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Crónica - 13 noviembre, 2016

Con el fútbol le ganó la batalla a la muerte

Alexander Mendoza disfruta cada jornada de futbolera en las canchas de los barrios Francisco de Paula y Sicarare, donde se refugió ante la angustia de una grave enfermedad.

Sus gruesas venas delatan el proceso de diálisis a que fue sometido. Para Alexander Mendoza el fútbol es su principal medicina.
Sus gruesas venas delatan el proceso de diálisis a que fue sometido. Para Alexander Mendoza el fútbol es su principal medicina.

Sus venas gruesas y deterioradas por el maltrato de las agujas delatan su odisea, parece que se fueran a reventar. Su tono gris a simple vista evidencia el drama de alguien que quiso extender su vida, hostigada por una enfermedad de los riñones que parece haber desaparecido a punta de terapias renales y de fútbol.

Alexander Mendoza vivió su calvario y se encontró de frente con la muerte, la misma que un día le coqueteó sin saber que eran más fuertes las ganas de vivir a sus 53 años. Un frondoso árbol en las anchas calles del barrio Panamá es su cómplice a la hora de contar su historia llena de infortunio, pero al final la principal medicina fue no acomplejarse con su destino.

“Yo trabajo la plomería desde joven, un día por allá en 2009 realizaba una instalación de tuberías en la carrera novena, de un momento a otro los pies se me hincharon y por momentos me quedaba sin aire, me estaba ahogando, me dieron una pastilla y todo se calmó, pero a los tres días me repitió y estuve nueve días hospitalizado; los médicos no sabían qué era, me estaba hinchando y tenía mucho líquido retenido”, recordó.

Una reconocida especialista fue quien detectó la realidad de don Alexander, de inmediato fue internado en un centro especializado para someterse a varios estudios que al final revelaron una afección en los riñones.

“Cuando estaba internado en el hospitalito estuve a punto de morirme, casi me reviento, pero me trataron a tiempo y me sometí a un proceso de diálisis que duró más de cuatro años, literalmente me lavaban la sangre, me incrustaban una manguera y me la sacaban por otro lado. Muchos de mis amigos han muerto por estas mismas causas, a mí lo que me salvó fue que nunca me acomplejé”, aseguró.

Su oficio de plomero jamás lo echó a un lado, tampoco su amor por el fútbol, del que asegura le ganó la batalla a la muerte. “Yo iba a diálisis tres veces a la semana, pero nunca dejé de jugar, pese a que el médico me lo prohibió, nunca le paré bolas a la enfermedad porque el fútbol jamás lo dejaré. Es mi pasión”, advirtió.

Hoy, Alexander Mendoza disfruta cada jornada futbolera en las canchas de los barrios Francisco de Paula y Sicarare, donde está el refugio a la angustia que un día vivió por culpa del destino.

“A mí no me importó que estuviera enfermo, yo salía de las diálisis para la cancha de fútbol, yo digo que estoy vivo porque ignoré lo que me estaba ocurriendo”, reconoció Alexander Mendoza.

Su brazo izquierdo arrugado es la principal evidencia del maltrato de las agujas, las mismas que se ensancharon con él en una franja casi que mortal. La ciencia hizo blanco en el cuerpo de Alexander para sacarlo de un abismo meticuloso en el que se encontraba. Sus ojos pequeños no disimulan, tratan de anclarse en una escena que atina permearse en su tono real. Se pasa la mano derecha por sus venas, como tratando de apaciguar su suerte, pero una sonrisa irrumpe cuando le hablan de fútbol.

Su voz no se quiebra, tampoco su semblante porque asegura que lo peor ya pasó. “Afortunadamente el carnet de la EPS me respaldó todo este procedimiento, porque cada sesión de diálisis, normalmente, cuesta 400 mil pesos, ahora me siento mejor que un pelao de 20 años”, dijo entre risas.

Alexander Mendoza le gana tiempo al tiempo, su amor por la redonda lo apasiona domingo a domingo cuando defiende los colores del equipo Full HD, que participa en la Copa Navideña del barrio Francisco de Paula. También le queda tiempo para jugar en La Bombonera del Sicarare con el club Compañeros. Para él su principal medicina es el fútbol.

¿Qué es la diálisis?

La diálisis elimina los productos de desecho y líquidos de la sangre que los riñones no pueden eliminar. También ayuda a mantener el equilibrio en el organismo corrigiendo los niveles de diversas sustancias tóxicas en la sangre. Sin diálisis, todos los pacientes con insuficiencia renal terminal morirían como consecuencia de la acumulación de toxinas en la sangre.

Su oficio de plomero jamás lo echó a un lado, tampoco su amor por el fútbol, del que asegura que por este le ganó la batalla a la muerte.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN

Crónica
13 noviembre, 2016

Con el fútbol le ganó la batalla a la muerte

Alexander Mendoza disfruta cada jornada de futbolera en las canchas de los barrios Francisco de Paula y Sicarare, donde se refugió ante la angustia de una grave enfermedad.


Sus gruesas venas delatan el proceso de diálisis a que fue sometido. Para Alexander Mendoza el fútbol es su principal medicina.
Sus gruesas venas delatan el proceso de diálisis a que fue sometido. Para Alexander Mendoza el fútbol es su principal medicina.

Sus venas gruesas y deterioradas por el maltrato de las agujas delatan su odisea, parece que se fueran a reventar. Su tono gris a simple vista evidencia el drama de alguien que quiso extender su vida, hostigada por una enfermedad de los riñones que parece haber desaparecido a punta de terapias renales y de fútbol.

Alexander Mendoza vivió su calvario y se encontró de frente con la muerte, la misma que un día le coqueteó sin saber que eran más fuertes las ganas de vivir a sus 53 años. Un frondoso árbol en las anchas calles del barrio Panamá es su cómplice a la hora de contar su historia llena de infortunio, pero al final la principal medicina fue no acomplejarse con su destino.

“Yo trabajo la plomería desde joven, un día por allá en 2009 realizaba una instalación de tuberías en la carrera novena, de un momento a otro los pies se me hincharon y por momentos me quedaba sin aire, me estaba ahogando, me dieron una pastilla y todo se calmó, pero a los tres días me repitió y estuve nueve días hospitalizado; los médicos no sabían qué era, me estaba hinchando y tenía mucho líquido retenido”, recordó.

Una reconocida especialista fue quien detectó la realidad de don Alexander, de inmediato fue internado en un centro especializado para someterse a varios estudios que al final revelaron una afección en los riñones.

“Cuando estaba internado en el hospitalito estuve a punto de morirme, casi me reviento, pero me trataron a tiempo y me sometí a un proceso de diálisis que duró más de cuatro años, literalmente me lavaban la sangre, me incrustaban una manguera y me la sacaban por otro lado. Muchos de mis amigos han muerto por estas mismas causas, a mí lo que me salvó fue que nunca me acomplejé”, aseguró.

Su oficio de plomero jamás lo echó a un lado, tampoco su amor por el fútbol, del que asegura le ganó la batalla a la muerte. “Yo iba a diálisis tres veces a la semana, pero nunca dejé de jugar, pese a que el médico me lo prohibió, nunca le paré bolas a la enfermedad porque el fútbol jamás lo dejaré. Es mi pasión”, advirtió.

Hoy, Alexander Mendoza disfruta cada jornada futbolera en las canchas de los barrios Francisco de Paula y Sicarare, donde está el refugio a la angustia que un día vivió por culpa del destino.

“A mí no me importó que estuviera enfermo, yo salía de las diálisis para la cancha de fútbol, yo digo que estoy vivo porque ignoré lo que me estaba ocurriendo”, reconoció Alexander Mendoza.

Su brazo izquierdo arrugado es la principal evidencia del maltrato de las agujas, las mismas que se ensancharon con él en una franja casi que mortal. La ciencia hizo blanco en el cuerpo de Alexander para sacarlo de un abismo meticuloso en el que se encontraba. Sus ojos pequeños no disimulan, tratan de anclarse en una escena que atina permearse en su tono real. Se pasa la mano derecha por sus venas, como tratando de apaciguar su suerte, pero una sonrisa irrumpe cuando le hablan de fútbol.

Su voz no se quiebra, tampoco su semblante porque asegura que lo peor ya pasó. “Afortunadamente el carnet de la EPS me respaldó todo este procedimiento, porque cada sesión de diálisis, normalmente, cuesta 400 mil pesos, ahora me siento mejor que un pelao de 20 años”, dijo entre risas.

Alexander Mendoza le gana tiempo al tiempo, su amor por la redonda lo apasiona domingo a domingo cuando defiende los colores del equipo Full HD, que participa en la Copa Navideña del barrio Francisco de Paula. También le queda tiempo para jugar en La Bombonera del Sicarare con el club Compañeros. Para él su principal medicina es el fútbol.

¿Qué es la diálisis?

La diálisis elimina los productos de desecho y líquidos de la sangre que los riñones no pueden eliminar. También ayuda a mantener el equilibrio en el organismo corrigiendo los niveles de diversas sustancias tóxicas en la sangre. Sin diálisis, todos los pacientes con insuficiencia renal terminal morirían como consecuencia de la acumulación de toxinas en la sangre.

Su oficio de plomero jamás lo echó a un lado, tampoco su amor por el fútbol, del que asegura que por este le ganó la batalla a la muerte.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN