La primera eucaristía se celebró el sábado 22 de septiembre del 2015, a las 5:00 de la tarde, con el padre Román Navarrete. Miriam Valencia recuerda que con mucho esfuerzo consiguieron la construcción de la parroquia que es el orgullo de la comunidad y sectores aledaños.

Con bingos, ventas de comidas, rifas e infinitas actividades, la comunidad del barrio Álamos II logró la construcción de la iglesia, y a pesar que faltan muchos detalles, cada domingo llegan feligreses a escuchar la palabra de Dios y las homilías del padre Rafael Andrés Camacho.

Los moradores recuerdan que durante un buen tiempo, las eucaristías eran celebradas en el salón comunal, las cuales iniciaban a las 5:30 de la tarde.

“Recuerdo que antes de irse el obispo José Agustín Valbuena dijo que le preocupaban las iglesias que estaban en el aire libre, como la de nosotros y otros barrios de la ciudad, y desde ahí iniciamos las actividades para recolectar fondos y hacer el templo, en el 2001 la Junta de Acción Comunal consiguió el lote donde hoy en día funciona la parroquia”, contó Miriam, quien en esa época era la presidenta de la JAC.

El sacerdote Rafael contó que él vino a recoger los frutos de los demás sacerdotes porque ya casi no le hace falta a la parroquia. “Esta parroquia duró 10 años para ser construida y su comunidad se siente muy orgullosa, esto es lo más importante”, manifestó el párroco.

La comunidad de Álamos II celebra todos los 23 de septiembre las fiestas de su patrono San Pío, quien es un santo de Italia. “Es un santo muy actual porque nació en el siglo XIX y murió en el siglo XX, es un santo muy milagroso y muy visitado en todo el mundo, tenerlo acá en nuestra parroquia es una gran bendición”, confesó el padre Rafael.

Esta parroquia tiene la fortuna de contar con una reliquia de su santo patrono, como es una tela llena de sangre de San Pío, “esta reliquia está en la iglesia, no las reglaron una vez que gracias al padre Dorian nos trajeron las reliquias desde Italia de nuestro santo patrono y nos dejaron como regalo la tela que San Pío usaba en sus manos porque tenía estigmas, las mismas marcas que tuvo Jesús cuando fue crucificado”, explicó el párroco.

Es por esto que la comunidad lucha por mantener bien cuidada su parroquia porque fue construida con esfuerzo y dedicación. “Cada domingo nos congregamos la mayoría de los residentes de Álamos II y también recibimos a la comunidad de María Camila Sur y Villa Dariana”, dijo Miriam Valencia.