Los habitantes de este barrio ubicado al noroccidente de la ciudad, se sienten marginados por las autoridades al no contar con los elementos básicos para vivir como comunidad.
En su casa no hay nevera, aire acondicionado ni electrodomésticos de lujo. En la sala, llena de jóvenes atraídos por los videojuegos que ofrece, solo están dos televisores que sirven como sustento de trabajo para Sara Rico, una habitante del barrio Francisco Javier que está desesperada por todas las carencias en el servicio de agua, luz, y gas que tiene su comunidad.
Como ella otros habitantes del sector sienten la misma inconformidad, quieren apoyo para que Francisco Javier no siga relegada y progrese con inversiones del Gobierno, como ocurre en el resto de la ciudad.
Aunque son trabajadores y en sus calles se extienden puestos de comidas, tiendas y misceláneas, el primer problema que enfrentan está relacionado con las deterioradas calles. Según la comunidad, los únicos vehículos con los que se atreven a transitar por allí por las empedradas calles son las motocicletas.
“Cada vez que las empresas llegan a surtir algunos enseres a las tiendas prefieren traerlos en motocicleta, porque el que llegue se da cuenta que este barrio es intransitable. Solo las compañías de bebidas refrescantes entran en carro una dos veces”, dijo una habitante del sector que prefirió reservar su nombre.
Los niños para jugar fútbol suben a la parte alta del sector, en un planchón que alguien les construyó y poder divertirse. “De una u otra forma toca buscar la manera de que los jóvenes puedan divertirse sin tener adecuada un área de cesión en estas apedreadas calles”, dijo José Jaime Atencio, presidente de la Junta de Acción Comunal.
En cuanto al servicio de agua cuenta la comunidad que solo tres veces al día tiene el preciado servicio, “Solo los que tienen turbina pueden gozar del vital líquido para realizar sus quehaceres cotidianos”, comentó Irene Correa.
Similar situación ocurre con el servicio de energía, las 906 familias que se distribuyen entre las manzanas A hasta la Z, no tienen alumbrado público, entre sus calles solo hay postes de madera que no alumbran el barrio. Un totalizador contabiliza el consumo eléctrico de toda la comunidad para distribuir el pago entre ellos, pero algunos deben hasta más de un millón de pesos, porque a veces no tienen recursos suficientes para pagar las facturas.
El vocero del barrio, José Jaime Atencio, explicó que antes no se hacían inversiones porque el barrio no estaba legalizado, pero ahora que lo está tampoco tienen apoyo de la administración municipal.
“Desde el año 2015 dejamos de ser un barrio subnormal, que era la excusa para invertir en el sector pero han trascurrido casi dos años que la Alcaldía no se acuerda de nuestra existencia. No tenemos un buen servicio de nada, gas, luz, agua, ni mucho menos un área de cesión; ahora mismo hacemos campeonato de fútbol en un planchón de cemento”, agregó el presidente de la Junta de Acción Comunal.
Al respecto, el secretario de obras, Juan Pablo Morón manifestó que “por el poco tiempo que llevan incluidos en el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), no se han programado inversiones para ellos”.
El jefe técnico operativo en Emdupar agregó que “a este barrio no se le ha adecuado el servicio porque primero la Secretaría de Planeación debe notificar oficialmente qué sectores están en el nuevo POT, para que posteriormente la comunidad mediante una carta solicite la instalación de las redes para obtener el servicio de agua”.
Los habitantes de este barrio ubicado al noroccidente de la ciudad, se sienten marginados por las autoridades al no contar con los elementos básicos para vivir como comunidad.
En su casa no hay nevera, aire acondicionado ni electrodomésticos de lujo. En la sala, llena de jóvenes atraídos por los videojuegos que ofrece, solo están dos televisores que sirven como sustento de trabajo para Sara Rico, una habitante del barrio Francisco Javier que está desesperada por todas las carencias en el servicio de agua, luz, y gas que tiene su comunidad.
Como ella otros habitantes del sector sienten la misma inconformidad, quieren apoyo para que Francisco Javier no siga relegada y progrese con inversiones del Gobierno, como ocurre en el resto de la ciudad.
Aunque son trabajadores y en sus calles se extienden puestos de comidas, tiendas y misceláneas, el primer problema que enfrentan está relacionado con las deterioradas calles. Según la comunidad, los únicos vehículos con los que se atreven a transitar por allí por las empedradas calles son las motocicletas.
“Cada vez que las empresas llegan a surtir algunos enseres a las tiendas prefieren traerlos en motocicleta, porque el que llegue se da cuenta que este barrio es intransitable. Solo las compañías de bebidas refrescantes entran en carro una dos veces”, dijo una habitante del sector que prefirió reservar su nombre.
Los niños para jugar fútbol suben a la parte alta del sector, en un planchón que alguien les construyó y poder divertirse. “De una u otra forma toca buscar la manera de que los jóvenes puedan divertirse sin tener adecuada un área de cesión en estas apedreadas calles”, dijo José Jaime Atencio, presidente de la Junta de Acción Comunal.
En cuanto al servicio de agua cuenta la comunidad que solo tres veces al día tiene el preciado servicio, “Solo los que tienen turbina pueden gozar del vital líquido para realizar sus quehaceres cotidianos”, comentó Irene Correa.
Similar situación ocurre con el servicio de energía, las 906 familias que se distribuyen entre las manzanas A hasta la Z, no tienen alumbrado público, entre sus calles solo hay postes de madera que no alumbran el barrio. Un totalizador contabiliza el consumo eléctrico de toda la comunidad para distribuir el pago entre ellos, pero algunos deben hasta más de un millón de pesos, porque a veces no tienen recursos suficientes para pagar las facturas.
El vocero del barrio, José Jaime Atencio, explicó que antes no se hacían inversiones porque el barrio no estaba legalizado, pero ahora que lo está tampoco tienen apoyo de la administración municipal.
“Desde el año 2015 dejamos de ser un barrio subnormal, que era la excusa para invertir en el sector pero han trascurrido casi dos años que la Alcaldía no se acuerda de nuestra existencia. No tenemos un buen servicio de nada, gas, luz, agua, ni mucho menos un área de cesión; ahora mismo hacemos campeonato de fútbol en un planchón de cemento”, agregó el presidente de la Junta de Acción Comunal.
Al respecto, el secretario de obras, Juan Pablo Morón manifestó que “por el poco tiempo que llevan incluidos en el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), no se han programado inversiones para ellos”.
El jefe técnico operativo en Emdupar agregó que “a este barrio no se le ha adecuado el servicio porque primero la Secretaría de Planeación debe notificar oficialmente qué sectores están en el nuevo POT, para que posteriormente la comunidad mediante una carta solicite la instalación de las redes para obtener el servicio de agua”.