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Columnista - 14 julio, 2013

¿Y los padres?

Son niños, no pasan de los catorce años, esos de los que se decía que eran el futuro del país o del mundo, orgullo de sus padres y de su entorno, y ya saben de armas, de cocaína, de bazuco, de marihuana y de alcohol.

Boton Wpp

Por Mary Daza Orozco

Son niños, no pasan de los catorce años, esos de los que se decía que eran el futuro del país o del mundo, orgullo de sus padres y de su entorno, y ya saben de armas, de cocaína, de bazuco, de marihuana y de alcohol. La noticia sobrecogió a un gran número de colombianos, no a todos, porque buena parte de compatriotas ya ni se altera por nada que pase en el país, la fuerza de la costumbre que merma la capacidad de asombro.

Los jovencitos, del tema, bailoteaban en una chiquiteca, en un barrio del sur de Bogotá, con tal escándalo que la policía desalojó el lugar  y encontró en los bolsillos, donde antes había una billetera con los pesitos que regaló el papá o la mamá, algún papelito esperando el mejor momento para entregarlo a la noviecita, y más detalles que hoy sólo están en el recuerdo, un arsenal de elementos que dañan la vida y acaban con las promesas de un buen futuro.

La noticia ha pasado desapercibida ante el enredo en que está metido el país: el Catatumbo con su inmenso problema; los caficultores organizando un nuevo paro; el secuestro a la orden del día; los accidentes terribles protagonizados por jóvenes y mayores alucinando entre vapores etílicos; el temido paseo millonario que ha segado vidas ; un Proceso de Paz del que no sabemos nada solo que no le vemos ningún avance y más, un país atacado por problemas desde los cuatro flancos y ahora la niñez, de la que románticamente se ha hablado que es el futuro sano de la patria,está enferma, embriagada demencial.

¿Dónde estaban los padres de más de doscientos jovencitos de la chiqueteca de Bogotá? (aquí también las hay y han dejado recuerdos muy tristes) Seguramente dormían tranquilos, porque el hijo tiene llave de la puerta y no los despertarán al llegar, o quizás en una rumba para mayores; el país metido en durísimos conflictos y todos enrumbados, no es que se vayan a rezar por la tranquilidad de Colombia, aunque no estarían mal, pero si a cumplir con la responsabilidad que adquirieron al traer hijos al mundo. Un niño de doce años no debe cargar en su bolsillo un puñal, una dosis de sustanciaspsicoactivas, y las llaves del carro que le prestó el papá.

Uno de los padres dijo, tan tranquilo, que era culpa de los Medios, que en las telenovelas y en las películas es donde aprenden tantas cosas. ¿Y dónde están los padres que no se dan cuenta de los que ven sus hijos?
Esto de la chiquiteca con jovencitos drogados y armados es de suma gravedad para cualquier sociedad, es la generación que se encargará, algún día, del destino del país, pobre país en manos de borrachos, drogados y armados. No hay que imaginarlo ya lo estamos viviendo entre sobresaltos.

Columnista
14 julio, 2013

¿Y los padres?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Mary Daza Orozco

Son niños, no pasan de los catorce años, esos de los que se decía que eran el futuro del país o del mundo, orgullo de sus padres y de su entorno, y ya saben de armas, de cocaína, de bazuco, de marihuana y de alcohol.


Por Mary Daza Orozco

Son niños, no pasan de los catorce años, esos de los que se decía que eran el futuro del país o del mundo, orgullo de sus padres y de su entorno, y ya saben de armas, de cocaína, de bazuco, de marihuana y de alcohol. La noticia sobrecogió a un gran número de colombianos, no a todos, porque buena parte de compatriotas ya ni se altera por nada que pase en el país, la fuerza de la costumbre que merma la capacidad de asombro.

Los jovencitos, del tema, bailoteaban en una chiquiteca, en un barrio del sur de Bogotá, con tal escándalo que la policía desalojó el lugar  y encontró en los bolsillos, donde antes había una billetera con los pesitos que regaló el papá o la mamá, algún papelito esperando el mejor momento para entregarlo a la noviecita, y más detalles que hoy sólo están en el recuerdo, un arsenal de elementos que dañan la vida y acaban con las promesas de un buen futuro.

La noticia ha pasado desapercibida ante el enredo en que está metido el país: el Catatumbo con su inmenso problema; los caficultores organizando un nuevo paro; el secuestro a la orden del día; los accidentes terribles protagonizados por jóvenes y mayores alucinando entre vapores etílicos; el temido paseo millonario que ha segado vidas ; un Proceso de Paz del que no sabemos nada solo que no le vemos ningún avance y más, un país atacado por problemas desde los cuatro flancos y ahora la niñez, de la que románticamente se ha hablado que es el futuro sano de la patria,está enferma, embriagada demencial.

¿Dónde estaban los padres de más de doscientos jovencitos de la chiqueteca de Bogotá? (aquí también las hay y han dejado recuerdos muy tristes) Seguramente dormían tranquilos, porque el hijo tiene llave de la puerta y no los despertarán al llegar, o quizás en una rumba para mayores; el país metido en durísimos conflictos y todos enrumbados, no es que se vayan a rezar por la tranquilidad de Colombia, aunque no estarían mal, pero si a cumplir con la responsabilidad que adquirieron al traer hijos al mundo. Un niño de doce años no debe cargar en su bolsillo un puñal, una dosis de sustanciaspsicoactivas, y las llaves del carro que le prestó el papá.

Uno de los padres dijo, tan tranquilo, que era culpa de los Medios, que en las telenovelas y en las películas es donde aprenden tantas cosas. ¿Y dónde están los padres que no se dan cuenta de los que ven sus hijos?
Esto de la chiquiteca con jovencitos drogados y armados es de suma gravedad para cualquier sociedad, es la generación que se encargará, algún día, del destino del país, pobre país en manos de borrachos, drogados y armados. No hay que imaginarlo ya lo estamos viviendo entre sobresaltos.