Las personas siempre buscan la manera de conseguir ingresos para sostener a sus familias y en Colombia para acceder a un trabajo es fundamental tener una formación profesional o técnica, situación que también es difícil; por eso, la gente se ve en la obligación de empezar a buscar la manera de devengar, de sobrevivir.
Las personas siempre buscan la manera de conseguir ingresos para sostener a sus familias y en Colombia para acceder a un trabajo es fundamental tener una formación profesional o técnica, situación que también es difícil; por eso, la gente se ve en la obligación de empezar a buscar la manera de devengar, de sobrevivir.
Dentro de los oficios que más se dan en esta región del país, es la del cacharrero, que es un hombre que comercializa distintos productos en una carretilla que es jalada por él mismo y que va cargada de electrodomésticos, sillas, muebles, plásticos o vajillas, entre otros.
De esta manera, muchos se ganan la vida en Valledupar; entre ellos está Senén Chamorro, quien se moviliza por toda la comuna cuatro para ofrecer, a los habitantes de este sector los productos que lleva, a un precio aún más bajo de lo que se puede conseguir en almacenes de cadena y hasta en cualquier almacén popular.
“Las ventas son buenas por lo que es gente que necesita los artículos y uno se los facilita para las necesidades de la casa”, expresó Chamorro, quien además destacó que los elementos que más rápido se venden son los electrodomésticos como licuadoras y ollas a presión.
Con los 70 mil pesos que le quedan después de una jornada de trabajo (cuando le va bien, cuando le va mal hace 40), tiene que mantener a su familia que está conformada por seis personas. Asevera que es lo fundamental y que alcanza para lo necesario, pero que se ayudan también con lo que recibe mensualmente su esposa “con eso suplimos las necesidades de las cosas que necesitan los niños que es lo más importante”.
Al igual que Senén, Harold David Castilla se dedica a esta actividad comercial que aunque ya no sea tan visible como antes, sigue dando de comer a varias familias de Valledupar; él, por su parte, se desplaza por la comuna cinco, principalmente en barrios aledaños a La Nevada, donde asegura que consigue toda la mercancía que vende a un precio más económico.
Castilla explicó la manera en que se reparten el dinero que obtiene diariamente. “Yo me hago más o menos 60 mil pesos diarios. De ahí tengo que sacar 30 mil pesos para las tres comidas de mis tres hijos, mi mujer y yo, de lo que queda tenemos que ir ajuntando de a poquito para pagar los recibos y el arriendo y comprar las cosas de los niños y tener por ahí un guardado por si uno de ellos se enferma”.
Valledupar está lleno de personas que viven de esta clase de trabajos, que con disciplina y esfuerzo a diario van sacando el dinero necesario para sobrevivir y darles a sus familias lo que necesitan, no lo que quieren, sino lo que en realidad es fundamental para existir.
Por Freddy Oñate Acevedo / EL PILÓN
Las personas siempre buscan la manera de conseguir ingresos para sostener a sus familias y en Colombia para acceder a un trabajo es fundamental tener una formación profesional o técnica, situación que también es difícil; por eso, la gente se ve en la obligación de empezar a buscar la manera de devengar, de sobrevivir.
Las personas siempre buscan la manera de conseguir ingresos para sostener a sus familias y en Colombia para acceder a un trabajo es fundamental tener una formación profesional o técnica, situación que también es difícil; por eso, la gente se ve en la obligación de empezar a buscar la manera de devengar, de sobrevivir.
Dentro de los oficios que más se dan en esta región del país, es la del cacharrero, que es un hombre que comercializa distintos productos en una carretilla que es jalada por él mismo y que va cargada de electrodomésticos, sillas, muebles, plásticos o vajillas, entre otros.
De esta manera, muchos se ganan la vida en Valledupar; entre ellos está Senén Chamorro, quien se moviliza por toda la comuna cuatro para ofrecer, a los habitantes de este sector los productos que lleva, a un precio aún más bajo de lo que se puede conseguir en almacenes de cadena y hasta en cualquier almacén popular.
“Las ventas son buenas por lo que es gente que necesita los artículos y uno se los facilita para las necesidades de la casa”, expresó Chamorro, quien además destacó que los elementos que más rápido se venden son los electrodomésticos como licuadoras y ollas a presión.
Con los 70 mil pesos que le quedan después de una jornada de trabajo (cuando le va bien, cuando le va mal hace 40), tiene que mantener a su familia que está conformada por seis personas. Asevera que es lo fundamental y que alcanza para lo necesario, pero que se ayudan también con lo que recibe mensualmente su esposa “con eso suplimos las necesidades de las cosas que necesitan los niños que es lo más importante”.
Al igual que Senén, Harold David Castilla se dedica a esta actividad comercial que aunque ya no sea tan visible como antes, sigue dando de comer a varias familias de Valledupar; él, por su parte, se desplaza por la comuna cinco, principalmente en barrios aledaños a La Nevada, donde asegura que consigue toda la mercancía que vende a un precio más económico.
Castilla explicó la manera en que se reparten el dinero que obtiene diariamente. “Yo me hago más o menos 60 mil pesos diarios. De ahí tengo que sacar 30 mil pesos para las tres comidas de mis tres hijos, mi mujer y yo, de lo que queda tenemos que ir ajuntando de a poquito para pagar los recibos y el arriendo y comprar las cosas de los niños y tener por ahí un guardado por si uno de ellos se enferma”.
Valledupar está lleno de personas que viven de esta clase de trabajos, que con disciplina y esfuerzo a diario van sacando el dinero necesario para sobrevivir y darles a sus familias lo que necesitan, no lo que quieren, sino lo que en realidad es fundamental para existir.
Por Freddy Oñate Acevedo / EL PILÓN