Puede interpretarse de muchas maneras, pero al final el concepto es uno solo, y es que la minería puede ser responsable, pero no sostenible. Por definición se considera como la extracción de recursos naturales no renovables, negando la posibilidad de una minería sostenible. Esto no simboliza que no existan múltiples formas de hacer minería, en Colombia se viene realizando en gran medida, de manera artesanal, ilegal y en muchos casos, sin los mínimos estándares de responsabilidad técnica, ambiental y social.

Teniendo en cuenta que la minería se destaca como el sector con mayor crecimiento relativo en los últimos años y el incremento otorgado para el Producto Interno Bruto (PIB), el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Minas, busca de lograr que para el año 2019 seamos considerados como uno de los países más importantes de América Latina en esta materia.

Pero surge esta incógnita ¿cómo puede relacionarse la minería con el desarrollo sostenible? La cual tendría respuesta en el proyecto, denominado ‘Adaptación de la minería a cielo abierto al cambio climático’, obra de José Nelson Angulo Aponte, profesor de la facultad de Minas de la Fundación Universitaria del Área Andina.

Esta iniciativa explica que la variabilidad del clima representa una amenaza para la provisión de agua en las regiones tropicales, sobre todo en aquellas regiones donde la desertificación y la disminución de las lluvias amenazan con el desabastecimiento del líquido para consumo humano, provisión para la fauna y el déficit para las labores agropecuarias que garantizan la seguridad alimentaria.

Basado en esto, José Nelson Angulo indica que los métodos de minería a cielo abierto generan grandes aberturas en la tierra y enormes montañas o pirámides de estériles, obedeciendo a un modelo económico de rentabilidad de colocar estos materiales inertes lo más cerca para sustentar las operaciones.

“Estas grandes aberturas o huecos terminan abatiendo los niveles freáticos que alimentan manantiales, los ríos, ciénagas y mares. Estos abatimientos aceleran en estas regiones la desertificación y la sequía, y por ende incrementa la variabilidad del clima que repercute en la escasez de agua para consumo, flora, fauna y la agricultura”, explica el educador.

Para el caso concreto de Colombia, la investigación está centrada en los departamentos del Cesar y La Guajira, que producen el 90 % del carbón que se extrae a cielo abierto en el país y se exporta para distintas regiones del mundo. Además, son las regiones más secas del país y donde los índices de escasez de agua suben de manera alarmante.

La tesis propone transformar los métodos de extracción, pasando de disponer los materiales estériles (escombreras) en montañas de altas pendientes con poca estabilidad y bajas perspectivas de aprovechamiento productivo; a nuevos diseños y análisis financieros, que permitan llevar estos desechos a los lugares donde se pueda sembrar agua para consumo humano, para la fauna y flora, y sostener la agricultura en medio de la variabilidad del clima, que por estos días tiene en problemas a 20 municipios del Cesar por la falta de lluvias.

En qué consiste
‘Adaptación de la minería a cielo abierto al cambio climático’, es un ensayo científico que se puede utilizar a nivel mundial, indica José Nelson Angulo. “Esa adaptación implica rediseñar la manera de hacer la minería a cielo abierto en el mundo. De qué manera, usando el estéril que sacan de la tierra a manera de botaderos externos, porque en el futuro tienen poca utilidad por las altas pendientes, la erosión”.

Angulo asegura que al Cesar y a La Guajira le faltan 25 años de minería, “entonces ese material estéril que falta por sacar, se debe utilizar para represar ríos, construir embalses para almacenar agua lluvia que se produce en las épocas de invierno”.

El ejemplo más claro, según el autor, es la represa del río Ranchería, en La Guajira, que fue construida con tres millones de metros cúbicos de estériles. La represa, que tiene una capacidad máxima de 198 millones de metros cúbicos, en la actualidad cuenta con 93 millones de metros cúbicos de agua, una descarga de 7.760 litros por segundo.

“Esta es una propuesta inédita en el mundo, pero implica que el Gobierno haga una política para él, que le oriente al sector minero hacia la adaptación que queda por hacer frente al cambio climático”, sostiene Angulo, quien argumenta que en el Cesar será fácil hacer una represa en municipios como La Jagua de Ibirico y Becerril, en el río Tucuy y Sororia.

De acuerdo con las investigaciones de Angulo, la empresa Drummond tiene represado con poco estéril el caño Paujil y logra almacenar en 208 hectáreas, por lo menos nueve millones de metros cúbicos de agua, convirtiéndolo en un enorme refugio de fauna al interior de la mina.

“Con el volumen de estéril extraído o por extraer en el Cesar y La Guajira, se alcanzaría a construir unas 3.333 presas, almacenar más de 660.000 millones de metros cúbicos de agua y regar más de seis millones 800 mil hectáreas, además abastecer de agua a muchas poblaciones ubicadas en el perímetro minero”.

El modelo de represamiento con estériles en la minería a cielo abierto se ha utilizado por algunas empresas privadas en Colombia por la necesidad de desviar cauces superficiales de agua, como el caso de las desviaciones del Caño Paujil en el corregimiento de Boquerón, y los caños Ojinegro y Canime en el corregimiento de La Victoria, en el municipio de La Jagua de Ibirico, y el caso de los ríos Tucuy, Maracas y Calenturitas en jurisdicción de los municipios de El Paso, Becerril y La Jagua de Ibirico.

Para financiar este proyecto de represamiento de agua, el gobierno tendrá que diseñar las estrategias para en alianza público – privado se pueda convertir en realidad. Se plantea la necesidad de articular el trabajo de consultores expertos en el almacenamiento de agua, la academia local y nacional, las empresas privadas y el gobierno para materializar estos diseños y los mecanismos de financiación.

Sostenible no, responsable si

El secretario de Ambiente del Cesar, Andrés Felipe Meza, declaró que “realmente la palabra minería sostenible no existe, de pronto minería responsable, y cualquier proyecto que salga en pro de la responsabilidad será bienvenido”.

El funcionario señala que el proyecto de José Nelson Angulo solamente sería posible mientras haya voluntad de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA. “Principalmente para el centro del Cesar, porque ninguna de las instituciones públicas departamentales y locales, tienen competencia en el posible desarrollo de la actividad minera. Este tipo de iniciativa toca socializarla ante la autoridad de licencias ambientales y al ser buenas, nosotros la ayudaremos a promover en el marco de nuestra competencia”, dice Meza.

“Las empresas mineras tienen unas obligaciones de compensaciones ambientales, sinceramente la única que podríamos decir que está cumpliendo en algo es Drummond; han creado un cargo importante en el tema de compensaciones ambientales, porque a las otras empresas no les interesa cumplir con el departamento”, agregó el secretario.

Se esfumaron las regalías

La Secretaría de Minas del Cesar entregó un informe que plasma el problema de la asignación de recursos de regalías en los municipios del eje minero de este departamento.

“Hoy vemos que cada uno de los municipios productores como El Paso, Chiriguaná, La Jagua de Ibirico, Becerril, Codazzi, se verán afectado a futuro con el actual sistema de regalías, es decir, van estar por debajo; en el caso particular de La Jagua de Ibirico de los 20 mil millones de pesos, cuando se venía de recibir casi 80 mil millones de pesos por regalías”, precisó el secretario de minas Pedro Díaz.

Pérdidas minerales

De acuerdo con un análisis de la minería en el país realizado por la Superintendencia de Sociedades, el 2014 resultó complejo en materia de resultados, ventas y rentabilidad, tras evaluar los reportes de 349 empresas, divididas en actividades de ingeniería (14 firmas), carbón y derivados (118 empresas), minerales metalíferos (58 compañías), minerales no metalíferos (143) y comercializadores (16).

Según los análisis del organismo de control y vigilancia, y de acuerdo al volumen de negocios, el mayor impacto negativo se evidenció en el carbón y en los minerales metálicos, cuyas pérdidas representaron el 50 por ciento y el 58 por ciento, respectivamente.

En el primer caso, el mayor efecto se dio por la interrupción que debió hacer la minera Drummond en sus exportaciones, luego de no tener listo el sistema de cargue directo para comenzar el 1 de enero. Esto llevó a que en el balance el sector de carbón y derivados tuviera pérdidas por más de 770.000 millones de pesos.

Las cifras reportadas a la Supersociedades revelan el fuerte impacto de las grandes mineras en los resultados de la industria.

Por ejemplo, mientras la firma Prodeco, filial en Colombia de Glencore Xtrata, arrojó pérdidas por 235.779 millones de pesos el año pasado, Drummond también cerró con un saldo negativo de 32.172 millones de pesos, luego de haber ganado 434.321 millones de pesos en el 2013.

Beneficios 

Con el agua almacenada se garantiza disponibilidad del recurso los 365 días del año en los siguientes usos:
– Abastecimiento de agua para consumo humano
– Riego para agricultura
– Abrevadero de ganado
– Proyectos productivos como la piscicultura
– Generación eléctrica
– Abastecimiento de agua para los servicios mineros (riego)
– Disposición de áreas para disposición de estériles
– Turismo

“La siembra de agua se perfila como la única estrategia que integra las necesidades del hombre y la naturaleza como una herramienta de desarrollo sostenible”: José Nelson Angulo.

En el Cesar se propone trabajar con los ríos Tucuy, Sororia, caños Canime y Ojinegro, y ríos Tucuy y Maracas antes de la desviación en la mina Calenturitas. También en el afluente San Antonio, Las Animas en jurisdicción de los proyectos de Drummond.
En La Guajira se propone continuar represando el río Ranchería y todos sus afluentes (arroyo Cerrejón, Bruno, entre otros), en la zona de influencia de las zonas de expansión.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
[email protected]