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Informes Especiales - 3 septiembre, 2016

La Paz, entre el dolor y la esperanza

Autoridades civiles, población, gremio de comerciantes, trabajadores informales y víctimas del conflicto armado en el municipio de La Paz, Cesar, tienen sus expectativas sobre el futuro de los acuerdos firmados en La Habana.

Joaquín Ramírez/EL PILÓN
En La Paz reina la incertidumbre en medios del dolor y la esperanza.
Joaquín Ramírez/EL PILÓN En La Paz reina la incertidumbre en medios del dolor y la esperanza.

“Ese rescate le cuesta 30 millones de pesos, búsquelos y le muevo a todo un batallón”, le dijo un mayor del Ejército al ganadero Elber Araújo cuando este puso en conocimiento de las autoridades, el secuestro y posterior asesinato del segundo de sus trece hijos a manos de la guerrilla.

Elber tiene los recuerdos intactos. El 29 de febrero del 2000 un grupo armado llegó a la finca Estados Unidos, (Becerril) retuvo a José Javier Araújo Ramírez y se llevó 500 cabezas de ganado. Diez días después el joven de 27 años, en aquel entonces, fue encontrado con tres impactos de bala, uno en la cabeza y dos en la espalda en el lugar conocido como la Región de Pitalito.

“¡Maldito corrupto!”, fue la reacción airada del reconocido ganadero del municipio de La Paz a la respuesta del militar. Don Elber Araújo se exalta mientras cuenta su desdicha; sus lágrimas se asoman cada vez que recuerda las palabras curtidas de omisión de un oficial del Batallón La Popa de Valledupar, como él mismo asegura.

“La guerrilla mató a mi hijo por una desinformación, lo tildaron de paramilitar, él estaba en una de las cuatro fincas de nuestra propiedad y se lo llevaron, a él lo cuidaban unos guerrilleros que en la vida civil habían estudiado con él, le decían que se volara, pero qué va. Él quería que investigaran bien porque era consciente de que jamás tuvo que ver con los paramilitares. Nos exigían 100 millones de pesos para su liberación, nos decían que habíamos vendido la finca y de ahí debíamos coger para pagar el rescate, sin embargo, lo mataron a fin de cuentas”, recordó el anciano.

Dieciséis años después del homicidio que conmovió al municipio de La Paz, el dolor aún perdura en el rostro de don Elber Araújo. Su sed de venganza cicatrizó, mira la fotografía de su hijo como queriendo encontrar una explicación a su desgracia, pero el destino le enseñó a convivir con el infortunio, pese que otro de sus hijos permanece refugiado en Panamá, huyendo de las balas asesinas.

Su rostro perturbado por las lágrimas que derramó y por el pasar de los años tiene al ganadero inmerso en una incertidumbre sobre el proceso de paz entre las Farc y el gobierno nacional.

“Eso será un fracaso, están prometiendo un salario para los 14 mil o más guerrilleros que se desmovilicen, qué ocurriría cuando no haya plata para ellos. Yo no creo mucho en ese proceso de paz”, advirtió.

Ilusión de Nubia

“Creo que el próximo presidente va a ser guerrillero”, aseguró Nubia Pérez, una almojabanera que lleva 36 años en esta labor, habla sin tapujos y cree que el proceso de paz va por buen camino.

“Que hayan escogido a Los Encantos como zona de concentración de las Farc me parece un paso importante, son seres humanos que merecen una oportunidad, pero el gobierno debe ponerle más atención a las víctimas”, dijo la mujer de 49 años, que también vivió en carne propia el flagelo del desplazamiento forzado.

Reconoció que “mucha gente cree que la alcaldesa fue quien escogió a Los Encantos como zona de concentración de los guerrilleros… No, ella no tuvo nada que ver, ella no vendió el municipio como algunos aseguran”.

“A nosotros la guerrilla nos sacó de la finca Tierra Grata subiendo a Manaure. Eran las 10:30 de la noche cuando llegaron cuatro tipos, otros se quedaron apartados, echaron para un lado a los tres ordeñadores, mientras que a mí y mis dos hermanas nos apartaron para otro lado. Nos dijeron que teníamos 12 horas para abandonar la hacienda, eso hace como 16 ó 17 años”, recordó la mujer.

En medio del ajetreo comercial en una avenida congestionada del municipio de La Paz, Nubia Pérez tiene la mente intacta para recordar otro hecho violento, perpetrado por la guerrilla.

“Hace como 15 años mataron al alcalde Hernán Morón, unos tipos de civil ingresaron a su despacho y lo asesinaron, ese mismo día también lo hicieron con un señor de apellido Baena. Yo estaba viendo un partido de fútbol en La Bombonera cuando escuchamos los disparos”, remembró.

Sin embargo, es optimista en que pronto las negociaciones de paz llegarán a feliz término porque cree en el proceso y “que lo que se está haciendo va por buen camino”.

La misma ilusión la comparte Balmiro Armenta, un mototaxista que asegura que “está en juego el futuro de nuestros hijos, sería bueno que se acabe el conflicto con las Farc, para que haya mayores fuentes de empleo en el campo, pero hay que reconocer la falta de pedagogía, mucha gente no sabe en qué consiste el plebiscito, deben repartir folletos para orientar a los que no saben, yo particularmente quiero la paz y todo esto que está ocurriendo debe ser respaldado por todos los pacíficos”.

Sin embargo, otros como César Torregroza Feria, quien durante 47 años ha vendido gaseosas en plena vía principal de La Paz, reconoce que desconoce el proceso que adelanta el gobierno y las Farc.

“Yo no entiendo nada de eso, no sabía que en Los Encantos iban a llenarlo de guerrilleros, pero si es para bien de la paz, bienvenido sea, no entiendo de esas cosas del plebiscito, y como yo hay mucha gente acá en La Paz. A mí me da igual lo que ocurra allá en esa zona veredal”, puntualizó.

Las autoridades

El secretario de gobierno del municipio de La Paz, Alcides Daza Quintero, reconoció que el tema de seguridad para los habitantes de Los Encantos es una situación que los mismos miembros de las Juntas de Acción Comunal han expuesto ante las autoridades civiles.

“Ellos temen que los habitantes sean declarados objetivo militar después que termine este proceso, ellos tienen miedo y hay que entenderlos. Nosotros nos hemos reunido con ellos y lo que percibimos es que hay mucha desinformación sobre el plebiscito y los acuerdos de paz, por eso hay que hacer mucha pedagogía y capacitar a todos los servidores. Lo que veo es que hay mucha gente indecisa sobre el sí o el no”, advirtió el funcionario.

“Ellos nos solicitan mayor inversión en vías rurales, escuelas, energía, reforzar los programas agrícolas y de vivienda porque esta es una zona muy deteriorada”, aseguró Daza Quintero.

Incluso, la población indígena también ha expresado su preocupación sobre los efectos que pueda dejar el proceso de concentración de las Farc en el corregimiento Los Encantos.

“Es un tema que se está manejando con mucho cuidado, ellos temen que las tierras que habitan los Yukpas sean declarados territorios de reserva campesina y sean despojados de sus propiedades, acá lo que hay es mucha desinformación y eso hay que manejarlo con mucho cuidado”, advirtió.

Sin embargo, fue claro en asegurar que “nosotros recibimos directrices del gobierno nacional para promover una pedagogía que explique la naturaleza del plebiscito y de los acuerdos de paz.

Por último, el personero municipal Samuel Francisco Figueroa Gutiérrez dijo que “veo positivamente todo este proceso de paz, hoy podemos ser escuchados en los estamentos nacionales y una oportunidad para exponer las problemáticas de la región, la energía eléctrica debe ser importante por el tema del monitoreo dentro del proceso, hemos notado cierta incertidumbre en algún sector de la gente sobre lo que pasará después de los seis meses de concentración, temes que se les estigmatice como guerrilleros, lo cierto es que falta pedagogía sobre las decisiones que se tomaron en La Habana”.

Los Encantos históricamente ha sido un territorio con presencia de guerrilleros de las Farc. Se trata de un corregimiento a 1.140 metros sobre el nivel del mar, al cual se llega por tierra desde Valledupar, en un viaje de hora y media. Aunque está en jurisdicción del municipio de La Paz, hay que pasar primero por el casco urbano de San Diego y el corregimiento de Media Luna, para luego realizar un recorrido de 50 minutos en un vehículo 4×4, a través de un inhóspito camino empedrado y con abismos, por el que a diario transitan los productores del campo para bajar sus productos a la ciudad.

Es un pueblo pequeño, con alrededor de 30 viviendas rodeadas por las empinadas montañas de la Serranía del Perijá, pero con las nueve veredas que lo conforman: El Coso, El Silencio, Bella Luz, Las Nubes, Caño Padilla, Caño La Unión, El Castillo, Los Deseos y El Placer, donde la población supera las 700 personas.

La escogencia de la vereda Los Encantos ha esperanzado a sus habitantes en cuanto a la inversión que suponen tendrá la zona, por ser un escenario clave para el proceso de paz. Allí esperan que mejore la calidad de la educación.

Las autoridades civiles coinciden en afirmar que falta mayor pedagogía para entender los acuerdos de paz entre el gobierno y la Guerrilla de las Farc, firmados en La Habana, Cuba.

Por Nibaldo Bustamante

 

Informes Especiales
3 septiembre, 2016

La Paz, entre el dolor y la esperanza

Autoridades civiles, población, gremio de comerciantes, trabajadores informales y víctimas del conflicto armado en el municipio de La Paz, Cesar, tienen sus expectativas sobre el futuro de los acuerdos firmados en La Habana.


Joaquín Ramírez/EL PILÓN
En La Paz reina la incertidumbre en medios del dolor y la esperanza.
Joaquín Ramírez/EL PILÓN En La Paz reina la incertidumbre en medios del dolor y la esperanza.

“Ese rescate le cuesta 30 millones de pesos, búsquelos y le muevo a todo un batallón”, le dijo un mayor del Ejército al ganadero Elber Araújo cuando este puso en conocimiento de las autoridades, el secuestro y posterior asesinato del segundo de sus trece hijos a manos de la guerrilla.

Elber tiene los recuerdos intactos. El 29 de febrero del 2000 un grupo armado llegó a la finca Estados Unidos, (Becerril) retuvo a José Javier Araújo Ramírez y se llevó 500 cabezas de ganado. Diez días después el joven de 27 años, en aquel entonces, fue encontrado con tres impactos de bala, uno en la cabeza y dos en la espalda en el lugar conocido como la Región de Pitalito.

“¡Maldito corrupto!”, fue la reacción airada del reconocido ganadero del municipio de La Paz a la respuesta del militar. Don Elber Araújo se exalta mientras cuenta su desdicha; sus lágrimas se asoman cada vez que recuerda las palabras curtidas de omisión de un oficial del Batallón La Popa de Valledupar, como él mismo asegura.

“La guerrilla mató a mi hijo por una desinformación, lo tildaron de paramilitar, él estaba en una de las cuatro fincas de nuestra propiedad y se lo llevaron, a él lo cuidaban unos guerrilleros que en la vida civil habían estudiado con él, le decían que se volara, pero qué va. Él quería que investigaran bien porque era consciente de que jamás tuvo que ver con los paramilitares. Nos exigían 100 millones de pesos para su liberación, nos decían que habíamos vendido la finca y de ahí debíamos coger para pagar el rescate, sin embargo, lo mataron a fin de cuentas”, recordó el anciano.

Dieciséis años después del homicidio que conmovió al municipio de La Paz, el dolor aún perdura en el rostro de don Elber Araújo. Su sed de venganza cicatrizó, mira la fotografía de su hijo como queriendo encontrar una explicación a su desgracia, pero el destino le enseñó a convivir con el infortunio, pese que otro de sus hijos permanece refugiado en Panamá, huyendo de las balas asesinas.

Su rostro perturbado por las lágrimas que derramó y por el pasar de los años tiene al ganadero inmerso en una incertidumbre sobre el proceso de paz entre las Farc y el gobierno nacional.

“Eso será un fracaso, están prometiendo un salario para los 14 mil o más guerrilleros que se desmovilicen, qué ocurriría cuando no haya plata para ellos. Yo no creo mucho en ese proceso de paz”, advirtió.

Ilusión de Nubia

“Creo que el próximo presidente va a ser guerrillero”, aseguró Nubia Pérez, una almojabanera que lleva 36 años en esta labor, habla sin tapujos y cree que el proceso de paz va por buen camino.

“Que hayan escogido a Los Encantos como zona de concentración de las Farc me parece un paso importante, son seres humanos que merecen una oportunidad, pero el gobierno debe ponerle más atención a las víctimas”, dijo la mujer de 49 años, que también vivió en carne propia el flagelo del desplazamiento forzado.

Reconoció que “mucha gente cree que la alcaldesa fue quien escogió a Los Encantos como zona de concentración de los guerrilleros… No, ella no tuvo nada que ver, ella no vendió el municipio como algunos aseguran”.

“A nosotros la guerrilla nos sacó de la finca Tierra Grata subiendo a Manaure. Eran las 10:30 de la noche cuando llegaron cuatro tipos, otros se quedaron apartados, echaron para un lado a los tres ordeñadores, mientras que a mí y mis dos hermanas nos apartaron para otro lado. Nos dijeron que teníamos 12 horas para abandonar la hacienda, eso hace como 16 ó 17 años”, recordó la mujer.

En medio del ajetreo comercial en una avenida congestionada del municipio de La Paz, Nubia Pérez tiene la mente intacta para recordar otro hecho violento, perpetrado por la guerrilla.

“Hace como 15 años mataron al alcalde Hernán Morón, unos tipos de civil ingresaron a su despacho y lo asesinaron, ese mismo día también lo hicieron con un señor de apellido Baena. Yo estaba viendo un partido de fútbol en La Bombonera cuando escuchamos los disparos”, remembró.

Sin embargo, es optimista en que pronto las negociaciones de paz llegarán a feliz término porque cree en el proceso y “que lo que se está haciendo va por buen camino”.

La misma ilusión la comparte Balmiro Armenta, un mototaxista que asegura que “está en juego el futuro de nuestros hijos, sería bueno que se acabe el conflicto con las Farc, para que haya mayores fuentes de empleo en el campo, pero hay que reconocer la falta de pedagogía, mucha gente no sabe en qué consiste el plebiscito, deben repartir folletos para orientar a los que no saben, yo particularmente quiero la paz y todo esto que está ocurriendo debe ser respaldado por todos los pacíficos”.

Sin embargo, otros como César Torregroza Feria, quien durante 47 años ha vendido gaseosas en plena vía principal de La Paz, reconoce que desconoce el proceso que adelanta el gobierno y las Farc.

“Yo no entiendo nada de eso, no sabía que en Los Encantos iban a llenarlo de guerrilleros, pero si es para bien de la paz, bienvenido sea, no entiendo de esas cosas del plebiscito, y como yo hay mucha gente acá en La Paz. A mí me da igual lo que ocurra allá en esa zona veredal”, puntualizó.

Las autoridades

El secretario de gobierno del municipio de La Paz, Alcides Daza Quintero, reconoció que el tema de seguridad para los habitantes de Los Encantos es una situación que los mismos miembros de las Juntas de Acción Comunal han expuesto ante las autoridades civiles.

“Ellos temen que los habitantes sean declarados objetivo militar después que termine este proceso, ellos tienen miedo y hay que entenderlos. Nosotros nos hemos reunido con ellos y lo que percibimos es que hay mucha desinformación sobre el plebiscito y los acuerdos de paz, por eso hay que hacer mucha pedagogía y capacitar a todos los servidores. Lo que veo es que hay mucha gente indecisa sobre el sí o el no”, advirtió el funcionario.

“Ellos nos solicitan mayor inversión en vías rurales, escuelas, energía, reforzar los programas agrícolas y de vivienda porque esta es una zona muy deteriorada”, aseguró Daza Quintero.

Incluso, la población indígena también ha expresado su preocupación sobre los efectos que pueda dejar el proceso de concentración de las Farc en el corregimiento Los Encantos.

“Es un tema que se está manejando con mucho cuidado, ellos temen que las tierras que habitan los Yukpas sean declarados territorios de reserva campesina y sean despojados de sus propiedades, acá lo que hay es mucha desinformación y eso hay que manejarlo con mucho cuidado”, advirtió.

Sin embargo, fue claro en asegurar que “nosotros recibimos directrices del gobierno nacional para promover una pedagogía que explique la naturaleza del plebiscito y de los acuerdos de paz.

Por último, el personero municipal Samuel Francisco Figueroa Gutiérrez dijo que “veo positivamente todo este proceso de paz, hoy podemos ser escuchados en los estamentos nacionales y una oportunidad para exponer las problemáticas de la región, la energía eléctrica debe ser importante por el tema del monitoreo dentro del proceso, hemos notado cierta incertidumbre en algún sector de la gente sobre lo que pasará después de los seis meses de concentración, temes que se les estigmatice como guerrilleros, lo cierto es que falta pedagogía sobre las decisiones que se tomaron en La Habana”.

Los Encantos históricamente ha sido un territorio con presencia de guerrilleros de las Farc. Se trata de un corregimiento a 1.140 metros sobre el nivel del mar, al cual se llega por tierra desde Valledupar, en un viaje de hora y media. Aunque está en jurisdicción del municipio de La Paz, hay que pasar primero por el casco urbano de San Diego y el corregimiento de Media Luna, para luego realizar un recorrido de 50 minutos en un vehículo 4×4, a través de un inhóspito camino empedrado y con abismos, por el que a diario transitan los productores del campo para bajar sus productos a la ciudad.

Es un pueblo pequeño, con alrededor de 30 viviendas rodeadas por las empinadas montañas de la Serranía del Perijá, pero con las nueve veredas que lo conforman: El Coso, El Silencio, Bella Luz, Las Nubes, Caño Padilla, Caño La Unión, El Castillo, Los Deseos y El Placer, donde la población supera las 700 personas.

La escogencia de la vereda Los Encantos ha esperanzado a sus habitantes en cuanto a la inversión que suponen tendrá la zona, por ser un escenario clave para el proceso de paz. Allí esperan que mejore la calidad de la educación.

Las autoridades civiles coinciden en afirmar que falta mayor pedagogía para entender los acuerdos de paz entre el gobierno y la Guerrilla de las Farc, firmados en La Habana, Cuba.

Por Nibaldo Bustamante