El Centro de Operación y de Mantenimiento Minero, de la Regional Cesar del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, administrará el nuevo ambiente de formación en La Jagua de Ibirico, población en la que se capacitarán víctimas del conflicto armado, afrodescendientes y madres cabeza de familia, entre otros.

Madres cabeza de hogar que se han beneficiado con cursos de confección, realizados por esta entidad, destacaron las comodidades del nuevo ambiente de formación.

“Los cursos, por demanda social, con calidad y pertinencia, permitirán además generar sus propias unidades productivas”, señaló Ismael Van Strahlen, coordinador académico de la sede de la entidad en La Jagua de Ibirico, población minera ubicada 125 kilómetros al sureste de Valledupar, en límites con Venezuela.

El aula fue donada por la Fundación La Jagua –del grupo Prodeco–, que impulsa actividades orientadas al fortalecimiento de la educación, salud, infraestructura básica y proyectos productivos, de manera coordinada, tanto con los gobiernos locales de La Jagua de Ibirico y Becerril, como con los líderes comunitarios.

Angélica María Pájaro, líder de la Unidad Productiva del Centro Industrial La Jagua de Ibirico, conformada por madres cabeza de hogar, dijo que “queremos contribuir con el desarrollo de nuestro municipio, consolidar la formación de nuestras familias y generar empleo”.

Con un costo de 170 millones de pesos, el espacio tiene capacidad para 30 aprendices, lo que significa que puede atender hasta 120 personas en cuatro jornadas: tres diarias, de lunes a viernes, y una los fines de semana.

“Se invirtieron 50 millones de pesos en 35 máquinas de coser tipo industrial y la obra costó 120 millones de pesos más”, puntualizó Ronald Silva, coordinador de la Fundación La Jagua, quien también explicó que se trata de una infraestructura diseñada para labores de confección de ropa industrial, deportiva, interior, y lencería, entre otros, “con las dimensiones técnicas para esta actividad”.

En 2010, la multinacional Prodeco –tercera productora y exportadora de carbón térmico en Colombia–, como parte de su política de gestión social con la que promueve la sostenibilidad mientras explota el mineral, donó 24 máquinas industriales y herramientas de trabajo, con las que 800 aprendices han fortalecido sus competencias en el mercado laboral.