Juan Rincón Vanegas [email protected] Hoy se celebran 40 años desde que Antonio Cervantes Reyes, Kid Pambelé, puso a celebrar a Colombia su primer gran triunfo en el campo del deporte. En los televisores blanco y negro su figura se mostraba altiva, sonriente y en sus palabras estaba su primera petición: “Quiero que le pongan la […]
Juan Rincón Vanegas
Hoy se celebran 40 años desde que Antonio Cervantes Reyes, Kid Pambelé, puso a celebrar a Colombia su primer gran triunfo en el campo del deporte. En los televisores blanco y negro su figura se mostraba altiva, sonriente y en sus palabras estaba su primera petición: “Quiero que le pongan la luz a mi tierra, San Basilio de Palenque”.
Muchas son las cuartillas que desde que esa época se han escrito de ‘Kid Pambelé’, pero hay una directa cuando el miércoles 22 de septiembre de 2004, día soleado, hizo su última visita a Valledupar, metido en un rol que no era el suyo.
EL PILÓN entrega el recuento de aquel episodio del boxeador más grande que ha tenido Colombia.
Como pólvora en Navidad se corrió la noticia de que Antonio Cervantes ‘Kid Pambelé’ estaba en Valledupar. Efectivamente, se encontraba alojado en un céntrico hotel y su misión, según sus propias palabras, era entrevistarse con varios de los cantantes vallenatos, pero la verdad era otra. El primer campeón mundial colombiano estaba pidiendo en las calles una colaboración para su causa: darle un golpe a la pobreza que padece desde que se había dejado noquear por la droga.
Se hizo el contacto con ‘Pambelé’, se fijó el lugar y la hora, pero antes de llegar al sitio convenido, él estaba andando y se metía en cualquier puerta del sector comercial. Se abordó y entonces con una actitud beligerante dijo: “Eche, déjenme trabajar”.
Se le explicó el motivo de ir a su encuentro y entonces se calmó y pidió que le hicieran la espera en el hotel. Al cabo de veinte minutos entró presuroso y sudoroso con un vestido entero gris y una camiseta del Júnior de Barranquilla.
“Llegué a Valledupar a visitar a mis amigos artistas: Poncho Zuleta, Diomedes Díaz, Jorge Oñate, mi querido Jilguero de América, Iván Villazón, y a toda la gente que me quiere y que no me olvida”, comienza diciendo.
La gente se aglomera en las afueras del hotel y eso le da pie para decir: “mire, sigo siendo el Campeón Mundial de todos los tiempos, el más grande deportista que ha producido el país y el único que está en el salón de la fama del boxeo mundial”.
En este momento su mente parece remontarse a la noche del sábado 28 de octubre de 1972 cuando ganó en Panamá el titulo Mundial de las 140 libras, y los tres años y ocho meses en que defendió en 10 ocasiones su corona. De un momento a otro aterriza y ordena que le tomen fotos y le formulen pocas preguntas. Medardo Avendaño, no se inmuta y le apunta con su cámara hasta lograr las gráficas deseadas.
Pambelé ha sido el más grande deportista que ha tenido Colombia, el que más plata obtuvo, y el que lo perdió todo en corto tiempo. Dicen que en su carrera boxística ganó más de un millón de dólares. ¿No se arrepiente de haber perdido tanto dinero?
Si estoy arrepentido, pero nada hago con ponerme a llorar. Ya eso pasó y no quiero acordarme de nada. Ahora tengo que mirar el presente y el futuro.
¿En su momento se dejó noquear de la droga?
La droga es un hueco hondo y oscuro del que es difícil salir. Es un abismo, una pared resbaladiza muy difícil de escalar. A veces tú escalas unos metros y cuando miras que vas a alcanzar la meta, te caes. Me ocurrió varias veces.
¿Después de conocer el mundo de la droga, qué consejo les entrega a los deportistas?
Que se alejen de la droga porque eso es terrible. Lo destruye todo. Que me tomen como ejemplo a mí que lo perdí todo, menos el cariño de mi familia, de mis amigos y de la gente de Colombia. Cuando se está en la droga todo es triste y doloroso y les aseguro que no vale la pena.
No muy bien había terminado la respuesta se paró del sillón con una agilidad felina, caminó y a boca llena manifestó: “Como dijo Diomedes Díaz, se las dejo ahí”…
La bolsa
Se despidió y continuó con su trabajo. Trabajo que incluía una pequeña introducción del personaje y nadie dejaba de colaborar. De todas sus ‘visitas’ algo caía a la bolsa negra que llevaba consigo y que en nada se parecía a aquellas bolsas millonarias que le hicieron ponerse los guantes y hasta una pantaloneta con los colores de la bandera de Colombia para demostrar que era el mejor Walter Júnior del mundo.
Ahora, era pequeño el esfuerzo, poco sudaba, y en menos de un minuto despachaba a su rival que ahora es la pobreza, que lo ha perseguido por el cuadrilátero de su vida. De todas formas, ‘Pambelé’ tiene derecho a soñar con aquella lejana gloria que conquistó hace 40 años y que hoy se recuerda teniéndolo a él casi al borde del nocaut.
El más grande
El hombre de San Basilio de Palenque, Bolívar, nacido el 28 de diciembre de 1945, y que llegó a ser el mejor en su categoría, llegó por segunda vez a Valledupar; la primera fue en 1995.
Su historia reseña que tuvo una niñez y adolescencia llena de dificultades y que comenzó a boxear en 1964 animado por el interés de conseguir dinero. En 1967 se radicó en Venezuela y entró a formar parte del grupo de boxeadores que manejaba Ramiro Machado y que entrenaba Melquíades ‘Tabaquito’ Sáenz.
El 11 de diciembre de 1971 peleó por primera vez por el título de los Welter Júnior ante el argentino Nicolino Loche, pero fue derrotado.
Consiguió el título mundial de las 140 libras, versión Asociación Mundial de Boxeo (A.M.B), el 28 de octubre de 1972, en el Gimnasio Nuevo Panamá, ante el panameño Alfonso ‘Peppermint’ Frazer, convirtiéndose en el primer boxeador colombiano en obtener un título orbital.
Defendió exitosamente el título orbital en 10 ocasiones, pero en julio de 1976 lo perdió ante el puertorriqueño Wilfredo Benítez. Recuperó el fajín en julio de 1977, en Maracaibo, ante el argentino Carlos María Jiménez, y durante otros tres años hizo seis defensas. En julio de 1980 fue derrotado en la ciudad norteamericana de Cincinnati, por Aarón Pryor.
Sus triunfos le significaron a ‘Kid Pambelé’ un sitio en el Hall de la Fama del Boxeo, en el 2001, y el haber sido considerado por la AMB como el Campeón de Campeones de la categoría Welter Júnior en todos los tiempos. Le fue entregado el ‘Súper Cinturón’, símbolo creado para la ocasión.
Juan Rincón Vanegas [email protected] Hoy se celebran 40 años desde que Antonio Cervantes Reyes, Kid Pambelé, puso a celebrar a Colombia su primer gran triunfo en el campo del deporte. En los televisores blanco y negro su figura se mostraba altiva, sonriente y en sus palabras estaba su primera petición: “Quiero que le pongan la […]
Juan Rincón Vanegas
Hoy se celebran 40 años desde que Antonio Cervantes Reyes, Kid Pambelé, puso a celebrar a Colombia su primer gran triunfo en el campo del deporte. En los televisores blanco y negro su figura se mostraba altiva, sonriente y en sus palabras estaba su primera petición: “Quiero que le pongan la luz a mi tierra, San Basilio de Palenque”.
Muchas son las cuartillas que desde que esa época se han escrito de ‘Kid Pambelé’, pero hay una directa cuando el miércoles 22 de septiembre de 2004, día soleado, hizo su última visita a Valledupar, metido en un rol que no era el suyo.
EL PILÓN entrega el recuento de aquel episodio del boxeador más grande que ha tenido Colombia.
Como pólvora en Navidad se corrió la noticia de que Antonio Cervantes ‘Kid Pambelé’ estaba en Valledupar. Efectivamente, se encontraba alojado en un céntrico hotel y su misión, según sus propias palabras, era entrevistarse con varios de los cantantes vallenatos, pero la verdad era otra. El primer campeón mundial colombiano estaba pidiendo en las calles una colaboración para su causa: darle un golpe a la pobreza que padece desde que se había dejado noquear por la droga.
Se hizo el contacto con ‘Pambelé’, se fijó el lugar y la hora, pero antes de llegar al sitio convenido, él estaba andando y se metía en cualquier puerta del sector comercial. Se abordó y entonces con una actitud beligerante dijo: “Eche, déjenme trabajar”.
Se le explicó el motivo de ir a su encuentro y entonces se calmó y pidió que le hicieran la espera en el hotel. Al cabo de veinte minutos entró presuroso y sudoroso con un vestido entero gris y una camiseta del Júnior de Barranquilla.
“Llegué a Valledupar a visitar a mis amigos artistas: Poncho Zuleta, Diomedes Díaz, Jorge Oñate, mi querido Jilguero de América, Iván Villazón, y a toda la gente que me quiere y que no me olvida”, comienza diciendo.
La gente se aglomera en las afueras del hotel y eso le da pie para decir: “mire, sigo siendo el Campeón Mundial de todos los tiempos, el más grande deportista que ha producido el país y el único que está en el salón de la fama del boxeo mundial”.
En este momento su mente parece remontarse a la noche del sábado 28 de octubre de 1972 cuando ganó en Panamá el titulo Mundial de las 140 libras, y los tres años y ocho meses en que defendió en 10 ocasiones su corona. De un momento a otro aterriza y ordena que le tomen fotos y le formulen pocas preguntas. Medardo Avendaño, no se inmuta y le apunta con su cámara hasta lograr las gráficas deseadas.
Pambelé ha sido el más grande deportista que ha tenido Colombia, el que más plata obtuvo, y el que lo perdió todo en corto tiempo. Dicen que en su carrera boxística ganó más de un millón de dólares. ¿No se arrepiente de haber perdido tanto dinero?
Si estoy arrepentido, pero nada hago con ponerme a llorar. Ya eso pasó y no quiero acordarme de nada. Ahora tengo que mirar el presente y el futuro.
¿En su momento se dejó noquear de la droga?
La droga es un hueco hondo y oscuro del que es difícil salir. Es un abismo, una pared resbaladiza muy difícil de escalar. A veces tú escalas unos metros y cuando miras que vas a alcanzar la meta, te caes. Me ocurrió varias veces.
¿Después de conocer el mundo de la droga, qué consejo les entrega a los deportistas?
Que se alejen de la droga porque eso es terrible. Lo destruye todo. Que me tomen como ejemplo a mí que lo perdí todo, menos el cariño de mi familia, de mis amigos y de la gente de Colombia. Cuando se está en la droga todo es triste y doloroso y les aseguro que no vale la pena.
No muy bien había terminado la respuesta se paró del sillón con una agilidad felina, caminó y a boca llena manifestó: “Como dijo Diomedes Díaz, se las dejo ahí”…
La bolsa
Se despidió y continuó con su trabajo. Trabajo que incluía una pequeña introducción del personaje y nadie dejaba de colaborar. De todas sus ‘visitas’ algo caía a la bolsa negra que llevaba consigo y que en nada se parecía a aquellas bolsas millonarias que le hicieron ponerse los guantes y hasta una pantaloneta con los colores de la bandera de Colombia para demostrar que era el mejor Walter Júnior del mundo.
Ahora, era pequeño el esfuerzo, poco sudaba, y en menos de un minuto despachaba a su rival que ahora es la pobreza, que lo ha perseguido por el cuadrilátero de su vida. De todas formas, ‘Pambelé’ tiene derecho a soñar con aquella lejana gloria que conquistó hace 40 años y que hoy se recuerda teniéndolo a él casi al borde del nocaut.
El más grande
El hombre de San Basilio de Palenque, Bolívar, nacido el 28 de diciembre de 1945, y que llegó a ser el mejor en su categoría, llegó por segunda vez a Valledupar; la primera fue en 1995.
Su historia reseña que tuvo una niñez y adolescencia llena de dificultades y que comenzó a boxear en 1964 animado por el interés de conseguir dinero. En 1967 se radicó en Venezuela y entró a formar parte del grupo de boxeadores que manejaba Ramiro Machado y que entrenaba Melquíades ‘Tabaquito’ Sáenz.
El 11 de diciembre de 1971 peleó por primera vez por el título de los Welter Júnior ante el argentino Nicolino Loche, pero fue derrotado.
Consiguió el título mundial de las 140 libras, versión Asociación Mundial de Boxeo (A.M.B), el 28 de octubre de 1972, en el Gimnasio Nuevo Panamá, ante el panameño Alfonso ‘Peppermint’ Frazer, convirtiéndose en el primer boxeador colombiano en obtener un título orbital.
Defendió exitosamente el título orbital en 10 ocasiones, pero en julio de 1976 lo perdió ante el puertorriqueño Wilfredo Benítez. Recuperó el fajín en julio de 1977, en Maracaibo, ante el argentino Carlos María Jiménez, y durante otros tres años hizo seis defensas. En julio de 1980 fue derrotado en la ciudad norteamericana de Cincinnati, por Aarón Pryor.
Sus triunfos le significaron a ‘Kid Pambelé’ un sitio en el Hall de la Fama del Boxeo, en el 2001, y el haber sido considerado por la AMB como el Campeón de Campeones de la categoría Welter Júnior en todos los tiempos. Le fue entregado el ‘Súper Cinturón’, símbolo creado para la ocasión.