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Informes Especiales - 3 noviembre, 2016

Primer congreso de arboricultura en Valledupar

Durante dos días, los árboles serán el centro de atención en Valledupar, en este evento que reunirá a expertos nacionales e internacionales para hablar de este tema ambiental importante para el desarrollo de las ciudades.

Intervenciones de este tipo se han hecho en los últimos meses en la ciudad, con el fin de hacerle mantenimiento a los árboles, hecho que no ha sido comprendido en algunos sectores de la sociedad vallenata.
Intervenciones de este tipo se han hecho en los últimos meses en la ciudad, con el fin de hacerle mantenimiento a los árboles, hecho que no ha sido comprendido en algunos sectores de la sociedad vallenata.

“Yo soy el palo de mango que está en la plaza, donde se celebra el Festival Vallenato, estoy observando todo lo que aquí pasa, el señor alcalde cuando está en su despacho. De allí divisé muchas veces a Pedro Castro…”, dice el merengue vallenato de José Edilberto Rondón con el que ganó Julián Rojas la corona de rey del acordeón en el año 1991, pese al favoritismo del sanjuanero Juancho Rois. Esa noche se les hizo un homenaje a los árboles de la ciudad a través del canto, por la importancia que han tenido en la historia natural y cultural del Cesar, a tal punto que hoy son el referente de la ciudad después de su música.

Valledupar es la segunda ciudad más arborizada de Colombia, una posición de honor que hace posible la realización del Primer Congreso de Arboricultura, evento que durante dos días reunirá a expertos en temas ambientales como la silvicultura, agronomía, técnicas fitosanitarias, estrategias de siembra y muchos otros asuntos forestales.

Según los organizadores, Proarbol y la Asociación Colombiana de Arboricultura, la iniciativa se venía sembrando desde inicios del 2016, porque Valledupar tiene la notable característica del verde en su paisaje, pero también el peligro latente que amenaza a su flora, confirmado por las iniciativas recientes de los gobiernos, departamental y municipal, para atender los árboles y salvarlos.

De manera que los árboles, riqueza natural del municipio amenazada por factores naturales y humanos, convocan a personalidades que disertaran sobre temas específicos que contribuyan a valorarlos y promover tecnologías benéficas para bosques secos tropicales como los de Valledupar.

“Esta es una zona de bosque seco tropical y este tiene una gran debilidad con tendencia a desaparecer. Este evento es una forma de rescatar el bosque seco tropical y también, por la gran cantidad de árboles y el mal manejo que se le ha dado en la ciudad, técnicamente por desconocerlos; el hecho de tener tantos árboles, se volvió una costumbre verlos, pero nadie los atiende”, afirmó el biólogo Miguel Ángel Sierra, parte del equipo organizador del congreso.

Al congreso vendrán profesionales de Estados Unidos y México, algunos de ellos miembros del Servicio Forestal – USA, y funcionarios de empresas expertas en el manejo de los árboles en entornos urbanos y desarrollos de infraestructura.

Según Sierra, Valledupar es reconocida por sus árboles y por supuesto porque de esta riqueza surgieron muchos expertos en la materia. Los ingenieros agrónomos de la ciudad, biólogos, historiadores, representan una fortaleza académica, que no han podido ponerse de acuerdo en los últimos años sobre qué y cómo actuar frente a los cambios naturales y afectaciones humanas a la flora.

“El incremento poblacional de los árboles, y la forma desmedida sin previsión y análisis hacia la calidad de la siembra hizo que Valledupar se volviera insostenible en el manejo de la arboricultura, entonces a un punto que nadie le presto atención al tema de conservación y preservación y cualquiera sembraba árboles en cualquier parte visto de buena manera pero ineficaz: hoy los arboles están enfermos”, aseguró el biólogo.

Lo que plantea Sierra es desde su punto de vista profesional, los motivos por los cuales Valledupar es escenario de accidentes con los arboles; la razón por la que surgieron los mangueros y el porqué de la apariencia envejecida de la vegetación, que ha convocado a las fuerzas ambientales de la ciudad para corregir el problema.

El inventario más reciente hecho a los árboles de la ciudad fue realizado por la Sociedad de Ingenieros Agrónomos del Cesar, arrojó una cifra superior a los 74 mil árboles en zonas públicas. Miguel Ángel Sierra asegura que, si se suman los que están al interior de las viviendas y otros lugares no contabilizados, la cifra superaría los 130 mil árboles.

Reflexiones sobre los árboles vallenatos

La primera reflexión no es nueva, y es precisamente que vallenatos no son. La ciudad está llena de árboles no nativos que ocasionan desequilibrio ambiental y que además generan problemas en las zonas en donde han sido sembrados.

Limber Redondo de Armas, ambientalista director de Funema, explicó que Valledupar tiene arboles sembrados en sitios no adecuados y esto ocasiona dificultades sanitarias y urbanísticas.
“Especies introducidas que no son nuestras, que no conocemos sus características, su comportamiento en tallo, floración, fructificación. Por ejemplo, la Alistónia, que nos está causando problemas en el Plan Centro, que su sistema radicular es superficial y por eso han sobrepasado las líneas de los peatones”, aseguró el director de Funema.

De allí la razón de la rotura de las vías por cuenta de las raíces de los árboles. En otras palabras, la campaña de arborización de la ciudad, que ha crecido con el tiempo representa también una gran responsabilidad que no solo se centra en el mantenimiento de lo sembrado.

“Tenemos que agradecerle al doctor Aníbal Martínez, Rodolfo Campo Soto que fueron visionarios en este aspecto, empezaron a aumentar el entorno paisajístico de la ciudad. Pero cómo solucionar el problema sin causar arboricidios: primero, educar a la ciudadanía que por desconocimiento no conocen del tema y causan traumas. No podemos seguir gastando recursos y tiempo en sembrar especies que no van a permanecer estables y que casaran daño posteriormente y cuando este fructificando, dando oxígeno y embellecimiento erradicarlos por no tener la planeación…”.

Valledupar tierra de mangos

El ambientalista Limber Redondo, quien recibió reconocimientos recientemente en Chile y Argentina por sus años dedicados a la defensa de los ecosistemas, riquezas naturales de la ciudad, considera que Valledupar es una ciudad propicia para la siembra de mango.

Tomás Darío Gutiérrez, reconocido ambientalista e historiador de la región, se refiere al mango en estos términos: “El mango llego por acá a principio del siglo 18, es uno de los introducidos benditos porque se incorporó a nuestros bosques y es de gran servicio para nosotros, todo el mundo come mango; los animales, ñeques, guartinajas, ardillas…Es sombrío, frondoso, resistente a la sequía, calculo que hay más de 400 subespecies de mangos”.

Pero esta bendición como la llama el maestro Gutiérrez despertó una idea de negocio entre los habitantes de la costa, y surgieron los mangueros.

“Hay unos problemas que tienen solución que es la recolección inadecuada del fruto”, agregó Limber Redondo, pero según su tesis, esta situación tiene como resolverse en la organización empresarial promovida por los públicos y los privados.

“Tenemos que educar a esas personas. Hay mucha gente que no quiere sembrar mango para evitar a los mangueros: esos muchachos se organizan, tienen la experiencia, se capacitan cómo recolectar, que no tengan intermediación, hay bodegas clandestinas en la ciudad, entonces hay que hacerles acompañamientos técnicos para que no maltraten el árbol”, precisó.

Los que no deberían sembrarse

Actualmente existe un plan de “rediseño del arbolado urbano”, una prueba piloto con 1.500 árboles que son podados y otros erradicados. Entre estos se encuentran especies que no han tenido acogida por malograda convivencia con el entorno natural y los seres humanos, entre ellos la Uvita brasilera y el Chimichango. Este último fue erradicado de la carrera 23, desde la avenida La Popa por su crecimiento en extremo torcido, hecho que causó accidentes en el pasado.

“Estoy preocupado con el Nin, un árbol que llego en los últimos 25 años, es un invasor terrible.

Usted siembra un palo y alrededor de crecen muchos más. Se dice que es repelente de moscas, la verdad no lo he comprobado; la semilla contiene aceites que matan hasta la garrapata un animal muy fuerte, me preocupa que los pájaros los prueben y sea un mal resultado”, afirmó el profesor Tomás Darío Gutiérrez.

Todas estas iniciativas particulares de siembras de árboles desconocidos, pero en algunos casos, con cualidades estéticas, han generado un problema que será solucionado infortunadamente como apunta Limber Redondo, con erradicación en el momento en el que estén dando sombra.

El debate

Ahora que hay iniciativas de mantenimiento a los árboles desde las administraciones municipal y departamental, surgen de inmediato detractores, por supuesto preocupados por la riqueza que representan para el medio ambiente en Valledupar, aunque otros, según los ambientalistas, son opositores políticos.

La Corporación para Impulsar el Desarrollo Ambiental en el Cesar y La Guajira, Cidmag, es el operador que viene realizando el plan de rediseño al arbolado de Valledupar y desde que inicio labores hace algunos meses, ha venido realizando podas, erradicaciones, compensaciones y otras labores técnicas a los árboles que han generado preocupaciones pues al parecer, la ciudadanía no estaba acostumbrada a ver los trabajos que esta entidad viene realizando en diferentes puntos de la ciudad.

“Cuando le toca a uno intervenir los árboles de Valledupar sabe uno que es un tema muy sensible, sobre todo a la especie de Ficus que está representada por los cauchos, los mangos que es el de mayor cubrimiento poblacional en árboles que tiene la ciudad, de todos modos vamos a estas alturas del convenio iniciado en septiembre hemos podado 660 árboles, el 50% son mangos, no hemos podado cauchos”, manifestó el ingeniero agrónomo, director de Cidmag, Carlos Peraza.

Afirmó Peraza que muchos de estos árboles obstaculizan las luminarias y cámaras de seguridad, sin embargo, dentro del proyecto también está contemplada la siembra de 385 especies, en su mayoría mangos.

Lo visto en las calles de Valledupar, avenida ‘Simón Bolívar’, carrera 11, carrera 23, entre otras generó molestias. “Los comentarios favorables son de la comunidad a la que podamos los árboles que están afectando el orden público. Los árboles están muy enfermos y precisamente en esto se basa el objeto del proyecto, hay que hacer control fitosanitario”, agregó Peraza.

Mientras tanto, no es la “pajarita” o el ceratocystis fimbriata lo que les incomoda a los que operan el proyecto de “rediseño” pues al encontrar estas enfermedades en los árboles deben tomar la decisión entre poda moderada, severa o erradicación y es allí donde surgen los opositores. “Las intervenciones se han hecho con base en un estudio hecho por la Gobernación del Cesar, Alcaldía de Valledupar, apoyados por Corpocesar”, explicó.

Los planteamientos de estos especialistas harán parte del Primer Congreso de Arboricultura que se desarrollará en Valledupar a partir de hoy y hasta mañana en la Universidad Popular del Cesar, sede Sabanas.

“Estoy preocupado con el Nin, un árbol que llego en los últimos 25 años, es un invasor terrible. Usted siembra un palo y alrededor de crecen muchos más. Se dice que es repelente de moscas, la verdad no lo he comprobado; la semilla contiene aceites que matan hasta la garrapata un animal muy fuerte, me preocupa que los pájaros los prueben y sea un mal resultado”: Tomás Darío Gutiérrez, ambientalista.

“El incremento poblacional de los árboles y la forma desmedida sin previsión y análisis hacia la calidad de la siembra hizo que Valledupar se volviera insostenible en el manejo de la arboricultura”: Miguel Ángel Sierra, biólogo.

Por Andrés Llamas Nova / EL PILÓN

 

Informes Especiales
3 noviembre, 2016

Primer congreso de arboricultura en Valledupar

Durante dos días, los árboles serán el centro de atención en Valledupar, en este evento que reunirá a expertos nacionales e internacionales para hablar de este tema ambiental importante para el desarrollo de las ciudades.


Intervenciones de este tipo se han hecho en los últimos meses en la ciudad, con el fin de hacerle mantenimiento a los árboles, hecho que no ha sido comprendido en algunos sectores de la sociedad vallenata.
Intervenciones de este tipo se han hecho en los últimos meses en la ciudad, con el fin de hacerle mantenimiento a los árboles, hecho que no ha sido comprendido en algunos sectores de la sociedad vallenata.

“Yo soy el palo de mango que está en la plaza, donde se celebra el Festival Vallenato, estoy observando todo lo que aquí pasa, el señor alcalde cuando está en su despacho. De allí divisé muchas veces a Pedro Castro…”, dice el merengue vallenato de José Edilberto Rondón con el que ganó Julián Rojas la corona de rey del acordeón en el año 1991, pese al favoritismo del sanjuanero Juancho Rois. Esa noche se les hizo un homenaje a los árboles de la ciudad a través del canto, por la importancia que han tenido en la historia natural y cultural del Cesar, a tal punto que hoy son el referente de la ciudad después de su música.

Valledupar es la segunda ciudad más arborizada de Colombia, una posición de honor que hace posible la realización del Primer Congreso de Arboricultura, evento que durante dos días reunirá a expertos en temas ambientales como la silvicultura, agronomía, técnicas fitosanitarias, estrategias de siembra y muchos otros asuntos forestales.

Según los organizadores, Proarbol y la Asociación Colombiana de Arboricultura, la iniciativa se venía sembrando desde inicios del 2016, porque Valledupar tiene la notable característica del verde en su paisaje, pero también el peligro latente que amenaza a su flora, confirmado por las iniciativas recientes de los gobiernos, departamental y municipal, para atender los árboles y salvarlos.

De manera que los árboles, riqueza natural del municipio amenazada por factores naturales y humanos, convocan a personalidades que disertaran sobre temas específicos que contribuyan a valorarlos y promover tecnologías benéficas para bosques secos tropicales como los de Valledupar.

“Esta es una zona de bosque seco tropical y este tiene una gran debilidad con tendencia a desaparecer. Este evento es una forma de rescatar el bosque seco tropical y también, por la gran cantidad de árboles y el mal manejo que se le ha dado en la ciudad, técnicamente por desconocerlos; el hecho de tener tantos árboles, se volvió una costumbre verlos, pero nadie los atiende”, afirmó el biólogo Miguel Ángel Sierra, parte del equipo organizador del congreso.

Al congreso vendrán profesionales de Estados Unidos y México, algunos de ellos miembros del Servicio Forestal – USA, y funcionarios de empresas expertas en el manejo de los árboles en entornos urbanos y desarrollos de infraestructura.

Según Sierra, Valledupar es reconocida por sus árboles y por supuesto porque de esta riqueza surgieron muchos expertos en la materia. Los ingenieros agrónomos de la ciudad, biólogos, historiadores, representan una fortaleza académica, que no han podido ponerse de acuerdo en los últimos años sobre qué y cómo actuar frente a los cambios naturales y afectaciones humanas a la flora.

“El incremento poblacional de los árboles, y la forma desmedida sin previsión y análisis hacia la calidad de la siembra hizo que Valledupar se volviera insostenible en el manejo de la arboricultura, entonces a un punto que nadie le presto atención al tema de conservación y preservación y cualquiera sembraba árboles en cualquier parte visto de buena manera pero ineficaz: hoy los arboles están enfermos”, aseguró el biólogo.

Lo que plantea Sierra es desde su punto de vista profesional, los motivos por los cuales Valledupar es escenario de accidentes con los arboles; la razón por la que surgieron los mangueros y el porqué de la apariencia envejecida de la vegetación, que ha convocado a las fuerzas ambientales de la ciudad para corregir el problema.

El inventario más reciente hecho a los árboles de la ciudad fue realizado por la Sociedad de Ingenieros Agrónomos del Cesar, arrojó una cifra superior a los 74 mil árboles en zonas públicas. Miguel Ángel Sierra asegura que, si se suman los que están al interior de las viviendas y otros lugares no contabilizados, la cifra superaría los 130 mil árboles.

Reflexiones sobre los árboles vallenatos

La primera reflexión no es nueva, y es precisamente que vallenatos no son. La ciudad está llena de árboles no nativos que ocasionan desequilibrio ambiental y que además generan problemas en las zonas en donde han sido sembrados.

Limber Redondo de Armas, ambientalista director de Funema, explicó que Valledupar tiene arboles sembrados en sitios no adecuados y esto ocasiona dificultades sanitarias y urbanísticas.
“Especies introducidas que no son nuestras, que no conocemos sus características, su comportamiento en tallo, floración, fructificación. Por ejemplo, la Alistónia, que nos está causando problemas en el Plan Centro, que su sistema radicular es superficial y por eso han sobrepasado las líneas de los peatones”, aseguró el director de Funema.

De allí la razón de la rotura de las vías por cuenta de las raíces de los árboles. En otras palabras, la campaña de arborización de la ciudad, que ha crecido con el tiempo representa también una gran responsabilidad que no solo se centra en el mantenimiento de lo sembrado.

“Tenemos que agradecerle al doctor Aníbal Martínez, Rodolfo Campo Soto que fueron visionarios en este aspecto, empezaron a aumentar el entorno paisajístico de la ciudad. Pero cómo solucionar el problema sin causar arboricidios: primero, educar a la ciudadanía que por desconocimiento no conocen del tema y causan traumas. No podemos seguir gastando recursos y tiempo en sembrar especies que no van a permanecer estables y que casaran daño posteriormente y cuando este fructificando, dando oxígeno y embellecimiento erradicarlos por no tener la planeación…”.

Valledupar tierra de mangos

El ambientalista Limber Redondo, quien recibió reconocimientos recientemente en Chile y Argentina por sus años dedicados a la defensa de los ecosistemas, riquezas naturales de la ciudad, considera que Valledupar es una ciudad propicia para la siembra de mango.

Tomás Darío Gutiérrez, reconocido ambientalista e historiador de la región, se refiere al mango en estos términos: “El mango llego por acá a principio del siglo 18, es uno de los introducidos benditos porque se incorporó a nuestros bosques y es de gran servicio para nosotros, todo el mundo come mango; los animales, ñeques, guartinajas, ardillas…Es sombrío, frondoso, resistente a la sequía, calculo que hay más de 400 subespecies de mangos”.

Pero esta bendición como la llama el maestro Gutiérrez despertó una idea de negocio entre los habitantes de la costa, y surgieron los mangueros.

“Hay unos problemas que tienen solución que es la recolección inadecuada del fruto”, agregó Limber Redondo, pero según su tesis, esta situación tiene como resolverse en la organización empresarial promovida por los públicos y los privados.

“Tenemos que educar a esas personas. Hay mucha gente que no quiere sembrar mango para evitar a los mangueros: esos muchachos se organizan, tienen la experiencia, se capacitan cómo recolectar, que no tengan intermediación, hay bodegas clandestinas en la ciudad, entonces hay que hacerles acompañamientos técnicos para que no maltraten el árbol”, precisó.

Los que no deberían sembrarse

Actualmente existe un plan de “rediseño del arbolado urbano”, una prueba piloto con 1.500 árboles que son podados y otros erradicados. Entre estos se encuentran especies que no han tenido acogida por malograda convivencia con el entorno natural y los seres humanos, entre ellos la Uvita brasilera y el Chimichango. Este último fue erradicado de la carrera 23, desde la avenida La Popa por su crecimiento en extremo torcido, hecho que causó accidentes en el pasado.

“Estoy preocupado con el Nin, un árbol que llego en los últimos 25 años, es un invasor terrible.

Usted siembra un palo y alrededor de crecen muchos más. Se dice que es repelente de moscas, la verdad no lo he comprobado; la semilla contiene aceites que matan hasta la garrapata un animal muy fuerte, me preocupa que los pájaros los prueben y sea un mal resultado”, afirmó el profesor Tomás Darío Gutiérrez.

Todas estas iniciativas particulares de siembras de árboles desconocidos, pero en algunos casos, con cualidades estéticas, han generado un problema que será solucionado infortunadamente como apunta Limber Redondo, con erradicación en el momento en el que estén dando sombra.

El debate

Ahora que hay iniciativas de mantenimiento a los árboles desde las administraciones municipal y departamental, surgen de inmediato detractores, por supuesto preocupados por la riqueza que representan para el medio ambiente en Valledupar, aunque otros, según los ambientalistas, son opositores políticos.

La Corporación para Impulsar el Desarrollo Ambiental en el Cesar y La Guajira, Cidmag, es el operador que viene realizando el plan de rediseño al arbolado de Valledupar y desde que inicio labores hace algunos meses, ha venido realizando podas, erradicaciones, compensaciones y otras labores técnicas a los árboles que han generado preocupaciones pues al parecer, la ciudadanía no estaba acostumbrada a ver los trabajos que esta entidad viene realizando en diferentes puntos de la ciudad.

“Cuando le toca a uno intervenir los árboles de Valledupar sabe uno que es un tema muy sensible, sobre todo a la especie de Ficus que está representada por los cauchos, los mangos que es el de mayor cubrimiento poblacional en árboles que tiene la ciudad, de todos modos vamos a estas alturas del convenio iniciado en septiembre hemos podado 660 árboles, el 50% son mangos, no hemos podado cauchos”, manifestó el ingeniero agrónomo, director de Cidmag, Carlos Peraza.

Afirmó Peraza que muchos de estos árboles obstaculizan las luminarias y cámaras de seguridad, sin embargo, dentro del proyecto también está contemplada la siembra de 385 especies, en su mayoría mangos.

Lo visto en las calles de Valledupar, avenida ‘Simón Bolívar’, carrera 11, carrera 23, entre otras generó molestias. “Los comentarios favorables son de la comunidad a la que podamos los árboles que están afectando el orden público. Los árboles están muy enfermos y precisamente en esto se basa el objeto del proyecto, hay que hacer control fitosanitario”, agregó Peraza.

Mientras tanto, no es la “pajarita” o el ceratocystis fimbriata lo que les incomoda a los que operan el proyecto de “rediseño” pues al encontrar estas enfermedades en los árboles deben tomar la decisión entre poda moderada, severa o erradicación y es allí donde surgen los opositores. “Las intervenciones se han hecho con base en un estudio hecho por la Gobernación del Cesar, Alcaldía de Valledupar, apoyados por Corpocesar”, explicó.

Los planteamientos de estos especialistas harán parte del Primer Congreso de Arboricultura que se desarrollará en Valledupar a partir de hoy y hasta mañana en la Universidad Popular del Cesar, sede Sabanas.

“Estoy preocupado con el Nin, un árbol que llego en los últimos 25 años, es un invasor terrible. Usted siembra un palo y alrededor de crecen muchos más. Se dice que es repelente de moscas, la verdad no lo he comprobado; la semilla contiene aceites que matan hasta la garrapata un animal muy fuerte, me preocupa que los pájaros los prueben y sea un mal resultado”: Tomás Darío Gutiérrez, ambientalista.

“El incremento poblacional de los árboles y la forma desmedida sin previsión y análisis hacia la calidad de la siembra hizo que Valledupar se volviera insostenible en el manejo de la arboricultura”: Miguel Ángel Sierra, biólogo.

Por Andrés Llamas Nova / EL PILÓN