado en La Paz.
“El Cemento construye ciudades, genera empleos y ofrece bienestar a la gente”, dice Rafael Santo Domingo Ochoa, gerente de Cemento vallenato, al sumarse a la campaña nacional ‘compre lo nuestro’ al tiempo que habla de las bondades de su producto fabricado en La Paz.
Ha sido una aceptación maravillosa. Debemos agradecer a los cesarenses y guajiros ese cariño por nuestro cemento. En estos cuatro años y medio de etapa productiva hemos vendido más de 400.000 toneladas de cemento en la región. Hemos logrando tener hasta el 30 % del mercado en Valledupar y el resto lo hemos colocado en los demás municipios del Cesar y en La Guajira, a pesar de que entramos al mercado en una época de vacas flacas del sector de la construcción y de sus insumos.
Contra todo pronóstico y, pese a que las grandes marcas de cemento del país estaban bien posicionadas en esta zona, se ha logrado una alta penetración en el mercado regional.
La caliza es la base fundamental para el cemento y en la región se encuentra una de gran calidad. De hecho, las grandes cementeras del país tienen concesiones de calizas en esta zona. La empresa posee su propia cantera en Manaure y otra concesión en La Guajira. La caliza es de gran calidad. Contiene altos niveles de carbonato de calcio que la hacen idónea para producir clinker y cemento.
Un ingeniero con arraigo en la región, Gerardo Flores, con experiencia en el sector cementero, fue el jalonador de la idea de la planta de cemento, tras conocer las bondades de la caliza de la región, con un grupo de emprendedores vallenatos, algunos de origen pacífico, que se propusieron el colosal reto de crear una industria cementera, propósito que finalmente se cumplió en febrero de 2016, cuando entramos con el producto al mercado.
La empresa tiene su domicilio social en La Paz, en donde se localizó su planta industrial, para estar cerca de la materia prima. Este fue uno de los puntos que incidió en la definición del sitio del proyecto.
La tenacidad y sacrificio que hoy llaman resiliencia de nuestros trabajadores, proveedores e inversionistas locales. Llevamos más de 18 años en la elaboración, socialización y convencimiento en este proyecto. La licencia ambiental tomó 3 años en lograrse. La planta de calidad europea vino en módulos de contenedores, y el proceso de financiación, compra e instalación lo hicimos eficientemente y nos tomó el 2015. Muchas veces cuando las ideas, después de una larga maduración como son los proyectos industriales, se afinan se implementan con rapidez, así vimos pronto la planta en servicio. Llevamos solo cuatro años y medio en producción.
Pienso que este ejercicio colectivo y de gran empresa, se debe repetir muchas veces en la región. No debemos esperar que todo lo hagan los paisas o los bogotanos. Debemos emprender nuestra industria. Es la única manera de que nos podamos desarrollar. Fíjense ustedes que el sector agropecuario tuvo su gran auge en algunos años, pero no fue sostenible en el tiempo. Estamos ya en la caída de la bonanza carbonera, y de las regalías. La industria debe ser la gran apuesta para el futuro
Es necesario que los empresarios del Cesar piensen primero en el largo plazo. Estamos acostumbrados ser individualistas y de corto plazo, como cuando se sembraba algodón, las ganancias eran inmediatas. Para los proyectos industriales la mirada es de largo plazo y debemos unirnos, porque no tenemos la capacidad financiera ni la experticia empresarial que se requiere. Se aprende en el camino, no en las aulas. Y se hace camino al andar.
El mercado nacional del cemento hasta hace poco era oligopólico, es decir manejado por pocas empresas con gran capacidad financiera y empresarial. Hoy en día se han creado algunas pequeñas empresas regionales que están -si se puede llamar así-, democratizando el mercado del cemento en Colombia, como Cemento Vallenato. En la última década han entrado más de 6 empresas independientes al mercado nacional, y se ha logrado configurar un mercado de competencia perfecta, como dirían los economistas. En Colombia, se producen y comercializan alrededor de 12 millones de toneladas de cemento al año.
El mensaje a los vallenatos es el de consumir lo nuestro. Cemento Vallenato es un esfuerzo de inversionistas locales, pequeños y medianos de La Paz y Valledupar, que le han apuntado a la industrialización del Cesar.
Somos una empresa que genera desarrollo en la región. Tenemos hoy 62 empleados directos, que podrían aumentarse considerablemente según los planes de expansión (que por lo pronto están suspendidos por la prudencia que exigen estos tiempos excepcionales), de los cuales el 48 % es de Valledupar, y el 45 % de La Paz. Fuera de eso, generamos encadenamientos productivos que generan 180 empleos indirectos en la zona.
Así como el país pide que se consuma lo nacional, deseamos ver que el vallenato compra vallenato.
Cemento Vallenato es un producto orgullosamente elaborado por manos cesarenses y guajiras que cumple con las normas de ICONTEC y tiene los mejores estándares de calidad.
Ha sido muy difícil este periodo de pandemia, durante el cual la empresa estuvo paralizada, sin producir y la demanda progresivamente se reactiva. Sin embargo, el compromiso de los accionistas es grande, y se ha logrado mantener los empleos que se tenían antes de que comenzara la crisis sanitaria. Adelantamos un proceso de reorganización empresarial de nuestras operaciones industriales, financieras y crediticias, para aliviar las condiciones de capital de trabajo porque el periodo que vivimos lo exige.
Es un esfuerzo privado y no hemos contado con ningún crédito o apoyo estatal especial. A pesar de que la demanda, por obvias razones ha bajado, la empresa sigue adelante con un compromiso de entregar un producto de calidad que compite sin complejos con los otros cementos del país, y mantiene un buen uso de la capacidad de la planta de producción.
El compromiso de la empresa con la población es mantener los empleos mencionados atrás que son casi 250 familias que dependen de nuestra actividad, bajo condiciones de bioseguridad y cuidado higiénico, e incrementarlos en la medida en que la demanda jalone una mayor producción y ventas, y se pueda adecuar la planta. También es el de consumir lo que se produce en la región, como la caliza, el ladrillo, el yeso que son los que mezclamos con el clinker, para producir cemento.
Queremos también ser ejemplo de empresa organizada que opera con las mejores prácticas corporativas y de buen gobierno, que trabaja de cerca con la comunidad y es cuidadosa de su entorno.
La empresa es una sociedad anónima con 56 accionistas, principalmente de Valledupar y La Paz. Entre los accionistas encuentras constructores, ingenieros, médicos, abogados y amas de casa. Son personas con una visión de largo plazo comprometida con el desarrollo de la región.
Se oye de algunos dirigentes nacionales y regionales que es malo invertir en “cemento”. Hacer obras de infraestructura no es malo. Los expertos en todos los países dicen que para reactivar la economía lo primero es desarrollar la infraestructura, por sus encadenamientos con otras actividades y la generación de empleos. ¿O es malo invertir en acueductos, carreteras y puentes? ¿O es malo invertir en aulas escolares para la educación? Al contrario, el país está rezagado en obras de infraestructura, comparado con otros países vecinos.
Se ha probado en el mundo que en los países donde más se consume cemento per cápita hay más desarrollo económico, mejores ingresos y calidad de vida. Esto no quiere decir que no se deba invertir en programas sociales; lo uno sin lo otro no funciona. Ese dilema, que se dice, entre el cemento o lo social, es falso.
Ahora, también se dice que el cemento facilita la corrupción pero hemos visto que esta también se hace en programas sociales de ayuda.
Tampoco somos responsables del buen o mal uso de nuestro material, por ejemplo si un parque tiene zonas duras y no se acompaña de zonas verdes, de vegetación, es por el diseño antiestético y antiambiental, anticlimático en zonas calurosas y secas, y no por el cemento.
Para resumirlo: el cemento construye ciudades, genera empleos y ofrece bienestar a la gente.
Esperamos que el sector constructor jalone el crecimiento de la economía y el empleo en el futuro cercano. Infraestructura física es desarrollo. En el 2020 no se logrará la recuperación plena, pero si empezará en el año 2021, para lo cual tenemos que prepararnos. Vemos un futuro de crecimiento y promisorio.
Vamos a recuperar lo perdido. Los planes del Gobierno nacional en infraestructura hacen pensar que será así junto al buen uso de las regalías para construir proyectos de vivienda, acueductos, vías, y parques ahora que acaban de duplicarse los dineros que reciben las regiones productoras.
Se anuncia mucha vivienda y muchas vías en la región, el ingreso de EPM dará buen soporte al suministro de energía de nuestra planta y de toda la región cesarense. Mire… la gente con la pandemia ha identificado la importancia de la casa, también la de su provisión de servicios y su entorno, y en esos aspectos el cemento participa.
Porque es un producto de gran calidad, que no tiene nada que envidiarle a los cementos que producen las grandes marcas tipo Argos, Cemex o Holcim. Porque nuestros tiempos de respuesta y entrega son menores; porque trabajamos cerca de nuestros clientes, conocemos sus necesidades y nos esmeramos por satisfacerlas, y porque es un material producido en la región, genera desarrollo y emplea gente de la región.
“El Cemento construye ciudades, genera empleos y ofrece bienestar a la gente”, dice Rafael Santo Domingo Ochoa, gerente de Cemento vallenato, al sumarse a la campaña nacional ‘compre lo nuestro’ al tiempo que habla de las bondades de su producto fabricado en La Paz.
“El Cemento construye ciudades, genera empleos y ofrece bienestar a la gente”, dice Rafael Santo Domingo Ochoa, gerente de Cemento vallenato, al sumarse a la campaña nacional ‘compre lo nuestro’ al tiempo que habla de las bondades de su producto fabricado en La Paz.
Ha sido una aceptación maravillosa. Debemos agradecer a los cesarenses y guajiros ese cariño por nuestro cemento. En estos cuatro años y medio de etapa productiva hemos vendido más de 400.000 toneladas de cemento en la región. Hemos logrando tener hasta el 30 % del mercado en Valledupar y el resto lo hemos colocado en los demás municipios del Cesar y en La Guajira, a pesar de que entramos al mercado en una época de vacas flacas del sector de la construcción y de sus insumos.
Contra todo pronóstico y, pese a que las grandes marcas de cemento del país estaban bien posicionadas en esta zona, se ha logrado una alta penetración en el mercado regional.
La caliza es la base fundamental para el cemento y en la región se encuentra una de gran calidad. De hecho, las grandes cementeras del país tienen concesiones de calizas en esta zona. La empresa posee su propia cantera en Manaure y otra concesión en La Guajira. La caliza es de gran calidad. Contiene altos niveles de carbonato de calcio que la hacen idónea para producir clinker y cemento.
Un ingeniero con arraigo en la región, Gerardo Flores, con experiencia en el sector cementero, fue el jalonador de la idea de la planta de cemento, tras conocer las bondades de la caliza de la región, con un grupo de emprendedores vallenatos, algunos de origen pacífico, que se propusieron el colosal reto de crear una industria cementera, propósito que finalmente se cumplió en febrero de 2016, cuando entramos con el producto al mercado.
La empresa tiene su domicilio social en La Paz, en donde se localizó su planta industrial, para estar cerca de la materia prima. Este fue uno de los puntos que incidió en la definición del sitio del proyecto.
La tenacidad y sacrificio que hoy llaman resiliencia de nuestros trabajadores, proveedores e inversionistas locales. Llevamos más de 18 años en la elaboración, socialización y convencimiento en este proyecto. La licencia ambiental tomó 3 años en lograrse. La planta de calidad europea vino en módulos de contenedores, y el proceso de financiación, compra e instalación lo hicimos eficientemente y nos tomó el 2015. Muchas veces cuando las ideas, después de una larga maduración como son los proyectos industriales, se afinan se implementan con rapidez, así vimos pronto la planta en servicio. Llevamos solo cuatro años y medio en producción.
Pienso que este ejercicio colectivo y de gran empresa, se debe repetir muchas veces en la región. No debemos esperar que todo lo hagan los paisas o los bogotanos. Debemos emprender nuestra industria. Es la única manera de que nos podamos desarrollar. Fíjense ustedes que el sector agropecuario tuvo su gran auge en algunos años, pero no fue sostenible en el tiempo. Estamos ya en la caída de la bonanza carbonera, y de las regalías. La industria debe ser la gran apuesta para el futuro
Es necesario que los empresarios del Cesar piensen primero en el largo plazo. Estamos acostumbrados ser individualistas y de corto plazo, como cuando se sembraba algodón, las ganancias eran inmediatas. Para los proyectos industriales la mirada es de largo plazo y debemos unirnos, porque no tenemos la capacidad financiera ni la experticia empresarial que se requiere. Se aprende en el camino, no en las aulas. Y se hace camino al andar.
El mercado nacional del cemento hasta hace poco era oligopólico, es decir manejado por pocas empresas con gran capacidad financiera y empresarial. Hoy en día se han creado algunas pequeñas empresas regionales que están -si se puede llamar así-, democratizando el mercado del cemento en Colombia, como Cemento Vallenato. En la última década han entrado más de 6 empresas independientes al mercado nacional, y se ha logrado configurar un mercado de competencia perfecta, como dirían los economistas. En Colombia, se producen y comercializan alrededor de 12 millones de toneladas de cemento al año.
El mensaje a los vallenatos es el de consumir lo nuestro. Cemento Vallenato es un esfuerzo de inversionistas locales, pequeños y medianos de La Paz y Valledupar, que le han apuntado a la industrialización del Cesar.
Somos una empresa que genera desarrollo en la región. Tenemos hoy 62 empleados directos, que podrían aumentarse considerablemente según los planes de expansión (que por lo pronto están suspendidos por la prudencia que exigen estos tiempos excepcionales), de los cuales el 48 % es de Valledupar, y el 45 % de La Paz. Fuera de eso, generamos encadenamientos productivos que generan 180 empleos indirectos en la zona.
Así como el país pide que se consuma lo nacional, deseamos ver que el vallenato compra vallenato.
Cemento Vallenato es un producto orgullosamente elaborado por manos cesarenses y guajiras que cumple con las normas de ICONTEC y tiene los mejores estándares de calidad.
Ha sido muy difícil este periodo de pandemia, durante el cual la empresa estuvo paralizada, sin producir y la demanda progresivamente se reactiva. Sin embargo, el compromiso de los accionistas es grande, y se ha logrado mantener los empleos que se tenían antes de que comenzara la crisis sanitaria. Adelantamos un proceso de reorganización empresarial de nuestras operaciones industriales, financieras y crediticias, para aliviar las condiciones de capital de trabajo porque el periodo que vivimos lo exige.
Es un esfuerzo privado y no hemos contado con ningún crédito o apoyo estatal especial. A pesar de que la demanda, por obvias razones ha bajado, la empresa sigue adelante con un compromiso de entregar un producto de calidad que compite sin complejos con los otros cementos del país, y mantiene un buen uso de la capacidad de la planta de producción.
El compromiso de la empresa con la población es mantener los empleos mencionados atrás que son casi 250 familias que dependen de nuestra actividad, bajo condiciones de bioseguridad y cuidado higiénico, e incrementarlos en la medida en que la demanda jalone una mayor producción y ventas, y se pueda adecuar la planta. También es el de consumir lo que se produce en la región, como la caliza, el ladrillo, el yeso que son los que mezclamos con el clinker, para producir cemento.
Queremos también ser ejemplo de empresa organizada que opera con las mejores prácticas corporativas y de buen gobierno, que trabaja de cerca con la comunidad y es cuidadosa de su entorno.
La empresa es una sociedad anónima con 56 accionistas, principalmente de Valledupar y La Paz. Entre los accionistas encuentras constructores, ingenieros, médicos, abogados y amas de casa. Son personas con una visión de largo plazo comprometida con el desarrollo de la región.
Se oye de algunos dirigentes nacionales y regionales que es malo invertir en “cemento”. Hacer obras de infraestructura no es malo. Los expertos en todos los países dicen que para reactivar la economía lo primero es desarrollar la infraestructura, por sus encadenamientos con otras actividades y la generación de empleos. ¿O es malo invertir en acueductos, carreteras y puentes? ¿O es malo invertir en aulas escolares para la educación? Al contrario, el país está rezagado en obras de infraestructura, comparado con otros países vecinos.
Se ha probado en el mundo que en los países donde más se consume cemento per cápita hay más desarrollo económico, mejores ingresos y calidad de vida. Esto no quiere decir que no se deba invertir en programas sociales; lo uno sin lo otro no funciona. Ese dilema, que se dice, entre el cemento o lo social, es falso.
Ahora, también se dice que el cemento facilita la corrupción pero hemos visto que esta también se hace en programas sociales de ayuda.
Tampoco somos responsables del buen o mal uso de nuestro material, por ejemplo si un parque tiene zonas duras y no se acompaña de zonas verdes, de vegetación, es por el diseño antiestético y antiambiental, anticlimático en zonas calurosas y secas, y no por el cemento.
Para resumirlo: el cemento construye ciudades, genera empleos y ofrece bienestar a la gente.
Esperamos que el sector constructor jalone el crecimiento de la economía y el empleo en el futuro cercano. Infraestructura física es desarrollo. En el 2020 no se logrará la recuperación plena, pero si empezará en el año 2021, para lo cual tenemos que prepararnos. Vemos un futuro de crecimiento y promisorio.
Vamos a recuperar lo perdido. Los planes del Gobierno nacional en infraestructura hacen pensar que será así junto al buen uso de las regalías para construir proyectos de vivienda, acueductos, vías, y parques ahora que acaban de duplicarse los dineros que reciben las regiones productoras.
Se anuncia mucha vivienda y muchas vías en la región, el ingreso de EPM dará buen soporte al suministro de energía de nuestra planta y de toda la región cesarense. Mire… la gente con la pandemia ha identificado la importancia de la casa, también la de su provisión de servicios y su entorno, y en esos aspectos el cemento participa.
Porque es un producto de gran calidad, que no tiene nada que envidiarle a los cementos que producen las grandes marcas tipo Argos, Cemex o Holcim. Porque nuestros tiempos de respuesta y entrega son menores; porque trabajamos cerca de nuestros clientes, conocemos sus necesidades y nos esmeramos por satisfacerlas, y porque es un material producido en la región, genera desarrollo y emplea gente de la región.