Ingresar mango producido en el departamento del Cesar a los países europeos es un reto que iniciaron productores locales desde el mes de junio y que iría hasta abril del año próximo. El éxito depende de la calidad de la fruta.
En el Cesar hay más de 132.000 hectáreas con altas aptitudes para sembrar mango, según el Sistema para la planificación rural agropecuaria. Es uno de esos productos que se puede sembrar en casi todo el territorio departamental, sin embargo, aún no es protagonista.
A corte del 2018, el Cesar registraba solo 2.012 hectáreas de mango sembradas. Poco comparado con el potencial de hectáreas aptas. Las buenas noticias para el sector son el crecimiento de más del 100 % en hectáreas sembradas en los últimos cuatro años; y, por supuesto, el desafío iniciado por productores para llevar el mango local a mercados internacionales.
Desde junio de este año empezó la preparación de una cosecha de mango en Valledupar, que saldrá en abril del próximo año. Con estrategias, mediciones y estudios, se está trabajando para que esa cosecha clasifique como producto de exportación, principalmente, a mercados europeos. Pero los retos son grandes.
Además de las licencias dadas por Instituto Colombiano Agropecuario, se necesita acoplar la cosecha del mango cesarense con los tiempos en los que el mercado internacional demanda la fruta colombiana. “Estas producciones para exportación hay que prepararla con mucha anticipación, recién terminó la última producción en mayo, empezamos de nuevo al mes. Colombia tiene una ventana, esa época en el que el mercado internacional no tiene fruta. Allí se vende a los mejores precios porque ya terminó la cosecha de Ecuador, México, Perú y se está esperando la de África”, explica José Rafael Ariza, productor de mango.
Esa ventana o demanda que no suplen los otros países, se da entre marzo y abril. Para el próximo año se espera tener lista para esos meses la producción local y exportarla como fruta fresca a Europa.
Aunque el departamento cuenta con tipos de mango autóctonos, entre esos el mango vallenato e hilaza, se está trabajando con el tipo keitt, que domina el territorio cesarense, entre otras razones, por los tiempos en la maduración, explican los expertos.
“El mango vallenato es un mango que tiene un dulzor muy importante, pero como su cascara es delgada tiene problemas de maduración: se madura muy rápido y recorre poca distancia para consumirse. Entre cosecha y consumo no puede pasar mucho tiempo”, explicó el secretario de Agricultura, Carlos Eduardo Campo, quien en el sector privado trabajó como productor de mango.
Contrario, el tipo keitt, agrega, es una variedad de cascara gruesa, de buen sabor, baja fibra, pero sobre todo, abierto a los mercados internacionales: puede recorrer largas distancias porque su periodo de maduración es lento.
De lograr exportar la cosecha, en la coyuntura de un dólar sobre los $3.300, a los potenciales exportadores les convendría la devaluación de la moneda local por el aumento en la rentabilidad de los 50 o 60 centavos de dólar a los que se vende, en promedio, el kilogramo del mango.
“El desafío es producir una fruta de primerísima calidad. Para eso hay que tener directrices sobre el abono porque para que la fruta salga en perfectas condiciones, los árboles deben estar bien alimentados. Es un gran reto y una gran responsabilidad porque si la rechazan, se corre el riesgo de perder el mercado”, concluyó José Rafael Ariza, quien lidera el proyecto de exportar mango del Cesar a mercados europeos el próximo año.
POR: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]
Ingresar mango producido en el departamento del Cesar a los países europeos es un reto que iniciaron productores locales desde el mes de junio y que iría hasta abril del año próximo. El éxito depende de la calidad de la fruta.
En el Cesar hay más de 132.000 hectáreas con altas aptitudes para sembrar mango, según el Sistema para la planificación rural agropecuaria. Es uno de esos productos que se puede sembrar en casi todo el territorio departamental, sin embargo, aún no es protagonista.
A corte del 2018, el Cesar registraba solo 2.012 hectáreas de mango sembradas. Poco comparado con el potencial de hectáreas aptas. Las buenas noticias para el sector son el crecimiento de más del 100 % en hectáreas sembradas en los últimos cuatro años; y, por supuesto, el desafío iniciado por productores para llevar el mango local a mercados internacionales.
Desde junio de este año empezó la preparación de una cosecha de mango en Valledupar, que saldrá en abril del próximo año. Con estrategias, mediciones y estudios, se está trabajando para que esa cosecha clasifique como producto de exportación, principalmente, a mercados europeos. Pero los retos son grandes.
Además de las licencias dadas por Instituto Colombiano Agropecuario, se necesita acoplar la cosecha del mango cesarense con los tiempos en los que el mercado internacional demanda la fruta colombiana. “Estas producciones para exportación hay que prepararla con mucha anticipación, recién terminó la última producción en mayo, empezamos de nuevo al mes. Colombia tiene una ventana, esa época en el que el mercado internacional no tiene fruta. Allí se vende a los mejores precios porque ya terminó la cosecha de Ecuador, México, Perú y se está esperando la de África”, explica José Rafael Ariza, productor de mango.
Esa ventana o demanda que no suplen los otros países, se da entre marzo y abril. Para el próximo año se espera tener lista para esos meses la producción local y exportarla como fruta fresca a Europa.
Aunque el departamento cuenta con tipos de mango autóctonos, entre esos el mango vallenato e hilaza, se está trabajando con el tipo keitt, que domina el territorio cesarense, entre otras razones, por los tiempos en la maduración, explican los expertos.
“El mango vallenato es un mango que tiene un dulzor muy importante, pero como su cascara es delgada tiene problemas de maduración: se madura muy rápido y recorre poca distancia para consumirse. Entre cosecha y consumo no puede pasar mucho tiempo”, explicó el secretario de Agricultura, Carlos Eduardo Campo, quien en el sector privado trabajó como productor de mango.
Contrario, el tipo keitt, agrega, es una variedad de cascara gruesa, de buen sabor, baja fibra, pero sobre todo, abierto a los mercados internacionales: puede recorrer largas distancias porque su periodo de maduración es lento.
De lograr exportar la cosecha, en la coyuntura de un dólar sobre los $3.300, a los potenciales exportadores les convendría la devaluación de la moneda local por el aumento en la rentabilidad de los 50 o 60 centavos de dólar a los que se vende, en promedio, el kilogramo del mango.
“El desafío es producir una fruta de primerísima calidad. Para eso hay que tener directrices sobre el abono porque para que la fruta salga en perfectas condiciones, los árboles deben estar bien alimentados. Es un gran reto y una gran responsabilidad porque si la rechazan, se corre el riesgo de perder el mercado”, concluyó José Rafael Ariza, quien lidera el proyecto de exportar mango del Cesar a mercados europeos el próximo año.
POR: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
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