El parque del barrio Los Cortijos, que  otrora fue uno de los mejores de Valledupar y era muy visitado por los habitantes el sector, hoy en día se convertido en una cueva de delincuentes, de viciosos y de mendigos, está sumido en la completa miseria, abandonado por las autoridades locales y convertido en una trampa mortal para los pocos jóvenes del sector que necesitan recrearse, en especial los fines de semana.

José Manuel Aponte Martínez denunció que es tanto el abandono del sitio de recreación, que los robustos árboles de  algarrobillo que se encuentran sembrados en su entorno desde hace más de cien años, ya cumplieron su ciclo.

Sus ramas se han secado y han provocado accidentes graves a los deportistas. El último accidente se registró el pasado domingo, cuando el menor deportista Hernando José  Aponte Díaz, de 9 años, manejaba bicicleta y cuando bajaba la rampa, se desprendió una rama, esto le hizo perder el control y rodó varios metros por el área pavimentada de la pista.

El niño sufrió fracturas en tres dientes, herida abierta en la barbilla y le tomaron nueve puntos de sutura, de igual forma sufrió traumas severos en diferentes partes del cuerpo y heridas internas, siendo necesario recluirlos en una de las clínicas de Valledupar, en donde luego de las valoraciones médicas, fue incapacitado.

Aponte Martínez, no descartó instaurar una denuncia al municipio de Valledupar, o a Amoblamiento Urbano, debido al mal estado en que se encuentra el parque, que no tiene dolientes, cuyos principales protagonistas son los maleantes que se ocultan en el kiosco.

La pista de bicicleta se encuentra sucia con hojas y ramas de árboles, al igual que con arena, lo que hace deslizar a los ciclistas. Los habitantes del sector solicitaron la intervención de las autoridades para que le hagan mantenimiento al parque.