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Leer es nuestro cuento - 30 julio, 2019

La sufrida de la guerra

Aquella tarde cuando vi a los guardias del castillo, recuerdo LA MUERTE DE MI PADRE, el hombre que me enseñó cosas prohibidas como escribir y leer. Mi padre fue fusilado. Después de eso quedamos en una gran pobreza. Mi madre pedía que saliera mientras llegaban hombres a casa, sabía que algo estaba mal. Mi madre […]

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Nallelis Karolina Rodríguez Pumarejo

Aquella tarde cuando vi a los guardias del castillo, recuerdo LA MUERTE DE MI PADRE, el hombre que me enseñó cosas prohibidas como escribir y leer. Mi padre fue fusilado. Después de eso quedamos en una gran pobreza. Mi madre pedía que saliera mientras llegaban hombres a casa, sabía que algo estaba mal.

Mi madre me envió con mi abuela a un pueblo en donde tuve una amistad con una joven de color, hablábamos de lo que sería ser libres como las aves.

En ocasiones me escapaba ya que mi abuela consideraba al mundo como un infierno, pero yo quería crear mi propia imagen de él. Cierto día, ella me dijo, Ashley el destino de toda mujer en este pueblo es tener hijos y atender un hogar; arrugué la cara y le dije: nosotras debemos cambiar ese pensamiento, todos somos iguales. Mi abuela sonrió.

Una tarde llego una carta que expresaba que mi madre había muerto. Pasada una semana llegó una carrosa con hermosos caballos, noté la algarabía. Me marche, pues me parecía ridículo, todo el pueblo estaba revuelto. Me acerque a un panadero con mi rostro cubierto y le pregunté: Disculpe señor ¿por qué todo el pueblo esta así?  Él me contesto: acaso no sabes que el rey está aquí para escoger a las plebeyas que lo acompañarán, y añadió: ¿también participarás? Levante mi rostro, y dijo: ¡qué bella eres!, tanto así que empezó a gritar.

Justo en ese momento me escondí en la multitud. En la salida del mercado, dos guardias me siguieron, pero los perdí de vista, preferí no llegar a casa de inmediato, luego observé que salían del interior de la casa los guardias. Esperé que se marcharan y me dirigí al interior, al entrar vi el cadáver de mi abuela. De repente se abrió la puerta, era mi amiga la cual me dijo: el rey quiere llevarte con él, te vino a buscar y como no estabas la mató. Ella me trajo algunas cosas, le di las gracias y me lancé al infierno.

Escondida; Así estuve durante un año. Hasta que se vino la total desgracia fuimos atacados por otros reinos que querían las tierras, con esa causa mataban, era una catástrofe nos controlaron cuando el rey fue asesinado.

Por: Nallelis Karolina Rodríguez Pumarejo – Colegio Joaquín Ochoa Maestre

Leer es nuestro cuento
30 julio, 2019

La sufrida de la guerra

Aquella tarde cuando vi a los guardias del castillo, recuerdo LA MUERTE DE MI PADRE, el hombre que me enseñó cosas prohibidas como escribir y leer. Mi padre fue fusilado. Después de eso quedamos en una gran pobreza. Mi madre pedía que saliera mientras llegaban hombres a casa, sabía que algo estaba mal. Mi madre […]


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Nallelis Karolina Rodríguez Pumarejo

Aquella tarde cuando vi a los guardias del castillo, recuerdo LA MUERTE DE MI PADRE, el hombre que me enseñó cosas prohibidas como escribir y leer. Mi padre fue fusilado. Después de eso quedamos en una gran pobreza. Mi madre pedía que saliera mientras llegaban hombres a casa, sabía que algo estaba mal.

Mi madre me envió con mi abuela a un pueblo en donde tuve una amistad con una joven de color, hablábamos de lo que sería ser libres como las aves.

En ocasiones me escapaba ya que mi abuela consideraba al mundo como un infierno, pero yo quería crear mi propia imagen de él. Cierto día, ella me dijo, Ashley el destino de toda mujer en este pueblo es tener hijos y atender un hogar; arrugué la cara y le dije: nosotras debemos cambiar ese pensamiento, todos somos iguales. Mi abuela sonrió.

Una tarde llego una carta que expresaba que mi madre había muerto. Pasada una semana llegó una carrosa con hermosos caballos, noté la algarabía. Me marche, pues me parecía ridículo, todo el pueblo estaba revuelto. Me acerque a un panadero con mi rostro cubierto y le pregunté: Disculpe señor ¿por qué todo el pueblo esta así?  Él me contesto: acaso no sabes que el rey está aquí para escoger a las plebeyas que lo acompañarán, y añadió: ¿también participarás? Levante mi rostro, y dijo: ¡qué bella eres!, tanto así que empezó a gritar.

Justo en ese momento me escondí en la multitud. En la salida del mercado, dos guardias me siguieron, pero los perdí de vista, preferí no llegar a casa de inmediato, luego observé que salían del interior de la casa los guardias. Esperé que se marcharan y me dirigí al interior, al entrar vi el cadáver de mi abuela. De repente se abrió la puerta, era mi amiga la cual me dijo: el rey quiere llevarte con él, te vino a buscar y como no estabas la mató. Ella me trajo algunas cosas, le di las gracias y me lancé al infierno.

Escondida; Así estuve durante un año. Hasta que se vino la total desgracia fuimos atacados por otros reinos que querían las tierras, con esa causa mataban, era una catástrofe nos controlaron cuando el rey fue asesinado.

Por: Nallelis Karolina Rodríguez Pumarejo – Colegio Joaquín Ochoa Maestre