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Columnista - 19 diciembre, 2015

¿Y su plan de desarrollo? bien gracias

Por estos días de fiesta, la ola publicitaria de todos los gobiernos municipales y departamentales, ha sido grande a lo largo y ancho del país. ¿Pero para qué sirve todo ese despliegue de marketing? O ¿para qué es útil? Algunos expertos en la materia como Fernando Anzures, consideran que estas estrategias son una manera de […]

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Por estos días de fiesta, la ola publicitaria de todos los gobiernos municipales y departamentales, ha sido grande a lo largo y ancho del país. ¿Pero para qué sirve todo ese despliegue de marketing? O ¿para qué es útil?

Algunos expertos en la materia como Fernando Anzures, consideran que estas estrategias son una manera de rendir cuentas al ciudadano, acercándolo a conocer que hizo el gobernante durante el tiempo que ejerció.

Si usted mi estimado lector, se toma el trabajo de recolectar distintas piezas publicitarias y las compara, encuentra que existe un común denominador, los mensajes encierran muchas adjetivaciones referentes a los logros del gobierno, pero en ningún caso se adjetiva en términos de lo que prometió, lo que estableció como meta y lo que realmente logró. En términos sencillos, el plan de desarrollo, no existe.

Todos los avances en el marketing gubernamental son bienvenidos, sin embargo, si se trata de rendir cuentas y acercar al ciudadano, deberían construirse estrategias de marketing, con mensajes que le digan al ciudadano tres cosas básicas: que se propuso, lo que se logró en términos de productos (léase obra física, dotación, subsidio, etc.) y qué resultados está generando para la población.

Solo de esta manera un ciudadano puede tener conciencia pública de tres elementos: 1) Que su voto se honró, porque cumplió lo que prometió. 2) Que debe convertirse en garante para exigirle a quien llega, que ese bien público (léase: parque, planta de tratamiento de aguas, colegio, vías, etc.) entregado al pueblo, sea objeto de mantenimiento por quien llegue. 3) Que los recursos pagados por todos, generan ganancia social (mejora en su calidad de vida).

Ahora, si uno fuese un analista de políticas públicas, exigiría que su mandatario le rindiera cuenta en términos de la cadena de valor (léase: insumos – productos – resultados – impacto), pero como este purismo en el colectivo social no existe, las estrategias publicitarias se aprovechan de ello a puntos alarmantes, encontré un municipio en Cundinamarca donde un mandatario habla de 1.500 logros y su plan de desarrollo solo tiene 300 metas, me pregunto: ¿habrá coherencia en esa publicidad? o ¿qué estamos definiendo y entendiendo por logros?

En un contexto en el que ganan las ansias de mostrar victorias tempranas, sin tener claro los resultados y futuros impactos, es difícil lograr el objetivo del marketing gubernamental. De otro lado, la noble esencia de los planes desarrollo se ve desfigurada, cuando no sirve como referente de rendición de cuentas y de marketing. Ello me transporta a una frase: ¿Alcalde y su plan de desarrollo? ¡Bien gracias!

La construcción de conciencia pública es un ejercicio que involucra a los gobiernos y al ciudadano, al primero le invita a utilizar de mejor manera el marketing gubernamental; al segundo que exija, participe, honre y sea garante.

Columnista
19 diciembre, 2015

¿Y su plan de desarrollo? bien gracias

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Roberto Carlos Núñez Vega

Por estos días de fiesta, la ola publicitaria de todos los gobiernos municipales y departamentales, ha sido grande a lo largo y ancho del país. ¿Pero para qué sirve todo ese despliegue de marketing? O ¿para qué es útil? Algunos expertos en la materia como Fernando Anzures, consideran que estas estrategias son una manera de […]


Por estos días de fiesta, la ola publicitaria de todos los gobiernos municipales y departamentales, ha sido grande a lo largo y ancho del país. ¿Pero para qué sirve todo ese despliegue de marketing? O ¿para qué es útil?

Algunos expertos en la materia como Fernando Anzures, consideran que estas estrategias son una manera de rendir cuentas al ciudadano, acercándolo a conocer que hizo el gobernante durante el tiempo que ejerció.

Si usted mi estimado lector, se toma el trabajo de recolectar distintas piezas publicitarias y las compara, encuentra que existe un común denominador, los mensajes encierran muchas adjetivaciones referentes a los logros del gobierno, pero en ningún caso se adjetiva en términos de lo que prometió, lo que estableció como meta y lo que realmente logró. En términos sencillos, el plan de desarrollo, no existe.

Todos los avances en el marketing gubernamental son bienvenidos, sin embargo, si se trata de rendir cuentas y acercar al ciudadano, deberían construirse estrategias de marketing, con mensajes que le digan al ciudadano tres cosas básicas: que se propuso, lo que se logró en términos de productos (léase obra física, dotación, subsidio, etc.) y qué resultados está generando para la población.

Solo de esta manera un ciudadano puede tener conciencia pública de tres elementos: 1) Que su voto se honró, porque cumplió lo que prometió. 2) Que debe convertirse en garante para exigirle a quien llega, que ese bien público (léase: parque, planta de tratamiento de aguas, colegio, vías, etc.) entregado al pueblo, sea objeto de mantenimiento por quien llegue. 3) Que los recursos pagados por todos, generan ganancia social (mejora en su calidad de vida).

Ahora, si uno fuese un analista de políticas públicas, exigiría que su mandatario le rindiera cuenta en términos de la cadena de valor (léase: insumos – productos – resultados – impacto), pero como este purismo en el colectivo social no existe, las estrategias publicitarias se aprovechan de ello a puntos alarmantes, encontré un municipio en Cundinamarca donde un mandatario habla de 1.500 logros y su plan de desarrollo solo tiene 300 metas, me pregunto: ¿habrá coherencia en esa publicidad? o ¿qué estamos definiendo y entendiendo por logros?

En un contexto en el que ganan las ansias de mostrar victorias tempranas, sin tener claro los resultados y futuros impactos, es difícil lograr el objetivo del marketing gubernamental. De otro lado, la noble esencia de los planes desarrollo se ve desfigurada, cuando no sirve como referente de rendición de cuentas y de marketing. Ello me transporta a una frase: ¿Alcalde y su plan de desarrollo? ¡Bien gracias!

La construcción de conciencia pública es un ejercicio que involucra a los gobiernos y al ciudadano, al primero le invita a utilizar de mejor manera el marketing gubernamental; al segundo que exija, participe, honre y sea garante.