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Informes Especiales - 19 octubre, 2014

Discapacitados de Valledupar: vulnerados y abandonados

Cansados de la falta de oportunidades y gestiones gubernamentales para mejorar sus condiciones de vida, personas en condición de discapacidad en la capital del Cesar claman ayuda.

Cuatro personas en condición de discapacidad crearon la Fundación Gestión y Paz en Valledupar, para velar por los derechos de esta población.
Cuatro personas en condición de discapacidad crearon la Fundación Gestión y Paz en Valledupar, para velar por los derechos de esta población.

Las escasas posibilidades laborales, los pocos espacios públicos, las insuficientes infraestructuras adecuadas para su población y la falta de políticas públicas, hacen parte de los innumerables obstáculos que deben afrontar día a día las personas en condición de discapacidad en Valledupar.
Esther Aponte Tapiero, hace parte de población discapacitada en el capital del departamento del Cesar. Ella está en silla de ruedas, nació con discapacidad física y Dios, como lo comenta ella, le ha regalado una pierna que le ayuda a realizar todo lo necesario.
Es una mujer que por falta de inclusión laboral le ha tocado vender chances y minutos en el centro de la ciudad, a donde dejó de ir por problemáticas de transporte masivo público y la negación de taxistas para trasladarla hasta la Ciudadela 450 Años, lugar de residencia.
Y es que la falta de accesibilidad no sólo la afronta en el transporte, vías y viviendas, sino también en empresas tanto públicas como privadas.
“Si voy a la alcaldía a hablar con el alcalde no puedo, porque no hay como subir hasta el tercer piso donde él se encuentra”, mencionó la mujer.
El drama de una madre
Hace 15 años Julia Sofía Serpa Angarita dio a luz a una niña que nació con discapacidad a causa de una parálisis cerebral acompañada de microcefalia, sus piernas eran cruzadas hasta hace algunos días que fue operada y sus brazos que permanecen doblados están a la espera de otra cirugía.
La menor debe permanecer acostada en una cama por su misma situación, sumada a la inflamación que adquirió luego de la intervención quirúrgica que la mantiene con dolor y sin medicamentos para calmarlo.
A esa escenario también se suma la falta de apoyo de la entidad de salud a la que está afiliada, en este caso a la Asociación Mutual Barrios Unidos de Quibdó (AMBUQ), en donde según ella ha tenido que asistir en diversas ocasiones para que les permitan la adquisición de pañales para su niña, quien hoy debe ser cubierta con improvisados pañales de tela a falta de dinero.
Sofía, junto con su esposo (un albañil quien no encuentra trabajo) vive en el barrio Francisco Javier, al extremo occidental de Valledupar, en donde ningún vehículo de transporte público quiere entrar. Ella debe pagar alrededor de 3 mil pesos por pasaje para trasladar a su niña a una cita o cualquier diligencia, a veces éstas son en doble jornada.
Es decir, Sofía tiene que cancelar alrededor de 12 mil pesos diarios, lo que equivale a 360 mil pesos mensuales, para mantener a su niña bien y al día con las citas médicas, dinero insuficiente teniendo en cuenta que ella no trabaja y su esposo solo lleva a la casa lo que logra conseguir como albañil.
A esto se le agregan los medicamentos que deben conseguir de forma urgente, la alimentación de la joven y los pañales que aún no han sido entregados pos su EPS que cuestan 2.000 pesos cada unidad, donde diariamente gasta alrededor de 4, es decir al día Sofía debe pagar en la tienda del barrio 8.000 pesos, lo que suma al mes 240 mil.
“Desde el 22 de septiembre me dieron la cita para los pañales y desde entonces estoy detrás de la EPS, porque me dijeron que el 2 de octubre me entregaban los pañales y mire donde vamos”, manifestó preocupada la madre, quien afirma que está gastando pasajes para reclamar los pañales y no los entregan a pesar de que puso una tutela en contra de Barrios Unidos.
“Hoy es un día que no tenemos para comprar un pañal, porque así como él sale entra, sin nada”, dijo la mujer natural de Barranca de Loba, Bolívar, quien hace seis años vive en Valledupar en una casa de dos piezas, una sala y una cocina improvisada.
Es así como esta madre ha luchado para que su hija tenga lo necesario, pero no es suficiente, ella pide, así como toda la población, tolerancia y ayuda por parte de las entidades del Estado.
A reclamar sus derechos
La crítica situación por la que atraviesa la población discapacitada en la capital del departamento del Cesar ha generado depresión, tristeza e impotencia en algunos miembros de esta comunidad que se sienten discriminados y excluidos de la sociedad, lo que conllevó a un grupo de ciudadanos a crear una fundación con el objeto de hacer valer los derechos de estas personas.
Fundación Gestión y Paz, que tiene como lema ‘Piensa en mí y cuídate tú’, es liderada por Elkin Suárez Leyva, un hombre que también sufre de discapacidad física a raíz de una extraña enfermedad que se adueñó de su cuerpo y que lo dejó sin algunos movimientos musculares.
Suárez Leyva cree que la problemática que está viviendo la población discapacitada podría ser superada con un grupo de personas que trabajen constantemente por los derechos de cada uno de los seres humanos que por X o Y motivos han tenido que sufrir la discriminación y la desidia de entidades gubernamentales, porque, al parecer, de las varias fundaciones dirigidas a la población en esta ciudad, pocas son las que rescatan las normas que los cobija.
“Una sola golondrina no hace verano. En Valledupar sólo están caracterizadas 5 mil de las 16 mil personas en condición de discapacidad, es decir hacen falta 11 mil, hecho que nos preocupa”, resaltó el también presidente de la fundación.
Walberto Jiménez, integrante de la fundación Gestión y Paz especificó que el principal motivo de la organización es la lucha contra la desidia de los gobiernos estatales.
“Poco es lo que la población con discapacidad participa en eventos que tienen en su plan de acción. Nos urge la educación, la inserción laboral y social, ésta última es la más dura, la población vallenata no nos tiene mucha tolerancia por ser personas con discapacidad” especificó Jiménez, quien permanece en silla de ruedas a causa de un trauma medular.
Por su parte, la tercera miembro de esta entidad sin ánimo de lucro es Rosario Villero Pacheco, quien por un accidente de tránsito, hace 20 años, una de sus piernas le imposibilita caminar con facilidad.
“Nuestra principal acción es que las entidades conozcan la ley 1618. Esta es una tarea que también vamos a emprender con la población discapacitada porque no todos conocen las leyes y no saben a qué tienen derecho y deberes”, aclaró Villero Pacheco.
Yaleidis Cuadro es la cuarta y última persona que conforma el grupo de los líderes de la fundación Gestión y Paz. Ella hace parte de este conglomerado de luchadores de derecho no porque tenga discapacidad, sino por el amor a su hijo.
“Me uní por una causa bastante vulnerable, por el olvido de las enfermedades musculares y por mi hijo de 11 años, quien padece de una distrofia. Me uní por que hoy hago parte de un grupo de mujeres con hijos que tienen la misma situación que el mío, que no tienen cómo ayudarse para evitar sufrimiento en sus hijos, quienes mueren apenas llegan a los 15 años, según lo diagnostican los médicos en esta enfermedad progresiva que causa degeneramiento en músculos, generando pérdida de movilidad”, expresó la madre desesperada.
En el lanzamiento de inauguración de la Fundación Gestión y Paz, llevada a cabo el viernes pasado en el auditorio de la Secretaría de Salud Municipal, el jefe de la cartera, Holmer Jiménez Ditta aseguró “yo soy partidario de que hay que tratar de velar por el tema de la ley de inclusión, que no es solamente hablar y tocar el tema, si no apoyarlos y tomar decisiones, la sectorial lo ha hecho”.
Yuleidis Cuadro dejó a un lado todo lo que la rodeaba, amigos, estudios, trabajos, eventos sociales para dedicarse a su hijo, que la llenó de fuerza para luchar por una esperanza al verlo que no se puede bañar solo o coger un vaso.
Un llamado
“Le hago un llamado a las empresas tanto públicas como privadas para que miren la capacidad que tienen las personas en esta condición, que son personas que por naturaleza somos responsables, cumplimos con nuestros horarios y cuando hagan esta clase de inclusión que nos traten igual a las otras personas. Y les pedimos a la población vallenata para que tengan mucha tolerancia con nosotros” solicitó Rosario Villero Pacheco.
Por su parte, Esther Aponte Tapiero dijo: “Le pido al Gobernador que me ayude a buscar una silla de rueda de motor para que mi pierna descanse, después me va a fallar y no podré utilizarla para otras cosas, porque a la vez es mi pierna y mi mano”.

 

 

Por Merlin Duarte García/El Pilón
[email protected]

Informes Especiales
19 octubre, 2014

Discapacitados de Valledupar: vulnerados y abandonados

Cansados de la falta de oportunidades y gestiones gubernamentales para mejorar sus condiciones de vida, personas en condición de discapacidad en la capital del Cesar claman ayuda.


Cuatro personas en condición de discapacidad crearon la Fundación Gestión y Paz en Valledupar, para velar por los derechos de esta población.
Cuatro personas en condición de discapacidad crearon la Fundación Gestión y Paz en Valledupar, para velar por los derechos de esta población.

Las escasas posibilidades laborales, los pocos espacios públicos, las insuficientes infraestructuras adecuadas para su población y la falta de políticas públicas, hacen parte de los innumerables obstáculos que deben afrontar día a día las personas en condición de discapacidad en Valledupar.
Esther Aponte Tapiero, hace parte de población discapacitada en el capital del departamento del Cesar. Ella está en silla de ruedas, nació con discapacidad física y Dios, como lo comenta ella, le ha regalado una pierna que le ayuda a realizar todo lo necesario.
Es una mujer que por falta de inclusión laboral le ha tocado vender chances y minutos en el centro de la ciudad, a donde dejó de ir por problemáticas de transporte masivo público y la negación de taxistas para trasladarla hasta la Ciudadela 450 Años, lugar de residencia.
Y es que la falta de accesibilidad no sólo la afronta en el transporte, vías y viviendas, sino también en empresas tanto públicas como privadas.
“Si voy a la alcaldía a hablar con el alcalde no puedo, porque no hay como subir hasta el tercer piso donde él se encuentra”, mencionó la mujer.
El drama de una madre
Hace 15 años Julia Sofía Serpa Angarita dio a luz a una niña que nació con discapacidad a causa de una parálisis cerebral acompañada de microcefalia, sus piernas eran cruzadas hasta hace algunos días que fue operada y sus brazos que permanecen doblados están a la espera de otra cirugía.
La menor debe permanecer acostada en una cama por su misma situación, sumada a la inflamación que adquirió luego de la intervención quirúrgica que la mantiene con dolor y sin medicamentos para calmarlo.
A esa escenario también se suma la falta de apoyo de la entidad de salud a la que está afiliada, en este caso a la Asociación Mutual Barrios Unidos de Quibdó (AMBUQ), en donde según ella ha tenido que asistir en diversas ocasiones para que les permitan la adquisición de pañales para su niña, quien hoy debe ser cubierta con improvisados pañales de tela a falta de dinero.
Sofía, junto con su esposo (un albañil quien no encuentra trabajo) vive en el barrio Francisco Javier, al extremo occidental de Valledupar, en donde ningún vehículo de transporte público quiere entrar. Ella debe pagar alrededor de 3 mil pesos por pasaje para trasladar a su niña a una cita o cualquier diligencia, a veces éstas son en doble jornada.
Es decir, Sofía tiene que cancelar alrededor de 12 mil pesos diarios, lo que equivale a 360 mil pesos mensuales, para mantener a su niña bien y al día con las citas médicas, dinero insuficiente teniendo en cuenta que ella no trabaja y su esposo solo lleva a la casa lo que logra conseguir como albañil.
A esto se le agregan los medicamentos que deben conseguir de forma urgente, la alimentación de la joven y los pañales que aún no han sido entregados pos su EPS que cuestan 2.000 pesos cada unidad, donde diariamente gasta alrededor de 4, es decir al día Sofía debe pagar en la tienda del barrio 8.000 pesos, lo que suma al mes 240 mil.
“Desde el 22 de septiembre me dieron la cita para los pañales y desde entonces estoy detrás de la EPS, porque me dijeron que el 2 de octubre me entregaban los pañales y mire donde vamos”, manifestó preocupada la madre, quien afirma que está gastando pasajes para reclamar los pañales y no los entregan a pesar de que puso una tutela en contra de Barrios Unidos.
“Hoy es un día que no tenemos para comprar un pañal, porque así como él sale entra, sin nada”, dijo la mujer natural de Barranca de Loba, Bolívar, quien hace seis años vive en Valledupar en una casa de dos piezas, una sala y una cocina improvisada.
Es así como esta madre ha luchado para que su hija tenga lo necesario, pero no es suficiente, ella pide, así como toda la población, tolerancia y ayuda por parte de las entidades del Estado.
A reclamar sus derechos
La crítica situación por la que atraviesa la población discapacitada en la capital del departamento del Cesar ha generado depresión, tristeza e impotencia en algunos miembros de esta comunidad que se sienten discriminados y excluidos de la sociedad, lo que conllevó a un grupo de ciudadanos a crear una fundación con el objeto de hacer valer los derechos de estas personas.
Fundación Gestión y Paz, que tiene como lema ‘Piensa en mí y cuídate tú’, es liderada por Elkin Suárez Leyva, un hombre que también sufre de discapacidad física a raíz de una extraña enfermedad que se adueñó de su cuerpo y que lo dejó sin algunos movimientos musculares.
Suárez Leyva cree que la problemática que está viviendo la población discapacitada podría ser superada con un grupo de personas que trabajen constantemente por los derechos de cada uno de los seres humanos que por X o Y motivos han tenido que sufrir la discriminación y la desidia de entidades gubernamentales, porque, al parecer, de las varias fundaciones dirigidas a la población en esta ciudad, pocas son las que rescatan las normas que los cobija.
“Una sola golondrina no hace verano. En Valledupar sólo están caracterizadas 5 mil de las 16 mil personas en condición de discapacidad, es decir hacen falta 11 mil, hecho que nos preocupa”, resaltó el también presidente de la fundación.
Walberto Jiménez, integrante de la fundación Gestión y Paz especificó que el principal motivo de la organización es la lucha contra la desidia de los gobiernos estatales.
“Poco es lo que la población con discapacidad participa en eventos que tienen en su plan de acción. Nos urge la educación, la inserción laboral y social, ésta última es la más dura, la población vallenata no nos tiene mucha tolerancia por ser personas con discapacidad” especificó Jiménez, quien permanece en silla de ruedas a causa de un trauma medular.
Por su parte, la tercera miembro de esta entidad sin ánimo de lucro es Rosario Villero Pacheco, quien por un accidente de tránsito, hace 20 años, una de sus piernas le imposibilita caminar con facilidad.
“Nuestra principal acción es que las entidades conozcan la ley 1618. Esta es una tarea que también vamos a emprender con la población discapacitada porque no todos conocen las leyes y no saben a qué tienen derecho y deberes”, aclaró Villero Pacheco.
Yaleidis Cuadro es la cuarta y última persona que conforma el grupo de los líderes de la fundación Gestión y Paz. Ella hace parte de este conglomerado de luchadores de derecho no porque tenga discapacidad, sino por el amor a su hijo.
“Me uní por una causa bastante vulnerable, por el olvido de las enfermedades musculares y por mi hijo de 11 años, quien padece de una distrofia. Me uní por que hoy hago parte de un grupo de mujeres con hijos que tienen la misma situación que el mío, que no tienen cómo ayudarse para evitar sufrimiento en sus hijos, quienes mueren apenas llegan a los 15 años, según lo diagnostican los médicos en esta enfermedad progresiva que causa degeneramiento en músculos, generando pérdida de movilidad”, expresó la madre desesperada.
En el lanzamiento de inauguración de la Fundación Gestión y Paz, llevada a cabo el viernes pasado en el auditorio de la Secretaría de Salud Municipal, el jefe de la cartera, Holmer Jiménez Ditta aseguró “yo soy partidario de que hay que tratar de velar por el tema de la ley de inclusión, que no es solamente hablar y tocar el tema, si no apoyarlos y tomar decisiones, la sectorial lo ha hecho”.
Yuleidis Cuadro dejó a un lado todo lo que la rodeaba, amigos, estudios, trabajos, eventos sociales para dedicarse a su hijo, que la llenó de fuerza para luchar por una esperanza al verlo que no se puede bañar solo o coger un vaso.
Un llamado
“Le hago un llamado a las empresas tanto públicas como privadas para que miren la capacidad que tienen las personas en esta condición, que son personas que por naturaleza somos responsables, cumplimos con nuestros horarios y cuando hagan esta clase de inclusión que nos traten igual a las otras personas. Y les pedimos a la población vallenata para que tengan mucha tolerancia con nosotros” solicitó Rosario Villero Pacheco.
Por su parte, Esther Aponte Tapiero dijo: “Le pido al Gobernador que me ayude a buscar una silla de rueda de motor para que mi pierna descanse, después me va a fallar y no podré utilizarla para otras cosas, porque a la vez es mi pierna y mi mano”.

 

 

Por Merlin Duarte García/El Pilón
[email protected]