Los habitantes de la invasión La Fe todos los días tienen que pasar grandes dificultades por vivir debajo de las cuerdas de alta tensión de energía. Electricaribe dice que es mejor que salgan del lugar.
Los habitantes de la invasión La Fe, sur occidente de Valledupar, viven de bajo del peligro porque sus humildes viviendas están ubicadas en la parte inferior por donde pasan las cuerdas de alta tensión de electricidad.
La proximidad con las líneas de energía es tanta que las hojas de zinc de las construcciones hechas en madera, plásticos y ropa vieja queda a muy pocos metros y por este motivo, según indican los moradores que en su mayoría son desplazados por la violencia, han tenido accidentes de tipo electromagnético.
“La verdad nosotros invadimos estos terrenos porque no teníamos más para donde irnos y por eso somos conscientes del peligro que corremos al estar asentados aquí”, dijo Luz Mery Ospino, quien reside en el lugar hace dos años y por cuenta de los cables de electricidad ha pasado varios sustos porque sus hijos han recibido descargas a través de los aparatos eléctricos.
Contó la mujer quien es madre de cuatro hijos, que cuando está haciendo mucha brisa las cuerdas se estremecen demasiado y provocan zozobra dentro de las familias porque piensan que se van a desprender.
Además constante sufren dolores de cabeza y según manifiestan los afectados, es por culpa de las redes de alta tensión que emiten muchas ondas electromagnéticas y les origina este malestar físico.
Las 35 familias que viven en la invasión La Fe, se sienten rezagadas, olvidadas por el Estado y no sienten que existan para las autoridades. Afirman que “nunca han visto la presencia de algún funcionario de la Alcaldía o Gobernación” que les devuelva la esperanza en que pronto sus días serán diferente.
Cargando en sus brazos el último de sus tres hijos, la joven Yesenia Rojano muestra el desespero que le produce vivir en la condiciones de pobreza extrema sin recibir ayuda de ninguna índole para sacar sus pequeños adelante.
“Tengo a mi bebé de dos meses enfermo de un brote que le salió y no se le quiere quitar con nada. Debe ser por los mosquitos que tenemos que soportar de día y de noche porque con el aguacero que cayó la invasión se inundó y nadie vino a visitarnos, ni a colaborarnos. Nosotros nos defendemos como podemos”, expresó la mujer quien llegó a Valledupar hace cerca de dos años proveniente del sur de departamento del Cesar para buscar un mejor futuro.
Esta problemática de enajenación es muy recurrente en este deprimido sector de Valledupar porque la acequia Las Mercedes se encuentra a algunos kilómetros y cada vez que se desborda, el agua cruza por sus viviendas y por eso es común observar en el lugar fango y zancudos.
RESPONSABILIDAD DE LA ALCALDÍA
Johan Arango, gerente de Electricaribe Cesar, les recomendó a las familias de la invasión La Fe, que busquen la manera de alejarse del peligro que les puede causar estar viviendo debajo de las cuerdas de alta tensión.
“La reubicación de los asentamientos poblados es una responsabilidad de la alcaldía y no de la compañía. Las redes no se pueden trasladar por el hecho de que una invasión se instaló debajo, por donde pasan las cuerdas”, indicó Arango.
Inngry Jácome Serrano/ EL PILÓN
Los habitantes de la invasión La Fe todos los días tienen que pasar grandes dificultades por vivir debajo de las cuerdas de alta tensión de energía. Electricaribe dice que es mejor que salgan del lugar.
Los habitantes de la invasión La Fe, sur occidente de Valledupar, viven de bajo del peligro porque sus humildes viviendas están ubicadas en la parte inferior por donde pasan las cuerdas de alta tensión de electricidad.
La proximidad con las líneas de energía es tanta que las hojas de zinc de las construcciones hechas en madera, plásticos y ropa vieja queda a muy pocos metros y por este motivo, según indican los moradores que en su mayoría son desplazados por la violencia, han tenido accidentes de tipo electromagnético.
“La verdad nosotros invadimos estos terrenos porque no teníamos más para donde irnos y por eso somos conscientes del peligro que corremos al estar asentados aquí”, dijo Luz Mery Ospino, quien reside en el lugar hace dos años y por cuenta de los cables de electricidad ha pasado varios sustos porque sus hijos han recibido descargas a través de los aparatos eléctricos.
Contó la mujer quien es madre de cuatro hijos, que cuando está haciendo mucha brisa las cuerdas se estremecen demasiado y provocan zozobra dentro de las familias porque piensan que se van a desprender.
Además constante sufren dolores de cabeza y según manifiestan los afectados, es por culpa de las redes de alta tensión que emiten muchas ondas electromagnéticas y les origina este malestar físico.
Las 35 familias que viven en la invasión La Fe, se sienten rezagadas, olvidadas por el Estado y no sienten que existan para las autoridades. Afirman que “nunca han visto la presencia de algún funcionario de la Alcaldía o Gobernación” que les devuelva la esperanza en que pronto sus días serán diferente.
Cargando en sus brazos el último de sus tres hijos, la joven Yesenia Rojano muestra el desespero que le produce vivir en la condiciones de pobreza extrema sin recibir ayuda de ninguna índole para sacar sus pequeños adelante.
“Tengo a mi bebé de dos meses enfermo de un brote que le salió y no se le quiere quitar con nada. Debe ser por los mosquitos que tenemos que soportar de día y de noche porque con el aguacero que cayó la invasión se inundó y nadie vino a visitarnos, ni a colaborarnos. Nosotros nos defendemos como podemos”, expresó la mujer quien llegó a Valledupar hace cerca de dos años proveniente del sur de departamento del Cesar para buscar un mejor futuro.
Esta problemática de enajenación es muy recurrente en este deprimido sector de Valledupar porque la acequia Las Mercedes se encuentra a algunos kilómetros y cada vez que se desborda, el agua cruza por sus viviendas y por eso es común observar en el lugar fango y zancudos.
RESPONSABILIDAD DE LA ALCALDÍA
Johan Arango, gerente de Electricaribe Cesar, les recomendó a las familias de la invasión La Fe, que busquen la manera de alejarse del peligro que les puede causar estar viviendo debajo de las cuerdas de alta tensión.
“La reubicación de los asentamientos poblados es una responsabilidad de la alcaldía y no de la compañía. Las redes no se pueden trasladar por el hecho de que una invasión se instaló debajo, por donde pasan las cuerdas”, indicó Arango.
Inngry Jácome Serrano/ EL PILÓN