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Análisis - 28 abril, 2017

Débil apoyo del Estado al reconocimiento de la Unesco a la música vallenata tradicional

A pesar de las muchas comunicaciones relacionadas con la gran responsabilidad que tenemos todos los estamentos de la sociedad, públicos y privados, dirigidas a la Presidencia de la República, a los Ministerios de Relaciones Exteriores, de Educación, de Comunicaciones, de Comercio Industria y Turismo, y de Cultura, así como a las Gobernaciones del Magdalena Grande, […]

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A pesar de las muchas comunicaciones relacionadas con la gran responsabilidad que tenemos todos los estamentos de la sociedad, públicos y privados, dirigidas a la Presidencia de la República, a los Ministerios de Relaciones Exteriores, de Educación, de Comunicaciones, de Comercio Industria y Turismo, y de Cultura, así como a las Gobernaciones del Magdalena Grande, a los Alcaldes de sus capitales y a la Contraloría General de la República, debidamente coordinadas por la Corporación Clúster de la Cultura y la Música Vallenata, no se asimila la importancia y la dimensión que encierra este reconocimiento de la Unesco, el cual se ha tomado, muy alegremente, como un premio para una representativa expresión cultural del Caribe colombiano.

Los miembros del Equipo de Trabajo que tuvo la responsabilidad de lograr el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación y de la Unesco en el orden internacional en calidad de “necesidad urgente de salvaguardia”, Santander Durán Escalona, Rosendo Romero Ospino, Adrián Villamizar Zapata, Stella Durán Escalona y Carlos Llanos Diazgranados, con el reconocimiento de Lolita Acosta Maestre q.e.p.d., tenemos conciencia clara de que no se trata de un premio, sino de una voz de alerta sobre la posible desaparición de uno de los elementos de mayor incidencia en la identidad cultural de la región Caribe y que ha penetrado otras culturas del orden nacional.

Es una gran responsabilidad la que tenemos, no solamente ante la Unesco, sino ante la comunidad en general, de demostrarle a esta entidad que seremos capaces de generar espacios que permitan garantizar la preservación de la manifestación, antes de la realización de la próxima Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, la cual debe llevarse a cabo dentro de cuatro años, a partir del primero de diciembre de 2015, tiempo del que estamos próximos a cumplir un año y medio, en el que no hemos atendido, en su debida proporción, la implementación de las medidas de salvaguardia recomendadas en el Plan Especial Salvaguardia –PES-. No han surtido ningún efecto las diferentes propuestas y correspondencia que sobre el particular ha presentado la Secretaría Técnica del Comité de Seguimiento al PES, ni los pronunciamientos de sus miembros, a pesar de haber obligatoriedad legal para la aplicación del 0.5% de los recursos del IVA a la telefonía celular y de ser objeto de aplicación presupuestal en los diferentes planes de desarrollo municipales y departamentales. Se observan acciones de poca trascendencia e impacto para el fin que se persigue, habida cuenta de que responden a proyectos que se venían adelantando, antes de producirse el reconocimiento de la Unesco, como son algunos apoyos a escuelas de música vallenata, apoyos a festivales de este género y a escasa promoción radial y televisiva de composiciones vallenatas y las historias que contienen las vivencias de los juglares que le han dado relevancia a la música vallenata tradicional.

Las iniciativas propiamente definidas en el PES, como son las tres estrategias allí consignadas, no han sido atendidas expresamente: 1.) Gestionar la viabilidad y fijar criterios organizativos, institucionales y normativos. 2.) Fomentar la transmisión de conocimientos: formación, investigación y memoria. 3.) Fomentar y mejorar la promoción, la difusión y la sostenibilidad de la música vallenata tradicional.

Es de anotar que la indiferencia demostrada por el poder ejecutivo sobre el tema, hace necesario acudir al poder legislativo con el fin de propiciar la expedición de Acuerdos, Ordenanzas, Decretos y Leyes sobre la implementación de medidas y recursos para la “salvaguardia urgente” del patrimonio inmaterial, ya que por ser una figura novedosa para el país, que no tiene antecedentes, se pretende utilizar la legislación vigente, para las manifestaciones que responden a este concepto, la cual no está dada para la llamada “salvaguardia urgente”.

En atención a estas consideraciones, hacemos un sentido y respetuoso llamado de alerta a la institucionalidad, pública y privada, especialmente a los señores gobernadores del Magdalena Grande, para que se asimile y se aprehenda la importancia y la dimensión que tiene este proceso, visto como el fortalecimiento de la identidad cultural del Magdalena Grande y por extensión de toda Colombia, al mismo tiempo que se propicie un gran movimiento de apoyo a nuestra gestión, en momentos en que se contribuye a sentar las bases para alcanzar el mejor de los ambientes de integración en la convivencia del postconflicto, en el entendido que la música vallenata tradicional “es producto del espontáneo goce de existir en fraterna comunidad” (Duque,2001) “en donde prevalecen valores primordiales para la convivencia pacífica. En efecto, esta expresión musical ha sido un elemento potenciador de las ganas de vivir, dadas sus características elementales de comunicación sana y de sensibilización con los entornos y vivencias comunitarias. De ahí surge su importancia como expresión cultural y vitalista, que la consolida como un elemento determinante para la comunicación incluyente de diferentes estratos sociales, que permite generar una visión colectiva orientada hacia la tolerancia y la convivencia, en función de un desarrollo social armónico” (PES, 2013).

Por Carlos Llanos Diazgranados

 

Análisis
28 abril, 2017

Débil apoyo del Estado al reconocimiento de la Unesco a la música vallenata tradicional

A pesar de las muchas comunicaciones relacionadas con la gran responsabilidad que tenemos todos los estamentos de la sociedad, públicos y privados, dirigidas a la Presidencia de la República, a los Ministerios de Relaciones Exteriores, de Educación, de Comunicaciones, de Comercio Industria y Turismo, y de Cultura, así como a las Gobernaciones del Magdalena Grande, […]


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A pesar de las muchas comunicaciones relacionadas con la gran responsabilidad que tenemos todos los estamentos de la sociedad, públicos y privados, dirigidas a la Presidencia de la República, a los Ministerios de Relaciones Exteriores, de Educación, de Comunicaciones, de Comercio Industria y Turismo, y de Cultura, así como a las Gobernaciones del Magdalena Grande, a los Alcaldes de sus capitales y a la Contraloría General de la República, debidamente coordinadas por la Corporación Clúster de la Cultura y la Música Vallenata, no se asimila la importancia y la dimensión que encierra este reconocimiento de la Unesco, el cual se ha tomado, muy alegremente, como un premio para una representativa expresión cultural del Caribe colombiano.

Los miembros del Equipo de Trabajo que tuvo la responsabilidad de lograr el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación y de la Unesco en el orden internacional en calidad de “necesidad urgente de salvaguardia”, Santander Durán Escalona, Rosendo Romero Ospino, Adrián Villamizar Zapata, Stella Durán Escalona y Carlos Llanos Diazgranados, con el reconocimiento de Lolita Acosta Maestre q.e.p.d., tenemos conciencia clara de que no se trata de un premio, sino de una voz de alerta sobre la posible desaparición de uno de los elementos de mayor incidencia en la identidad cultural de la región Caribe y que ha penetrado otras culturas del orden nacional.

Es una gran responsabilidad la que tenemos, no solamente ante la Unesco, sino ante la comunidad en general, de demostrarle a esta entidad que seremos capaces de generar espacios que permitan garantizar la preservación de la manifestación, antes de la realización de la próxima Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, la cual debe llevarse a cabo dentro de cuatro años, a partir del primero de diciembre de 2015, tiempo del que estamos próximos a cumplir un año y medio, en el que no hemos atendido, en su debida proporción, la implementación de las medidas de salvaguardia recomendadas en el Plan Especial Salvaguardia –PES-. No han surtido ningún efecto las diferentes propuestas y correspondencia que sobre el particular ha presentado la Secretaría Técnica del Comité de Seguimiento al PES, ni los pronunciamientos de sus miembros, a pesar de haber obligatoriedad legal para la aplicación del 0.5% de los recursos del IVA a la telefonía celular y de ser objeto de aplicación presupuestal en los diferentes planes de desarrollo municipales y departamentales. Se observan acciones de poca trascendencia e impacto para el fin que se persigue, habida cuenta de que responden a proyectos que se venían adelantando, antes de producirse el reconocimiento de la Unesco, como son algunos apoyos a escuelas de música vallenata, apoyos a festivales de este género y a escasa promoción radial y televisiva de composiciones vallenatas y las historias que contienen las vivencias de los juglares que le han dado relevancia a la música vallenata tradicional.

Las iniciativas propiamente definidas en el PES, como son las tres estrategias allí consignadas, no han sido atendidas expresamente: 1.) Gestionar la viabilidad y fijar criterios organizativos, institucionales y normativos. 2.) Fomentar la transmisión de conocimientos: formación, investigación y memoria. 3.) Fomentar y mejorar la promoción, la difusión y la sostenibilidad de la música vallenata tradicional.

Es de anotar que la indiferencia demostrada por el poder ejecutivo sobre el tema, hace necesario acudir al poder legislativo con el fin de propiciar la expedición de Acuerdos, Ordenanzas, Decretos y Leyes sobre la implementación de medidas y recursos para la “salvaguardia urgente” del patrimonio inmaterial, ya que por ser una figura novedosa para el país, que no tiene antecedentes, se pretende utilizar la legislación vigente, para las manifestaciones que responden a este concepto, la cual no está dada para la llamada “salvaguardia urgente”.

En atención a estas consideraciones, hacemos un sentido y respetuoso llamado de alerta a la institucionalidad, pública y privada, especialmente a los señores gobernadores del Magdalena Grande, para que se asimile y se aprehenda la importancia y la dimensión que tiene este proceso, visto como el fortalecimiento de la identidad cultural del Magdalena Grande y por extensión de toda Colombia, al mismo tiempo que se propicie un gran movimiento de apoyo a nuestra gestión, en momentos en que se contribuye a sentar las bases para alcanzar el mejor de los ambientes de integración en la convivencia del postconflicto, en el entendido que la música vallenata tradicional “es producto del espontáneo goce de existir en fraterna comunidad” (Duque,2001) “en donde prevalecen valores primordiales para la convivencia pacífica. En efecto, esta expresión musical ha sido un elemento potenciador de las ganas de vivir, dadas sus características elementales de comunicación sana y de sensibilización con los entornos y vivencias comunitarias. De ahí surge su importancia como expresión cultural y vitalista, que la consolida como un elemento determinante para la comunicación incluyente de diferentes estratos sociales, que permite generar una visión colectiva orientada hacia la tolerancia y la convivencia, en función de un desarrollo social armónico” (PES, 2013).

Por Carlos Llanos Diazgranados