Para hacer política el candidato debe pensar cómo pagarle al líder, arrendar sillas, comprar refrigerios, carros vallas, entre otros.
“La política sigue siendo la misma, lo que ha cambiado son los precios y la tecnología que hay que incluirle para poder ganar”, dice con un halo de resignación Juan, un candidato a una alcaldía en el Cesar.
Asegura que la gente sigue como muchos años atrás sin importarle las propuestas, tal vez porque se cansó de creer y que nunca les cumplan en la solución de sus problemas o porque ya no les hacen propuestas.
La gente sigue vendiendo el voto o votando por compromisos como hace décadas atrás cuando el político llevaba de la mano al elector y ya cerca de la urna le entregaba el sobre con los nombres de las personas por quien debía votar.
El precio del voto varía y puede ser en especie o en efectivo y antes de las elecciones algunos ya piden adelanto, sobre todo los líderes que se ‘profesionalizaron’ en votaciones y ahora no se conforman con el millón o dos millones de pesos, más el sancocho para el día de las votaciones, sino que además piden al candidato memorias USB, computadores portátiles, celulares y sus respectivas recargas, entre otros.
“Se volvieron unos avivatos, ya no piden obras, piden plata, tecnología y quién garantiza que ponen los votos”; dice Juan quien asegura que no les dará un peso así pierda las elecciones.
Jei Vidal es también candidato, es la primera vez que se lanza al Concejo de Valledupar y aunque había escuchado de lo corrupta que es la política no se imaginó que tanto.
“Llegué al barrio Los Mayales, ahí unas líderes me dijeron que les diera a ellas lo de ellas y que sí quería que les echara mentira a la gente que me iban a reunir”; dijo el candidato.
Cuando se metió en esto de hacer política creyó que la metodología era contactar a un líder comunitario, presentarle su propuesta y éste a su vez le reuniría a la comunidad para que lo escucharán, pero que sorpresa cuando vio que todo eso se mueve es con dinero.
“En un barrio una señora que está apoyando a un candidato a la Asamblea me dijo que si quería participar en una reunión con él, tenía que poner plata, llevar comida”; aseguró.
Vidal conoció la triste realidad, en la que no se elige al mejor candidato, al que lleve propuestas, al que pretenda llevarle desarrollo a un barrio, una comunidad y un municipio, sino al que más plata ofrezca y lo peor, es que no garantizan los votos, por lo que ese dinero también lo pierde el candidato.
“A los líderes es a los que mejor les va en campaña electoral”, dijo una mujer que omitió su nombre, a la comunidad le dicen que la reunión es para que el candidato cuando sea elegido haga obras, pero esa reunión tiene un precio y es el que debe cancelar el aspirante al que organiza.
EL PILÓN informó en ediciones anteriores que los líderes están clasificados en A que es el que pone de 300 votos en adelante, que tiene un valor de siete millones de pesos, el B se compromete con 100 votos pero al final termina poniendo menos y cobra entre uno y dos millones de pesos y el tipo C que no cumple con todo lo que promete y le dan entre 200 mil y 300 mil pesos y el líder carrusel que va de campaña en campaña y no cumple con nada.
Otros le solicitan al candidato que lleven electrodomésticos para rifar en las reuniones y ese es el gancho para llevar a la gente, cuando el gancho debería ser las propuestas, el desarrollo que el político le llevará al sector en caso de ganar.
Según Juan esto no es nuevo, lo nuevo es que ahora como se ‘profesionalizaron’ en elecciones piden sueldo, “antes no era así, uno le daba una ayuda discrecional, ahora es un tiempo de subienda para los oportunistas”.
Juan asegura que nunca ha comprado un voto y no lo hará ahora, lo suyo son las propuestas, por eso no le dará un peso a un solo líder, en lo que sí invertirá es en publicidad, eso cree que sí logra atraer electores, “pero los líderes no, ellos le hacen a uno dos o tres reuniones y con eso pagan el dinero que uno les da”.
Pero la publicidad de la que habla Juan no es nada económica, empezando porque una valla publicitaria de 12 metros por 14, entre estructura, montaje, tela y arte tiene un valor de siete millones 500 mil pesos, a eso hay que agregarle el alquiler del sitio, es decir unos 10 millones de pesos.
Mil afiches para pegar en los lugares permitidos por la ley tiene un costo que oscila entre los 500 mil y 700 mil pesos; los pendones van de 100 mil pesos en adelante, dependiendo el tamaño; las calcomanías de 500 mil a 700 mil pesos el paquete de mil unidades; los botones salen a dos mil pesos la unidad; un jingle publicitario para radio está entre 500 mil y un millón de pesos; las gorras si mandan hacer de 10 mil en adelante salen a un promedio de mil a 2 mil pesos la unidad. El diseño gráfico o arte para el periódico tiene un costo de un millón o millón quinientos.
Por eso muchos aseguran que la época de política es la temporada alta de los publicistas y es cuando estos tienen más trabajo.
Aunque algunos como Jhon Rodríguez aseguran que las campañas han cambiado bastante porque hay muchas personas que regalan el trabajo con la promesa de tener trabajo fijo (contratos) si gana el candidato.
“Regalan su trabajo a cambio que le den participación y lo otro es la competencia, hay mucho publicista, pero es época de trabajo más para los que tienen impresoras y maquinaria”; dijo.
Además de la publicidad, un candidato sobre todo a alcaldía o gobernación debe pensar en un periodista que envíe boletines, cuyo costo mensual parte de los dos millones de pesos y dependiendo de la experiencia y las relaciones del comunicador el precio va aumentando.
Debe tener una persona que le maneje la agenda, algunos tienen sueldo, otros lo hacen por tener participación dentro del gobierno.
La logística
En una elección una de las cosas más importantes son las reuniones con la comunidad, porque de ahí es de donde salen los votos y éstas también tienen precio.
Una reunión con 40 u 80 personas tiene un costo que oscila entre los 200 mil y 500 mil pesos, debido a que se debe pagar el acarreo de las sillas, el alquiler o compra de las mismas, los refrigerios que normalmente es una gaseosa con una galleta “y hay algo que es casi inevitable que es que a la mitad de los que asisten a una reunión hay que darle cinco mil pesos para el transporte, porque se lo piden a uno”, aseguró Juan.
Cuando una reunión es de 300 o más personas se debe pensar en mínimo un millón de pesos.
Una oportunidad de trabajo
Mientras para los candidatos todo es gasto, para muchos es una oportunidad de trabajo, Ángela por ejemplo, se dedica a alquilar sillas, “en esta época a uno le va bien, porque en mi caso tengo candidatos que me piden hasta mil sillas, cada una tiene un valor de 400 pesos y el acarreo por cada 100 cuesta 10 mil pesos si es dentro de la ciudad y 15 mil si es en una casa de campo”.
Los que alquilan sitios para reuniones también tienen una entrada, esto si depende del punto, el tamaño, entre otros.
Lo peor de todo, es que debido a que el político paga por los servicios de un líder, éste no tiene como exigir y mucho menos concertar las obras de desarrollo de su comunidad, sino dejarse imponer lo que el candidato después de elegido decide.
La política es vista hoy como una oportunidad de trabajo, en donde gana desde el líder que hace la reunión hasta el que alquila las sillas.
VALLAS: 10 MILLONES DE PESOS
GORRAS: DE MIL PESOS EN ADELANTE
PENDONES: 100.000
AFICHES: 500.0000- 700.000
LÍDER TIPO A: 7.000.000
TIPO B: 1.000.000-2.000.000
TIPO C: 200.000-300.000
JINGLE: 500 mil y un millón de pesos
Redacción
Para hacer política el candidato debe pensar cómo pagarle al líder, arrendar sillas, comprar refrigerios, carros vallas, entre otros.
“La política sigue siendo la misma, lo que ha cambiado son los precios y la tecnología que hay que incluirle para poder ganar”, dice con un halo de resignación Juan, un candidato a una alcaldía en el Cesar.
Asegura que la gente sigue como muchos años atrás sin importarle las propuestas, tal vez porque se cansó de creer y que nunca les cumplan en la solución de sus problemas o porque ya no les hacen propuestas.
La gente sigue vendiendo el voto o votando por compromisos como hace décadas atrás cuando el político llevaba de la mano al elector y ya cerca de la urna le entregaba el sobre con los nombres de las personas por quien debía votar.
El precio del voto varía y puede ser en especie o en efectivo y antes de las elecciones algunos ya piden adelanto, sobre todo los líderes que se ‘profesionalizaron’ en votaciones y ahora no se conforman con el millón o dos millones de pesos, más el sancocho para el día de las votaciones, sino que además piden al candidato memorias USB, computadores portátiles, celulares y sus respectivas recargas, entre otros.
“Se volvieron unos avivatos, ya no piden obras, piden plata, tecnología y quién garantiza que ponen los votos”; dice Juan quien asegura que no les dará un peso así pierda las elecciones.
Jei Vidal es también candidato, es la primera vez que se lanza al Concejo de Valledupar y aunque había escuchado de lo corrupta que es la política no se imaginó que tanto.
“Llegué al barrio Los Mayales, ahí unas líderes me dijeron que les diera a ellas lo de ellas y que sí quería que les echara mentira a la gente que me iban a reunir”; dijo el candidato.
Cuando se metió en esto de hacer política creyó que la metodología era contactar a un líder comunitario, presentarle su propuesta y éste a su vez le reuniría a la comunidad para que lo escucharán, pero que sorpresa cuando vio que todo eso se mueve es con dinero.
“En un barrio una señora que está apoyando a un candidato a la Asamblea me dijo que si quería participar en una reunión con él, tenía que poner plata, llevar comida”; aseguró.
Vidal conoció la triste realidad, en la que no se elige al mejor candidato, al que lleve propuestas, al que pretenda llevarle desarrollo a un barrio, una comunidad y un municipio, sino al que más plata ofrezca y lo peor, es que no garantizan los votos, por lo que ese dinero también lo pierde el candidato.
“A los líderes es a los que mejor les va en campaña electoral”, dijo una mujer que omitió su nombre, a la comunidad le dicen que la reunión es para que el candidato cuando sea elegido haga obras, pero esa reunión tiene un precio y es el que debe cancelar el aspirante al que organiza.
EL PILÓN informó en ediciones anteriores que los líderes están clasificados en A que es el que pone de 300 votos en adelante, que tiene un valor de siete millones de pesos, el B se compromete con 100 votos pero al final termina poniendo menos y cobra entre uno y dos millones de pesos y el tipo C que no cumple con todo lo que promete y le dan entre 200 mil y 300 mil pesos y el líder carrusel que va de campaña en campaña y no cumple con nada.
Otros le solicitan al candidato que lleven electrodomésticos para rifar en las reuniones y ese es el gancho para llevar a la gente, cuando el gancho debería ser las propuestas, el desarrollo que el político le llevará al sector en caso de ganar.
Según Juan esto no es nuevo, lo nuevo es que ahora como se ‘profesionalizaron’ en elecciones piden sueldo, “antes no era así, uno le daba una ayuda discrecional, ahora es un tiempo de subienda para los oportunistas”.
Juan asegura que nunca ha comprado un voto y no lo hará ahora, lo suyo son las propuestas, por eso no le dará un peso a un solo líder, en lo que sí invertirá es en publicidad, eso cree que sí logra atraer electores, “pero los líderes no, ellos le hacen a uno dos o tres reuniones y con eso pagan el dinero que uno les da”.
Pero la publicidad de la que habla Juan no es nada económica, empezando porque una valla publicitaria de 12 metros por 14, entre estructura, montaje, tela y arte tiene un valor de siete millones 500 mil pesos, a eso hay que agregarle el alquiler del sitio, es decir unos 10 millones de pesos.
Mil afiches para pegar en los lugares permitidos por la ley tiene un costo que oscila entre los 500 mil y 700 mil pesos; los pendones van de 100 mil pesos en adelante, dependiendo el tamaño; las calcomanías de 500 mil a 700 mil pesos el paquete de mil unidades; los botones salen a dos mil pesos la unidad; un jingle publicitario para radio está entre 500 mil y un millón de pesos; las gorras si mandan hacer de 10 mil en adelante salen a un promedio de mil a 2 mil pesos la unidad. El diseño gráfico o arte para el periódico tiene un costo de un millón o millón quinientos.
Por eso muchos aseguran que la época de política es la temporada alta de los publicistas y es cuando estos tienen más trabajo.
Aunque algunos como Jhon Rodríguez aseguran que las campañas han cambiado bastante porque hay muchas personas que regalan el trabajo con la promesa de tener trabajo fijo (contratos) si gana el candidato.
“Regalan su trabajo a cambio que le den participación y lo otro es la competencia, hay mucho publicista, pero es época de trabajo más para los que tienen impresoras y maquinaria”; dijo.
Además de la publicidad, un candidato sobre todo a alcaldía o gobernación debe pensar en un periodista que envíe boletines, cuyo costo mensual parte de los dos millones de pesos y dependiendo de la experiencia y las relaciones del comunicador el precio va aumentando.
Debe tener una persona que le maneje la agenda, algunos tienen sueldo, otros lo hacen por tener participación dentro del gobierno.
La logística
En una elección una de las cosas más importantes son las reuniones con la comunidad, porque de ahí es de donde salen los votos y éstas también tienen precio.
Una reunión con 40 u 80 personas tiene un costo que oscila entre los 200 mil y 500 mil pesos, debido a que se debe pagar el acarreo de las sillas, el alquiler o compra de las mismas, los refrigerios que normalmente es una gaseosa con una galleta “y hay algo que es casi inevitable que es que a la mitad de los que asisten a una reunión hay que darle cinco mil pesos para el transporte, porque se lo piden a uno”, aseguró Juan.
Cuando una reunión es de 300 o más personas se debe pensar en mínimo un millón de pesos.
Una oportunidad de trabajo
Mientras para los candidatos todo es gasto, para muchos es una oportunidad de trabajo, Ángela por ejemplo, se dedica a alquilar sillas, “en esta época a uno le va bien, porque en mi caso tengo candidatos que me piden hasta mil sillas, cada una tiene un valor de 400 pesos y el acarreo por cada 100 cuesta 10 mil pesos si es dentro de la ciudad y 15 mil si es en una casa de campo”.
Los que alquilan sitios para reuniones también tienen una entrada, esto si depende del punto, el tamaño, entre otros.
Lo peor de todo, es que debido a que el político paga por los servicios de un líder, éste no tiene como exigir y mucho menos concertar las obras de desarrollo de su comunidad, sino dejarse imponer lo que el candidato después de elegido decide.
La política es vista hoy como una oportunidad de trabajo, en donde gana desde el líder que hace la reunión hasta el que alquila las sillas.
VALLAS: 10 MILLONES DE PESOS
GORRAS: DE MIL PESOS EN ADELANTE
PENDONES: 100.000
AFICHES: 500.0000- 700.000
LÍDER TIPO A: 7.000.000
TIPO B: 1.000.000-2.000.000
TIPO C: 200.000-300.000
JINGLE: 500 mil y un millón de pesos
Redacción