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Informe - 24 febrero, 2017

Espacio público sin control

Actualmente el contrato con los reguladores de espacio público del municipio permanece suspendido, según reveló el inspector de esta área en la Alcaldía de Valledupar.

En la carrera 7 con calle 16 abundan las ventas ambulantes.
En la carrera 7 con calle 16 abundan las ventas ambulantes.

En más de tres oportunidades a Deiner Cervantes le tocó correr con los utensilios de su expendio de comidas rápidas en la avenida Simón Bolívar de Valledupar. El comerciante informal asegura que ahí no paga un peso de arriendo, pero permanece con la incertidumbre de que en cualquier momento lo pueden desalojar los funcionarios de la Oficina de Espacio Público.

Reconoce que está en plena vía peatonal, pero en tono jocoso dice: “aquí son de tema, cuando quieren hacen operativos y a veces duran uno o dos años sin hacerlos, cuando lo hacen hay que estar atento, a uno le advierten, ¡pero qué va! a eso no se le para bolas”.

Por más de 17 años ha permanecido en el mismo lugar, el negocio le da para mantener a sus tres hijos y a sus padres que ya no trabajan; seis mesas y 28 sillas, dos cilindros de gas y dos muebles en donde prepara pizzas, perros calientes y salchipapas hacen parte de su puesto estacionario.
“Hay que estar pilas porque se meten de repente, a mí me han advertido que me van a quitar los chécheres, pero lo que veo es que siempre viene gente diferente, uno se aferra a Dios porque de algo hay que vivir, son riesgos que uno asume, aquí en Valledupar hay mucha gente que trabaja invadiendo espacios públicos y no pasa nada”, aseguró Deiner Cervantes, quien es desplazado por la violencia que hubo en el centro del departamento del Magdalena.

“A nosotros nos hicieron venir del pueblo, nos quitaron una finca y nos amenazaron de ser colaboradores de la guerrilla. Mi papá solo sabe hacer labores del campo, por eso me tocó ponerme a trabajar en esto porque de algo hay que vivir”, aseguró el hombre de 38 años.

El que no corrió con la misma suerte fue Alejandro Maestre Divantoque, quien en 2011 perdió todo por vender frutas en lugares prohibidos. “Hace seis años llegaron unos tipos de Espacio Público y me decomisaron la mercancía que vendía por la octava, ahí perdí como 400 mil pesos, dijeron que nos iban a reubicar y todavía estamos esperando, nos hicieron llenar unos formularios y eso como que quedó archivado porque más nunca nos llamaron”, lamentó.

En algunos puntos, la mercancía es colocada en zonas peatonales, incluso con conos como señalización.

Alejandro Maestre reconoce que “aquí el espacio público en Valledupar es un desorden, caminar por el centro es una odisea porque todos los andenes están invadidos de vendedores estacionarios, aquí falta mano fuerte, pero hay que reconocer que en algunos bulevares habían restaurantes y ventas de guarapos, eso lo han acabado poco a poco porque eso en ninguna ciudad se ve”.

El inspector de Espacio Público del municipio de Valledupar, Manuel Mercado, reconoció el incremento de establecimientos en áreas peatonales en la capital del Cesar.

“En estos momentos se nos incrementaron los establecimientos en áreas de espacio público, primero porque no hay cultura ciudadana y segundo no tenemos el personal suficiente para hacerle frente a esta situación porque los reguladores no tienen contrato desde hace dos meses y estamos paralizados, en noviembre y diciembre se hicieron varios operativos en sectores como La Nevada, La Galería, Centro, carreras 9 y 8, pero eso no es suficiente”, admitió el funcionario.
Sin embargo, Manuel Mercado aseguró que hay otros puntos neurálgicos en donde hay que trabajarle duro el tema como en la carrera 7 entre las calles 16 y 17; la 17 entre la 6 y la 11 y toda la carrera 8 desde las 16B hasta la 18.

“Si no hacemos controles esto se va a disparar, en estos momentos trabajamos dos o tres personas en labores de sensibilización y eso no es suficiente, nosotros llegamos al sitio y hacemos el procedimiento correspondiente, pero cuando damos la espalda vuelve y se colocan.

Hay una jurisprudencia en la que al vendedor mal estacionado no se le puede quitar del lugar, sino que hay que reubicarlo, el decreto 00089 de 2013 que regula la situación de los vendedores ambulantes”, explicó el funcionario.

Se llama espacio público a la zona de propiedad pública, dominio y uso público. Es el lugar donde cualquier persona tiene el derecho a circular en paz y armonía, donde el paso no puede ser restringido por criterios de propiedad privada, y excepcionalmente por reserva gubernamental.
El espacio público abarca, por regla general, las vías de tránsito o circulación abiertas: calles, plazas, carreteras; así como amplias zonas de los edificios públicos, como las bibliotecas, escuelas, hospitales, ayuntamientos, jardines, parques y espacios naturales estaciones, cuyo suelo es de propiedad pública.

En Hurtado

En julio del año pasado, la Secretaría de Gobierno Municipal emprendió un plan de recuperación del espacio público en el balneario Hurtado que comenzó con un proceso de concientización y seis meses después se pasó de la advertencia al retiro de las carpas y demolición de construcciones, ubicadas en la margen derecha del río Guatapurí.

Pedro Bastos uno de los comerciantes del lugar aseguró en su momento que quedó con las manos cruzadas después de los operativos porque le ‘destruyeron’ su único sustento, las carpas con las que atendía a los bañistas.

Manifestó que en cuestión de segundos acabaron con la única inversión que tenía en su vida: más de 10 millones de pesos con los que construyó el muro sobre la orilla del río, donde explanó y sembró plantas para aumentar las ventas en su negocio de bebidas.

La invasión del espacio público genera que los peatones pongan en riesgo sus vidas.

“Las personas de la alcaldía no ven eso, que uno también cuida y protege el río, no solo lo explotamos. Yo siempre estoy pendiente de las basuras que dejan tiradas, esto lo recuperé porque era un nido de mariguaneros”, contó Bastos.

Las soluciones

El inspector de Espacio Público aseguró que “se está tramitando ante la Alcaldía la contratación de 15 reguladores, el año pasado solo habían seis, creemos que muy pronto tendremos el contrato para emprender acciones que nos permitan recuperar las zonas invadidas por establecimientos comerciales. Aquí lo importante es darle solución a esta problemática, en estos momentos hay un censo realizado por la Secretaría de Gobierno para el proceso de reubicación de los vendedores, está en marcha el proyecto del mercado, si detectamos que hay nuevos comerciantes en áreas prohibidas que no están censados, tenemos que proceder inmediatamente”.

Calculó que en la carrera séptima permanecen alrededor de 156 comerciantes estacionarios e igual número en el sector de la galería. “Estamos haciendo decomisos en estos sectores porque allí es prohibido y puede ocurrir un accidente con un vehículo que se choque o se le salga una llanta, estas situaciones hay que prevenirlas realizando labores de citación y notificación”, dijo respecto a las invasiones de espacios públicos en los bulevares.

Promesas en el aire

Los vendedores ambulantes y estacionarios quedaron con la ilusión de reubicarse en el lote del antiguo Idema, en el barrio La Granja, donde construirían una nueva galería.

En la anterior administración municipal, el alcalde de Valledupar Fredys Socarrás Reales anunció que en el lugar de cinco hectáreas, en primera instancia reubicarían a los comerciantes estacionarios de Cinco Esquinas y Zona Bancaria, pero luego anunció que allí se construiría la sede de la Policía Metropolitana, proyecto que tampoco se dio.

El fenómeno se salió de control, más aún si en la actualidad no hay contrato para los reguladores de espacio público.

Sin embargo, el actual alcalde de la capital del Cesar, Augusto Daniel Ramírez Uhía visitó, el pasado miércoles, el lote en el que planea retomar el proyecto inicial que beneficiaría a 800 comerciantes que invaden el espacio público en los alrededores de La Galería Popular, la Calle del Cesar y la calle 16.

También las construcciones

Pero no solo los comerciantes son los principales invasores del espacio público. Los constructores y dueños de viviendas también pecan en este contexto. El arquitecto Víctor Esquea Mattos dijo que “por lo general, algunos vallenatos no tienen claro qué función cumplen los andenes, cómo y quién los construye y qué tratamientos deben tener. En medio de este desconocimiento y con el fin de enlucir la vivienda, suelen demoler el andén en concreto y lo enchapan en mármol, baldosines y tabletas lisas de colores. De esta manera, lo que hacen es poner en riesgo al peatón que pasa por allí, porque fácilmente  puede resbalar y caerse”.

Según el profesional de la construcción, todos los andenes deberán ser continuos y planos en sentido longitudinal y transversal, sin generar obstáculos con los predios colindantes y deben incluir arborización.

No debe haber elementos construidos que sobresalgan de la superficie, salvo los previstos dentro del conjunto del mobiliario urbano, que deben ser instalados de acuerdo con las disposiciones que el municipio establezca.

Además deberán ofrecer una superficie continua, salvando los desniveles con rampas. No deben enchaparse en mármol,  baldosas, tabletas  o materiales deslizantes que pongan en riesgo la integridad de los transeúntes. Preferiblemente deben permanecer en cemento o bloques de concreto. El andén no es una extensión de la sala, sino parte del espacio público.

El inspector de Espacio Público de Valledupar, Manuel Mercado, reconoció el incremento de establecimientos en áreas peatonales en la capital del Cesar.

“Si no hacemos controles esto se va a disparar, en estos momentos trabajamos dos o tres personas en labores de sensibilización y eso no es suficiente”: Espacio Público.

En la carrera 7 con calle 16 abundan las ventas ambulantes.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN

 

 

Informe
24 febrero, 2017

Espacio público sin control

Actualmente el contrato con los reguladores de espacio público del municipio permanece suspendido, según reveló el inspector de esta área en la Alcaldía de Valledupar.


En la carrera 7 con calle 16 abundan las ventas ambulantes.
En la carrera 7 con calle 16 abundan las ventas ambulantes.

En más de tres oportunidades a Deiner Cervantes le tocó correr con los utensilios de su expendio de comidas rápidas en la avenida Simón Bolívar de Valledupar. El comerciante informal asegura que ahí no paga un peso de arriendo, pero permanece con la incertidumbre de que en cualquier momento lo pueden desalojar los funcionarios de la Oficina de Espacio Público.

Reconoce que está en plena vía peatonal, pero en tono jocoso dice: “aquí son de tema, cuando quieren hacen operativos y a veces duran uno o dos años sin hacerlos, cuando lo hacen hay que estar atento, a uno le advierten, ¡pero qué va! a eso no se le para bolas”.

Por más de 17 años ha permanecido en el mismo lugar, el negocio le da para mantener a sus tres hijos y a sus padres que ya no trabajan; seis mesas y 28 sillas, dos cilindros de gas y dos muebles en donde prepara pizzas, perros calientes y salchipapas hacen parte de su puesto estacionario.
“Hay que estar pilas porque se meten de repente, a mí me han advertido que me van a quitar los chécheres, pero lo que veo es que siempre viene gente diferente, uno se aferra a Dios porque de algo hay que vivir, son riesgos que uno asume, aquí en Valledupar hay mucha gente que trabaja invadiendo espacios públicos y no pasa nada”, aseguró Deiner Cervantes, quien es desplazado por la violencia que hubo en el centro del departamento del Magdalena.

“A nosotros nos hicieron venir del pueblo, nos quitaron una finca y nos amenazaron de ser colaboradores de la guerrilla. Mi papá solo sabe hacer labores del campo, por eso me tocó ponerme a trabajar en esto porque de algo hay que vivir”, aseguró el hombre de 38 años.

El que no corrió con la misma suerte fue Alejandro Maestre Divantoque, quien en 2011 perdió todo por vender frutas en lugares prohibidos. “Hace seis años llegaron unos tipos de Espacio Público y me decomisaron la mercancía que vendía por la octava, ahí perdí como 400 mil pesos, dijeron que nos iban a reubicar y todavía estamos esperando, nos hicieron llenar unos formularios y eso como que quedó archivado porque más nunca nos llamaron”, lamentó.

En algunos puntos, la mercancía es colocada en zonas peatonales, incluso con conos como señalización.

Alejandro Maestre reconoce que “aquí el espacio público en Valledupar es un desorden, caminar por el centro es una odisea porque todos los andenes están invadidos de vendedores estacionarios, aquí falta mano fuerte, pero hay que reconocer que en algunos bulevares habían restaurantes y ventas de guarapos, eso lo han acabado poco a poco porque eso en ninguna ciudad se ve”.

El inspector de Espacio Público del municipio de Valledupar, Manuel Mercado, reconoció el incremento de establecimientos en áreas peatonales en la capital del Cesar.

“En estos momentos se nos incrementaron los establecimientos en áreas de espacio público, primero porque no hay cultura ciudadana y segundo no tenemos el personal suficiente para hacerle frente a esta situación porque los reguladores no tienen contrato desde hace dos meses y estamos paralizados, en noviembre y diciembre se hicieron varios operativos en sectores como La Nevada, La Galería, Centro, carreras 9 y 8, pero eso no es suficiente”, admitió el funcionario.
Sin embargo, Manuel Mercado aseguró que hay otros puntos neurálgicos en donde hay que trabajarle duro el tema como en la carrera 7 entre las calles 16 y 17; la 17 entre la 6 y la 11 y toda la carrera 8 desde las 16B hasta la 18.

“Si no hacemos controles esto se va a disparar, en estos momentos trabajamos dos o tres personas en labores de sensibilización y eso no es suficiente, nosotros llegamos al sitio y hacemos el procedimiento correspondiente, pero cuando damos la espalda vuelve y se colocan.

Hay una jurisprudencia en la que al vendedor mal estacionado no se le puede quitar del lugar, sino que hay que reubicarlo, el decreto 00089 de 2013 que regula la situación de los vendedores ambulantes”, explicó el funcionario.

Se llama espacio público a la zona de propiedad pública, dominio y uso público. Es el lugar donde cualquier persona tiene el derecho a circular en paz y armonía, donde el paso no puede ser restringido por criterios de propiedad privada, y excepcionalmente por reserva gubernamental.
El espacio público abarca, por regla general, las vías de tránsito o circulación abiertas: calles, plazas, carreteras; así como amplias zonas de los edificios públicos, como las bibliotecas, escuelas, hospitales, ayuntamientos, jardines, parques y espacios naturales estaciones, cuyo suelo es de propiedad pública.

En Hurtado

En julio del año pasado, la Secretaría de Gobierno Municipal emprendió un plan de recuperación del espacio público en el balneario Hurtado que comenzó con un proceso de concientización y seis meses después se pasó de la advertencia al retiro de las carpas y demolición de construcciones, ubicadas en la margen derecha del río Guatapurí.

Pedro Bastos uno de los comerciantes del lugar aseguró en su momento que quedó con las manos cruzadas después de los operativos porque le ‘destruyeron’ su único sustento, las carpas con las que atendía a los bañistas.

Manifestó que en cuestión de segundos acabaron con la única inversión que tenía en su vida: más de 10 millones de pesos con los que construyó el muro sobre la orilla del río, donde explanó y sembró plantas para aumentar las ventas en su negocio de bebidas.

La invasión del espacio público genera que los peatones pongan en riesgo sus vidas.

“Las personas de la alcaldía no ven eso, que uno también cuida y protege el río, no solo lo explotamos. Yo siempre estoy pendiente de las basuras que dejan tiradas, esto lo recuperé porque era un nido de mariguaneros”, contó Bastos.

Las soluciones

El inspector de Espacio Público aseguró que “se está tramitando ante la Alcaldía la contratación de 15 reguladores, el año pasado solo habían seis, creemos que muy pronto tendremos el contrato para emprender acciones que nos permitan recuperar las zonas invadidas por establecimientos comerciales. Aquí lo importante es darle solución a esta problemática, en estos momentos hay un censo realizado por la Secretaría de Gobierno para el proceso de reubicación de los vendedores, está en marcha el proyecto del mercado, si detectamos que hay nuevos comerciantes en áreas prohibidas que no están censados, tenemos que proceder inmediatamente”.

Calculó que en la carrera séptima permanecen alrededor de 156 comerciantes estacionarios e igual número en el sector de la galería. “Estamos haciendo decomisos en estos sectores porque allí es prohibido y puede ocurrir un accidente con un vehículo que se choque o se le salga una llanta, estas situaciones hay que prevenirlas realizando labores de citación y notificación”, dijo respecto a las invasiones de espacios públicos en los bulevares.

Promesas en el aire

Los vendedores ambulantes y estacionarios quedaron con la ilusión de reubicarse en el lote del antiguo Idema, en el barrio La Granja, donde construirían una nueva galería.

En la anterior administración municipal, el alcalde de Valledupar Fredys Socarrás Reales anunció que en el lugar de cinco hectáreas, en primera instancia reubicarían a los comerciantes estacionarios de Cinco Esquinas y Zona Bancaria, pero luego anunció que allí se construiría la sede de la Policía Metropolitana, proyecto que tampoco se dio.

El fenómeno se salió de control, más aún si en la actualidad no hay contrato para los reguladores de espacio público.

Sin embargo, el actual alcalde de la capital del Cesar, Augusto Daniel Ramírez Uhía visitó, el pasado miércoles, el lote en el que planea retomar el proyecto inicial que beneficiaría a 800 comerciantes que invaden el espacio público en los alrededores de La Galería Popular, la Calle del Cesar y la calle 16.

También las construcciones

Pero no solo los comerciantes son los principales invasores del espacio público. Los constructores y dueños de viviendas también pecan en este contexto. El arquitecto Víctor Esquea Mattos dijo que “por lo general, algunos vallenatos no tienen claro qué función cumplen los andenes, cómo y quién los construye y qué tratamientos deben tener. En medio de este desconocimiento y con el fin de enlucir la vivienda, suelen demoler el andén en concreto y lo enchapan en mármol, baldosines y tabletas lisas de colores. De esta manera, lo que hacen es poner en riesgo al peatón que pasa por allí, porque fácilmente  puede resbalar y caerse”.

Según el profesional de la construcción, todos los andenes deberán ser continuos y planos en sentido longitudinal y transversal, sin generar obstáculos con los predios colindantes y deben incluir arborización.

No debe haber elementos construidos que sobresalgan de la superficie, salvo los previstos dentro del conjunto del mobiliario urbano, que deben ser instalados de acuerdo con las disposiciones que el municipio establezca.

Además deberán ofrecer una superficie continua, salvando los desniveles con rampas. No deben enchaparse en mármol,  baldosas, tabletas  o materiales deslizantes que pongan en riesgo la integridad de los transeúntes. Preferiblemente deben permanecer en cemento o bloques de concreto. El andén no es una extensión de la sala, sino parte del espacio público.

El inspector de Espacio Público de Valledupar, Manuel Mercado, reconoció el incremento de establecimientos en áreas peatonales en la capital del Cesar.

“Si no hacemos controles esto se va a disparar, en estos momentos trabajamos dos o tres personas en labores de sensibilización y eso no es suficiente”: Espacio Público.

En la carrera 7 con calle 16 abundan las ventas ambulantes.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN