Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra Estoy atónito y preocupado con las cifras consignadas en el informe denominado ‘Índice Planeta Vivo’ del Fondo para la Naturaleza WWF, por sus siglas en inglés, presentado a finales de la semana pasada. Más que el desastre ecológico universal, preocupa la indiferencia e irresponsabilidad con las que la humanidad […]
Visión Universal
Por: Luis Mendoza Sierra
Estoy atónito y preocupado con las cifras consignadas en el informe denominado ‘Índice Planeta Vivo’ del Fondo para la Naturaleza WWF, por sus siglas en inglés, presentado a finales de la semana pasada.
Más que el desastre ecológico universal, preocupa la indiferencia e irresponsabilidad con las que la humanidad afronta este tipo tragedias. Para nuestro caso, más que aquello, la indolente apatía vallenata y cesarense frente a mucho de lo que ocurre en la región, especialmente, el trágico saldo ambiental consumado en la destrucción de todo cuanto nos queda en nuestro territorio, especialmente, en áreas mineras.
Aún sabiendo que oídos sordos frecuentan los escenarios públicos y privados en nuestra región, animo a los cesarenses a generar espacios serios y comprometidos en la discusión de temas como éste que exigen aplicarnos al máximo en la búsqueda de prevenir males irreversibles.
Espacios estables, serios y con resultados concretos, pero poco amigos de los protagonismos y mucho menos si son fugaces. No tengo la certeza de qué tan cerca estará de esta realidad el recién creado frente común de la Asamblea del Cesar para promover la defensa de las regalías. Estoy seguro en cambio, de que puede llamarse frente común disperso, pues entiendo que son ya dos los ejércitos de luchadores en este sentido, creado por y en esta misma Corporación. Vale, de todas maneras, de verdad, vale la intención, pues mucho peor resulta la indiferencia.
El informe ‘Índice Planeta Vivo’ de la WWF, indica que si se mantiene el ritmo de consumo, a vuelta de 12 años necesitaremos otro planeta, dos en el 2030 y tres en el 2050, para atender las necesidades de la población, porque la tierra ya no da abasto con la creciente demanda de recursos. Estamos consumiendo recursos de manera tan desaforada y voraz que el ritmo de recuperación de la tierra no alcanza. Es decir, consumimos mucho más rápido y en mayor cantidad, de lo que el planeta puede regenerarse.
De manera perfecta se ilustra el problema con el ejemplo de una persona que retirar más dinero de su cuenta bancaria del que le compensan los intereses. Sencillamente se acabaría. Estamos gastando recursos a un ritmo tan intenso que es como si tuviéramos a nuestra disposición planeta y medio.
Colombia tiene un consumo per cápita de 1,87 hectáreas, cuando el promedio considerado sostenible está en 1,8. Lo que si no sabemos es lo que está ocurriendo en el Cesar. Corpocesar tiene la palabra. Necesitamos que nuestra corporación autónoma se ponga al frente de un proceso que nos permita saber cómo nos estamos comportando en este sentido en la región. Mientras ello ocurre, las recomendaciones de entes como el Programa de las Naciones Unidades para el Medio Ambiente (Pnuma) indican que el consumo actual debe nivelarse al punto que la demanda de agua, alimentos cultivados, minerales y de carne animal, por ejemplo, sea similar al que el planeta pueda restablecer cada 12 meses.
Estamos obligados a comprometernos, lo aconseja el informe, en aumentar la biocapacidad, recuperando tierras degradadas y haciendo más productivas las tierras marginales. Un cambio radical hacia el suministro de energías renovables o limpias, como la eólica o la solar. La alimentación será el próximo gran reto mundial, porque deberemos controlar el consumo desmedido, abordar la malnutrición y asegurar el acceso equitativo a los alimentos. Será necesario reducir el consumo de carne y lácteos.
Para nuestra tristeza, la deforestación de los bosques, muy frecuente en esta región, es la que tiene mayor peso en el diagnóstico.
No son menos que holgazanes quienes se dedican a colgar en los arboles de la vía a Río Seco, cuanta basura encuentran en el camino. Envases de lata y de plástico, bolsos, y jirones de ropa interior de dama, cuelgan como banderas de los todos los árboles plantados a lado y lado de la vía, dando un aspecto desagradable a esta ruta turística.
Si reprochable es la actitud de estos ociosos, no es menos la de los habitantes de la zona como la de los funcionarios, quienes pasan “como Rojas por La Jagua”, sin importarles que se trata de una ruta de gran demanda turística.
Para los colegas Gustavo y Hugues Cuello Díaz, su hermana Norys, como para toda la familia del muy querido y siempre recordado Álvaro. ¡Paz en su tumba!
Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra Estoy atónito y preocupado con las cifras consignadas en el informe denominado ‘Índice Planeta Vivo’ del Fondo para la Naturaleza WWF, por sus siglas en inglés, presentado a finales de la semana pasada. Más que el desastre ecológico universal, preocupa la indiferencia e irresponsabilidad con las que la humanidad […]
Visión Universal
Por: Luis Mendoza Sierra
Estoy atónito y preocupado con las cifras consignadas en el informe denominado ‘Índice Planeta Vivo’ del Fondo para la Naturaleza WWF, por sus siglas en inglés, presentado a finales de la semana pasada.
Más que el desastre ecológico universal, preocupa la indiferencia e irresponsabilidad con las que la humanidad afronta este tipo tragedias. Para nuestro caso, más que aquello, la indolente apatía vallenata y cesarense frente a mucho de lo que ocurre en la región, especialmente, el trágico saldo ambiental consumado en la destrucción de todo cuanto nos queda en nuestro territorio, especialmente, en áreas mineras.
Aún sabiendo que oídos sordos frecuentan los escenarios públicos y privados en nuestra región, animo a los cesarenses a generar espacios serios y comprometidos en la discusión de temas como éste que exigen aplicarnos al máximo en la búsqueda de prevenir males irreversibles.
Espacios estables, serios y con resultados concretos, pero poco amigos de los protagonismos y mucho menos si son fugaces. No tengo la certeza de qué tan cerca estará de esta realidad el recién creado frente común de la Asamblea del Cesar para promover la defensa de las regalías. Estoy seguro en cambio, de que puede llamarse frente común disperso, pues entiendo que son ya dos los ejércitos de luchadores en este sentido, creado por y en esta misma Corporación. Vale, de todas maneras, de verdad, vale la intención, pues mucho peor resulta la indiferencia.
El informe ‘Índice Planeta Vivo’ de la WWF, indica que si se mantiene el ritmo de consumo, a vuelta de 12 años necesitaremos otro planeta, dos en el 2030 y tres en el 2050, para atender las necesidades de la población, porque la tierra ya no da abasto con la creciente demanda de recursos. Estamos consumiendo recursos de manera tan desaforada y voraz que el ritmo de recuperación de la tierra no alcanza. Es decir, consumimos mucho más rápido y en mayor cantidad, de lo que el planeta puede regenerarse.
De manera perfecta se ilustra el problema con el ejemplo de una persona que retirar más dinero de su cuenta bancaria del que le compensan los intereses. Sencillamente se acabaría. Estamos gastando recursos a un ritmo tan intenso que es como si tuviéramos a nuestra disposición planeta y medio.
Colombia tiene un consumo per cápita de 1,87 hectáreas, cuando el promedio considerado sostenible está en 1,8. Lo que si no sabemos es lo que está ocurriendo en el Cesar. Corpocesar tiene la palabra. Necesitamos que nuestra corporación autónoma se ponga al frente de un proceso que nos permita saber cómo nos estamos comportando en este sentido en la región. Mientras ello ocurre, las recomendaciones de entes como el Programa de las Naciones Unidades para el Medio Ambiente (Pnuma) indican que el consumo actual debe nivelarse al punto que la demanda de agua, alimentos cultivados, minerales y de carne animal, por ejemplo, sea similar al que el planeta pueda restablecer cada 12 meses.
Estamos obligados a comprometernos, lo aconseja el informe, en aumentar la biocapacidad, recuperando tierras degradadas y haciendo más productivas las tierras marginales. Un cambio radical hacia el suministro de energías renovables o limpias, como la eólica o la solar. La alimentación será el próximo gran reto mundial, porque deberemos controlar el consumo desmedido, abordar la malnutrición y asegurar el acceso equitativo a los alimentos. Será necesario reducir el consumo de carne y lácteos.
Para nuestra tristeza, la deforestación de los bosques, muy frecuente en esta región, es la que tiene mayor peso en el diagnóstico.
No son menos que holgazanes quienes se dedican a colgar en los arboles de la vía a Río Seco, cuanta basura encuentran en el camino. Envases de lata y de plástico, bolsos, y jirones de ropa interior de dama, cuelgan como banderas de los todos los árboles plantados a lado y lado de la vía, dando un aspecto desagradable a esta ruta turística.
Si reprochable es la actitud de estos ociosos, no es menos la de los habitantes de la zona como la de los funcionarios, quienes pasan “como Rojas por La Jagua”, sin importarles que se trata de una ruta de gran demanda turística.
Para los colegas Gustavo y Hugues Cuello Díaz, su hermana Norys, como para toda la familia del muy querido y siempre recordado Álvaro. ¡Paz en su tumba!