Aunque miles de estudiantes tienen la oportunidad de recibir alimentación escolar, la mayoría de los planteles en Valledupar no tienen la infraestructura para ofrecer este servicio con dignidad. En otros casos, no hay comida para todos y las raciones son suministradas a dedo.
Se hicieron las 11:30 am y con toda precaución tres manipuladoras de alimentos empezaron a servir los complementos alimenticios a los estudiantes de la jornada de la tarde en el Colegio Milciades Cantillo Costa. Los menores, que en su rostro aparentaban una lógica ansiedad por la merienda, recibieron en esta ocasión rodajas de bollo de mazorca y una ración de pollo guisado.
En esta institución se come con comodidad, tiene un comedor adecuado para que los alumnos consuman los alimentos en un ambiente limpio y tranquilo. Ese panorama, es envidiado por el personal del Colegio José Eugenio Martínez, donde a los estudiantes les toca acomodarse en cualquier rincón, preferiblemente los bebedores de agua o en el suelo y los bolsos hacen las veces de mesa; en este plantel no se ha construido no hay comedor ni mucho menos existen mesas y sillas que permitan una buena digestión.
Pero no todo es color de rosa en el Milciades Cantillo, comparte otra preocupante situación con el José Eugenio Martínez, no todos los estudiantes tienen el privilegio de acceder a estas raciones de comida.
“Nosotros escogemos los alumnos más vulnerables. Los que tienen problemas en la casa, que la mamá trabaja en casa de familia, porque aquí vienen niños que podemos decir que están bien económicamente, que los traen en carros, entonces seleccionamos al personal de acuerdo a eso”, señaló Gloria Rois Romero, rectora del colegio Milciades Cantillo Costa.
La educadora explicó que en la jornada vespertina la institución más de 800 alumnos y de la Secretaría de Educación Municipal solo asignó 300 complementos alimenticios, por tanto tiene la difícil tarea de escoger a los más necesitados.
“Más o menos el 50% de los alumnos se está beneficiando, porque realmente no es para todos”, precisó la maestra que en la jornada de la mañana tiene 550 complementos para entregar y el modelo de selección de beneficiarios es el mismo, el ojo y el sentido común para tratar de establecer por el estado de la ropa y el rostro de cada niño si es merecedor de un plato de comida.
En la institución educativa José Eugenio Martínez se entregan en promedio 243 meriendas en la mañana y 250 en la tarde, para más de mil estudiantes matriculados en cada jornada. Allí también se aplica el método del ojo y el sentido común.
Como si fuera poco el rector del plantel, Fredy Ramos contó que a sus 2.043 estudiantes les suspendieron hace 10 días los desayunos y almuerzos, ahora solo reciben las meriendas, también llamadas complementos reforzados.
“Los niños a los que les habíamos garantizado el alimento, ahora los padres sienten la falta, pero de todos modos ya se les comunicó”, explicó el educador, entendiendo que por directriz del Ministerio de Educación, los almuerzos serían exclusivamente para los colegios con jornada única.
“Entonces lo que sí le pedimos es que tengan consideración con los colegios que estamos en la media técnica, porque son niños que tienen que venir mañana y tarde ya que muchos viven muy lejos y cuando ese niño quiere llegar a su casa, se va a pie, demora yendo y viniendo las dos horas ¿y cuándo almuerza?”, afirmó Ramos.
Agregó que si en la institución que él lidera se les da almuerzo a los estudiantes para seguir la jornada académica, sería benéfico porque la mayoría de niños que residen en las zonas periféricas.
El equipo de EL PILÓN al verificar la ración que reparten para los estudiantes de la jornada de la tarde, no encontró reparos al compararla con la minuta establecida por las autoridades en educación, el menú del día era huevo y papa cocida. Los niños comieron sin queja alguna, puesto que el solo hecho de tener el plato en las manos, así sea sentado en el suelo, para ellos era ganancia.
Comida versus jornada única
En diálogo con Jorge Luis Fuentes, representante de la Fundación Acción Social Integral (ASI), operadora del contrato de alimentación escolar en Valledupar y el Cesar, precisó que por directriz del gobierno los almuerzos solo aplicarán para los colegios que tengan jornada única.
“Lo que existe hoy en día, según la norma, es un complemento alimentario que en cantidad es inferior a lo que era un desayuno anteriormente. Además de ello, la autonomía acerca de qué complemento se da, es de la entidad territorial, no hace parte de la obligación del operador, que hace lo que el municipio o departamento pide que haga, no es autónomo”, aclaró.
Según Fuentes, la Fundación ASI no dispone sobre las raciones diarias de complementos, ya que estas son ordenadas directamente por la Secretaría de Educación que hace un convenio para establecer las cantidades para cada colegio.
“En la medida en que la matrícula se va ajustando o los colegios van solicitando una mayor cobertura, la misma secretaría va actualizando el número de raciones por cada colegio”, precisó.
Han sido múltiples las denuncias en años anteriores sobre la calidad de alimentos suministrados a los menores; hasta la fecha no se ha evidenciado que con el inicio del contrato de alimentación escolar, algún estudiante haya resultado afectado en su sistema digestivo.
“Los menús están previamente aprobados por el municipio y establecidos por el Ministerio de Educación, de eso no nos salimos. De pronto lo que hay son intercambios de alimentos, de pronto un día correspondía huevo pero escaseó, acudimos a la lista de intercambio que también aprueba el Ministerio para suplir ese alimento por otro”, añadió el representante de la Fundación ASI.
Sobre la implementación de jornada única que permitiría a más planteles educativos acceder a los almuerzos, el secretario de Educación Municipal, Luis Carlos Matute, dijo que “cada rector buscará los mecanismos que permitan ir ajustando el sistema para que puedan, con base en los estudiantes, ir viendo cómo pueden hacer para implementar la jornada única. Es que ésta implica que tienen que quitar una jornada, entonces se tiene que ver cómo se van disminuyendo los estudiantes. Hay que establecer estrategias que permita disminuir la cobertura para llegar a clases de 6 de la mañana a 2 de la tarde”.
Matute precisó que en Valledupar están implementando la jornada única las instituciones educativas Joaquín Ochoa Maestre, Leonidas Acuña, Alfonso Araujo Cotes y en los corregimientos Guatapurí, Patillal y La Mina. En estos planteles sí se entregan los almuerzos a los estudiantes.
“El hecho de que una persona esté en un barrio marginal, que no les dé para almorzar, no aplica para que se les dé el almuerzo en el colegio. La aplicabilidad del almuerzo no depende de las condiciones económicas del estudiante, sino frente a la jornada académica”, enfatizó el funcionario.
Además aseguró que hay un grupo de seguimiento al programa de alimentación escolar integrado por un ingeniero de alimentos, una trabajadora social y una nutricionista y comités de seguimiento en cada colegio conformados por padres de familia, docentes y estudiantes.
Actualmente en el departamento de Cesar el contrato de alimentación asciende a 18.300 millones de pesos, hasta el 21 de abril, mientras que en Valledupar asciende a los 12 mil millones con corte al 21 de septiembre. La Fundación Acción Social Integral debe suministrar 168 mil raciones alimentarias por día en los 25 municipios del departamento.
La jornada única solo puede aplicarse en aquellas instituciones que disminuyan sus alumnos para generar una educación más personalizada (hoy en días en instituciones públicas de Valledupar hay hasta 50 alumnos por salón) y adecúen su infraestructura física con más aulas escolares
Por Jennifer Del Río Coronell
[email protected]
Aunque miles de estudiantes tienen la oportunidad de recibir alimentación escolar, la mayoría de los planteles en Valledupar no tienen la infraestructura para ofrecer este servicio con dignidad. En otros casos, no hay comida para todos y las raciones son suministradas a dedo.
Se hicieron las 11:30 am y con toda precaución tres manipuladoras de alimentos empezaron a servir los complementos alimenticios a los estudiantes de la jornada de la tarde en el Colegio Milciades Cantillo Costa. Los menores, que en su rostro aparentaban una lógica ansiedad por la merienda, recibieron en esta ocasión rodajas de bollo de mazorca y una ración de pollo guisado.
En esta institución se come con comodidad, tiene un comedor adecuado para que los alumnos consuman los alimentos en un ambiente limpio y tranquilo. Ese panorama, es envidiado por el personal del Colegio José Eugenio Martínez, donde a los estudiantes les toca acomodarse en cualquier rincón, preferiblemente los bebedores de agua o en el suelo y los bolsos hacen las veces de mesa; en este plantel no se ha construido no hay comedor ni mucho menos existen mesas y sillas que permitan una buena digestión.
Pero no todo es color de rosa en el Milciades Cantillo, comparte otra preocupante situación con el José Eugenio Martínez, no todos los estudiantes tienen el privilegio de acceder a estas raciones de comida.
“Nosotros escogemos los alumnos más vulnerables. Los que tienen problemas en la casa, que la mamá trabaja en casa de familia, porque aquí vienen niños que podemos decir que están bien económicamente, que los traen en carros, entonces seleccionamos al personal de acuerdo a eso”, señaló Gloria Rois Romero, rectora del colegio Milciades Cantillo Costa.
La educadora explicó que en la jornada vespertina la institución más de 800 alumnos y de la Secretaría de Educación Municipal solo asignó 300 complementos alimenticios, por tanto tiene la difícil tarea de escoger a los más necesitados.
“Más o menos el 50% de los alumnos se está beneficiando, porque realmente no es para todos”, precisó la maestra que en la jornada de la mañana tiene 550 complementos para entregar y el modelo de selección de beneficiarios es el mismo, el ojo y el sentido común para tratar de establecer por el estado de la ropa y el rostro de cada niño si es merecedor de un plato de comida.
En la institución educativa José Eugenio Martínez se entregan en promedio 243 meriendas en la mañana y 250 en la tarde, para más de mil estudiantes matriculados en cada jornada. Allí también se aplica el método del ojo y el sentido común.
Como si fuera poco el rector del plantel, Fredy Ramos contó que a sus 2.043 estudiantes les suspendieron hace 10 días los desayunos y almuerzos, ahora solo reciben las meriendas, también llamadas complementos reforzados.
“Los niños a los que les habíamos garantizado el alimento, ahora los padres sienten la falta, pero de todos modos ya se les comunicó”, explicó el educador, entendiendo que por directriz del Ministerio de Educación, los almuerzos serían exclusivamente para los colegios con jornada única.
“Entonces lo que sí le pedimos es que tengan consideración con los colegios que estamos en la media técnica, porque son niños que tienen que venir mañana y tarde ya que muchos viven muy lejos y cuando ese niño quiere llegar a su casa, se va a pie, demora yendo y viniendo las dos horas ¿y cuándo almuerza?”, afirmó Ramos.
Agregó que si en la institución que él lidera se les da almuerzo a los estudiantes para seguir la jornada académica, sería benéfico porque la mayoría de niños que residen en las zonas periféricas.
El equipo de EL PILÓN al verificar la ración que reparten para los estudiantes de la jornada de la tarde, no encontró reparos al compararla con la minuta establecida por las autoridades en educación, el menú del día era huevo y papa cocida. Los niños comieron sin queja alguna, puesto que el solo hecho de tener el plato en las manos, así sea sentado en el suelo, para ellos era ganancia.
Comida versus jornada única
En diálogo con Jorge Luis Fuentes, representante de la Fundación Acción Social Integral (ASI), operadora del contrato de alimentación escolar en Valledupar y el Cesar, precisó que por directriz del gobierno los almuerzos solo aplicarán para los colegios que tengan jornada única.
“Lo que existe hoy en día, según la norma, es un complemento alimentario que en cantidad es inferior a lo que era un desayuno anteriormente. Además de ello, la autonomía acerca de qué complemento se da, es de la entidad territorial, no hace parte de la obligación del operador, que hace lo que el municipio o departamento pide que haga, no es autónomo”, aclaró.
Según Fuentes, la Fundación ASI no dispone sobre las raciones diarias de complementos, ya que estas son ordenadas directamente por la Secretaría de Educación que hace un convenio para establecer las cantidades para cada colegio.
“En la medida en que la matrícula se va ajustando o los colegios van solicitando una mayor cobertura, la misma secretaría va actualizando el número de raciones por cada colegio”, precisó.
Han sido múltiples las denuncias en años anteriores sobre la calidad de alimentos suministrados a los menores; hasta la fecha no se ha evidenciado que con el inicio del contrato de alimentación escolar, algún estudiante haya resultado afectado en su sistema digestivo.
“Los menús están previamente aprobados por el municipio y establecidos por el Ministerio de Educación, de eso no nos salimos. De pronto lo que hay son intercambios de alimentos, de pronto un día correspondía huevo pero escaseó, acudimos a la lista de intercambio que también aprueba el Ministerio para suplir ese alimento por otro”, añadió el representante de la Fundación ASI.
Sobre la implementación de jornada única que permitiría a más planteles educativos acceder a los almuerzos, el secretario de Educación Municipal, Luis Carlos Matute, dijo que “cada rector buscará los mecanismos que permitan ir ajustando el sistema para que puedan, con base en los estudiantes, ir viendo cómo pueden hacer para implementar la jornada única. Es que ésta implica que tienen que quitar una jornada, entonces se tiene que ver cómo se van disminuyendo los estudiantes. Hay que establecer estrategias que permita disminuir la cobertura para llegar a clases de 6 de la mañana a 2 de la tarde”.
Matute precisó que en Valledupar están implementando la jornada única las instituciones educativas Joaquín Ochoa Maestre, Leonidas Acuña, Alfonso Araujo Cotes y en los corregimientos Guatapurí, Patillal y La Mina. En estos planteles sí se entregan los almuerzos a los estudiantes.
“El hecho de que una persona esté en un barrio marginal, que no les dé para almorzar, no aplica para que se les dé el almuerzo en el colegio. La aplicabilidad del almuerzo no depende de las condiciones económicas del estudiante, sino frente a la jornada académica”, enfatizó el funcionario.
Además aseguró que hay un grupo de seguimiento al programa de alimentación escolar integrado por un ingeniero de alimentos, una trabajadora social y una nutricionista y comités de seguimiento en cada colegio conformados por padres de familia, docentes y estudiantes.
Actualmente en el departamento de Cesar el contrato de alimentación asciende a 18.300 millones de pesos, hasta el 21 de abril, mientras que en Valledupar asciende a los 12 mil millones con corte al 21 de septiembre. La Fundación Acción Social Integral debe suministrar 168 mil raciones alimentarias por día en los 25 municipios del departamento.
La jornada única solo puede aplicarse en aquellas instituciones que disminuyan sus alumnos para generar una educación más personalizada (hoy en días en instituciones públicas de Valledupar hay hasta 50 alumnos por salón) y adecúen su infraestructura física con más aulas escolares
Por Jennifer Del Río Coronell
[email protected]