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Editorial - 13 noviembre, 2011

¿Habrá razones para la esperanza?

Culminados ya los escrutinios municipales y departamentales se conocen los nombres de quienes integrarán el Concejo de Valledupar y la Asamblea del Cesar. En la presente edición publicamos el listado definitivo, según las autoridades electorales. Serán los hombres y mujeres que tendrán la gran responsabilidad histórica de acompañar a Fredys Socarrás Reales,  y a Luis […]

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Culminados ya los escrutinios municipales y departamentales se conocen los nombres de quienes integrarán el Concejo de Valledupar y la Asamblea del Cesar. En la presente edición publicamos el listado definitivo, según las autoridades electorales.
Serán los hombres y mujeres que tendrán la gran responsabilidad histórica de acompañar a Fredys Socarrás Reales,  y a Luis Alberto Monsalvo Gnecco, en los destinos de la ciudad y el departamento, respectivamente, a partir del próximo 1 de enero de 2012 y hasta diciembre de 2015.
Concejos y Asambleas que tienen la doble condición, y aparentemente contradictoria de cogobernar, pero también de vigilar y ejercer un adecuado control político. Es un asunto de pesos y contrapesos, encaminados al logro del bueno gobierno y de la sana vigilancia de unos a otros.
Lo primero que advertimos, luego de analizados los resultados electorales y la información disponible sobre estas personas, más allá de su filiación política partidista, es una alta renovación en el Concejo Municipal, sólo cinco repiten y llegan catorce nuevos, a la corporación integrada por diez y nueve servidores públicos. Igual acotación se puede hacer de la Asamblea Departamental, renovación en siete de las once curules.
A las dos corporaciones llegan personas nuevas en las lides políticas, muy jóvenes, la gran mayoría con una formación universitaria, y podríamos decir que incontaminadas de los vicios de la política regional y nacional, hoy invadida por la mercantilización, el afán de lucro y el interés personal, por encima del interés colectivo. Bienvenida la juventud al poder…
No obstante, nos preguntamos si hay razones para la esperanza, o el optimismo moderado. O, por el contrario, es mejor ser escépticos y esperar a ver qué es lo nuevo que ha dado la tierra. Es voz populi el descrédito y el mal fin que ha tenido la gran mayoría de nuestra clase dirigente, principalmente aquella que podríamos considerar la segunda generación de líderes vallenatos y cesarenses; hoy la gran mayoría en la cárcel o con casa por cárcel, sancionados y en la picota pública, por uno y otro motivo…
De allí que los todos los Concejales y Diputados estén llamados a servir con transparencia, desinterés y compromiso a Valledupar y al Cesar. En sus manos está devolverle la esperanza a la ciudadanía vallenata y cesarense…
Es su deber ético y jurídico mantenerse alejados de los vicios del clientelismo y la corrupción, y en este sentido es vital la relación que se logre construir, civilizada, crítica, e independiente y armónica, a la vez, entre cada corporación y los mandatarios elegidos, según el caso.
Estos, Alcalde y Gobernador, a su vez, tienen la gran responsabilidad de saber construir y mantener una independencia entre los dos poderes, y dar el buen ejemplo de no propiciar las mangualas y las componendas, sino el debate abierto, serio, sereno y racional sobre lo que más nos conviene en materia de políticas públicas. Grande reto de parte y parte…
Y la primera prueba para que ello sea así, será la elección de Contralores o Contralora Municipal y Departamental, respectivamente, que debería hacerse con base en la preparación, la hoja de vida y la experiencia de los aspirantes, y no por la procedencia y la fuerza política de los mismos. Igual para el caso de la Personería Municipal.
De nuestra parte, contribuiremos a mantener alerta a la ciudanía vallenata y cesarense sobre las actuaciones de los elegidos, sobre el cumplimiento de sus deberes, la presentación de sus proyectos de Acuerdo u Ordenanza, y el control político que hagan, en cada caso, para hacerse merecedores de la confianza que el pueblo ha depositado en ellos. En esta misma tarea, es fundamental la labor de las veedurías ciudadanas, de la sociedad civil organizada, que tiene mucho que exigirle a los funcionarios y también a los medios de comunicación, que estamos llamados a ejercer un periodismo serio y responsable, para ayudar, cada uno desde lo suyo, a sacar a Valledupar y al Cesar de la crisis en que se encuentran y poder darle a nuestros conciudadanos razones para la esperanza.

Editorial
13 noviembre, 2011

¿Habrá razones para la esperanza?

Culminados ya los escrutinios municipales y departamentales se conocen los nombres de quienes integrarán el Concejo de Valledupar y la Asamblea del Cesar. En la presente edición publicamos el listado definitivo, según las autoridades electorales. Serán los hombres y mujeres que tendrán la gran responsabilidad histórica de acompañar a Fredys Socarrás Reales,  y a Luis […]


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Culminados ya los escrutinios municipales y departamentales se conocen los nombres de quienes integrarán el Concejo de Valledupar y la Asamblea del Cesar. En la presente edición publicamos el listado definitivo, según las autoridades electorales.
Serán los hombres y mujeres que tendrán la gran responsabilidad histórica de acompañar a Fredys Socarrás Reales,  y a Luis Alberto Monsalvo Gnecco, en los destinos de la ciudad y el departamento, respectivamente, a partir del próximo 1 de enero de 2012 y hasta diciembre de 2015.
Concejos y Asambleas que tienen la doble condición, y aparentemente contradictoria de cogobernar, pero también de vigilar y ejercer un adecuado control político. Es un asunto de pesos y contrapesos, encaminados al logro del bueno gobierno y de la sana vigilancia de unos a otros.
Lo primero que advertimos, luego de analizados los resultados electorales y la información disponible sobre estas personas, más allá de su filiación política partidista, es una alta renovación en el Concejo Municipal, sólo cinco repiten y llegan catorce nuevos, a la corporación integrada por diez y nueve servidores públicos. Igual acotación se puede hacer de la Asamblea Departamental, renovación en siete de las once curules.
A las dos corporaciones llegan personas nuevas en las lides políticas, muy jóvenes, la gran mayoría con una formación universitaria, y podríamos decir que incontaminadas de los vicios de la política regional y nacional, hoy invadida por la mercantilización, el afán de lucro y el interés personal, por encima del interés colectivo. Bienvenida la juventud al poder…
No obstante, nos preguntamos si hay razones para la esperanza, o el optimismo moderado. O, por el contrario, es mejor ser escépticos y esperar a ver qué es lo nuevo que ha dado la tierra. Es voz populi el descrédito y el mal fin que ha tenido la gran mayoría de nuestra clase dirigente, principalmente aquella que podríamos considerar la segunda generación de líderes vallenatos y cesarenses; hoy la gran mayoría en la cárcel o con casa por cárcel, sancionados y en la picota pública, por uno y otro motivo…
De allí que los todos los Concejales y Diputados estén llamados a servir con transparencia, desinterés y compromiso a Valledupar y al Cesar. En sus manos está devolverle la esperanza a la ciudadanía vallenata y cesarense…
Es su deber ético y jurídico mantenerse alejados de los vicios del clientelismo y la corrupción, y en este sentido es vital la relación que se logre construir, civilizada, crítica, e independiente y armónica, a la vez, entre cada corporación y los mandatarios elegidos, según el caso.
Estos, Alcalde y Gobernador, a su vez, tienen la gran responsabilidad de saber construir y mantener una independencia entre los dos poderes, y dar el buen ejemplo de no propiciar las mangualas y las componendas, sino el debate abierto, serio, sereno y racional sobre lo que más nos conviene en materia de políticas públicas. Grande reto de parte y parte…
Y la primera prueba para que ello sea así, será la elección de Contralores o Contralora Municipal y Departamental, respectivamente, que debería hacerse con base en la preparación, la hoja de vida y la experiencia de los aspirantes, y no por la procedencia y la fuerza política de los mismos. Igual para el caso de la Personería Municipal.
De nuestra parte, contribuiremos a mantener alerta a la ciudanía vallenata y cesarense sobre las actuaciones de los elegidos, sobre el cumplimiento de sus deberes, la presentación de sus proyectos de Acuerdo u Ordenanza, y el control político que hagan, en cada caso, para hacerse merecedores de la confianza que el pueblo ha depositado en ellos. En esta misma tarea, es fundamental la labor de las veedurías ciudadanas, de la sociedad civil organizada, que tiene mucho que exigirle a los funcionarios y también a los medios de comunicación, que estamos llamados a ejercer un periodismo serio y responsable, para ayudar, cada uno desde lo suyo, a sacar a Valledupar y al Cesar de la crisis en que se encuentran y poder darle a nuestros conciudadanos razones para la esperanza.