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Columnista - 21 diciembre, 2024

¿Y lo social dónde quedó?

El presente de Colombia es tan contradictorio, que el primer gobierno de izquierda en la historia no es el que más ha invertido en la gente. Gobiernos de derecha como los de Uribe y Duque superaron, en bastante, la inversión social del gobierno Petro, comparando los 28 meses que han transcurrido.

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El presente de Colombia es tan contradictorio, que el primer gobierno de izquierda en la historia no es el que más ha invertido en la gente. Gobiernos de derecha como los de Uribe y Duque superaron, en bastante, la inversión social del gobierno Petro, comparando los 28 meses que han transcurrido.

Si listamos casos como los del ICETEX, Mi Casa Ya, el sistema de salud, la construcción de vivienda de interés social, entre otros, Petro y su recua se rajan. Son innumerables los casos en los que vemos en los noticieros a votantes de Petro afirmar que están desilusionados, indignados y arrepentidos, hoy les va peor que antes. El gobierno le ha dado la espalda al pueblo, lo ha afectado sistemáticamente con medidas que, tomadas para evitar que los privados -como clínicas y hospitales, EPS, universidades, empresarios de la construcción, etc.-, reciban pagos del estado, se llevan por delante el bienestar de los colombianos más humildes. Cuando veíamos a Petro afirmar en un video que la izquierda mal hace en “sacar” de pobres a los pobres porque entonces se vuelven de derecha y dejan de votarle, no imaginábamos que su gobierno tomaría esto tan en serio. Ha sido implacable, no le importa dejar a la gente menos favorecida sin salud, sin casa y sin educación, con tal de ejercer su revanchismo en contra de los tenedores de tierra y de capital.

Pero entonces, si Petro no ha gobernado para el grueso de sus electores, ¿para quién ha gobernado? ¿A quién o a quiénes ha favorecido? Fácil. Petro ha gobernado enfocado en ayudar y proteger a varios pueblos indígenas y a los muchos delincuentes, de diferente índole, que lo eligieron. ¿Recuerdan el pacto de La Picota? En este gobierno los indígenas han recibido tierras y más regalías; realmente no tengo la certeza de que usen esos recursos adecuadamente, eso es harina de otro costal. Lo que sí preocupa es que guerrilleros -como él-, narcotraficantes, bandas criminales y delincuencia común, han visto cómo durante lo que va de este cuatrienio, sus intereses y la rentabilidad de sus negocios se han visto exponencialmente favorecidos a comparación del pasado reciente. Nuestros soldados y policías -por demás muy queridos pero cuyos mandos me generan tristeza y desilusión al ver que por “lentejas” se dejan amarrar las manos para no actuar en contra de los criminales, están arrumados como muebles viejos, de ellos poco se sabe, nada se oye. Son varios los casos que hemos presenciado de municipios del país en los que su gente ha acorralado a la fuerza pública, la ha secuestrado -porque a esto se le debe llamar por su nombre y no son retenciones-, y que, entre gritos e insultos, en fila india y con la cabeza gacha, ha visto salir de sus cascos urbanos a la tropa con lágrimas en los ojos. ¡Es que no es sino ver a quién tenemos ocupando el ministerio de defensa!

El poder en Colombia hoy lo tienen los delincuentes porque quienes gobiernan son delincuentes. Si arranco con la lista no termino. Menos mal la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya no le come cuento a Petro y le dijo que no chillara más y que el Consejo Nacional Electoral sí tenía la autoridad y la potestad para investigar su campaña. 

Mientras tanto, permítanme recordarles mi concepción de lo que debe ser un gobierno: como lo dice el escudo, ejerzo mis libertades dentro de un orden que es resultado del contrato social. Después, limito las funciones del estado a las de uno gendarme, que por medio de las superintendencias vigile la prestación de servicios y la producción de bienes por parte de los privados, es a ellos a quienes ayudo para crear empresa, por ende, riqueza, empleo y bienestar. Mientras los privados mejoran la calidad de vida de los trabajadores y de sus familias, sus impuestos se destinan a invertir en lo social, a generar más oportunidades para aquellos que las necesitan, a mejorar programas de vivienda, salud, educación y recreación, a reducir los niveles de pobreza y en conjunto, esto permite la movilidad social hacia arriba, al contrario de lo que sucede en el comunismo.  ¡Feliz Navidad!

Por: Jorge Eduardo Ávila.

Columnista
21 diciembre, 2024

¿Y lo social dónde quedó?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Eduardo Ávila

El presente de Colombia es tan contradictorio, que el primer gobierno de izquierda en la historia no es el que más ha invertido en la gente. Gobiernos de derecha como los de Uribe y Duque superaron, en bastante, la inversión social del gobierno Petro, comparando los 28 meses que han transcurrido.


El presente de Colombia es tan contradictorio, que el primer gobierno de izquierda en la historia no es el que más ha invertido en la gente. Gobiernos de derecha como los de Uribe y Duque superaron, en bastante, la inversión social del gobierno Petro, comparando los 28 meses que han transcurrido.

Si listamos casos como los del ICETEX, Mi Casa Ya, el sistema de salud, la construcción de vivienda de interés social, entre otros, Petro y su recua se rajan. Son innumerables los casos en los que vemos en los noticieros a votantes de Petro afirmar que están desilusionados, indignados y arrepentidos, hoy les va peor que antes. El gobierno le ha dado la espalda al pueblo, lo ha afectado sistemáticamente con medidas que, tomadas para evitar que los privados -como clínicas y hospitales, EPS, universidades, empresarios de la construcción, etc.-, reciban pagos del estado, se llevan por delante el bienestar de los colombianos más humildes. Cuando veíamos a Petro afirmar en un video que la izquierda mal hace en “sacar” de pobres a los pobres porque entonces se vuelven de derecha y dejan de votarle, no imaginábamos que su gobierno tomaría esto tan en serio. Ha sido implacable, no le importa dejar a la gente menos favorecida sin salud, sin casa y sin educación, con tal de ejercer su revanchismo en contra de los tenedores de tierra y de capital.

Pero entonces, si Petro no ha gobernado para el grueso de sus electores, ¿para quién ha gobernado? ¿A quién o a quiénes ha favorecido? Fácil. Petro ha gobernado enfocado en ayudar y proteger a varios pueblos indígenas y a los muchos delincuentes, de diferente índole, que lo eligieron. ¿Recuerdan el pacto de La Picota? En este gobierno los indígenas han recibido tierras y más regalías; realmente no tengo la certeza de que usen esos recursos adecuadamente, eso es harina de otro costal. Lo que sí preocupa es que guerrilleros -como él-, narcotraficantes, bandas criminales y delincuencia común, han visto cómo durante lo que va de este cuatrienio, sus intereses y la rentabilidad de sus negocios se han visto exponencialmente favorecidos a comparación del pasado reciente. Nuestros soldados y policías -por demás muy queridos pero cuyos mandos me generan tristeza y desilusión al ver que por “lentejas” se dejan amarrar las manos para no actuar en contra de los criminales, están arrumados como muebles viejos, de ellos poco se sabe, nada se oye. Son varios los casos que hemos presenciado de municipios del país en los que su gente ha acorralado a la fuerza pública, la ha secuestrado -porque a esto se le debe llamar por su nombre y no son retenciones-, y que, entre gritos e insultos, en fila india y con la cabeza gacha, ha visto salir de sus cascos urbanos a la tropa con lágrimas en los ojos. ¡Es que no es sino ver a quién tenemos ocupando el ministerio de defensa!

El poder en Colombia hoy lo tienen los delincuentes porque quienes gobiernan son delincuentes. Si arranco con la lista no termino. Menos mal la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya no le come cuento a Petro y le dijo que no chillara más y que el Consejo Nacional Electoral sí tenía la autoridad y la potestad para investigar su campaña. 

Mientras tanto, permítanme recordarles mi concepción de lo que debe ser un gobierno: como lo dice el escudo, ejerzo mis libertades dentro de un orden que es resultado del contrato social. Después, limito las funciones del estado a las de uno gendarme, que por medio de las superintendencias vigile la prestación de servicios y la producción de bienes por parte de los privados, es a ellos a quienes ayudo para crear empresa, por ende, riqueza, empleo y bienestar. Mientras los privados mejoran la calidad de vida de los trabajadores y de sus familias, sus impuestos se destinan a invertir en lo social, a generar más oportunidades para aquellos que las necesitan, a mejorar programas de vivienda, salud, educación y recreación, a reducir los niveles de pobreza y en conjunto, esto permite la movilidad social hacia arriba, al contrario de lo que sucede en el comunismo.  ¡Feliz Navidad!

Por: Jorge Eduardo Ávila.