Líderes comunitarios lo definen como el sitio más abandonado de Valledupar por parte de la administración municipal, por lo que tratan de recuperarlo con actividades lúdicas.
La Popa es un barrio de Valledupar en donde caminar podría significar satisfacción o peligro. La arborización y pavimentación de sus calles, acompañada de las brisas frescas, permite disfrutar de un recorrido por este sector de más de 38 años de existencia. Sin embargo, esa paz se convierte, la mayoría de las veces, en incertidumbre a raíz de la repentina presencia de motorizados en búsqueda de lo ajeno.
“A las 9:00 de la noche es obligación estar encerrados”, dijo la habitante Miriam Medina, quien a través de su tienda de dulces ha percibido de más cerca los hurtos, que según ella se elevan durante los fines de semana.
Líderes comunitarios y vecinos de la zona reconocen que la inseguridad es una problemática general en la capital del Cesar, así como en toda Colombia, pero aclaró que en esta zona las cosas van cada día “de mal en peor” por supuestas negligencias de la administración municipal, es así que catalogan al barrio como “de nadie”.
Esa situación de abandono se constata en el parque de La Popa, ubicado al lado de la escuela Herazo Palmera, en donde solo quedaron dos canchas, una de microfútbol y otra de fútbol, dos gradas y unas cuantas banquitas rescatadas en el tiempo y de la desidia.
“Los niños no tienen dónde jugar, no hay columpio, no hay nada. Había un resbaladero y dos varillas y desafortunadamente una niña de 5 años se fue a bajar y terminó en ellas, lo que le causó afectación en su parte íntima que tuvieron que reconstruírsela”, dijo un vecino, quien recordó que la Alcaldía implementó una estrategia de apadrinar los parques, pero el padrino del de La Popa nunca apareció.
Colores que alegran el parque y opacan el abandono
Siete personas residentes de este sector que inicia en la carrera 23 hasta la 21 y de la calle 13 hasta la 16, iniciaron una jornada de rescate del parque ante el estado de abandono.
El líder Amaris Galindo aseguró que ante la apatía de la administración municipal con el barrio, el 15 de noviembre pasado gestores del sector se organizaron para realizar bingos y rifas que permitieran recolectar fondos que destinaron para la compara de pinturas y elementos que hoy adornan el sitio recreacional.
“Este barrio no tiene doliente, han pasado más de cinco administraciones, es decir 20 años, sin hacer nada por nosotros, por eso entre los vecinos hemos recolectado para comprar cosas para ver el parque lindo en diciembre”, aclaró Galindo, quien agregó que “llevo cuatro años de estar pidiendo una cita con el alcalde Fredys Socarrás. Quiero que sea serio”.
El barrio La Popa celebrará este 11 de diciembre su aniversario, para ello tienen preparadas actividades lúdico- recrativas y deportivas.
Puntos de vista:
Franklin Guevara, habitante
Lo primero que tenemos es una inseguridad tremenda, esto es una desolación total. También tenemos problemas con talleres de mecánica.
Alfredo Moya Baquero, habitante
Tengo 35 años de vivir en este barrio y recuerdo que se hacían fiestas lindas, pero la gente es apática y por eso nos vimos impulsados a mejorar el escenario deportivo.
Por Merlin Duarte García/EL PILÓN
[email protected]
Líderes comunitarios lo definen como el sitio más abandonado de Valledupar por parte de la administración municipal, por lo que tratan de recuperarlo con actividades lúdicas.
La Popa es un barrio de Valledupar en donde caminar podría significar satisfacción o peligro. La arborización y pavimentación de sus calles, acompañada de las brisas frescas, permite disfrutar de un recorrido por este sector de más de 38 años de existencia. Sin embargo, esa paz se convierte, la mayoría de las veces, en incertidumbre a raíz de la repentina presencia de motorizados en búsqueda de lo ajeno.
“A las 9:00 de la noche es obligación estar encerrados”, dijo la habitante Miriam Medina, quien a través de su tienda de dulces ha percibido de más cerca los hurtos, que según ella se elevan durante los fines de semana.
Líderes comunitarios y vecinos de la zona reconocen que la inseguridad es una problemática general en la capital del Cesar, así como en toda Colombia, pero aclaró que en esta zona las cosas van cada día “de mal en peor” por supuestas negligencias de la administración municipal, es así que catalogan al barrio como “de nadie”.
Esa situación de abandono se constata en el parque de La Popa, ubicado al lado de la escuela Herazo Palmera, en donde solo quedaron dos canchas, una de microfútbol y otra de fútbol, dos gradas y unas cuantas banquitas rescatadas en el tiempo y de la desidia.
“Los niños no tienen dónde jugar, no hay columpio, no hay nada. Había un resbaladero y dos varillas y desafortunadamente una niña de 5 años se fue a bajar y terminó en ellas, lo que le causó afectación en su parte íntima que tuvieron que reconstruírsela”, dijo un vecino, quien recordó que la Alcaldía implementó una estrategia de apadrinar los parques, pero el padrino del de La Popa nunca apareció.
Colores que alegran el parque y opacan el abandono
Siete personas residentes de este sector que inicia en la carrera 23 hasta la 21 y de la calle 13 hasta la 16, iniciaron una jornada de rescate del parque ante el estado de abandono.
El líder Amaris Galindo aseguró que ante la apatía de la administración municipal con el barrio, el 15 de noviembre pasado gestores del sector se organizaron para realizar bingos y rifas que permitieran recolectar fondos que destinaron para la compara de pinturas y elementos que hoy adornan el sitio recreacional.
“Este barrio no tiene doliente, han pasado más de cinco administraciones, es decir 20 años, sin hacer nada por nosotros, por eso entre los vecinos hemos recolectado para comprar cosas para ver el parque lindo en diciembre”, aclaró Galindo, quien agregó que “llevo cuatro años de estar pidiendo una cita con el alcalde Fredys Socarrás. Quiero que sea serio”.
El barrio La Popa celebrará este 11 de diciembre su aniversario, para ello tienen preparadas actividades lúdico- recrativas y deportivas.
Puntos de vista:
Franklin Guevara, habitante
Lo primero que tenemos es una inseguridad tremenda, esto es una desolación total. También tenemos problemas con talleres de mecánica.
Alfredo Moya Baquero, habitante
Tengo 35 años de vivir en este barrio y recuerdo que se hacían fiestas lindas, pero la gente es apática y por eso nos vimos impulsados a mejorar el escenario deportivo.
Por Merlin Duarte García/EL PILÓN
[email protected]