En la margen derecha del río Guatapurí viven dos heroicos hombres que desde hace dos años, realizan una lucha por mantener limpio este sector. Hoy quieren extender su trabajo a lo largo de toda la zona.
La margen derecha del río Guatapurí es un extenso territorio en el que se encuentran 11 barrios de la ciudad. Históricamente ha sido un sector golpeado por la inseguridad y la ausencia de servicios públicos, en donde se da un proceso de reubicación, el más reciente ocurrido hace un par de semanas, cuando varios habitantes de la parte baja de esta zona, han sido trasladados a nuevas casas de interés social, ubicadas en el suroccidente de la ciudad.
Los que por ahora no han podido trasladarse hasta su nuevo hogar, han sido reubicados en la parte alta de la misma margen, y de esa forma, han sido destruidas las casas y se han cercado los pedazos de tierras recuperados por la Alcaldía.
Esas zonas, ahora deshabitadas, vienen siendo intervenidas por dos hombres que desde hace dos años limpian de manera espontánea el lugar cerca de su residencia ubicada en Pescaíto en plena calle 16, con la simple intención de mantener limpio y en orden el lugar. Esta labor, ahora tan necesaria en el sector, se ha intensificado debido a la reubicación de las personas y los terrenos que antes eran ocupados por viviendas, ahora son unos extensos lotes baldíos en los que las basuras pernoctan.
Por eso Henry Hamilton y Darwin Silva en un acto desesperado por mantener limpio su sector, empezaron una labor que hoy desarrollan sin otro motivo que el de ayudar a que al río Guatapurí y a las zonas arborizadas no les lleguen objetos contaminantes como botellas, papeles, cartón y otros desechos, que según explican, afectan el calentamiento global.
Juntos defienden el concepto de basura, al expresar que “los seres humanos al querer deshacernos de estos elementos, le llamamos basuras, pero que este material haciéndolo llegar a empresas correctas, vuelven a nuestras manos, cumpliendo con un ciclo que no respetamos, sino que lo hacemos partícipes al tirarlos irresponsablemente al río o a las calles, afectando claramente al medio ambiente”.
Por eso lo que todos llaman basura para ellos es un tema de reciclaje productivo que contribuye de forma favorable a la descontaminación de algunas zonas del río y a unas condiciones diferentes de vivir en una zona con precarias condiciones y con latentes problemas de salud.
La idea no es solamente hacer esta labor en ese punto, sino que puedan extenderse, a medida que avance en proceso de reubicación, a los otros sectores donde esta situación de exceso de elementos reciclables es abundante y latente. La labor voluntaria de estos hombres busca el apoyo de empresas encargadas de este proceso para que a través de un grupo de recicladores de la ciudad, puedan hacer llegar estos materiales directamente a sus empresas.
“Muchos aprendemos este tipo de procesos en los colegios y universidades a través de las formas de estudio, pero lo que debiera hacerse es un trabajo de campo para que la gente entienda la importancia de cuidar el medio ambiente”, expresó Henry, quien oriundo de Turbo, Antioquia y desde muy joven ha trabajado en el reciclaje de chatarrería, por lo tanto es un conocedor de envases y metales y esa experiencia lo llevó a realizar labores igual a la que ahora emprende en Cartagena, ciudad en la que vivió prácticamente toda su vida.
Llegó a vivir a la margen derecha hace cuatro años, aun cuando lo único que escuchaba de ese lugar eran malas noticias. Ahora su realidad es otra, no solo pudo comprobar que todo lo que se decía de esa zona era cuestión de la cotidianidad que se vive en toda la ciudad, sino que además, montó su propia casa en el lugar y empezó nuevamente la labor de limpiar y dejar en óptimas condiciones su barrio.
Por su parte, Darwin es un vallenato constructor, pintor y publicista y aunque mucho más joven que Henry, sigue sus pasos en este proceso que asegura traerá beneficios a las familias cercanas al río. A los dos no les queda mucho tiempo para desarrollar esta labor, por eso se asociaron con amigos recicladores, que le han brindado su apoyo, para que sean ellos quienes harán uso efectivo de todos los elementos reciclables que ahí se encuentren.
Quieren además, hacer una conservación efectiva del medio ambiente, pero sobretodo buscan que la niñez de estos sectores tenga un crecimiento sano, que entiendan la importancia de la limpieza en sus casas y comunidad.
Por ahora tocan las puertas de empresas de la ciudad para que los apoyen en esas labores y los suplan con elementos de limpieza como guantes, rastrillos, escobas y bolsas de basura, pero además solicitan la ayuda de los líderes de las JAC para que los acompañen en este proceso de beneficio para toda la comunidad, debido a la apatía de la mayoría de los habitantes.
Por Antonio Peralta Nieto
En la margen derecha del río Guatapurí viven dos heroicos hombres que desde hace dos años, realizan una lucha por mantener limpio este sector. Hoy quieren extender su trabajo a lo largo de toda la zona.
La margen derecha del río Guatapurí es un extenso territorio en el que se encuentran 11 barrios de la ciudad. Históricamente ha sido un sector golpeado por la inseguridad y la ausencia de servicios públicos, en donde se da un proceso de reubicación, el más reciente ocurrido hace un par de semanas, cuando varios habitantes de la parte baja de esta zona, han sido trasladados a nuevas casas de interés social, ubicadas en el suroccidente de la ciudad.
Los que por ahora no han podido trasladarse hasta su nuevo hogar, han sido reubicados en la parte alta de la misma margen, y de esa forma, han sido destruidas las casas y se han cercado los pedazos de tierras recuperados por la Alcaldía.
Esas zonas, ahora deshabitadas, vienen siendo intervenidas por dos hombres que desde hace dos años limpian de manera espontánea el lugar cerca de su residencia ubicada en Pescaíto en plena calle 16, con la simple intención de mantener limpio y en orden el lugar. Esta labor, ahora tan necesaria en el sector, se ha intensificado debido a la reubicación de las personas y los terrenos que antes eran ocupados por viviendas, ahora son unos extensos lotes baldíos en los que las basuras pernoctan.
Por eso Henry Hamilton y Darwin Silva en un acto desesperado por mantener limpio su sector, empezaron una labor que hoy desarrollan sin otro motivo que el de ayudar a que al río Guatapurí y a las zonas arborizadas no les lleguen objetos contaminantes como botellas, papeles, cartón y otros desechos, que según explican, afectan el calentamiento global.
Juntos defienden el concepto de basura, al expresar que “los seres humanos al querer deshacernos de estos elementos, le llamamos basuras, pero que este material haciéndolo llegar a empresas correctas, vuelven a nuestras manos, cumpliendo con un ciclo que no respetamos, sino que lo hacemos partícipes al tirarlos irresponsablemente al río o a las calles, afectando claramente al medio ambiente”.
Por eso lo que todos llaman basura para ellos es un tema de reciclaje productivo que contribuye de forma favorable a la descontaminación de algunas zonas del río y a unas condiciones diferentes de vivir en una zona con precarias condiciones y con latentes problemas de salud.
La idea no es solamente hacer esta labor en ese punto, sino que puedan extenderse, a medida que avance en proceso de reubicación, a los otros sectores donde esta situación de exceso de elementos reciclables es abundante y latente. La labor voluntaria de estos hombres busca el apoyo de empresas encargadas de este proceso para que a través de un grupo de recicladores de la ciudad, puedan hacer llegar estos materiales directamente a sus empresas.
“Muchos aprendemos este tipo de procesos en los colegios y universidades a través de las formas de estudio, pero lo que debiera hacerse es un trabajo de campo para que la gente entienda la importancia de cuidar el medio ambiente”, expresó Henry, quien oriundo de Turbo, Antioquia y desde muy joven ha trabajado en el reciclaje de chatarrería, por lo tanto es un conocedor de envases y metales y esa experiencia lo llevó a realizar labores igual a la que ahora emprende en Cartagena, ciudad en la que vivió prácticamente toda su vida.
Llegó a vivir a la margen derecha hace cuatro años, aun cuando lo único que escuchaba de ese lugar eran malas noticias. Ahora su realidad es otra, no solo pudo comprobar que todo lo que se decía de esa zona era cuestión de la cotidianidad que se vive en toda la ciudad, sino que además, montó su propia casa en el lugar y empezó nuevamente la labor de limpiar y dejar en óptimas condiciones su barrio.
Por su parte, Darwin es un vallenato constructor, pintor y publicista y aunque mucho más joven que Henry, sigue sus pasos en este proceso que asegura traerá beneficios a las familias cercanas al río. A los dos no les queda mucho tiempo para desarrollar esta labor, por eso se asociaron con amigos recicladores, que le han brindado su apoyo, para que sean ellos quienes harán uso efectivo de todos los elementos reciclables que ahí se encuentren.
Quieren además, hacer una conservación efectiva del medio ambiente, pero sobretodo buscan que la niñez de estos sectores tenga un crecimiento sano, que entiendan la importancia de la limpieza en sus casas y comunidad.
Por ahora tocan las puertas de empresas de la ciudad para que los apoyen en esas labores y los suplan con elementos de limpieza como guantes, rastrillos, escobas y bolsas de basura, pero además solicitan la ayuda de los líderes de las JAC para que los acompañen en este proceso de beneficio para toda la comunidad, debido a la apatía de la mayoría de los habitantes.
Por Antonio Peralta Nieto