El contador público murió tras haber sido visto el sábado cuando manifestó que saldría a reclamar su pensión. Presumen que su cuerpo fue arrojado en la calle de La Popa en donde la comunidad lo encontró arropado entre sábanas blancas.
Jesús David Mejía Herazo, era un conocido contador público recorrido en el mundo financiero, que tenía una vida aparentemente estable, con una madre religiosa y dos hijas con las que frecuentemente compartía. Por eso, en su entorno, nadie sale del asombro cuando uniformados de la Sijín, del Departamento de Policía Cesar, les explicaron el pasado domingo que el cadáver del hombre arrojado en la calle 15 con carrera 22 del barrio La Popa de Valledupar, correspondía a su identidad.
Eran las 8:00 p.m., cuando la mala noticia arribó a una residencia en el barrio el Kennedy. “Los vecinos llegaron a decirme que la Sijín estaba buscando a familiares de Jesús Mejía, que estaba muerto. Entonces salí avisar a los demás y al llegar al apartamento donde residía en el Sicarare nos enteramos por los vecinos que él salió en la tarde del sábado, que se les hizo extraño que no regresó ni en la noche a guardar el carro como de costumbre”, dijo Julieth Quintero García, exesposa de la víctima.
SU PASO POR EL PILÓN
Según su sobrina, Martha Mejía, en la tarde del domingo también se le hizo raro que como de costumbre Jesús David no recogiera a la mamá para llevarla a la iglesia. Pues, la última vez que supo de él fue ese sábado, primero de septiembre, que salió a cobrar la pensión que tenía desde su último cargo como gerente de este medio de comunicación ejercidos desde el año 2009 al 2015, en donde se caracterizó por tener un alto perfil de liderazgo y emprendedor.
“Fue un gran líder, un ser humano que me enseñó mucho, que me dio oportunidades para crecer dentro de la empresa junto con él con todo lo que aprendíamos en el día a día. No merecía morir así, era buena persona”, expresó Yarelis Sierra, exjefe de mercadeo de EL PILÓN.
Entre tanto, Laura Criollo, quien se desempeñó como jefe de Recursos Humanos de esta casa editorial, lo recuerda como una persona querida por los empleados, que aportaba buenos ánimos y un crecimiento notable en la empresa por su labor.
Este no fue en el único cargo importante que desempeñó el contador público egresado de la Universidad Popular del Cesar, natural del municipio de Santa Ana, Magdalena. Desde el año 1984 laboró en uno de sus primeros cargos como gerente en el Banco Cafetero, Banco Ganadero y en los periodos siguientes en altos cargos administrativos en diferentes entidades financieras de los municipios de Curumaní, Pailitas, Bosconia, entre otras regiones del Cesar.
SU OTRA FACETA
A Mejía los vecinos y amigos cercanos también lo veían como un hombre cercano a la religión, ya que con frecuencia se congregaba en el centro evangelistico Avance Misionero Siloth, ubicado en la calle 17 con número 40-41 del sector Villa Catalina.
Asistía una o dos veces a la semana al santuario como ´Presidente Caballero´, la figura conocida entre el colectivo fervoroso como las personas líderes de un grupo que tienen como misión motivar el espíritu entre los demás de la fe.
“Era un hombre alegre, muy amistoso que radiaba un buen espíritu viendo las cosas buenas de la vida. Lamentablemente la última vez que supimos de él fue la mañana del jueves”, manifestó Eucardo Cáceres Arias, pastor del centro religioso.
EL HALLAZGO
Sin embargo, son estas particulares características las que hicieron que frases como “él no merecía morir así”, “no entendemos qué pasó” y “todo es muy extraño”, retumbaran entre los familiares y conocidos apostados a las afueras de Medicina Legal de la ciudad, que entre llantos lamentaban el asesinato de Jesús Mejía Herazo.
Su cuerpo tendido boca abajo en el barrio La Popa las autoridades lo encontraron a las 6:30 de la mañana del domingo, atendiendo un llamado de emergencia de la comunidad que impactada y curiosa se acercó a mirarlo.
Aunque la información preliminar recolectada por las autoridades identificaba el cuerpo por su composición morfológica como una persona de piel trigueña, robusto, con aspecto de piel cuidada de aproximadamente 35 a 40 años, al tenerlo como N.N., el Instituto de Medicina Legal logró establecer que su plena identidad era la del exdirectivo de EL PILÓN.
Según las indagaciones preliminares de las autoridades, la víctima que vestía de pantalón negro con camisa roja de flores blancas estaba descalza con el cuerpo rígido y tenía una lesión en la cabeza, así como surcos de presión en las muñecas y cuello, que hacen inferir que pudo haber sufrido tortura por su asesino.
Entre tanto, el comandante operativo de la Policía Cesar, teniente coronel Freddy Delgado, informó que están trabajando por encontrar la trazabilidad del caso sin descartar alguna hipótesis.
Hasta el cierre de esta edición el cuerpo de Jesús David Mejía permanecía en Medicina Legal esperando ser retirado por los familiares, que lo velarán hoy en la funeraria Recordar.
El contador público murió tras haber sido visto el sábado cuando manifestó que saldría a reclamar su pensión. Presumen que su cuerpo fue arrojado en la calle de La Popa en donde la comunidad lo encontró arropado entre sábanas blancas.
Jesús David Mejía Herazo, era un conocido contador público recorrido en el mundo financiero, que tenía una vida aparentemente estable, con una madre religiosa y dos hijas con las que frecuentemente compartía. Por eso, en su entorno, nadie sale del asombro cuando uniformados de la Sijín, del Departamento de Policía Cesar, les explicaron el pasado domingo que el cadáver del hombre arrojado en la calle 15 con carrera 22 del barrio La Popa de Valledupar, correspondía a su identidad.
Eran las 8:00 p.m., cuando la mala noticia arribó a una residencia en el barrio el Kennedy. “Los vecinos llegaron a decirme que la Sijín estaba buscando a familiares de Jesús Mejía, que estaba muerto. Entonces salí avisar a los demás y al llegar al apartamento donde residía en el Sicarare nos enteramos por los vecinos que él salió en la tarde del sábado, que se les hizo extraño que no regresó ni en la noche a guardar el carro como de costumbre”, dijo Julieth Quintero García, exesposa de la víctima.
SU PASO POR EL PILÓN
Según su sobrina, Martha Mejía, en la tarde del domingo también se le hizo raro que como de costumbre Jesús David no recogiera a la mamá para llevarla a la iglesia. Pues, la última vez que supo de él fue ese sábado, primero de septiembre, que salió a cobrar la pensión que tenía desde su último cargo como gerente de este medio de comunicación ejercidos desde el año 2009 al 2015, en donde se caracterizó por tener un alto perfil de liderazgo y emprendedor.
“Fue un gran líder, un ser humano que me enseñó mucho, que me dio oportunidades para crecer dentro de la empresa junto con él con todo lo que aprendíamos en el día a día. No merecía morir así, era buena persona”, expresó Yarelis Sierra, exjefe de mercadeo de EL PILÓN.
Entre tanto, Laura Criollo, quien se desempeñó como jefe de Recursos Humanos de esta casa editorial, lo recuerda como una persona querida por los empleados, que aportaba buenos ánimos y un crecimiento notable en la empresa por su labor.
Este no fue en el único cargo importante que desempeñó el contador público egresado de la Universidad Popular del Cesar, natural del municipio de Santa Ana, Magdalena. Desde el año 1984 laboró en uno de sus primeros cargos como gerente en el Banco Cafetero, Banco Ganadero y en los periodos siguientes en altos cargos administrativos en diferentes entidades financieras de los municipios de Curumaní, Pailitas, Bosconia, entre otras regiones del Cesar.
SU OTRA FACETA
A Mejía los vecinos y amigos cercanos también lo veían como un hombre cercano a la religión, ya que con frecuencia se congregaba en el centro evangelistico Avance Misionero Siloth, ubicado en la calle 17 con número 40-41 del sector Villa Catalina.
Asistía una o dos veces a la semana al santuario como ´Presidente Caballero´, la figura conocida entre el colectivo fervoroso como las personas líderes de un grupo que tienen como misión motivar el espíritu entre los demás de la fe.
“Era un hombre alegre, muy amistoso que radiaba un buen espíritu viendo las cosas buenas de la vida. Lamentablemente la última vez que supimos de él fue la mañana del jueves”, manifestó Eucardo Cáceres Arias, pastor del centro religioso.
EL HALLAZGO
Sin embargo, son estas particulares características las que hicieron que frases como “él no merecía morir así”, “no entendemos qué pasó” y “todo es muy extraño”, retumbaran entre los familiares y conocidos apostados a las afueras de Medicina Legal de la ciudad, que entre llantos lamentaban el asesinato de Jesús Mejía Herazo.
Su cuerpo tendido boca abajo en el barrio La Popa las autoridades lo encontraron a las 6:30 de la mañana del domingo, atendiendo un llamado de emergencia de la comunidad que impactada y curiosa se acercó a mirarlo.
Aunque la información preliminar recolectada por las autoridades identificaba el cuerpo por su composición morfológica como una persona de piel trigueña, robusto, con aspecto de piel cuidada de aproximadamente 35 a 40 años, al tenerlo como N.N., el Instituto de Medicina Legal logró establecer que su plena identidad era la del exdirectivo de EL PILÓN.
Según las indagaciones preliminares de las autoridades, la víctima que vestía de pantalón negro con camisa roja de flores blancas estaba descalza con el cuerpo rígido y tenía una lesión en la cabeza, así como surcos de presión en las muñecas y cuello, que hacen inferir que pudo haber sufrido tortura por su asesino.
Entre tanto, el comandante operativo de la Policía Cesar, teniente coronel Freddy Delgado, informó que están trabajando por encontrar la trazabilidad del caso sin descartar alguna hipótesis.
Hasta el cierre de esta edición el cuerpo de Jesús David Mejía permanecía en Medicina Legal esperando ser retirado por los familiares, que lo velarán hoy en la funeraria Recordar.