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Columnista - 21 enero, 2016

Zuleta sin dinastía

A los 24 años de edad Emiliano Zuleta Baquero era muy reconocido en la región, su fama transcendía la comarca como buen acordeonero, compositor, verseador, galán y picador con las hembras, era asediado en las poblaciones a donde llegaba con su acordeón y cantos a parrandear. Petronila Balcázar, elegante dama, de buenos modales, residente en […]

A los 24 años de edad Emiliano Zuleta Baquero era muy reconocido en la región, su fama transcendía la comarca como buen acordeonero, compositor, verseador, galán y picador con las hembras, era asediado en las poblaciones a donde llegaba con su acordeón y cantos a parrandear.

Petronila Balcázar, elegante dama, de buenos modales, residente en La Jagua del Pilar, antiguamente del Pedregal, fue galanteada por el cantor, con canciones decimales que la subyugaron y la enamoraron.

De ese romance nació en esa población, el primer hijo de Zuleta Baquero, Cristóbal Balcázar, cuenta hoy con 80 años edad, reside en una humilde vivienda que le ayudo a comprar Emilianito Zuleta, en el barrio de invasión Eneal, en la curva, al lado del barrio Garupal, aquí en Valledupar.

‘Toba’ vivió sus primeros años al lado de sus padres, hasta que Emiliano conoció a la famosa ‘Pule’ Muegues en Villanueva, con ella tuvo su segundo hijo, Teobaldo Zuleta Muegues, este reside en Venezuela, como propietario de haciendas, producto de su actividad como comerciante de queso, la cual le dio también para comprar una avioneta para sus actividades privadas.

Balcázar durante su niñez estuvo al lado de su abuela, ‘La Vieja’ Sara, en el corregimiento de El Plan, con ella aprendió labores del campo, que puso en práctica en la finca El Piñal, que hoy es cacaotera, propiedad de un cachaco, de quien ‘Toba’ quedo como empleado ya que ‘El Viejo Mile’ nunca quiso dársela para que la pagara a crédito, a pesar de haber durado nueve años trabajando con él.

Zuleta siguió su trashumancia musical hasta que conoció a la mama de los pollitos, a la señora Carmen Díaz, de cuya unión nacerían los otros hijos de la dinastía, los que propagarían la obra musical de su padre en la industria musical. Zuleta Baquero nunca tuvo tiempo de grabar sus cantos, por sus travesuras amorosas, vocación campesina y lejanía de la tecnología.

En su mocedad, Cristóbal Balcázar, heredero musical de su padre, se unió a Emilianito, con quien cantaba por toda la región, Cesar y La Guajira, canciones de su padre, pero optó por el retiro, esta actividad no producía para vivir y ya habían llegado los hijos; Poncho, todavía no había probado el potencial de su prodigiosa garganta.

En esos ir y venir de una finca otra, como trabajador de sus hermanos Poncho y Emilianito, tuvo la necesidad del apellido paterno para solucionar un problema legal y le solicito a su papá que lo registrara, en primera instancia ‘Mile’ aceptó, pero le bailo el indio, argumentándole que él a esa edad ya no necesitaba el apellido Zuleta, además Cristóbal tenía un hijo leguleyo, medio abogado, que podría meter pleito para quitarle las pocas regalías que le llegaban de la canción ‘La Gota Fría’, ‘La Pimientica’ y ‘El Robo’.

Cristóbal salió medio congelado de esa conversación, a pesar del sol canicular vallenato, se sintió el verdadero protagonista de ‘La Gota Fría’, creyó ser Morales o Zuleta sin dinastía.

Columnista
21 enero, 2016

Zuleta sin dinastía

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Celso Guerra Gutiérrez

A los 24 años de edad Emiliano Zuleta Baquero era muy reconocido en la región, su fama transcendía la comarca como buen acordeonero, compositor, verseador, galán y picador con las hembras, era asediado en las poblaciones a donde llegaba con su acordeón y cantos a parrandear. Petronila Balcázar, elegante dama, de buenos modales, residente en […]


A los 24 años de edad Emiliano Zuleta Baquero era muy reconocido en la región, su fama transcendía la comarca como buen acordeonero, compositor, verseador, galán y picador con las hembras, era asediado en las poblaciones a donde llegaba con su acordeón y cantos a parrandear.

Petronila Balcázar, elegante dama, de buenos modales, residente en La Jagua del Pilar, antiguamente del Pedregal, fue galanteada por el cantor, con canciones decimales que la subyugaron y la enamoraron.

De ese romance nació en esa población, el primer hijo de Zuleta Baquero, Cristóbal Balcázar, cuenta hoy con 80 años edad, reside en una humilde vivienda que le ayudo a comprar Emilianito Zuleta, en el barrio de invasión Eneal, en la curva, al lado del barrio Garupal, aquí en Valledupar.

‘Toba’ vivió sus primeros años al lado de sus padres, hasta que Emiliano conoció a la famosa ‘Pule’ Muegues en Villanueva, con ella tuvo su segundo hijo, Teobaldo Zuleta Muegues, este reside en Venezuela, como propietario de haciendas, producto de su actividad como comerciante de queso, la cual le dio también para comprar una avioneta para sus actividades privadas.

Balcázar durante su niñez estuvo al lado de su abuela, ‘La Vieja’ Sara, en el corregimiento de El Plan, con ella aprendió labores del campo, que puso en práctica en la finca El Piñal, que hoy es cacaotera, propiedad de un cachaco, de quien ‘Toba’ quedo como empleado ya que ‘El Viejo Mile’ nunca quiso dársela para que la pagara a crédito, a pesar de haber durado nueve años trabajando con él.

Zuleta siguió su trashumancia musical hasta que conoció a la mama de los pollitos, a la señora Carmen Díaz, de cuya unión nacerían los otros hijos de la dinastía, los que propagarían la obra musical de su padre en la industria musical. Zuleta Baquero nunca tuvo tiempo de grabar sus cantos, por sus travesuras amorosas, vocación campesina y lejanía de la tecnología.

En su mocedad, Cristóbal Balcázar, heredero musical de su padre, se unió a Emilianito, con quien cantaba por toda la región, Cesar y La Guajira, canciones de su padre, pero optó por el retiro, esta actividad no producía para vivir y ya habían llegado los hijos; Poncho, todavía no había probado el potencial de su prodigiosa garganta.

En esos ir y venir de una finca otra, como trabajador de sus hermanos Poncho y Emilianito, tuvo la necesidad del apellido paterno para solucionar un problema legal y le solicito a su papá que lo registrara, en primera instancia ‘Mile’ aceptó, pero le bailo el indio, argumentándole que él a esa edad ya no necesitaba el apellido Zuleta, además Cristóbal tenía un hijo leguleyo, medio abogado, que podría meter pleito para quitarle las pocas regalías que le llegaban de la canción ‘La Gota Fría’, ‘La Pimientica’ y ‘El Robo’.

Cristóbal salió medio congelado de esa conversación, a pesar del sol canicular vallenato, se sintió el verdadero protagonista de ‘La Gota Fría’, creyó ser Morales o Zuleta sin dinastía.