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Opinión - 19 julio, 2017

El pimpollo calumniador y grosero

Personalmente me uno a la petición de un grupo de “líderes de opinión”, periodistas, medios de comunicación, de rechazo a las calumnias del senador Uribe contra el periodista Daniel Samper. Ya basta señor Álvaro Uribe, ya le hemos soportado sus tantas malas crianzas. Usted es hoy (diga lo que diga) el pimpollo calumniador y grosero […]

Personalmente me uno a la petición de un grupo de “líderes de opinión”, periodistas, medios de comunicación, de rechazo a las calumnias del senador Uribe contra el periodista Daniel Samper.

Ya basta señor Álvaro Uribe, ya le hemos soportado sus tantas malas crianzas. Usted es hoy (diga lo que diga) el pimpollo calumniador y grosero por sus actos y por la forma atrevida, grosera y violenta de actuar, es el principal personero del estilo antiguo. Con tremendismo propio del principiante, reta a quien no lo estaba buscando a un terreno impropio para dirigentes de un país que se respeta. Calculando mal, infiere, supone, calumnia, afirma e inventa, probablemente convencido de que su autoridad puede lograr el milagro de superar evidentes contradicciones lógicas. Qué ironía. Olvida que quienquiera que hace una afirmación categórica precediendo de la salvedad de que no puede proporcionar la prueba, sólo está probando su menosprecio por la capacidad intelectual de quien lo escucha. Antes que mostrando la influencia de su autoridad moral e intelectual, está evidenciando que ella se basa en cosa distinta de las cualidades de perspicacia y de sagacidad de quien se ha conferido.

En resumidas cuentas, el confuso, que así quiere imponer a los demás su autoridad intelectual y moral, trabaja en contra de su autorización y se evidencia como hombre que no puede mandar porque menosprecia a quienes lo apreciaron. Doctor Uribe, basta ya, el país no lo soporta más.

Y no está por demás ahora con la llegada electoral aconsejarle que baje la guardia de la vulgaridad y del odio y que deje de ser un fanfarrón de tiempo completo.

Triste espectáculo el que está dando Uribe en estos momentos que necesitamos la prudencia y la paz. Se cree el más grande y el más hermoso boxeador y una especie de Superman en la arena, absolutamente invencible.

Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: Me parece que se están perdiendo los valores, es muy grave la violencia perpetrada por los menores. Es muy triste lo que estamos construyendo, pues los niños son el futuro y nuestra esperanza de un mundo mejor. En manos de Dios, padres y maestros está el camino para enderezar este futuro, empezando por el respeto y la educación en principios y valores que nos enseñaron en la infancia. Nos daban clases de ética, valores, religión, urbanidad y civismo. Se nos enseñaba a respetar lo ajeno, respetar a los mayores. Hoy en día ni siquiera el maestro puede reprender a un alumno porque “le viola sus derechos”. Todas estas cosas nos han llegado a la situación actual.

Armando Cuello Gutiérrez: En medio del pesar de su familia falleció Armando Cuello, distinguido y prestante miembro de nuestra sociedad. De recta personalidad, era todo un caballero, lo recordaremos siempre amable y gentil. Su ausencia deja una inmensa huella entre los suyos, sus amigos, porque Armando fue un hombre verdaderamente bueno, siempre atento a servir a sus semejantes, y un miembro de familia excepcional.

Con María Elisa Lacouture contrajo matrimonio y formaron una pareja feliz, compartiendo con sus hijos el afecto y la comprensión con sus virtudes cristianas, dando ejemplo de nobleza, sinceridad a lo largo de su vida, como hijo, esposo y padre ejemplar. Acompañamos hoy y enviamos nuestras sentidas condolencias a sus hijos Jorge Eliécer Quintero y Margarita Cuello, José Jorge Dangond, Toty, Armando, Eduardo, Oscar Javier, a su hermano Esteban Cuello. Igualmente sobrinos, familiares y amigos.

Por Alberto Herazo Palmera

 

Opinión
19 julio, 2017

El pimpollo calumniador y grosero

Personalmente me uno a la petición de un grupo de “líderes de opinión”, periodistas, medios de comunicación, de rechazo a las calumnias del senador Uribe contra el periodista Daniel Samper. Ya basta señor Álvaro Uribe, ya le hemos soportado sus tantas malas crianzas. Usted es hoy (diga lo que diga) el pimpollo calumniador y grosero […]


Personalmente me uno a la petición de un grupo de “líderes de opinión”, periodistas, medios de comunicación, de rechazo a las calumnias del senador Uribe contra el periodista Daniel Samper.

Ya basta señor Álvaro Uribe, ya le hemos soportado sus tantas malas crianzas. Usted es hoy (diga lo que diga) el pimpollo calumniador y grosero por sus actos y por la forma atrevida, grosera y violenta de actuar, es el principal personero del estilo antiguo. Con tremendismo propio del principiante, reta a quien no lo estaba buscando a un terreno impropio para dirigentes de un país que se respeta. Calculando mal, infiere, supone, calumnia, afirma e inventa, probablemente convencido de que su autoridad puede lograr el milagro de superar evidentes contradicciones lógicas. Qué ironía. Olvida que quienquiera que hace una afirmación categórica precediendo de la salvedad de que no puede proporcionar la prueba, sólo está probando su menosprecio por la capacidad intelectual de quien lo escucha. Antes que mostrando la influencia de su autoridad moral e intelectual, está evidenciando que ella se basa en cosa distinta de las cualidades de perspicacia y de sagacidad de quien se ha conferido.

En resumidas cuentas, el confuso, que así quiere imponer a los demás su autoridad intelectual y moral, trabaja en contra de su autorización y se evidencia como hombre que no puede mandar porque menosprecia a quienes lo apreciaron. Doctor Uribe, basta ya, el país no lo soporta más.

Y no está por demás ahora con la llegada electoral aconsejarle que baje la guardia de la vulgaridad y del odio y que deje de ser un fanfarrón de tiempo completo.

Triste espectáculo el que está dando Uribe en estos momentos que necesitamos la prudencia y la paz. Se cree el más grande y el más hermoso boxeador y una especie de Superman en la arena, absolutamente invencible.

Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: Me parece que se están perdiendo los valores, es muy grave la violencia perpetrada por los menores. Es muy triste lo que estamos construyendo, pues los niños son el futuro y nuestra esperanza de un mundo mejor. En manos de Dios, padres y maestros está el camino para enderezar este futuro, empezando por el respeto y la educación en principios y valores que nos enseñaron en la infancia. Nos daban clases de ética, valores, religión, urbanidad y civismo. Se nos enseñaba a respetar lo ajeno, respetar a los mayores. Hoy en día ni siquiera el maestro puede reprender a un alumno porque “le viola sus derechos”. Todas estas cosas nos han llegado a la situación actual.

Armando Cuello Gutiérrez: En medio del pesar de su familia falleció Armando Cuello, distinguido y prestante miembro de nuestra sociedad. De recta personalidad, era todo un caballero, lo recordaremos siempre amable y gentil. Su ausencia deja una inmensa huella entre los suyos, sus amigos, porque Armando fue un hombre verdaderamente bueno, siempre atento a servir a sus semejantes, y un miembro de familia excepcional.

Con María Elisa Lacouture contrajo matrimonio y formaron una pareja feliz, compartiendo con sus hijos el afecto y la comprensión con sus virtudes cristianas, dando ejemplo de nobleza, sinceridad a lo largo de su vida, como hijo, esposo y padre ejemplar. Acompañamos hoy y enviamos nuestras sentidas condolencias a sus hijos Jorge Eliécer Quintero y Margarita Cuello, José Jorge Dangond, Toty, Armando, Eduardo, Oscar Javier, a su hermano Esteban Cuello. Igualmente sobrinos, familiares y amigos.

Por Alberto Herazo Palmera