El milagro que la Virgen del Rosario hizo entre indios y españoles en 1580, fundamento de la Leyenda Vallenata, es evocado por los devotos de la madre de Jesús.
Representando a los indígenas que habitaban el Valle de Upar cuando fue colonizada por los españoles y bailando danzas típicas, hombres y mujeres ataviados con mantas, sombreros, alpargatas, mochilas y flechas, rindieron tributo este lunes a ‘La Guaricha’ o Virgen de Rosario en la Casa de la Cultura de Valledupar.
Las personas eran integrantes de la Congregación Nuestra Señora del Rosario, quienes les recordaron a los observadores cómo un día la Virgen salvó a los españoles de un envenenamiento masivo originado por los nativos. Posteriormente a las 12:00 del día, repicaron las campanas de la antigua Iglesia Santo Domingo, hoy conocida como La Catedral, como un anuncio a los habitantes de la ciudad que las festividades de la Virgen iniciaron de manera formal.
Testimonios de fe
Buenaventura Guillermo Perea Cabrera, cacique de la mencionada Congregación, que tiene 81 años, de los cuales 80 se lo ha dedicado a la madre de Jesús, cuenta que su devoción proviene de un ofrecimiento de su madre, porque cuando era bebé estaba delicado de salud y la Virgen lo sanó de toda enfermedad. “Ella (la Virgen) es poderosa, intercede ante su hijo para que logremos aquello que con nuestras fuerzas resulta imposible”, enfatizó.
Por su parte, Jesualdo Suárez Camarillo, presidente de la Congregación asegura que la Leyenda Vallenata es heredada de bisabuelos, abuelos y padres, indicando que “es una tradición que sentimos y vivimos en el seno de muchas familias vallenatas, que creemos que la Virgen exhorta a la paz y hermandad”.
Trasfondo espiritual
De acuerdo con monseñor Óscar José Vélez Isaza, la celebración de la Virgen del Rosario está enraizada en los orígenes mismos del pueblo vallenato, donde un momento de confrontación entre indígenas y españoles fue intervenido por el poder de la Santísima Virgen, que no solamente liberó de la muerte a los españoles, sino que incluyó a los indígenas como hijos suyos. De igual manera se juntaron varias razas bajo una sola protección.
“Para los católicos la Virgen es la expresión maternal de Dios hacia nosotros. Así como en un hogar la madre genera amor, ternura y protección a sus hijos, aunando a éstos por muy distintos que sean y creando fraternidad, en la Iglesia Católica ocurre lo mismo; por eso nuestro Señor antes de morir en la cruz se dirigió al discípulo amado a Juan, que representaba a todos nosotros y le dijo ahí tienes a tu madre, y a la Virgen le dijo: “ahí tienes a tu hijo”, explicó Monseñor, quien precisó que la herencia que Cristo dejó en la cruz fue la Virgen para que fuera madre de la Iglesia que estaba naciendo.
Tomando como referencia esta historia, Monseñor hace un llamado a los feligreses de “vivir una fraternidad por encima de razas, ideologías, política o clase social, porque lo que la Virgen quiere es que vivamos como hermanos en un mismo pueblo y para ello que mejor que acercarnos a la Virgen, que es la que va a hacer que la Iglesia no sea sólo ideología sino una verdadera familia”.
La leyenda
Cuenta la historia que entre 1.576 al 1.580 cuando los españoles llegaron a la región, apoderándose de las tierras y de las riquezas de los indígenas y tomando a las indias como esclavas, había una india llamada Francisca, sensual y bella, que despierta los celos de Ana de La Peña, esposa del portugués Antonio de Pereira.
La dama hispana maltrata y azota a la india; en presencia del resto de la servidumbre le corta los cabellos, perpetrando de este modo una grave ofensa y humillación a la nativa.
Un indio tupe de nombre Antoñuelo, burlando la vigilancia, logra escapar y acude al cacique de los tupes, Coroniamo, informándole del incidente. El Cacique lleno de ira, junto con tribus como Itoto, Cariachieles, Tupes y Chimilas, decide atacar a los españoles para vengar la ofensa. Según las crónicas esto ocurre el 18 de diciembre de 1.580.
En el momento de la tropelía surge de entre el humo y las llamas la figura deslumbrante y de tierno mirar de una hermosa mujer, que recoge en su manto las flechas encendidas de los indios, evitando de ese modo la destrucción del templo y mayores proporciones de la mortandad.
Ante el prodigio de esta aparición, los indígenas huyen despavoridos buscando refugiarse en sus dominios; pero no es fácil ni tranquila su fuga porque el europeo ha reaccionado violento, iniciando una persecución de exterminio bajo el mando del capitán Antonio Suárez De Flórez.
Mientras los indios libraban la batalla de a pie, los españoles la emprendieron contra ellos debidamente montados a caballo. Esto permitió que remontando las sabanas de Sicarare, llamadas posteriormente “Del Milagro”, les dieran alcance en la laguna del mismo nombre.
Como los indios sabían que de llegar los soldados a este punto estarían agotados y vencidos por la sed, procedieron a envenenar las aguas de la laguna con extracto de barbasco machacado, el cual les produciría una intoxicación inmediata y la pérdida de todas sus fuerzas. En esas condiciones, fácil le sería dar muerte y vencer a sus seguidores. Pero nuevamente aparece la figura hermosa de la mujer con un báculo en su mano, uno por uno, iba tocando a los envenenados y uno por uno volvían a la vida.
Programación
Martes 29
-5:00 a.m., 6:00 a.m. y 7:00 a.m.: Celebraciones eucarísticas.
-8:00 a.m.: Misa Mayor, que será precedida por Monseñor Óscar José Vélez.
-9:30 a.m.: Procesión de la Virgen del Rosario (que parte de la Catedral hacia la carrera 9, cruza por la esquina del hotel Sicarare, sigue por la calle 16 hasta la carrera 4, luego sube a la Cámara de Comercio, pasa por la plaza ‘Alfonso López y regresa la Catedral).
Miércoles 30
-8:00 a.m.: Misa de los indígenas.
-9:00 a.m.: Ofrendas a la Virgen (donde fieles entregan productos agrícolas como señal de respeto a la madre de Jesús).
-10:00 a.m.: Ofrenda floral en el Cementerio Central para los integrantes de la Congregación de la Virgen del Rosario que están fallecidos.
-3:00 p.m. ‘Las Cargas’ en la plaza Alfonso López (escenificación de la leyenda vallenata).
Por Annelise Barriga Ramírez
[email protected]
El milagro que la Virgen del Rosario hizo entre indios y españoles en 1580, fundamento de la Leyenda Vallenata, es evocado por los devotos de la madre de Jesús.
Representando a los indígenas que habitaban el Valle de Upar cuando fue colonizada por los españoles y bailando danzas típicas, hombres y mujeres ataviados con mantas, sombreros, alpargatas, mochilas y flechas, rindieron tributo este lunes a ‘La Guaricha’ o Virgen de Rosario en la Casa de la Cultura de Valledupar.
Las personas eran integrantes de la Congregación Nuestra Señora del Rosario, quienes les recordaron a los observadores cómo un día la Virgen salvó a los españoles de un envenenamiento masivo originado por los nativos. Posteriormente a las 12:00 del día, repicaron las campanas de la antigua Iglesia Santo Domingo, hoy conocida como La Catedral, como un anuncio a los habitantes de la ciudad que las festividades de la Virgen iniciaron de manera formal.
Testimonios de fe
Buenaventura Guillermo Perea Cabrera, cacique de la mencionada Congregación, que tiene 81 años, de los cuales 80 se lo ha dedicado a la madre de Jesús, cuenta que su devoción proviene de un ofrecimiento de su madre, porque cuando era bebé estaba delicado de salud y la Virgen lo sanó de toda enfermedad. “Ella (la Virgen) es poderosa, intercede ante su hijo para que logremos aquello que con nuestras fuerzas resulta imposible”, enfatizó.
Por su parte, Jesualdo Suárez Camarillo, presidente de la Congregación asegura que la Leyenda Vallenata es heredada de bisabuelos, abuelos y padres, indicando que “es una tradición que sentimos y vivimos en el seno de muchas familias vallenatas, que creemos que la Virgen exhorta a la paz y hermandad”.
Trasfondo espiritual
De acuerdo con monseñor Óscar José Vélez Isaza, la celebración de la Virgen del Rosario está enraizada en los orígenes mismos del pueblo vallenato, donde un momento de confrontación entre indígenas y españoles fue intervenido por el poder de la Santísima Virgen, que no solamente liberó de la muerte a los españoles, sino que incluyó a los indígenas como hijos suyos. De igual manera se juntaron varias razas bajo una sola protección.
“Para los católicos la Virgen es la expresión maternal de Dios hacia nosotros. Así como en un hogar la madre genera amor, ternura y protección a sus hijos, aunando a éstos por muy distintos que sean y creando fraternidad, en la Iglesia Católica ocurre lo mismo; por eso nuestro Señor antes de morir en la cruz se dirigió al discípulo amado a Juan, que representaba a todos nosotros y le dijo ahí tienes a tu madre, y a la Virgen le dijo: “ahí tienes a tu hijo”, explicó Monseñor, quien precisó que la herencia que Cristo dejó en la cruz fue la Virgen para que fuera madre de la Iglesia que estaba naciendo.
Tomando como referencia esta historia, Monseñor hace un llamado a los feligreses de “vivir una fraternidad por encima de razas, ideologías, política o clase social, porque lo que la Virgen quiere es que vivamos como hermanos en un mismo pueblo y para ello que mejor que acercarnos a la Virgen, que es la que va a hacer que la Iglesia no sea sólo ideología sino una verdadera familia”.
La leyenda
Cuenta la historia que entre 1.576 al 1.580 cuando los españoles llegaron a la región, apoderándose de las tierras y de las riquezas de los indígenas y tomando a las indias como esclavas, había una india llamada Francisca, sensual y bella, que despierta los celos de Ana de La Peña, esposa del portugués Antonio de Pereira.
La dama hispana maltrata y azota a la india; en presencia del resto de la servidumbre le corta los cabellos, perpetrando de este modo una grave ofensa y humillación a la nativa.
Un indio tupe de nombre Antoñuelo, burlando la vigilancia, logra escapar y acude al cacique de los tupes, Coroniamo, informándole del incidente. El Cacique lleno de ira, junto con tribus como Itoto, Cariachieles, Tupes y Chimilas, decide atacar a los españoles para vengar la ofensa. Según las crónicas esto ocurre el 18 de diciembre de 1.580.
En el momento de la tropelía surge de entre el humo y las llamas la figura deslumbrante y de tierno mirar de una hermosa mujer, que recoge en su manto las flechas encendidas de los indios, evitando de ese modo la destrucción del templo y mayores proporciones de la mortandad.
Ante el prodigio de esta aparición, los indígenas huyen despavoridos buscando refugiarse en sus dominios; pero no es fácil ni tranquila su fuga porque el europeo ha reaccionado violento, iniciando una persecución de exterminio bajo el mando del capitán Antonio Suárez De Flórez.
Mientras los indios libraban la batalla de a pie, los españoles la emprendieron contra ellos debidamente montados a caballo. Esto permitió que remontando las sabanas de Sicarare, llamadas posteriormente “Del Milagro”, les dieran alcance en la laguna del mismo nombre.
Como los indios sabían que de llegar los soldados a este punto estarían agotados y vencidos por la sed, procedieron a envenenar las aguas de la laguna con extracto de barbasco machacado, el cual les produciría una intoxicación inmediata y la pérdida de todas sus fuerzas. En esas condiciones, fácil le sería dar muerte y vencer a sus seguidores. Pero nuevamente aparece la figura hermosa de la mujer con un báculo en su mano, uno por uno, iba tocando a los envenenados y uno por uno volvían a la vida.
Programación
Martes 29
-5:00 a.m., 6:00 a.m. y 7:00 a.m.: Celebraciones eucarísticas.
-8:00 a.m.: Misa Mayor, que será precedida por Monseñor Óscar José Vélez.
-9:30 a.m.: Procesión de la Virgen del Rosario (que parte de la Catedral hacia la carrera 9, cruza por la esquina del hotel Sicarare, sigue por la calle 16 hasta la carrera 4, luego sube a la Cámara de Comercio, pasa por la plaza ‘Alfonso López y regresa la Catedral).
Miércoles 30
-8:00 a.m.: Misa de los indígenas.
-9:00 a.m.: Ofrendas a la Virgen (donde fieles entregan productos agrícolas como señal de respeto a la madre de Jesús).
-10:00 a.m.: Ofrenda floral en el Cementerio Central para los integrantes de la Congregación de la Virgen del Rosario que están fallecidos.
-3:00 p.m. ‘Las Cargas’ en la plaza Alfonso López (escenificación de la leyenda vallenata).
Por Annelise Barriga Ramírez
[email protected]