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Comunidad - 7 junio, 2016

Los sancochos de San Joaquín

Reviviendo el Valledupar de antaño, los vecinos del barrio San Joaquín se integraron alrededor de un sancocho cocinado con leña, en una jornada amenizada por con música vallenata clásica.

Fotos
Leonardo Alvarado/ EL PILÓN.
Fotos Leonardo Alvarado/ EL PILÓN.
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Reviviendo el Valledupar de antaño, los vecinos del barrio San Joaquín se integraron alrededor de un sancocho cocinado con leña, en una jornada amenizada por con música vallenata clásica.

La carrera 15 con calle 9 se convirtió en un comedor comunitario, en el que más de 15 familias de la cuadra organizaron el primer festival del sancocho, el cual aspiran institucionalizar y realizar anualmente.

El esmero de los participantes por hacer de esta ocasión algo especial y única llevó a las familias a decorar llamativamente los frentes de sus hogares con objetos que recordaban el viejo Valledupar. Piezas de la cocina que habían sido desplazadas por la modernidad fueron desempolvadas para una jornada que además de integrar a los habitantes buscaba demostrar que esta ciudad todavía es un buen vividero, a pesar de los hechos de inseguridad que han empañado su nombre.

 

Comunidad
7 junio, 2016

Los sancochos de San Joaquín

Reviviendo el Valledupar de antaño, los vecinos del barrio San Joaquín se integraron alrededor de un sancocho cocinado con leña, en una jornada amenizada por con música vallenata clásica.


Fotos
Leonardo Alvarado/ EL PILÓN.
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Reviviendo el Valledupar de antaño, los vecinos del barrio San Joaquín se integraron alrededor de un sancocho cocinado con leña, en una jornada amenizada por con música vallenata clásica.

La carrera 15 con calle 9 se convirtió en un comedor comunitario, en el que más de 15 familias de la cuadra organizaron el primer festival del sancocho, el cual aspiran institucionalizar y realizar anualmente.

El esmero de los participantes por hacer de esta ocasión algo especial y única llevó a las familias a decorar llamativamente los frentes de sus hogares con objetos que recordaban el viejo Valledupar. Piezas de la cocina que habían sido desplazadas por la modernidad fueron desempolvadas para una jornada que además de integrar a los habitantes buscaba demostrar que esta ciudad todavía es un buen vividero, a pesar de los hechos de inseguridad que han empañado su nombre.