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Historias - 25 septiembre, 2016

Las “pescas milagrosas” tenían al Cesar con el credo en la boca

Uno de los capítulos más extensos y dolorosos de la violencia que trasnochó a Colombia, golpeó duro a los cesarenses que durante años tuvieron que mantener los ojos...

El Cesar fue testigo durante décadas de cómo se usó la inteligencia humana para fines de guerra, violencia, dinero, o las tres cosas juntas, y eso fue ampliamente documentado en las páginas negras de la historia de Colombia, a través de la práctica del secuestro por parte de los grupos insurgentes y paramilitares que operan en este Departamento.

La guerrilla de las Farc, el Eln, las Autodefensas Unidas de Colombia, no dejaron rincón del Cesar sin atacar, así como tampoco sector alguno de la sociedad sin afectar con sus terribles prácticas en procura de las ideologías que en su momento los impulsó. De manera que con el fin de financiar sus actividades, las guerrillas empezaron a hacer secuestros por cortos tiempos, con fines lucrativos en las vías, de forma sorpresiva y reteniendo a varias personas, según ellos seleccionados sistemáticamente. Se les llamó “pescas milagrosas”.

El turismo no fue la actividad económica más rentable de la época, pero esos años si hubo incontables ganancias para los grupos guerrilleros que transitaban como les vino en gana por los caminos rurales y vías terciarias.

El asunto cobra vida hoy cuando se firmará el Acuerdo Final entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc, luego de cuatro años en La Habana, Cuba, negociando el fin del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. Justo cuando se empieza hablar de verdad, justicia y reparación, los jefes guerrilleros empiezan a salir a la escena pública a manifestar sus puntos de vista, y es así como Henry Castellanos Garzón, alias ‘Romaña’ jefe guerrillero, a quien han señalado de ser el principal responsable en las Farc de tales prácticas, ha opinado que no fue él quien inventó el secuestro en Colombia y asegura que le han querido estigmatizar con este asunto.

“Los primeros que secuestraron fueron el mismo ejército, policías, los MAS, los ‘Tisnados’, los paramilitares. El mismo camarada Jacobo cuando se determinó que había que empezar a hacer ‘retenciones económicas’, porque era la única forma de sostener el movimiento guerrillero dijo, esto nos va a traer consecuencias gravísimas con el tiempo y así fue. Pero ¿de qué forma se iba a sostener el movimiento guerrillero? El camarada Jacobo decía: la oligarquía colombiana tiene que financiar la revolución”, dijo Romaña a Pacifista.com.

Así habla hoy el líder guerrillero, pero qué piensan las víctimas de las “pescas milagrosas”, práctica que aterrorizaba en Colombia cuando ya se sabía por décadas de experiencia que era una de las peores formas de morir.

Un disfraz para evitar la “pesca”

Roberto Lacouture Méndez, representante del Cesar en la Federación Nacional de Cerealistas, recuerda las diferentes pescas milagrosas en las que cayó en las vías del Cesar. “Abandono total, todos estábamos abandonando el campo, en esa época la guerra era permanente, los muertos, los secuestros eran pan de cada día. Nosotros en el Cesar teníamos los mismos secuestros que Antioquia comparando los cinco millones de habitantes que tenían allá y los 900 mil que teníamos aquí. Nosotros teníamos mil secuestros al año”, afirmó el líder gremial sobre el periodo 1995 – 2000.

El agricultor recuerda las cuatro personas que vio morir frente a sus ojos en el corregimiento del Desastre, jurisdicción de Agustín Codazzi, mientras los guerrilleros de las Farc arengaban contra el Estado. “En esa pesca cayeron con nosotros tres miembros del DAS. A él no lo revisaron, no sabía que tenía una pistola, el guerrillero mira hacia un lado, el del DAS se da cuenta y dispara, ya todos estábamos en el suelo y comenzó un tiroteo. El guerrillero alzó el fusil y disparó, lo alcanzó con varios tiros; un muchacho y una señora trataron de zafarse pero mueren mientras huyen por un potrero. Creo que murieron cuatro personas porque el guerrillero quedó mal herido”.

Uno de los aspectos más particulares narrados por Lacouture Méndez, fue las estrategias que usó para pasar desapercibido por las carreteras debido a sus constantes viajes para visitar los cultivos de la familia. Luego de vivir tres días de secuestro, el 6 de octubre de 1989 en Becerril, tres días caminando por las veredas hasta llegar, aparentemente a Venezuela, empezó a tomar medidas.

“Yo me iba en los carros yuqueros del mercado, eran viejitos, me ponía una ropa regular, una cachucha rota, una mochila, me iban sin celulares de esos grandes. Una vez iba en un carro que había que empujarlo, me pararon los guerrilleros y yo con barba y pelo largo para pasar desapercibido. En muchas oportunidades me camuflaba con esa estrategia pero en esa oportunidad fue el Eln. Se llevaron a un muchacho amigo apellido Becerra y dos ingenieros del Cerrejón, pero luego los soltaron”, agregó.

La Boca del Zorro hoy

Hoy la ‘Boca del Zorro’ es una trocha como cualquier otra en el Cesar: destapada, solitaria, aire limpio y pese a la soledad en cualquier momento del día o la noche, ya nadie teme transitarla. Esa trocha está ubicada minutos después de pasar el corregimiento de Mariangola y la curva y elevación de la carretera en ese punto, proporcionaba un factor sorpresa a los viajeros.

El periodista vallenato Paul Bolaño Saurith registró para El Tiempo la “pesca milagrosa” ocurrida en enero de 2001 en la que 11 personas fueron plagiadas por el Eln, cinco de ellas eran policías de tránsito que realizaban controles preventivos en la carretera. “Eran secuestros que no duraban mucho tiempo, a esas personas posteriormente las liberaron”, explicó el comunicador.

El informe de Bolaño Saurith indicó: Los policías secuestrados fueron identificados como Elvis Martín Correa Gómez, intendente, de 33 años, natural de Barranquilla; Moisés Berdugo Martínez, dragoneante, 39 años, de Barranquilla; Alberto Charris Ruiz, agente, 35 años, de Repelón (Atlántico); Antonio Navarro Navarro, agente, 34 años, de Codazzi (Cesar) y Alfonso de Jesús Pimienta, patrullero, 23 años, de Valledupar.

El comandante de la Policía en el Cesar en ese momento, coronel Hugo Alfonso Cepeda, expresó que “con actos como éste no se busca la paz, sino que se engendra antipatía en el seno de las familias afectadas y en la comunidad en general”.

Se hablaba de la paz, una búsqueda de hace décadas en Colombia que podría tener un buen final, pero la población esta desinformada, dividida, y la política en parte es la responsable de esta polarización.

La trocha conocida como ‘La Boca del Zorro’ conduce a través de fincas de la zona rural de Valledupar por las antiguas vías que comunicaban a los municipios de esta zona del Cesar, antes de que se hicieran las carreteras que hoy comunican a Valledupar con Bosconia o Agustín Codazzi. Por allí condujeron a decenas de personas secuestradas, las guerrillas del Eln y las Farc.

“Se sentía temor para viajar pero teníamos que hacerlo para saber si las cosas que teníamos en la finca seguían ahí. El campo estaba abandonado y muchos querían dejar las actividades rurales”, dijo Roberto Lacouture Méndez, agricultor y representante de Fenalce

Por Andrés Llamas Nova / EL PILÓN

 

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25 septiembre, 2016

Las “pescas milagrosas” tenían al Cesar con el credo en la boca

Uno de los capítulos más extensos y dolorosos de la violencia que trasnochó a Colombia, golpeó duro a los cesarenses que durante años tuvieron que mantener los ojos...


El Cesar fue testigo durante décadas de cómo se usó la inteligencia humana para fines de guerra, violencia, dinero, o las tres cosas juntas, y eso fue ampliamente documentado en las páginas negras de la historia de Colombia, a través de la práctica del secuestro por parte de los grupos insurgentes y paramilitares que operan en este Departamento.

La guerrilla de las Farc, el Eln, las Autodefensas Unidas de Colombia, no dejaron rincón del Cesar sin atacar, así como tampoco sector alguno de la sociedad sin afectar con sus terribles prácticas en procura de las ideologías que en su momento los impulsó. De manera que con el fin de financiar sus actividades, las guerrillas empezaron a hacer secuestros por cortos tiempos, con fines lucrativos en las vías, de forma sorpresiva y reteniendo a varias personas, según ellos seleccionados sistemáticamente. Se les llamó “pescas milagrosas”.

El turismo no fue la actividad económica más rentable de la época, pero esos años si hubo incontables ganancias para los grupos guerrilleros que transitaban como les vino en gana por los caminos rurales y vías terciarias.

El asunto cobra vida hoy cuando se firmará el Acuerdo Final entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc, luego de cuatro años en La Habana, Cuba, negociando el fin del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. Justo cuando se empieza hablar de verdad, justicia y reparación, los jefes guerrilleros empiezan a salir a la escena pública a manifestar sus puntos de vista, y es así como Henry Castellanos Garzón, alias ‘Romaña’ jefe guerrillero, a quien han señalado de ser el principal responsable en las Farc de tales prácticas, ha opinado que no fue él quien inventó el secuestro en Colombia y asegura que le han querido estigmatizar con este asunto.

“Los primeros que secuestraron fueron el mismo ejército, policías, los MAS, los ‘Tisnados’, los paramilitares. El mismo camarada Jacobo cuando se determinó que había que empezar a hacer ‘retenciones económicas’, porque era la única forma de sostener el movimiento guerrillero dijo, esto nos va a traer consecuencias gravísimas con el tiempo y así fue. Pero ¿de qué forma se iba a sostener el movimiento guerrillero? El camarada Jacobo decía: la oligarquía colombiana tiene que financiar la revolución”, dijo Romaña a Pacifista.com.

Así habla hoy el líder guerrillero, pero qué piensan las víctimas de las “pescas milagrosas”, práctica que aterrorizaba en Colombia cuando ya se sabía por décadas de experiencia que era una de las peores formas de morir.

Un disfraz para evitar la “pesca”

Roberto Lacouture Méndez, representante del Cesar en la Federación Nacional de Cerealistas, recuerda las diferentes pescas milagrosas en las que cayó en las vías del Cesar. “Abandono total, todos estábamos abandonando el campo, en esa época la guerra era permanente, los muertos, los secuestros eran pan de cada día. Nosotros en el Cesar teníamos los mismos secuestros que Antioquia comparando los cinco millones de habitantes que tenían allá y los 900 mil que teníamos aquí. Nosotros teníamos mil secuestros al año”, afirmó el líder gremial sobre el periodo 1995 – 2000.

El agricultor recuerda las cuatro personas que vio morir frente a sus ojos en el corregimiento del Desastre, jurisdicción de Agustín Codazzi, mientras los guerrilleros de las Farc arengaban contra el Estado. “En esa pesca cayeron con nosotros tres miembros del DAS. A él no lo revisaron, no sabía que tenía una pistola, el guerrillero mira hacia un lado, el del DAS se da cuenta y dispara, ya todos estábamos en el suelo y comenzó un tiroteo. El guerrillero alzó el fusil y disparó, lo alcanzó con varios tiros; un muchacho y una señora trataron de zafarse pero mueren mientras huyen por un potrero. Creo que murieron cuatro personas porque el guerrillero quedó mal herido”.

Uno de los aspectos más particulares narrados por Lacouture Méndez, fue las estrategias que usó para pasar desapercibido por las carreteras debido a sus constantes viajes para visitar los cultivos de la familia. Luego de vivir tres días de secuestro, el 6 de octubre de 1989 en Becerril, tres días caminando por las veredas hasta llegar, aparentemente a Venezuela, empezó a tomar medidas.

“Yo me iba en los carros yuqueros del mercado, eran viejitos, me ponía una ropa regular, una cachucha rota, una mochila, me iban sin celulares de esos grandes. Una vez iba en un carro que había que empujarlo, me pararon los guerrilleros y yo con barba y pelo largo para pasar desapercibido. En muchas oportunidades me camuflaba con esa estrategia pero en esa oportunidad fue el Eln. Se llevaron a un muchacho amigo apellido Becerra y dos ingenieros del Cerrejón, pero luego los soltaron”, agregó.

La Boca del Zorro hoy

Hoy la ‘Boca del Zorro’ es una trocha como cualquier otra en el Cesar: destapada, solitaria, aire limpio y pese a la soledad en cualquier momento del día o la noche, ya nadie teme transitarla. Esa trocha está ubicada minutos después de pasar el corregimiento de Mariangola y la curva y elevación de la carretera en ese punto, proporcionaba un factor sorpresa a los viajeros.

El periodista vallenato Paul Bolaño Saurith registró para El Tiempo la “pesca milagrosa” ocurrida en enero de 2001 en la que 11 personas fueron plagiadas por el Eln, cinco de ellas eran policías de tránsito que realizaban controles preventivos en la carretera. “Eran secuestros que no duraban mucho tiempo, a esas personas posteriormente las liberaron”, explicó el comunicador.

El informe de Bolaño Saurith indicó: Los policías secuestrados fueron identificados como Elvis Martín Correa Gómez, intendente, de 33 años, natural de Barranquilla; Moisés Berdugo Martínez, dragoneante, 39 años, de Barranquilla; Alberto Charris Ruiz, agente, 35 años, de Repelón (Atlántico); Antonio Navarro Navarro, agente, 34 años, de Codazzi (Cesar) y Alfonso de Jesús Pimienta, patrullero, 23 años, de Valledupar.

El comandante de la Policía en el Cesar en ese momento, coronel Hugo Alfonso Cepeda, expresó que “con actos como éste no se busca la paz, sino que se engendra antipatía en el seno de las familias afectadas y en la comunidad en general”.

Se hablaba de la paz, una búsqueda de hace décadas en Colombia que podría tener un buen final, pero la población esta desinformada, dividida, y la política en parte es la responsable de esta polarización.

La trocha conocida como ‘La Boca del Zorro’ conduce a través de fincas de la zona rural de Valledupar por las antiguas vías que comunicaban a los municipios de esta zona del Cesar, antes de que se hicieran las carreteras que hoy comunican a Valledupar con Bosconia o Agustín Codazzi. Por allí condujeron a decenas de personas secuestradas, las guerrillas del Eln y las Farc.

“Se sentía temor para viajar pero teníamos que hacerlo para saber si las cosas que teníamos en la finca seguían ahí. El campo estaba abandonado y muchos querían dejar las actividades rurales”, dijo Roberto Lacouture Méndez, agricultor y representante de Fenalce

Por Andrés Llamas Nova / EL PILÓN